Sábado, 28/05/2022:
Entre Vilagarcía y Vilanova de Arousa. Pazo O Rial. Final de la Champions 2022
Mati y yo, madridistas a tope, habíamos decidido ver la final de la Champions juntas, visto lo bien que lo habíamos pasado en las semifinales cuando pasamos el fin de semana en Sanxenxo con Pili. En esta ocasión y aunque al principio Pili se había apuntado, no pudo venir por lo que nos fuimos las dos solas.
De nuevo, disfrutamos de esta bellísima ría gallega que se ve en la fotografía.
Escogimos la Praia de As Sinas, en Vilanova de Arousa, para pasar la mañana... 30 grados y cielo completamente azul.
Es una playa de unos 800 metros en forma de ensenada, de entorno semiurbano y forestal, rodeada por árboles que contribuyen a dar una sensación de frescor aún en días de elevada temperatura, como era el caso. Su arena es dorada y fina y sus aguas, tranquilas y sin peligro alguno. Su zona oriental está a pie de carretera y allí, a la sombra de los árboles, aparcamos.
Estuvimos allí hasta las 2 y cuarto, hora en la que nos dirigimos a una tapería cercana en la que habíamos reservado una mesa para las 2:30. La comida muy flojilla, el servicio muy lento; lo bueno, estar en el jardín a la sombra de los árboles con una agradable brisa.
Y ya a las 4 nos dirigimos al Hotel Pazo O Rial, en donde íbamos a pasar la noche.
Se trata de una construcción palaciega típica gallega del siglo XVII, restaurada y acondicionada para hotel de 4 estrellas. Ha sido declarado Bien de Interés Cultural y Turístico y está situado en Vilagarcía de Arousa. Su ubicación es idónea para quienes buscan alojarse en un enclave de gran tranquilidad y cercanía a todos los puntos de interés, tanto del interior como de la costa de Galicia e, incluso, del norte de Portugal.
Los pazos gallegos son antiguas casas señoriales de uso residencial y agrícola que alcanzaron su esplendor entre los años 1650 y 1850. O Rial no es solo uno de los pazos más bellos del Valle de O Salnés, sino de toda la geografía gallega. Fue fundado en 1696 por Don Juan Antonio Mariño de Lobeira, último propietario de la torre y fortaleza de Lobeira. De hecho, la piedra y los sillares que se utilizaron en esta construcción provienen de aquella.
Con el tiempo, el Pazo perteneció a los propietarios del Pazo de Rubianes, los Ozores. Por ello, se cree que los Mariño de Lobeira que aparecen representados en los escudos del Pazo de O Rial proceden de Clara de Caamaño y Mendoza, hija de García de Caamaño, el "Alto", fundador de uno de los mayorazgos de la Casa de Rubiáns, y de su esposo, Pedro Álvarez Mariño de Lobeira, señor de la casa de la Serra de Outes. La confluencia de las propiedades de Rubianes y O Rial tuvo lugar en 1815, año en que se falló un pleito cuya sentencia adjudicaba a José Ramón Ozores Calo Romero la casa de Rubiáns y su señorío, con la Grandeza de España de 1ª clase. Calo Romero, señor del pazo de O Rial, era descendiente de los García de Caamaño que habían señoreado Rubiáns.
Su estructura presenta un cuerpo central flanqueado por dos torres, un modelo arquitectónico que armoniza los elementos prácticos y los de uso meramente decorativo. De esta combinación surge un edificio de gran pureza en el que son notables su simetría, equilibrio y estética. Tan solo la capilla rompe la armonía del conjunto, ya que impide una panorámica completa de la fachada del pazo con su emplazamiento delante de la torre izquierda.
Puertas y ventanas, labras heráldicas, balconadas sostenidas por sólidos "canzorros", cornisas molduradas, gárgolas agresivas, almenaje, esbeltas chimeneas... todo muestra un evidente alarde artístico que refleja la habilidad de nuestros canteros en el cincelado del granito del país.
Estuvimos en la piscina hasta eso de las 7 y media, se estaba de vicio. A esa hora, subimos a arreglarnos para ir a Vilanova de Arousa a ver el partido de la final de la Champions. Podíamos habernos quedado en la habitación (había una tele enorme), pero queríamos ambientillo, compartir la victoria (porque íbamos a ganar, jejejejeje) con otros madridistas. Y en la cafetería del hotel la tele, curiosamente, era muy pequeña.
Paseando, al final llegamos a la Cafetería A Dorna, en donde había ambientillo y en donde nos quedamos a ver la final de la Champions con una deliciosa ración de zorza.
Domingo, 29/05/2022:
Entre Vilagarcía y Vilanova de Arousa. Pazo Rubianes.
Amaneció un día gris... ¡qué extraña es la naturaleza! ¡El día anterior un sol de justicia!
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Vistas desde la habitación del hotel |
Y menos mal que hacía ese día, porque, de lo contrario, en la visita al Pazo de Rubianes, nos hubiésemos asado.
Estábamos las dos solas para la visita guiada... ¡Genial! David, un chico muy majo, nos recibió a la entrada dispuesto a contarnos todo sobre el Pazo. Mientras lo esperábamos, hicimos fotos en la verja que da acceso al jardín y al Pazo.
Como después nos explicó David, estos son el busto de García Caamaño sobre el escudo de Rubianes, por un lado, y el de su esposa (mutilado) que pertenecía a la familia de los Sotomayor, con su escudo, por otro.
David nos contó la historia de esta propiedad: Una torre fortaleza del siglo XII, perteneciente a los Caamaño, es el origen del Pazo de Rubianes. García Caamaño construye su residencia en la finca de Rubianes a finales del siglo XV. Años más tarde, cede parte de sus territorios junto al mar para fundar una villa de marineros, la Villa de García, hoy conocida como Vilagarcía de Arousa.
Según se entra, nos encontramos con los jardines.
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Estos son los Jardines franceses, en los que el hombre domina y moldea la Naturaleza, en contraste con los Jardines ingleses, en los que la Naturaleza manda sobre el ser humano |
Fue declarado Jardín de Excelencia Internacional en el año 2014, con más de 4500 camelias plantadas y un arbolado histórico catalogado como singular de Galicia.
El ajardinamiento del Pazo de Rubianes se inició en el siglo XVII, con un proyecto de jardinería que abarcaba el entorno más cercano al palacio y la zona conocida como "estanque de las ranas". A lo largo del siglo XVIII, se llevaron a cabo las actuaciones más importantes en lo referente al ordenamiento de los cultivos y el incremento de las áreas ajardinadas.
La pasión por la jardinería se fue contagiando de padres a hijos y, durante todo el siglo XVIII y XIX, se sucedieron los nuevos proyectos con la introducción de especies que hoy se han convertido en auténticos monumentos vegetales: magnolios, calocedros, criptomerias, eucaliptos, alcanfores, fresnos, araucarias, robles, alcornoques, camelias y muchas otras especies que hoy pueblan el Parque Botánico del Pazo de Rubianes (muchos de estos ejemplares, como nos hizo notar David, son centenarios). Destaca el jardín de camelias, un jardín de invierno, estación en la que brillan las más de 800 variedades que convierten este lugar en un espacio único en Europa.
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Flor de magnolio |
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Arce japonés |
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Uno de los eucaliptos más antiguos de España |
La historia reciente del jardín tiene dos protagonistas: Dña. Dolores Urcola Zuloaga y Dña. Paloma Rey Fernández-Latorre. Dña. Dolores, conocida como "la marquesa", vivió en la finca casi 80 años. Gran amazona y amante de la botánica, con devoción por la camelia, fue ejemplo de amor y sacrificio por este jardín centenario. Dña. Paloma, actual señora de Rubianes y Marquesa de Aranda, viuda de D. Gonzalo Ozores de Urcola, es hoy el alma de la finca. Ha sido la responsable de la recuperación de la finca después de los terribles incendios de 2006.
Antes de seguir el paseo por el jardín, entramos en el Palacio, del que solo se pueden ver unas pocas estancias.
En el siglo XVIII, el señor de la casa de Rubianes, D. Jacobo Ozores, fue desterrado a Francia por el rey Carlos IV. A su regreso se encontró la propiedad muy deteriorada y decide reconstruirla. Contrata un arquitecto francés, que le da el aspecto actual afrancesado al Pazo, que hoy nos recuerda más a un Chateau francés que a un típico pazo gallego.
No se pueden sacar fotografías en el interior del Pazo, pero me enteré después de sacar una a la chimenea y a este curioso reloj que, en vez de tener el número 4 escrito como IV, aparece como IIII.
En el salón principal, llama la atención su techo de madera de castaño y el brocado italiano de paredes y cortinas. Hay numerosas antigüedades, vajillas de plata y esa chimenea que parece de piedra pero no lo es. En el siguiente salón, el del arco, destacan las fotos y retratos familiares. Podemos luego ver una biblioteca en la que, además de libros, hay un montón de aparatos la mar de curiosos y distintos trofeos. Y un gran comedor...
En la fotografía, tras el cruceiro, un eucalipto conocido como "pata de elefante". Lo que se ve no es el tallo sino las raíces, que no pueden profundizar en la tierra porque seguramente hay una enorme piedra debajo.
Una pena que en esta época, los camelios no estaban en flor.
Entre las prácticas que se llevan a cabo hoy día, David nos informó de los injertos que permiten modificar ciertas especies. En la fotografía inferior, vemos un híbrido entre un cerezo y otro tipo de árbol.
La verdad que el paseo por los jardines es toda una delicia.
Abajo, el estanque de las ranas.
David nos acercó a un punto que sirve de mirador, se puede ver Vilagarcía de Arousa y parte de la ría del mismo nombre.
Pasamos después por una zona de viñedos. Según nos explicó David, el Pazo de Rubianes ha puesto en marcha un proyecto único y diferencial que lo ha convertido en un referente del enoturismo de Galicia. De su bodega salen tres vinos: Pazo de Rubianes, 1411 y García de Caamaño. Con una producción de menos de 60 000 litros, estos tres vinos, de gran carácter, complejidad y frescura, suponen una edición limitada.
En el lagar de la bodega, en el siglo XV, las uvas eran estrujadas y prensadas para iniciar, posteriormente, la elaboración totalmente artesanal de los vinos. Después de la filoxera, el viñedo fue desapareciendo poco a poco hasta que el decimoctavo señor de la casa de Rubianes, D. Gonzalo Ozores de Urcola, en la década de los 90 del siglo pasado, recupera la antigua explotación de viñedo de la finca con la plantación de 6 ha, que en pocos años ha llevado hasta las 25 ha actuales.
Volvimos hacia el Pazo y visitamos la pequeña capilla. Fue construida por D. Josepe Caamaño y Mendoza, señor de la casa de Rubianes en 1598. Está dedicada a San José. En su interior se puede contemplar un retablo singular del siglo XVI, así como varias imágenes de la época.
Llegamos a la bodega, que, junto con las caballerizas y cuadras del siglo XV, son las construcciones más antiguas. Se conservan en su estado original, si bien parte de estas dependencias han sido reconvertidas para otros usos, como salón, tienda y otros servicios.
Terminamos la visita con una cata de uno de los vinos de la bodega. ¡Hasta Mati bebió! Rompió así con un año en el que se había alejado del alcohol por problemas estomacales.
Tanto Mati como yo compramos algunas cosas en la tienda y nos despedimos de David, que nos acompañó hasta la verja de entrada.
Era ya la hora de comer y, después del aperitivo, nos dirigimos a un restaurante que había seleccionado yo:
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