domingo, 6 de septiembre de 2020

Junio, 28, a julio, 5, 2020: Allariz, Baltar y Parque Natural Gerês-Xurés (Chus y María) - Parte 3

Miércoles, 01/07/2020:

Embalse de Muiños, campamento romano Aquis Querquennis y Santa Comba de Bande    

El martes 30 nos quedamos en Casa Rousía en plan relax: 







Pero el miércoles 1 nos lanzamos de nuevo a la carretera: 

La intención era visitar en primer lugar el campamento romano Aquis Querquennis que yo había visto hacía ya muchísimos años y que Chus no conocía. Pero en el camino, nos encontramos con el mirador de Xordos, en el concello de Bande, conocido como Miradoiro do Xurés, desde el cual se ve el embalse de As Conchas, en cuya margen se encuentra dicho campamento. 

Presenta un conjunto escultórico obra del cantero Diego Curras. Por un lado hay una fuente que representa un embrión del que brota la vida y por otro unas rocas que tienen unas marcas a modo de grandes ojos, guardianes del Xurés.

  







En el embalse de As Conchas, a menudo medio hundido en el pantano, se encuentra el mítico campamento romano de Aquis Querquennis. Se cree que en su tiempo albergó a las legiones romanas, bien para construir la famosa calzada romana Vía Nova bien para colonizar y controlar estas tierras. Estos campamentos estaban fortificados y completamente organizados según las normas de los romanos. Eran recintos cuadrangulares con cuatro puertas de acceso y dos arterias que se cruzaban en el medio. 




Chus al borde del embalse







Casa en la entrada hacia el campamento romano

Chus caminando hacia el campamento










No hubo suerte y debido a las intensas lluvias del invierno el campamento estaba anegado. Coincidimos con un par de chicos que se llevaron la misma sorpresa que nosotros. Es increíble que un patrimonio de esta categoría no se cuide. El haber construido el embalse en esta zona posibilitando que las ruinas quedasen anegadas ya fue un error, pero no evitar que la subida de las aguas les afecten es todavía peor... no sé qué se podría haber hecho, quizá construir una especie de dique para protegerlas, en fin, esto revela mucho de la poca importancia que se le da a la cultura en ciertas partes del país.

En el enlace podemos entender mejor el proceso de creación y construcción del embalse. 

Desde aquí nos dirigimos a la iglesia de Santa Comba de Bande. 


Como se dice en el letrero, se trata de una iglesia de origen visigodo restaurada en el año 872 por orden de Alfonso III y es monumento nacional desde el 11 de agosto de 1921. Ha sufrido múltiples modificaciones, aunque un estudio demuestra que el interior de la iglesia, incluidas las bóvedas, pertenece a la construcción original. 






  
 

Esto es lo que vimos en el primer momento. La puerta estaba cerrada. Pero, siguiendo un consejo que nos habían dado los chicos que encontramos en el embalse, buscamos a alguien para preguntarle si por casualidad algún vecino tenía la llave. En el cementerio había unas mujeres poniendo flores y nos dijeron que en la entrada de la iglesia había un número de teléfono al que podíamos llamar. Así que dimos media vuelta y llamamos al móvil que aparecía en un pequeño papel pegado en el lateral y 10 minutos después una mujer nos estaba abriendo la puerta.



Tras la invasión musulmana de la península, se trasladaron a esta iglesia los restos de San Torcuato, uno de los primeros discípulos del apóstol Santiago, antes de ser depositados definitivamente en el monasterio de Celanova, en el siglo XVIII. Aquí vemos el sarcófago de mármol en donde estaba el santo. Muchos peregrinos atribuyeron a esta piedra una función milagrosa. Los devotos rascaban la tumba con una concha de vieira y hervían el polvo resultante, después lo colaban y lavaban la cara con ese líquido para sanar males de vista y oído. 




Las bóvedas son de medio cañón construidas en ladrillo del tipo romano, salvo en el crucero que se cubre con bóveda de arista sobre un cimborrio sostenido por cuatro arcos de herradura. Presenta una ventana en cada uno de los lados. 

El altar se separa del resto de la iglesia mediante un arco de herradura decorado, entre otras imágenes, con el sol y la luna.


  

En el ábside podemos observar pinturas de la segunda mitad del siglo XVI. Vemos la santísima Trinidad: Dios padre que con su manto protege a su hijo crucificado mientras que junto a este sobrevuela la paloma símbolo del Espíritu Santo. Están rodeados por los cuatro evangelistas en sus formas simbólicas. 

Desde allí decidimos buscar lo que se conoce como Pía da Moura, cerca de Entrimo. Para no variar, no dábamos con el sitio, así que le preguntamos a un paisano que nos dijo que no quedaba muy lejos, que tiráramos por unas pistas forestales y siempre a la izquierda llegaríamos al monumento natural. Pues no, no llegamos (el camarero de O Cepo en Baltar bien que se rio de nosotras cuando se lo contamos, ¿no os dabais cuenta de que tirando siempre a la izquierda volvíais al punto de partida girando en círculo?). No la encontramos pero pasamos por sitios con vistas preciosas. 


 




Pero faltaba lo mejor del día:

¿A qué nunca os ha escoltado la guardia civil para ver un dolmen? Después de las muchas risas buscando la famosa Pía da Moura por las pistas forestales, el GPS nos guio hacia la zona del encoro de Salas. Yo le decía a Chus que no podía ser, que íbamos hacia atrás y que lo que buscábamos estaba junto a Entrimo. El problema estaba en que yo le había dicho a Chus que buscábamos la Casiña da Moura, no la Pía, y claro, el GPS, obediente, nos llevaba hacia la tal Casiña da Moura. Muertas de risa paramos junto a una pareja de guardias civiles que hacían guardia al borde de la carretera y les preguntamos si sabían dónde quedaba la Casiña da Moura (uno de ellos pregunta, ¿es un club?... menos mal que yo me había quedado en el coche porque creí que me daba un ataque... el otro le dijo que no, que era un dolmen o algo así). Total, que se pone a mirar en el móvil y nos dice que nos acompañan hasta allí, yo que no, ellos que sí, que no es molestia. Y hale, coche de la guardia civil al frente y nosotras detrás... no os podéis hacer idea de nuestros comentarios ni de nuestras carcajadas, carcajadas que fueron a más cuando vemos que nos llevan al dolmen en donde habíamos estado las dos hacía dos días junto al embalse de Salas (¿cómo no recordábamos que se llamaba así?). Pero nos hicimos las suecas, como que muchísimas gracias... y va el guardia y nos dice que hay otro del otro lado de la presa, que nos llevan hasta allí y que luego nosotras decidimos lo que queremos hacer. Hala, a cruzar la presa, otro dolmen... y el del club nos dice, "hay muchas piedras de estas por ahí"... Yo ya no podía más de la risa. Remate final: los guardias civiles me piden la documentación para hacer un informe de ayuda a unas turistas, jajajajajajaja...



El dolmen del otro lado

Acabamos el día en el bar O CEPO, donde siguieron las risas acompañadas por el camarero. Y para celebrarlo, delicioso sorbete de mango. 





lunes, 10 de agosto de 2020

Junio, 28, a julio, 5, 2020: Allariz, Baltar y Parque Natural Gerês-Xurés (Chus y María) - Parte 2


Lunes, 29/06/2020:

Baltar (Ourense)   

Maite y Manuel son los perfectos anfitriones. Desde el principio, nos hicieron sentir como en casa. Cierto que la construcción y el jardín son un lugar privilegiado, pero sin ellos estamos seguras de que no sería lo mismo. Fueron días de charlas deliciosas con dos personas no solo muy interesantes sino muy próximas y asequibles. Y no hablemos de su cocina... un auténtico placer. 

Desde Allariz se llega a Xinzo y de ahí, por la carretera OU-304, se llega a este pueblecito. El municipio cuenta con una población de unos 1200 habitantes. Está regado por dos afluentes del río Limia, el Faramontaos y el Salas, y al sur se encuentra la sierra de Larouco, que con sus 1300 m de altura es sede de campeonatos nacionales e internacionales de parapente además de constituir el límite natural con Portugal. 

Mapa de 32632 Baltar, Ourense


Tal y como se puede ver en este segundo mapa, Baltar se encuentra en la comarca de A Limia, la cual está al sur de la Reserva de la Biosfera del área de Allariz que fue reconocida por la UNESCO en 2006. Se trata de una zona llana, parcialmente inundable y flanqueada por montañas de perfiles redondeados. Antiguamente destacaba la Laguna de Antela en el centro de la comarca, pero fue drenada a principios de los años 60 como consecuencia de políticas agrarias muy agresivas. Eso llevó a la extinción de muchas aves que anidaban en ella. 

Nosotras íbamos con la intención de hacer un poco de senderismo. Lamentablemente, la Diputación no ha hecho ningún esfuerzo por señalizar los senderos en esta zona, como tampoco por limpiar los montes, con lo cual se hacía muy complicado caminar entre tanta maleza. De ahí que al final tuviéramos que hacer casi todas las excursiones en coche para poder apreciar la gran belleza natural de esta parte de la provincia de Ourense que se continúa en el parque transfronterizo Gerês-Xurés. 

     Vista del jardín de Casa Rousía desde la balconada en la que estaba nuestra habitación

Al fondo se divisa la piscina. Está cubierta por lo que se puede disfrutar todo el año. Sus                  cristaleras se pueden abrir permitiendo la entrada del aire en verano. Hay también un jacuzzi que            por temas de coronavirus no estaba en funcionamiento. 





Nos hicimos unos bocatas y salimos con toda la idea de visitar las minas de wolframio que hay en la zona. Pero después de aparcar el coche y por mucho que poníamos la ruta a pie en la aplicación de Wikiloc, no había manera de encontrar ninguna subida a las dichosas minas (después descubriríamos que habíamos estado al principio del sendero, pero, como ya dijimos, la altura de la maleza no nos permitió verlo). Así que andando ahora para este lado, luego para el otro, acabamos preguntando a unos paisanos que se asomaron porque ladró el perro, que si no... es una zona tan tan tranquila que normalmente no se ve a nadie. Nos indicaron una carreterita por la que podíamos ir con el coche y nos dieron instrucciones para desviarnos... nos perdimos, como es costumbre en nosotras. Al final, Chus acabó preguntándole a uno que estaba trabajando en una finca con un tractor y nos dio las indicaciones correctas, no sin antes decirle que para qué queríamos ir allí si solo había piedras, jajajajajaja... 

                             Caminando hacia las minas después de dejar definitivamente el coche
Y sí, solo había piedras: restos de lo que había sido la caseta del transformador

Estas minas datan de la Segunda Guerra Mundial. Pero hay referencias a una minería y fundición prerromanas. Es posible que ya en aquella temprana época se obtuviera estaño aquí. Pero los restos que se conservan hablan de una época, la de la posguerra española, en la que el hambre y el miedo eran aliviados relativamente por el wolframio, dentro o fuera de la legalidad, que funcionaba como una válvula de escape permitiendo la supervivencia. 

En lo alto parte de la torre de la mina, pero desde aquí abajo la maleza impide la subida



                          Solo el viento...


Desde aquí, y después de disfrutar de las vistas, nos dirigimos al pequeño embalse o encoro de Salas. 



    El silencio...

Esta zona es rica en restos arqueológicos, sobre todo necrópolis y mámoas. Nos costó Dios y ayuda encontrar la conocida como Casiña da Moura, pero al final lo conseguimos.




Data de los años 3000-2500 a. C. y es un dolmen de corredor situado junto a la compuerta del embalse de Salas. Antiguamente no estaba aquí, fue trasladado cuando se anegaron las tierras para hacer el embalse. 

No es que ese día hubiésemos visto gran cosa, pero ya sabéis que nosotras disfrutamos riéndonos y reír, reímos, porque dar vueltas buscando cosas acaba por provocarnos la risa. Al llegar a Casa Rousía les dijimos a Maite y Manuel que habían estado a punto de perder a sus primeras clientes (antes de partir nos habían dicho que jamás se les había perdido nadie recorriendo los alrededores)... Para compensarnos, una cena exquisita:

Ensalada variada con croquetas


          Suave de limón

 
                                                                  


Junio, 28, a julio, 5, 2020: Allariz, Baltar y Parque Natural Gerês-Xurés (Chus y María) - Parte 1


Domingo, 28/06/2020:

Recorrido por Allariz  

El coronavirus ha hecho que este verano de 2020 sea diferente. Uno no se plantea viajes largos ante la posibilidad de contagio o de confinamiento lejos de tu propia casa. Así que, recorrer tu tierra más cercana, tu región, se presenta como una posibilidad tentadora y sugerente. Y nuestra primera elección fue esta: sur de Ourense, ya cerca de la frontera con Portugal, en Baltar. Y camino de allí nos detuvimos en Allariz, una villa ourensana que, si bien yo conocía, ha cambiado mucho a lo largo de los últimos veinte años:

Allariz es una villa de origen medieval que guarda un encanto muy especial rodeado de leyendas. Parece ser que fue fundada por el rey suevo Alarico. Sin embargo, la zona estuvo poblada desde mucho antes como lo prueban los restos de castros que se encuentran en los alrededores. El río Arnoia la atraviesa dando la oportunidad de realizar hermosos paseos por sus orillas. 

De su importancia habla el hecho de que Alfonso X el Sabio fuese educado aquí y que los restos de Doña Violante reposen en el Monasterio de Santa Clara. No obstante, parece ser que las leyendas sobre el hombre lobo, el Sacamantecas, son casi más conocidas que la propia historia de la villa. Se cuenta que en el siglo XIX, un criminal de apellido Romasanta fue juzgado por licantropía en Ourense. En las actas del juicio se recogen sus relatos contando cómo se transformaba en lobo y cómo asesinaba a niños y mujeres para extraerles la grasa corporal (de ahí el nombre).

Nada más aparcar, nos encontramos con la típica construcción de la villa: casa de piedra con balconada en la que destacan las sujeciones de la misma. 

Desde aquí, bajamos hacia el río, para pasear por una de sus márgenes. Si se lo recorre en su totalidad se pueden ver antiguos molinos que han sido rehabilitados y convertidos en taperías o restaurantes. Incluso se puede ver una antigua fábrica de cuero que actualmente funciona como museo-restaurante (precisamente en donde comimos nosotras). A continuación, las primeras fotos por ese paseo: 


  




Vistas de la fábrica museo restaurante en donde comimos

El paseo junto al río es muy agradable y se disfruta de la naturaleza, tanto en forma de flora como de fauna:

                                                          Nenúfares
Flor del magnolio








 






La curiosidad del gato a nuestro paso

Desde el río, subimos al casco viejo de la villa. Los historiadores dicen que hasta 1848 conservó el burgo medieval más auténtico de toda Galicia. Sin embargo, después de décadas de abandono, fue declarado conjunto histórico-artístico en 1971 y, tras una recuperación integral, recibió en 1994 el Premio Europeo de Urbanismo. 

Paseando paseando, llegamos al Cruceiro de Vilanova, de estilo gótico. Se alza sobre una grada de tres escalones de sección cuadrada hecha en granito. Destaca su capitel, muy decorado, con caras de ángeles en los cuatro lados. En la parte superior, la cruz figurativa recoge a Cristo crucificado en un lado y en el otro la Piedad, la Virgen con el cuerpo de su hijo muerto en el regazo.  





Junto al cruceiro está la iglesia de Santa María de Vilanova, que acoge también un cementerio. Se trata de una iglesia románica del siglo XIII aunque su fachada ha sido muy reformada y presenta pináculos de transición al gótico. 



Volviendo hacia el centro, caminamos por callejas y rincones de gran encanto hasta llegar a la Plaza Mayor, donde se ubica la iglesia de Santiago.


 



La iglesia de Santiago, de la que vemos aquí su ábside, es una obra románica que utiliza fórmulas del Maestro Mateo. Su construcción fue ordenada por la corona a finales del siglo XI, al tiempo que se iniciaba la construcción de la catedral de Santiago de Compostela. Iniciada hacia 1119, es una de las iglesias románicas más bellas de Galicia. 

También en la Plaza Mayor, encontramos A Paneira, antiguo Monte de Piedad, una casa de crédito agrícola que estuvo en funcionamiento entre el siglo XV y el XVIII. 



Desde la Plaza Mayor seguimos caminando por las callejas para encontrarnos con toda una sorpresa: calles en las que distintas y conocidas firmas de moda se han instalado dando origen a un outlet al aire libre que ha hecho de Allariz la capital del shopping

No lo parece, pero estas casitas de la rúa Fonteiriña albergan tiendas como Massimo Dutti, Nanos, Adolfo Domínguez, Roberto Verino...
 
Seguimos callejeando, disfrutando de detalles como este escudo blasonado: 



Finalmente, subimos hasta el Campo de la Feria, delimitado al este por el Real Monasterio de Santa Clara. En el centro se alza la fuente circular de Ferro Caaveiro del año 1783. 



Caminando de nuevo hacia el río para ir a comer, nos encontramos con el conjunto escultórico de la Festa do Boi. Cuatro esculturas de bronce que representan seres humanos y un buey que conmemoran esta fiesta que se celebra en Allariz desde 1317 y que tiene como origen una antigua disputa entre los vecinos judíos y cristianos de la villa. 



Chus guiando el buey

Ya teníamos hambre después de este maravilloso paseo, así que nos dirigimos a la antigua fábrica de cuero para comer. Empezamos comiendo fuera pero empezó a chubiscar y tuvimos que refugiarnos en el antiguo patio en el que se teñían las pieles.





                                                        Exquisita empanada de pulpo
                                                         Carne roja a la piedra


Y dejamos atrás Allariz para llegar a Baltar, en donde nos alojábamos, en Casa Rousia. Ya os hablaremos de ella y de sus propietarios, solo deciros que es una casa rural extraordinaria, no solo por su situación para conocer la zona, sino también por el silencio y la paz que se respira en su jardín, por su piscina que puedes usar todo el año y... por su excelente y exquisita cocina. 



El mapa refleja la zona por la que nos movimos durante la semana que siguió: la Reserva de la Biosfera del área de Allariz y el Parque Transfronterizo Gerês-Xurés.