Viernes de relax
15/03/2024:
Pazo do Faramello
El año pasado, 2023, más o menos por finales de febrero, principios de marzo, vi en Facebook un post que ofrecía la posibilidad de hacer visitas guiadas por el Pazo do Faramello. Las fotos con los árboles florecidos eran impresionantes. Se lo comenté a mis amigas, pero no me acuerdo muy bien por qué, la cosa no llegó a buen puerto. Sin embargo, este año, decidimos ir, si bien tuvimos que cambiar la primera fecha elegida, porque llovía a mares (como viene siendo habitual este invierno en Galicia). Por fin, el 15 de marzo, viernes, aprovechando un día no muy soleado, pero que no amenazaba lluvia, allá que nos fuimos.
La visita era a las 5, pero hay muchos y buenos restaurantes en los alrededores para ir con calma y aprovechar el día en plan excursión. Eso fue lo que hicimos nosotras.
Según el GPS, habíamos llegado, pero allí solo se veía un pequeño descampado en el que había aparcado una pareja en una furgoneta camperizada. Pili y Marusela salieron del coche y por un camino que se veía al frente llegaron a lo que era una puerta en un muro de piedra, así que Mati y yo salimos también. Y, mientras esperábamos a que fuesen las 5 en punto, nos dimos un pequeño paseíto por un paisaje increíble, con las aguas de un río casi detenidas en una especie de estanque a nuestra izquierda, para luego caer en varias cascadas por el lado derecho inundando el bosque de ese rumor tan característico del líquido cayendo a borbotones.
Del otro lado del camino, el río más estancado. Para que yo practicara con mi cámara nueva, estuvimos jugando con el agua.
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Daban ganas de echar a andar monte arriba... era tan bonito... |
Antes de entrar en la propiedad, ya había salido a recibirnos su actual propietario, quise practicar algo que habíamos visto en clase: parar la imagen del río cayendo, pero no fui capaz de lograr exactamente lo que quería:
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Queda como si fuese espuma o algo parecido, quieto en el suelo |
No puedo contar nada nuevo sobre el Pazo, porque ya hay mucho escrito. Pero como la función de este Blog es descubriros sitios que, a lo mejor, no conocéis y animaros a visitarlos, pues os iré diciendo, más o menos, las cosas que recuerdo y que me llamaron la atención.
Gonzalo Rivero se presentó como su actual propietario, décima generación ya. Y una vez dentro, antes de iniciar la visita guiada, nos contó generalidades del Pazo que me parece que son lo suficientemente importantes como para repetirlas aquí:
Para aquellos que no estén familiarizados con el término "Pazo", se trata de grandes casas, normalmente rodeadas de extensos y hermosos jardines y bosques, con las que la hidalguía gallega, entre los siglos XVII y XIX, marcaba su señorío y refinamiento frente a la austeridad propia del mundo rural (en algunos casos, combinada con ella). La mayoría tienen interesantes historias que contar y el Pazo do Faramello no iba a ser menos...
No sé si es cierto o no que es el Pazo más visitado de Galicia (con la gente que he hablado sobre él hasta ahora no tenían ni la más remota idea de su existencia, sin embargo, nombres como Oca, Lourizán, Rubianes, les sonaban mucho más). Pero lo que sí es cierto es que, en realidad, nació como la primera fábrica de papel de Galicia, fue en algún momento del verano residencia de Alfonso XIII (mientras se decidía la construcción de su palacio en la Isla de Cortegada, cosa que no llegó a ocurrir) e, incluso, Manuel Fraga lo eligió como escenario de alguno de sus discursos de Navidad.
Como curiosidad, aquí se rodó una de las escenas de "La Casa de la Troya", escrita por Alejandro Pérez Lugín en 1914 (libro que, curiosamente, marcó mi juventud)
Está situado en el municipio de Rois, a unos 12 km tanto de Santiago como de Padrón (para mí, lugar ideal para tener una pequeña casa rural, solo para adultos, con 5 o 6 habitaciones, para gente que realmente quiera visitar la zona y, a la vez, respirar la belleza y la tranquilidad que se respira en el lugar, sobre todo teniendo en consideración que hasta cuenta con piscina). Muy cerca, en lo alto de la colina, se asienta el Castro de la Reina Lupa. Según el Códice Calixtino, fue un lugar fundamental para la llegada de los restos del Apóstol a Santiago:
Cuenta el famoso Códice que el traslado del Apóstol se produjo en torno al año 44. Sus discípulos lo habrían introducido en una barca que, sin tripulación ni guía, desembarcaba en el puerto de Iria Flavia, a orillas del Sar, siete días después. La barca quedó amarrada en un pedrón (un ara romana que, siglos más tarde, daría nombre al municipio de Padrón), cuyos restos descansan bajo el altar mayor de la Catedral de Santiago.
Los discípulos del Apóstol, camino de Santiago, llegaron a las tierras de una reina pagana, la reina Lupa, que parece ser más una leyenda que una realidad. Primero, la reina los engañó y los envió a una población cercana a Finisterre para que allí se deshiciesen de ellos, pero fueron los cristianos los que derrotaron al gobernador de aquellas tierras. Regresaron entonces junto a la reina para pedirle un carro y unos bueyes para trasladar los restos. De nuevo, la reina intenta una argucia y los envía al actual Pico Sacro para que recojan allí unos bueyes. En la ladera del monte no había bueyes, sino toros bravos, y además una cueva custodiada por un dragón que, según decían, era la entrada del infierno. Con una cruz, el monstruo se amansó y los propios toros se pusieron el yugo del carro. Ante semejantes milagros, la reina se convirtió al cristianismo e incluso se dice que ayudó a levantar los cimientos del templo.
El párrafo anterior puede parecer una divagación, pero no lo es, porque justo el Castro Lupario, muy abandonado, se encuentra ahí, nada más y nada menos que junto al Pazo do Faramello, un atractivo más para visitarlo.
Pero volvamos a la historia del Pazo. A principios del siglo XVIII, un noble genovés, Bartolomé Piombino, decidió hacer el Camino de Santiago. Se enamoró de una compostelana y, después de regresar a su país, volvió a Galicia con 15 operarios con la intención de levantar una fábrica de papel, industria que, por aquel entonces, era muy lucrativa.
No pudo escoger mejor lugar, porque el agua era muy necesaria para la fábrica y por aquí descendían las aguas del río Tinto (Angueira). Alrededor de 1714, estaba ya en funcionamiento. Jacobo Gambino, su compatriota, padre del escultor José Gambino, sería su maestro papelero.
La propiedad abarca una superficie de 398 000 metros cuadrados y el edificio principal supera los 2100 metros cuadrados. La fraga que lo rodea está en peligro, de ahí que su actual propietario, junto con una universidad americana, esté trabajando en un proyecto de recuperación que merece la pena por la asombrosa biodiversidad del lugar: aquí hay nutrias, búhos, garzas reales, patos silvestres, truchas, ranas bermejas, ardillas, hurones, zorros rojos y otras especies amenazadas, como el lagarto das silvas de color turquesa...
Por cierto, hablando de la fraga, Gonzalo nos preguntó si sabíamos cómo se llamaban unos árboles de cierta altura que teníamos frente a nosotras. Pues no, ninguna lo sabía. Pues eran... FRESNOS. ¿Y qué?, diréis vosotros. Gonzalo nos explicó su importancia y realmente es muy interesante:
El fresno es un árbol muy común en toda Europa y para nosotros, descendientes de los celtas, de gran importancia, ya que siempre fue considerado un árbol sagrado. Además de ser muy apreciado por su madera, tiene propiedades antiinflamatorias y diuréticas. Las infusiones de fresno son útiles para el reuma y la gota, entre otras dolencias. Gonzalo se centró en las propiedades curativas de sus hojas, muy conocidas desde tiempos remotos, porque, a modo de emplasto, son excepcionales para luchar contra las mordeduras de víboras, muy frecuentes en los bosques gallegos. Normalmente los celtas los cultivaban en grupos de tres que luego unían con cuerdas y allí dejaban a sus hijos, como si de una guardería se tratase, ya que sabían que las serpientes no se acercarían al lugar. Además, en la parte alta anidaban búhos y lechuzas, animales nocturnos que se alimentan de esas especies, con lo cual se proporcionaba aún más seguridad.
A cuenta de esta información, busqué en Google y encontré un artículo muy interesante, del que os dejo el enlace por si os apetece leerlo. Puedo aseguraros que merece la pena.
Siguiendo con la visita, uno de los mayores problemas que tienen es que la propiedad no está cerrada, sino que los peregrinos del Camino de Santiago pasan a través de ella sin ninguna dificultad. Está muy bien que puedan disfrutar de semejante belleza natural, pero lo cierto es que eso también supone su parte de alteración del ecosistema.
Pero la historia sigue: a la muerte de Piombino, el Pazo es heredado por la familia del marido de su hija, los Rivero de Aguilar, que lo conservarán hasta nuestros días.
La Real Fábrica de Papel de Faramello obtuvo el privilegio real de ser el primer y único molino papelero del Reino de Galicia durante veinte años. Mientras tanto, se iba construyendo el edificio principal, así como una capilla, en el año 1727, en la que se conserva un retablo de José Gambino que, como ya dijimos, era hijo del compatriota del Marqués de Piombino y, además, uno de los principales escultores de la Catedral de Compostela.
La capilla se encuentra en una plazoleta sobrelevada por dos escalones. Se trata de una capilla barroca, restaurada y reconstruida en 1948, consagrada a la Virgen de las Nieves. Está catalogada como BIC (Bien de Interés Cultural) desde el año 2017. Es una iglesia pequeña, de aspecto austero y macizo, de superficie y planta rectangular muy sencilla.
Gonzalo nos explicó que, curiosamente, los "cruceiros" suelen tener hasta 4 caras en la cima, pero que, en este caso, solo hay dos. Y, además, la que mira al frente es la Virgen, no Jesucristo, como un símbolo de la importancia del papel de la mujer en aquel tiempo y, sobre todo, en el proceso de la fabricación del papel. También llama la atención que en su interior no hay ningún crucifijo.
El retablo es de un solo cuerpo y tiene tres calles, siendo la central la mayor. Las laterales están ocupadas por las tallas en relieve de San Benito, a la derecha, con sus atributos: el báculo y el libro de la Régula, y a la izquierda, San Francisco con los suyos: el crucifijo, sus estigmas y su cordón de tres nudos. El primero está de frente, pero con su cabeza inclinada hacia María. Sin embargo, San Francisco mira a la Virgen con expresión de curiosidad.
El tema de la calle central es una Virgen embarazada y entronizada, tocada con un velo azul y las manos en la actitud de oración. Sobre ella aletea una paloma con las alas extendidas, en representación del Espíritu Santo. Está rodeada por once apóstoles.
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Escaleras de piedra que suben al coro de la capilla incrustadas directamente en el muro de la pared |
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Las aguas del río pasan junto a las murallas en donde se alzaban las instalaciones de la fábrica |

La producción se caracterizaba por su excelente calidad, pero cada vez la competencia, no solo en Galicia, sino en toda España, era mayor. Sin embargo, los Rivero de Aguilar supieron enfrentar y gestionar la situación y fundaron, incluso, un par más de manufacturas. A partir de 1817, la creación de la Fábrica de Tabacos de A Coruña fomenta la producción del papel de estraza, al que se dedicarían las fábricas.
Finalmente, en 1910, cesaría la producción de papel en Faramello. La pasta de madera trajo consigo un cambio en la técnica que los propietarios decidieron no afrontar. No obstante, la familia ha seguido perteneciendo a la élite política, social y académica, tanto del municipio compostelano como de toda Galicia.
Cruzamos de nuevo el río para volver a la zona de la casa principal.
En cuanto a este, como ya dijimos, fue construido a comienzos del siglo XVIII en estilo barroco compostelano.
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Fachada principal, situada en el medio de dos terrazas miradores. El lateral que vemos pertenece al segundo de los que hablamos a continuación |
Mientras que la parte trasera está apoyada en la ladera que forma parte de la terraza superior, la fachada principal presenta seis ventanas de doble hoja, protegidas por un modillón horizontal que funciona a modo de tornalluvias. Las tres inferiores están adornadas con un antepecho abalaustrado sustentado por seis decorativas ménsulas de gran tamaño, conformadas por tres sillares cada una, engalanadas con molduras combinadas rectas, cóncavas y convexas que armonizan con la robustez del balcón, una especie de "solaina".
Acompañando al cuerpo central, hay dos patios en escuadra. En el mayor, a la izquierda según se mira de frente la fachada (en realidad, es la derecha del palacio), se sitúa una terraza-mirador enlosada en piedra. En esta pared, siete ventanas, tres de ellas ornadas con modillones y balaustradas constituidas por dos elementos de diseño curvilíneo dispuestos simétricamente respecto a un estrechamiento central. En lo alto de la parte más septentrional, vemos un escudo. En la parte inferior, hay tres puertas de doble hoja iguales en dimensiones a las ventanas superiores, que se intercalan entre cuatro ventanas.
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Escudo en la parte derecha de la fachada principal |
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Detalle del escudo |
El segundo patio en escuadra es, en realidad, un muro pétreo, en cuyo alto campea otro de los blasones familiares. Bajo él, se abre una única puerta que da acceso al interior del edificio. En la fachada continua, dos ventanas con sus modillones y sus balcones de forja apoyados sobre una única ménsula corrida moldeada y, en la parte inferior, tres ventanas iguales a las de la planta baja de la terraza mirador. Una segunda balconada adosada a un portalón lo conecta con el jardín y una amplia escalinata ascendente con la avenida que procede de la antigua entrada.
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Sobre el portalón: "Paz a los que entran, salud a los que aquí viven y felicidad a los que se van" |
La marca de la familia aparecía en el papel y reproducía el escudo que no fotografié, pero Mati sí, sobre la segunda terraza mirador. El escudo de Piombino aparece cortado en dos mitades. En la parte central de su parte inferior hay una "P", a ambos lados el Sol y la Luna, símbolos de la verdad y la pureza. El campo superior está ocupado por un águila posada de alas extendidas. Un yelmo emplumado se asoma en su timbre. Flanqueando este escudo por la derecha aparece Mercurio, el dios de la abundancia y el éxito comercial, tocado por su sombrero con alas y portando sus atributos: en su mano derecha, un caduceo, y en su mano izquierda una bolsa de monedas. A la izquierda del escudo vemos un navío con las velas desplegadas y otros elementos que tienen que ver con el comercio marítimo, en el cual destacaban los genoveses. Sobre el conjunto, la alegoría de la fama, que toca su trompeta con la mano derecha y con la izquierda sostiene la corona orlada que contiene la inicial "R" de los Rivero.
Gonzalo Rivero insistió en que el Sol y la Luna aparecen en muchos lugares de la propiedad. Eso me llevó a acordarme del libro que estoy leyendo actualmente sobre la historia de los masones (en principio, me salió "mormones", lo que provocó la carcajada del guía, pero es que en el último capítulo que había leído se hablaba de la influencia de los masones en el surgir de los mormones). Preguntado si era o habían sido masones, pasó de refilón sobre el tema.
Lo cierto es que el Boletín del Arzobispado de Santiago da cuenta de la presencia de masones hacia 1866, en una ciudad que celebraba 190 misas diarias. Era como tener al enemigo en casa. Enemigo que el franquismo usará hábilmente para culparle de la llamada "conspiración judeo-masónica".
En 1937, se procesa y condena a diez masones compostelanos: "la masonería es nefasta, funesta, subversiva e inductora a la rebelión". A pesar de todo, las logias masónicas en Santiago siguieron funcionando. Desde 1936, fueron perseguidos sin cuartel.
Comprendo que, como sectas secretas que son, Gonzalo no se metiera en la conversación, una pena para mí, que estoy sinceramente interesada en su historia (y porque a lo mejor ni lo es ni lo fue su familia, hummmm...)
Si alguien tiene curiosidad os dejo un interesante enlace.
Si creéis que hemos terminado con la historia del Pazo do Faramello, os equivocáis.
Además de albergar una industria puntera en Galicia, el Pazo también se convirtió en un importante escenario en determinado momento de la historia española: en 1808, durante la Guerra de la Independencia, sus caballerizas albergaron un arsenal de las tropas antifrancesas. En la propia fábrica se imprimieron pasquines contra la invasión de las tropas francesas de Napoleón Bonaparte y, de hecho, el que era por entonces el seños de Faramello murió en una reyerta cerca de allí.
Como recompensa, concluida la guerra, en 1815, se otorgó a los señores del Pazo una Prerrogativa Real: poder entrar en la Catedral de Santiago montado a caballo, aunque no se tienen noticias de que se hubiese llevado a cabo en ningún momento.
Parte del proceso de renovación del lugar es la creación, muy bien integrada en el paisaje, de un edificio de reciente construcción que ha aprovechado perfectamente la terraza existente. Tiene una superficie de 516 metros cuadrados con un frente totalmente acristalado y una balconada abierta al paisaje que, a través de una escalera de reciente creación, lleva directamente al paseo junto al río. Aquí se celebran eventos para grupos. Para Gonzalo el aspecto gastronómico y vinícola es prioritario en la oferta que está diseñando. Se organiza de manera personalizada cada reunión, cóctel, almuerzo, boda... en colaboración con importantes restauradores de la zona de excelente calidad.
Todavía nos queda hablar de lo que en su día me había llamado la atención: el jardín. Curiosamente, se estructura sobre las terrazas situadas a lo largo del cañón, excavadas antaño para proporcionar el espacio necesario para el funcionamiento de la fábrica papelera. Por desgracia, la mayoría de las flores ya habían caído. Gonzalo nos enseñó fotos de unas semanas antes y la verdad que el aspecto colorido era impresionante. Algunas, sin embargo, todavía estaban en pie.
A través de varias escalinatas y rampas se desciende al "Jardín Francés". Destaca una escalera barroca con escalones curvos que llevan a una escueta pradera y un jardín francés que no estaba especialmente cuidado. Se halla situado bajo los pies de un enorme fresno. Apenas se aprecian los principios geométricos del jardín barroco francés, la composición simétrica de las avenidas, los senderos rectos y los arbustos regularmente cortados.
En uno de esos rincones se halla el "Cruceiro" más alto del Camino de Santiago.
Según Gonzalo, los "cruceiros" van subiendo en altura a medida que se acercan a Santiago de Compostela. Y este, el último, es el más alto y fino.
El agua, principal protagonista del pazo, se halla omnipresente en toda la propiedad. Además del propio río, los estanques, fuentes y canalizaciones al aire libre recorren todos los rincones contribuyendo a ese clima de paz que se respira en todas partes.
Hay algo que agradezco mucho a Gonzalo y es que nos permitiera visitar el interior de la casa. Por supuesto, con el compromiso de no hacer fotografías. ¡Qué preciosidad! ¡Maravillosas obras de arte por todas partes! Pero sobre todo, sobre todo, me quedo con el retrato de su abuela: ¡qué belleza de mujer! ¡qué elegancia! Nada más entrar en la sala, los ojos se me fueron tras ella.
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Casita donde tuvo lugar la degustación |
Terminada la visita, Gonzalo nos invitó a probar su vino y a ver algunos de los productos que se fabrican en el pazo, como otros que proceden de fincas cercanas. Puedo asegurar que las dos mermeladas que compré son exquisitas. Y el vino estaba muy bueno.
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Foto que hizo Marusela. La chica que nos acompañaba en la visita era encantadora: medio británica, medio sevillana, viviendo en Aranjuez y actriz de teatro (había actuado en el García Barbón) |
Gonzalo tuvo también el detalle de dejarnos continuar la visita por nuestra cuenta para que pudiéramos hacer todas las fotos que quisiéramos.
A la salida, nos fijamos en una piedra con una inscripción: "Xardín do Recordo" (Jardín del Recuerdo). Se trata de un recuerdo a las personas fallecidas en el accidente del Alvia 04155 en Angrois el 24 de julio de 2013. Este espacio, realizado de forma altruista por la Fundación Juana de Vega, cuenta con 81 Cercis, conocidos como árboles del amor, en recuerdo de cada una de las víctimas de la tragedia.
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Muy cerca, un antiguo lavadero y un carro decorativo |
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Intercambiando impresiones antes de marchar |
Un sitio espectacular al que seguro volveremos cuando esté de nuevo florecido. ¡Gracias, Gonzalo!
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