Organizando el viaje a Cerdeña: julio 2018
Cerdeña es la tercera región más extensa de Italia, por detrás de Sicilia y Piamonte, con unos 24 000 km². Por lo tanto, era imposible recorrerla toda en 10/12 días. Eso suponía consultar guías, tomar apuntes, seleccionar recorridos, escoger alojamientos...
De Barcelona a Porto Torres: julio 2018
Para viajar desde España a Cerdeña por mar la única opción es tomar el ferry de la compañía Grimaldi en el puerto de Barcelona. La travesía dura aproximadamente 12 horas 15 minutos. Y puesto que es una de las rutas más transitadas es necesario hacer la reserva con bastante antelación.
Es importante armarse de paciencia si llevas coche. Hay muchísimos vehículos y la organización, tanto para la entrada en el barco como para la salida, es un poco caótica.
Nosotras decidimos no coger un camarote para ahorrarnos unos eurillos, pero si tuviéramos que repetir el viaje seguramente lo cogeríamos. Dormir en la zona de butacas es bastante incómodo, a no ser que lleves un saco de dormir calentito y te tumbes en alguna esquina del salón. Por otra parte, es una zona de paso para el personal del barco, con lo cual están continuamente entrando y saliendo con lo que eso implica de entrada de luz y cambio de temperatura al abrirse y cerrarse las puertas. A la ida, el aire acondicionado estaba muy alto y pasamos frío. Y a la vuelta, tuvimos que soportar un simulacro de evacuación bastante mal organizado que nos sacó de nuestro sueño para estar de pie en el medio de los pasillos durante más de una hora... ¡y yo que creía que lo de los simulacros se había acabado al jubilarme! ¡Y si aún nos hubiéramos puesto los chalecos y subido a los botes salvavidas! ¡Eso habría sido divertido!
Por la mañana subimos a cubierta... agradable sentir el aire del mar, pero hay demasiada gente y la música está bastante alta por lo que a veces resulta un poco molesto. Muchos niños dando gritos en la piscina 😱. Piscina que en los folletos de propaganda parece gran cosa y no deja de ser un pequeño tanque con agua, 😆😆😆 Otro de los inconvenientes de no ir en camarote es que tienes que pasearte por el barco con tus pertenencias, lo cual es bastante cansino.
Pero, vamos, que en general fue un buen viaje, yo creo que sobre todo porque íbamos con la ilusión de descubrir cosas y gentes nuevas.
Primer día: domingo, 22/07/18
Encontrar el alojamiento: Il Pezzo Mancante (haz clic en él para verlo)
Llegamos a Porto Torres con un poco de retraso sobre el horario previsto y además el desembarco llevó su tiempo. Teníamos que buscar el Bed and Breakfast que habíamos reservado para instalarnos antes de hacer la primera excursión prevista. No resultó tarea fácil (y eso que al final estaba a 5 min del puerto), no sé si por el cansancio del viaje, por haber dormido poco o porque realmente la pequeña ciudad no está bien señalizada. Dimos más vueltas que un 8 pero por fin lo conseguimos, aunque no había nadie para darnos la llave (la dueña se había cansado de esperar). Total, llamada de teléfono y espera hasta que apareció la propietaria, una chica joven encantadora (la primera de otras muchas que conocimos en la isla, mujeres emprendedoras que han montado sus propios negocios). Nos mostró la casa: salón y cocina abajo (en la cocina todo lo necesario para desayunar al día siguiente), nuestra habitación en el piso superior con el baño fuera pero solo para nosotras (la otra habitación también tenía su propio baño) y una pequeña terracita muy agradable para tomarse una cerveza a media tarde (no pudimos aprovecharla porque solo nos quedamos esa noche... había mucho que recorrer y no podíamos detenernos mucho en un sitio). Destacamos la amabilidad de la propietaria, la limpieza y el dejarnos todo lo necesario para un buen desayuno (por cierto que ya en ese primer momento nos dimos cuenta de la importancia que tiene en la isla el reciclado, ya que en todas las casas hay recipientes para los distintos tipos de desechos).
Era poco más de mediodía y después de instalarnos salimos rumbo a nuestro primer destino.
Grotta di Neptuno
Esta cueva está situada en el extremo noroccidental de la isla, en el cabo Caccia, a unos 25 km de Alghero. Se puede llegar a ella en barco o por tierra. En este último caso tienes que descender los 656 peldaños que salvan el desnivel de 110 m que tiene el acantilado.
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Escaleras que bajan a la Grotta di Neptuno (la foto no es mía, es de Google. No sé qué pasó con las fotos de ese día) |
Nosotras optamos por el descenso. Aquello parecía no acabarse nunca... Cuando llegamos a la entrada de la cueva tuvimos que sentarnos un buen rato para que las piernas dejaran de temblar. Pero el esfuerzo había merecido la pena: se trata de una catedral natural, descubierta en el siglo XVIII, con bosques de estalactitas y estalagmitas que se reflejan en estanques de agua. Sin embargo, la visita guiada en sí nos pareció cara y poco interesante: haces el recorrido en muy poco tiempo, con explicaciones más bien breves, y no te puedes detener como a ti te gustaría para disfrutar de esta maravilla de la naturaleza (hay que salir para dejar entrar al siguiente grupo)
Y después la tortura de volver a subir los escalones... a pleno sol, sin ningún rinconcito para protegerte de sus rayos. No recuerdo el tiempo que nos llevó, solo sé que cuando me vi arriba me sentí orgullosa de haberlo conseguido (hasta ese momento yo había sido lo que se dice una auténtica sedentaria que no hacía ejercicio de ningún tipo... aunque poco tiempo antes mi hija me había iniciado en la práctica del yoga y, si bien poco me había dado tiempo a aprender, lo cierto es que en la subida traté de respirar como ella me había enseñado). No sé qué ha sido de una foto que nos hizo una catalana cuando llegamos a lo alto, rojas, agotadas por el esfuerzo, pero contentas (si algún día la encuentro, la añadiré a la entrada)
Alghero
De la cueva nos fuimos a Alghero. Es una pequeña ciudad que conserva su arquitectura medieval. Está rodeada de antiguas murallas y su casco antiguo está adoquinado. En el siglo XII formó parte de la Corona de Aragón.
Aconsejamos el paseo alrededor de la ciudad siguiendo la muralla desde la que se tienen unas vistas impresionantes del mar que la baña. El puerto está lleno de vida (¡y de turistas!). Nosotras cenamos en una de las terrazas de los muchos restaurantes que hay en él y tengo que confesar que el primer contacto con la cocina sarda fue estupendo: fresca, natural y con fuerte sabor a mar. Y no menos impresionante la puesta de sol.
Paseamos sin rumbo por sus calles disfrutando del ambiente alegre y festivo al anochecer. Creo que no dedicamos el tiempo suficiente a este bello conjunto ni al magnífico litoral cercano que presenta algunas de las playas más bellas de la isla. Es lo que tiene planear un viaje desde la distancia... cuando llegas al sitio te das cuenta de que o bien hay mucho más que ver y hacer, por lo que sería deseable pasar más tiempo allí, o bien sería mejor pasar de largo e ir a otro lugar (al tener reservados los alojamientos con anticipación esa flexibilidad no es posible). Pero todo sirve para aprender así que en algún otro momento volveremos a Cerdeña y trataremos de corregir los errores de este primer viaje.
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Ya sabéis: no es mía |