Viernes, 23/09/2022:
Entre Verín y Chaves: Verín
Hacía mucho tiempo que teníamos ganas de ir por esta zona, así que, aprovechando el cumpleaños de Pili como excusa, allá que nos fuimos. Fue un bonito fin de semana lleno de descubrimientos. Os invitamos a acompañarnos.
En el mapa se puede ver la situación de las dos ciudades, cada una a un lado de la frontera que separa España de Portugal. Forman el conjunto conocido como "la eurociudad del agua". Ambas localidades comparten servicios y recursos comunes, con aguas termales por todas partes, impresionantes fortalezas, bodegas y sendas que antes servían para hacer contrabando y ahora vida sana.
Las comarcas de Verín y Viana do Bolo constituyen la puerta de entrada en Galicia por el sudeste y son uno de los mayores tesoros naturales y etnográficos de la Península Ibérica. La comarca de Verín está unida a la histórica provincia portuguesa de Trás-os-Montes y Alto Douro, en el nordeste de Portugal. Estas tierras, ocupadas en gran parte por altas y viejas montañas entre valles pintorescos y elevadas planicies, han dado lugar a una forma característica de vivir que se plasma en el fortísimo arraigo de su cultura material e inmaterial. Su manifestación más conocida es el Carnaval, único en el mundo.
Empezamos el día en Verín. Con apenas 14 000 habitantes, es un municipio localizado al sureste de la provincia de Ourense, a orillas del río Támega.
Aparcamos junto a la Iglesia de San Lázaro. El barrio de San Lázaro es un punto ideal para iniciar un paseo por Verín. En él se celebran las fiestas populares de San Lázaro el domingo antes de la festividad de Ramos, que se complementan con la Fiesta del Vino de la Denominación de Origen Monterrey.
Se trata de una pequeña capilla de planta rectangular situada en el barrio de San Lázaro que ya aparece documentada en el siglo XVI. Frente a ella se levanta el Crucero de la Piedad, del siglo XVII. Del otro lado de la carretera, haciendo esquina, está la Casa do Escudo o do Asistente, en la actualidad albergue de peregrinos.
Lo más relevante del edificio, un bello pazo del siglo XVIII, es el hermosísimo escudo, de grandes dimensiones, en su fachada. Por su fecha (1737) y armas (Castro, Santa Cruz y Puga) debió pertenecer al maestre de campo, general de artillería y caballero de la Orden de Santiago, don Pedro de Castro, natural de Verín, posiblemente asistente personal del Conde de Monterrey.
Durante años estuvo en manos privadas y fue declarada Patrimonio Histórico. En la década de los 90 del siglo pasado, fue adquirida por las administraciones local y autonómica para ubicar en ella un albergue para los peregrinos del Camino de Santiago.
Desde aquí, fuimos caminando hacia el este y cruzamos el río.
Nos dirigimos a la Oficina de Información y Turismo. Allí, una chica superamable nos dio todo tipo de explicaciones sobre la ciudad y sus alrededores. Con los mapas y folletos que nos dio, recorrimos la villa.
Empezamos por la plaza en la que se levantan la iglesia y el convento de los padres mercedarios. Desgraciadamente, no pudimos visitarlos porque estaban en obras y también preparando la fiesta de la Merced, que se celebraba ese domingo.
Se fundó en 1484 por iniciativa del conde D. Sancho Fernández de Ulloa y su primitivo emplazamiento fue en el castillo de Monterrey. Posteriormente, la comunidad se trasladó a Verín en 1557. Después de la desamortización, adquirieron parte de su antigua propiedad en 1933 para convertirla en colegio de los aspirantes mercedarios.
El convento está situado en la plaza que lleva su nombre. La actual construcción corresponde en su mayor parte al siglo XVIII. Parece ser que se aprovecharon piedras traídas de Monterrey, ya que han aparecido piedras labradas, restos de arcos, trozos de columnas e incluso una piedra fechada en 1603. En la parte externa destacan la torre y la fachada.
En la plaza hay una cafetería en la que hicimos un alto. Muy simpático el camarero. Se emperró en que yo era poco menos que millonaria jajajajaja.
Desde la Plaza de la Merced, seguimos hasta la Plaza Viriato, en la que se alza una imponente escultura: el Cigarrón, el personaje más afamado del carnaval de la villa. Va disfrazado con una máscara característica, una mitra de hojalata, chaqueta militar, faja y calzones cortos. Es obra del artista Xosé Lois Carrera. Está hecha en granito, en una sola pieza mediante la técnica de la talla directa. Pesa 4000 kilos y tiene 3 m de altura. El hecho de que la imagen parezca agachada es un recurso para aguantar tanto peso.
Llama la atención que la nariz está rota. Parece ser que solo mes y medio después de su colocación fue mutilado por unos gamberros. El hecho hizo dudar al concello sobre la colocación de otra estatua en la plaza do Carboeiro, pero finalmente se decidió a ponerla.
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Haciendo el tonto, jejejeje... como si el cigarrón me golpeara con su látigo... |
Llegamos a la Plaza de la Alameda y sus calles adyacentes. Todos los 23 de cada mes se celebra aquí un mercadillo. Tuvimos, pues, la oportunidad de vivir el ambientillo.
Frente a este edificio decorado con diferentes máscaras que puede llevar el cigarrón, encontramos un magnífico edificio de estilo modernista. La fachada de la casa combina piedra y vidrio, lo que le da un aspecto muy elegante. Presenta unas bonitas galerías. También llaman la atención las numerosas filigranas y formas que presenta la piedra utilizada en su construcción. La parte izquierda del edificio está dominada por una esbelta torre con galerías rematada en una bonita cúpula.
Muy cerca se halla la Iglesia de Santa María la Mayor, de obligada visita. En su altar se encuentra el Cristo de las Batallas, probablemente de Gregorio Fernández o Martínez Montañés. Se llega a través de la plaza García Barbón. Es de estilo barroco, siglo XVII, aunque la torre fue añadida posteriormente.
El efecto de las luces hace que veamos tres Cristos. Lo cierto es que esto es lo único que vale la pena del recinto, porque la restauración ha sido desastrosa, con bloques de piedra unidos por enormes masas de cemento.
A 5 km del casco urbano de Verín se alza el Castillo de Monterrey. Su construcción se sitúa entre los siglos XIV y XV y está bastante bien conservado. Fue declarado Monumento Nacional en 1931 y, posteriormente, Bien de Interés Cultural (BIC).
Por su cercanía con Portugal y su situación en lo alto de una colina, no es de extrañar que haya sido un lugar estratégico de defensa en la frontera. Monterrey es el mejor ejemplo de fortificación de todo el noroeste peninsular. Ahí se emplazó la primera imprenta de Galicia y de ahí salió el primer libro hecho en el país aplicando el invento de Gutenberg, el Misal Auriense (1494).
El Castillo de Monterrey domina el valle del río Támega. La fortaleza, con triple defensa, destaca en la distancia gracias a sus dos esbeltas torres de piedra. Junto a ellas, pazos, iglesias y escudos nobiliarios. Se accede a ella por el Paseo de las Damas, una estrecha calzada empedrada.
Muchos expertos califican este enclave como la mayor acrópolis gallega. En el lateral, la magnífica portada del antiguo Hospital de Peregrinos.
En la parte superior se ubica un Hotel Parador, hoy cerrado por decisión del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que declaró sus obras ilegales. Si bien era de propiedad estatal, fue cedido a la Xunta en 2010. El Gobierno Central fijaba su uso como "centro de divulgación, innovación y promoción de la moda, el vino y las aguas medicinales de la comarca". También se ordenaba la restauración y musealización de los edificios y su conversión en archivo de las tradiciones de la frontera y los pueblos próximos.
Sin embargo, los planes de la Xunta incluían convertir el edificio principal de la acrópolis en un parador, tal y como hemos dicho. Un aprovechamiento privado de un castillo de propiedad pública que fue muy criticado por vecinos y asociaciones. En 2014, la Asociación Cultural Alto Támega recogió firmas para demandar un uso público para el castillo y, poco después, se creó la Plataforma en Defensa del Castillo de Monterrey. Propugnaban restaurarlo para la celebración de actos culturales y lúdicos, si bien otros apostaban por la creación de un museo histórico-etnográfico de la comarca.
El Ayuntamiento de Verín defendió el proyecto de la Xunta y lo compartió en su web oficial para darle transparencia y visibilización. Hacía hincapié en los 16 castillos que ya habían sido restaurados y que acogen Paradores de Turismo. Aseguraba que, de esta forma, se mantenía el uso público de la fortaleza y que se impulsaba la economía local.
El caso llegó hasta los tribunales. Como ya hemos señalado, el proyecto fue declarado ilegal y se anuló la licencia del hotel promovido por la Xunta. Es una pena que ahora todo dé sensación de abandono. Ni unos ni otros han salido ganando con esta disputa.
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Detrás de Mati, parte de la Torre de las Damas y el recinto que se destinó a Parador: el Palacio de los Condes de Monterrey, de estilo renacentista |
El Palacio de los Condes de Monterrey, la iglesia de Santa María de Gracia y el castillo propiamente dicho se encuentran en el primero de los tres recintos amurallados.
En el segundo recinto hay varios restos de edificios de diferentes épocas que se han conservado parcialmente. Entre ellos destaca el Hospital de la Santísima Trinidad, recientemente restaurado.
Del castillo se conservan el Patio de Armas, la Torre del Homenaje y la Torre de las Damas. Se entra por un arco de piedra abierto en la muralla, donde se puede observar con detalle el escudo de los condes. En el Patio de Armas se pueden ver los restos del aljibe, el pozo y los vestigios de los hornos de piedra.
La Torre del Homenaje, también conocida como Torre Nueva o Torre de D. Sancho, es una poderosa construcción de más de 22 m de altura, con muros de gran grosor y escasas ventanas. Fue construido en 1482 por D. Sancho Sánchez de Ulloa, primer Conde de Monterrey, como indica la inscripción sobre la puerta de acceso. Se puede ascender por unas escaleras interiores hasta la cima. Las vistas del valle son espectaculares y dan una idea de la importancia de esta ubicación estratégica.
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Desde las murallas se divisa el Parador de Verín, este sí en funcionamiento |
A finales del siglo XVI se construyó el Palacio de los Condes, que quedó integrado en este valioso conjunto monumental. Tiene dos pisos, con arcos sostenidos por columnas estilizadas, donde pueden verse los escudos de los linajes que lo ocuparon. En la fachada sur, como vemos por las fotografías, tiene tres pisos para adaptarse al desnivel del terreno.
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Esta foto y la siguiente fueron tomadas por Mati en el recinto de Monterrey, demostrando que tiene una magnífica visión fotográfica |
En la misma explanada está la Iglesia de Santa María de Gracia. Levantada a finales del siglo XIII, principios del XIV. Aunque en la época moderna se hicieron algunas reformas, todavía conserva su esencia medieval. Es un edificio sencillo, de una sola nave, con cubierta de madera. Termina en un ábside rectangular que se cubre con una bóveda de crucería. En la fachada norte, la que da al Palacio de los Condes, destaca la portada románica con un arco apuntado rodeado de tres arquivoltas decoradas con geometría y bestias propias del románico.
Al segundo recinto amurallado se accede por medio de la conocida como Puerta del Sol. En el lateral la vemos cuando ya salíamos.
Se trata de una puerta abierta en la muralla, con un arco apuntado formado por gruesas dovelas sobre el que se levanta, por la parte de la entrada, el escudo de armas de los Condes de Monterrey.
Al atravesar la puerta para entrar en el recinto se llega al Hospital de los Peregrinos (una de las fotos superiores). La bellísima portada de estética gótica es lo primero que vemos. Se trata de una estructura con un arco apuntado enmarcado por tres arquivoltas y columnas. Destaca el tímpano, con Cristo entre los cuatro evangelistas. El actual edificio, del que solo se conservaban la portada y parte de los antiguos muros, se reconstruyó a finales de los 90 y pasó a ser albergue de peregrinos del Camino Mozárabe gallego.
Era hora de comer, así que volvimos a Verín para degustar un buen pulpo. Dimos unas cuantas vueltas, pero por fin dimos con un pulpeiro en una de las calles. Pagabas tu ración y te sentabas en uno de los bares cercanos, en los que pedías la bebida.
Pedimos vino con denominación de origen Monterrey. Este vino se produce aquí, en Verín. Sus caldos ya eran conocidos en la Edad Media e incluso llegaron a América de la mano del quinto conde de Monterrey, que fue Virrey de las Indias.
La Denominación de Origen se le otorgó en 1944 y es una de las cinco Denominaciones de Origen de Galicia y la más pequeña de España.
Nos quedaron por visitar los manantiales de aguas mineromedicinales de Cabreiroá, Sousas y Fontenova. Verín y Chaves cuentan con la mayor concentración europea de fuentes de aguas mineromedicinales, unos 16 manantiales. Son aguas bicarbonatadas, cloruradas, con un alto contenido en sílice. Se consideran las más fluoradas de España.
Y después del relax, carretera hacia Chaves. Teníamos reservadas habitaciones en el Casas Novas Country House de Chaves.
Entre Verín y Chaves: Chaves
Nos sorprendió el hotel. Un bello edificio muy cuidado a las afueras de Chaves.
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Puerta de entrada del hotel vista desde el interior |
En el siguiente vídeo, vistas desde la terraza de nuestras habitaciones.
Y en la fotografía de abajo, vista de la fachada posterior del edificio antiguo.
Una vez instaladas, dejamos el hotel para dirigirnos a Chaves, en donde habíamos reservado una visita guiada en español desde las 16:30 a las 19:30.
Aparcamos en una placita y nos llevó un rato entender el funcionamiento del parquímetro... al final, pusimos tres tickets, jajajajaja...
Como veis en el vídeo, estábamos en pleno centro del casco histórico de Chaves. En el cruce entre la Rúa Infantaria 19 y el Largo Município. Susete, la guía, nos esperaba junto a la iglesia que se ve en el vídeo. Muy próximo, el castillo de Chaves.
Lo primero que hicimos fue entrar en la Igreja da Misericórdia (que no es la del vídeo, está al lado), situada en la Praza Camoes. De estilo barroco y una sola nave, fue construida a finales del siglo XVII y se accede a ella a través de una escalera de piedra. Lo más destacable, además de su fachada con columnas de granito, son sus paredes interiores, recubiertas totalmente de azulejos del siglo XVIII que representan escenas bíblicas, y el retablo del altar mayor. En el techo, de madera, se representa la Visitación, obra del pintor Jerónimo da Rocha Braga.
Curiosamente, lo primero que se aprecia al entrar es que el retablo mayor, en su parte izquierda, está totalmente torcido, es como si se estuviera hundiendo por haber cedido el terreno. Creí que se apreciaría en la foto, pero no es así. Sin embargo, os puedo asegurar que llama poderosamente la atención la inclinación.
Con tanto azulejo, no pudimos evitar recordar las enseñanzas del guía de Coimbra, que nos ayudó a descubrir los "intrusos" entre la decoración. Para sustituir azulejos dañados o rotos, a veces colocan cualquier otro en los mismos tonos azules sin que coincida con la escena representada (hacer uno igual al estropeado es prácticamente imposible, además de muy costoso). Vimos varios en estas paredes, en la fotografía inferior se observa un claro ejemplo (hasta parece un teléfono móvil jajajaja)
Adosado a la iglesia, se encuentra el Antiguo Hospital de la Misericordia. Y muy cerca, la Igreja Matriz de Chaves o Igreja de Santa Maria Maior.
En sus orígenes, es una iglesia medieval (probablemente del siglo XII), pero se han añadido elementos arquitectónicos de otros estilos con el paso del tiempo (barroco tardío y manieristas). Del edificio medieval conserva la torre del campanario, el pórtico y sus esculturas (esta puerta románica, según nos dijo Susete, estuvo tapada muchos años y solo cuando se iniciaron obras de restauración la descubrieron). Llaman la atención el Cristo románico que hay labrado en lo alto de la torre del campanario y una escultura en piedra que representa a Santa María en el exterior de uno de los muros laterales.
Está construida en mampostería reforzada con contrafuertes. Consta de tres naves separadas entre sí por columnas cilíndricas de granito unidas por arcos. Todo el perímetro interior está decorado con retablos barrocos y renacentistas metidos en hornacinas. El Altar Mayor contiene un Crucificado del siglo XVI, precedido por un arco apuntado revestido con azulejos blancos y azules en los que se representa la Asunción de María. Destaca también un precioso órgano situado al lado derecho de la nave central y que, según nos dijo Susete, no se toca por falta de organista.
Muy cerca está lo que queda del castillo de Chaves, tan solo la Torre del Homenaje, que se mantiene como historia viva de los tiempos difíciles de la Reconquista.
Con D. Afonso Henriques, Chaves se unió al territorio portugués y D. Afonso III le concedió Carta Foral en 1258 después de haberse casado en Chaves con Dona Beatriz, hija ilegítima de D. Alfonso X de Castilla. Al ser elevada a categoría de villa, Chaves se reafirmó como un núcleo de población importante, tanto en la economía como en la estrategia de la defensa de las fronteras del territorio portugués. Por eso, se hizo necesario reforzar el castillo y la Torre del Homenaje durante el reinado de D. Dinis.
Hoy en día se puede subir a la terraza y disfrutar de las magníficas vistas. Yo no quise subir (lo de las escaleras no va conmigo jejejeje), pero ellas sí lo hicieron y me enviaron sus fotos.
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Aquí se ve la Igreja Matriz |
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Y aquí la placita donde habíamos dejado el coche. En la terracita que forma esquina hay un restaurante en el que cenamos al día siguiente que está muy bien |
Esta variedad de pasteles se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad. Son unos pasteles salados elaborados con una masa de hojaldre que contiene en su interior carne picada. Susete nos dijo que también son populares los rellenos de cabello de ángel y, de hecho, el domingo, antes de irnos, pasamos por la pastelería para coger algunos, tanto de un tipo como de otro.
Callejeamos por el centro observando la estrechas callejuelas, las balconadas, las coloridas casas... Si nos fijamos solo en esta parte de la ciudad, no podemos imaginar que, en realidad, tiene alrededor de 40 000 habitantes (en otro momento que volvimos por aquí recorrimos la parte nueva y nos dimos cuenta de que tiene más extensión de lo que parece).
Susete nos llevó entonces a visitar el antiguo Balneario Romano. ¡Una maravilla que nadie puede perderse!
Chaves era conocida como Aquae Flaviae en tiempos de los romanos, lo que demuestra la gran importancia que ya en aquellos tiempos tenían las aguas termales de la villa. Ahora, Chaves acaba de inaugurar un museo que se ha calificado como "el mayor balneario termal romano de la Península Ibérica". Cuando uno entra en el recinto queda asombrado por la grandiosidad de las estructuras, tanto por su tamaño como por la calidad arquitectónica y su estado de conservación.
Estos restos se descubrieron por casualidad en el año 2008 cuando se iniciaron las obras para la construcción de un parking. El proyecto se paralizó y, en su lugar, se decidió construir un museo dedicado al termalismo romano a la vez que se reactivaba el sistema hidráulico de abastecimiento de la ciudad.
Efectivamente. Susete nos explicó que al principio era prácticamente imposible entrar en el recinto, porque la temperatura del agua, a unos 76º centígrados, convertía el lugar en una sauna. Pero enseguida hallaron la solución: cubrieron las paredes, como se puede ver en las fotografías, con unos paneles que absorben el exceso de humedad y de calor y lo canalizan para servir a los edificios públicos de la villa e, incluso, a establecimientos hoteleros.
El complejo data del siglo I después de Cristo. Pasó por un proceso de remodelación en el siglo III y entró en decadencia a partir del siglo IV debido a un potente terremoto. Posteriormente, desapareció bajo tierra.
En la parte izquierda de la última fotografía, sin que se llegue a ver, se encuentra un pequeño recinto conocido como el Ninfeo, un templo consagrado a las Ninfas de las Termas. Los usuarios agradecían aquí las propiedades curativas del agua y cumplían sus promesas.
Muy cerca visitamos el Pazo de los Duques de Bragança. No queda nada de la primitiva construcción del siglo XV. El edificio actual, que se levantó sobre sus ruinas, es del siglo XVIII. Actualmente es la sede del Museo Regional Flaviense, en donde podemos ver maravillosas piezas que van desde el siglo III a. C. a la época romana. Destacan las estatuas estela de la Edad de Bronce y la Venus de Vidago.
Desde aquí, nos acercamos al río, en donde se alza otra de las joyas de Chaves: el puente de Trajano. Es uno de los puentes romanos mejor conservados de todo Portugal. Fue construido por orden del emperador Trajano, el mismo que mandó construir el Coliseo de Roma. Mide unos 150 metros, tiene 16 arcos de piedra, dos columnas honoríficas (el Padrao dos Povos y la Coluna de Trajano) y está considerado como Monumento Nacional de Portugal desde el año 1910. En el Padrao dos Povos se nombra a todos los pueblos que participaron en la construcción del puente y, en concreto, a los tamagani, una tribu prerromana cuyo nombre se relaciona con el río Támega.
Del otro lado del río se sitúa el barrio de la Magdalena, un barrio tradicional lleno de casas y tiendas típicas que no tuvimos tiempo de visitar. Entre ellas, la iglesia de Sao Joao de Deus del siglo XVIII.
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Cuando dejamos atrás el puente, empezaba a caer la tarde. La luz y los reflejos, preciosos |
Mientras caminábamos junto al Támega, Susete nos contó una bella leyenda:
Parece ser que cerca de la Igreja Matriz de Chaves, en la Rua da Misericórdia, alrededor del año 1300, vivía una familia acomodada cuya historia quedó grabada en una lápida que hasta hace tiempo estuvo incrustada a la derecha del altar mayor de ese templo, con el siguiente epitafio: "Aquí jaz Maria Mantela com sete filhos ao redor dela" ("Aquí yace María Mantela con siete hijos alrededor de ella).
Maria Mantela estaba casada con Fernao Gralho, rico terrateniente que tenía muchas posesiones en Chaves y sus alrededores, por lo que vivía de rentas y podía de vez en cuando entregarse a la caza, su pasatiempo favorito. Un día, se les aproximó una pobre mujer que pedía limosna llevando consigo dos niños gemelos. Fernao le dio una generosa limosna, pero Maria se lo reprochó porque consideraba que esa mujer no merecía el dinero al haber cometido un pecado de infidelidad (de acuerdo con una creencia medieval, Maria pensaba que las mujeres honestas solo podían dar a luz a un hijo en un parto, por lo que si nacían dos significaba que la mujer había sido infiel a su marido). La pobre mujer se sintió insultada y le dijo a Maria (entonces embarazada) que ojalá no fuera castigada por sus palabras.
Unas semanas más tarde, Fernao Gralho se fue de caza. En su ausencia Maria dio a luz: ¡siete niños! Enloqueció de vergüenza y horror. Cuando se recuperó un poco, le dio mucho dinero a la partera para que guardase el secreto y, después de haber elegido al hijo que le parecía más sano, ordenó a su criada que pusiese a los otros recién nacidos en una cesta y que los tirase al río.
Cuando la criada estaba a punto de cumplir el encargo, la vio Fernao que regresaba de su partida de caza. Le llamó la atención aquel cesto tan grande y le preguntó a la mujer qué llevaba dentro. Ella dijo que eran unos cachorros y que iba a tirarlos al río. El hombre quiso verlos y así encontró a los niños. La criada no tuvo otro remedio que contarle la verdad. Entonces, Fernao le pidió que le dijese a su mujer que había cumplido con su deseo y se llevó a los niños a diferentes aldeas que le pertenecían, dejándolos en familias de confianza para que los criasen.
Pasaron diez años, en los que Maria no pudo olvidar su crimen y vivía consumida por los remordimientos y la culpa. Llegó el día de Año Nuevo y Fernao decidió celebrar un banquete. Allí le presentó a su mujer a todos los chicos, todos tan parecidos, igualmente vestidos y bien educados. María quedó asombrada, porque no podía distinguir cuál era el hijo que ella había criado. Fernao le confesó la verdad y la liberó de su culpa. Desde aquel momento, vivieron felices rodeados de sus siete hijos. Maria y su marido hicieron generosas donaciones para reconstruir las siete iglesias dedicadas a Santa María en las que servían los muchachos como párrocos.
Por deseo de Maria, sus hijos fueron enterrados a su lado en la Igreja Matriz de Chaves. Y, aunque la lápida con el epitafio desapareció, quedó la leyenda. Hay un documento que indica que esta historia fue descrita en 1634 por D. Rodrigo da Cunha, arzobispo de Braga.
En el centro histórico de Chaves, se encuentra el jardín llamado Jardim do Bacalhau, donde se puede ver la estatua de una mujer con un niño en los brazos, obra del maestro Teixeira Lopes. Hay gente que dice que el escultor pretendía hacer un homenaje a todas las madres, pero la voz popular considera que es una estatua de la legendaria Maria Mantela. Incluso la llaman Santa Maria Mantela, no solo en relación con la leyenda más famosa de Chaves sino vinculándola con el vitral de la iglesia de Santa María la Mayor que representa a la Virgen.
El paseo por la orilla del río es de lo más agradable. Se puede pasar de una orilla a otra usando el camino de piedras o poldras. En una época anterior a la construcción de puentes, las piedras fueron colocadas estratégicamente por los flavienses para permitir el paso a las personas de un lado a otro.
Hoy, sin embargo, para evitar riesgos durante las crecidas del río, se prefieren los puentes. Uno de los que se alzan sobre el río Támega en Chaves es el puente nuevo. Se trata de un puente atirantado, metálico, de color blanco, situado en torno a la zona más lúdica de la ciudad, justamente enfrente del club de tenis. Es un puente exclusivamente peatonal que une los jardines de la Alameda do Tabolado con el área recreativa de la Magdalena. Susete nos explicó que se relaciona con el sistema solar.
Justo al final de la Alameda do Tabolado, se sitúan las actuales Termas de Chaves. Aquí están el Balneario, la buvette construida para tomar las aguas que brotan a una temperatura de 76º centígrados y la Fonte do Povo, que está en el exterior.
El agua mineral de Chaves está clasificada como carbonatada y bicarbonatada sódica. Es una de las aguas más calientes de toda Europa. Está indicada, especialmente, para los aparatos respiratorio y digestivo, para el reuma y para otras dolencias musculoesqueléticas.
La verdad que no sabe mal, lo único que hay que tener cuidado con la temperatura porque te puedes quemar fácilmente.


Tres horas muy bien aprovechadas. Le agradecemos a Susete su amabilidad y todas sus explicaciones. Nos acompañó hasta el coche y allí nos despedimos.
De vuelta en el hotel, no teníamos hambre, pero sí nos apetecía una copa. Unos gin tonic y unas risas con el camarero...
Sábado, 24/09/2022:
Entre Verín y Chaves: Chaves, Boticas, Vidago, Pedras Salgadas
Amanecer en un lugar tranquilo, sin ruidos, y con un día fantástico, es uno de los mayores placeres de la vida. Marusela madrugó y nos mandó fotos del paseo que se había dado por los alrededores del hotel.
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Los jardines del hotel... muy cuidaditos |
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En esta zona estaban colocándolo todo para una boda que tuvo lugar al anochecer... |
Desayunamos sobre las 10. El buffet muy abundante y muy rico.
Y, tal y como habíamos decidido el día anterior, nos tomamos el inicio del día en plan relax, así que nos fuimos a la piscina. El hotel cuenta con una piscina interior climatizada y un jacuzzi, además de otra piscina exterior. Tanto una como otra estaban estupendas... primero el calorcito, luego el agua fría para cerrar los poros y salir renovada. Secarse al sol...
A medio día, con toda la energía acumulada, empezamos las excursiones previstas. Nos dirigimos en primer lugar a Boticas, un bucólico pueblo de montaña que perteneció a las antiguas Tierras de Barroso. Goza de un amplio patrimonio natural y cultural, con castros prehistóricos y monumentos romanos, parques por los que pasear y tradiciones por descubrir, como la del "Vinho dos Mortos" de la que nos había hablado el día anterior Susete y que dejé para explicarla ahora.
La historia cuenta que, en 1808, durante la segunda invasión francesa, ante el avance de las tropas comandadas por el general Soult, los habitantes de Boticas, con la intención de preservar su patrimonio, decidieron esconder el vino enterrando la producción local debajo del suelo de las bodegas. Una vez expulsados los franceses, recuperaron el vino, que creían estropeado. Sin embargo, descubrieron que había mejorado su sabor y sus características, convirtiéndose en un vino con una graduación entre los 10º y 11º y algún gas natural debido al hecho de que su fermentación se había producido en la oscuridad a temperatura constante.
Se le llamó desde entonces "Vinho dos mortos" por haber sido enterrado y se adoptó esta técnica, descubierta por casualidad, para su mejor conservación y optimizar su calidad. Esta costumbre, de enterrar el vino al menos durante un año, es una costumbre que se ha transmitido de generación en generación.
Actualmente se puede visitar el Repositorio Histórico do Vinho dos Mortos (nosotros no lo hicimos) en la entrada de la freguesía de Granja, en un espacio contiguo a la carretera nacional 312, en el lugar donde se levantaban las viñas que dieron origen a este vino. Es una especie de museo que cuenta todo el proceso de elaboración.
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Aparcamos junto a este bello rincón |
Boticas está atravesado por el río Beça, que lo convierte en un atractivo espacio verde con una biodiversidad impresionante. Además, cuenta con numerosos arroyos: a las orillas se han creado espacios de ocio y bienestar, como es el caso del Parque do Ribeiro do Fontao, junto al arroyo del mismo nombre.
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Soplaba un vientecillo que impedía dominar el pelo para la foto, jajajajaja |
El paseo por este espacio es estupendo... una tranquilidad absoluta. Sin embargo, el silencio quedaba interrumpido de vez en cuando por los sonidos de los motores de los coches que participaban en un rally.
En la orilla se puede ver la estatua dedicada a Miguel Torga, así como algunos de sus versos. Adolfo Correia da Rocha fue un novelista, articulista y poeta portugués nacido en un pueblecito de Trás-os-Montes.
Ya en las calles de la ciudad encontramos algunas cosas curiosas, como este letrero en la puerta de la Biblioteca:
O este mapa de la zona con el nombre del pueblo. Llaman la atención las abejas que lo cubren. La miel de Barroso es producto protegido.
En la verja de entrada nos detuvo el guardia de seguridad para preguntarnos a dónde íbamos. Contestamos que queríamos conocer los jardines (lo único que se puede visitar si no eres un huésped). Nos dijo que podíamos pasar y que teníamos solo media hora. Le preguntamos entonces si podíamos tomar un café y nos dijo que tendría que preguntar si había disponibilidad (cosa que después de una llamada confirmó). En resumen, que con el cuento del café puedes estar todo el tiempo que quieras.
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Vista desde lo alto de las escaleras que dan acceso a la entrada del hotel |
Considerado Monumento Nacional, el Vidago Palace Hotel es un impresionante palacio de película (a mí me recordó "El Gran Gatsby"). Su construcción fue ordenada por el rey Carlos en 1908 para servir de residencia real y así poder disfrutar de las aguas minerales de la zona y los frondosos bosques de los alrededores. Desde entonces, ha sido un importante punto de reunión para ricos y famosos de Portugal, sobre todo a partir de 1936, cuando se llevó a cabo su rehabilitación. Después de años de decadencia, ha vuelto a ser rehabilitado y los resultados son espectaculares. Como se puede ver, se ha conservado la esencia Art Decó del establecimiento.
Nos dirigimos, siguiendo las instrucciones del guardia, a la terraza de la cafetería y tuvimos ocasión de entrar y ver un poquito de la decoración.
Y, una vez más, Mati dio muestras de su ojo fotográfico:
Tardamos un montón en decidirnos sobre qué tomar. No me acuerdo ya de cuántas páginas tenía el menú, jajajajaja...

El hotel cuenta con 70 habitaciones, que van desde la categoría Privilege, Superiores y Deluxe a Junior Suites. Completan las instalaciones 4 restaurantes, 4 bares, una biblioteca, gimnasio, dos piscinas y facilidades para conferencias.
Nosotras queríamos cenar en el Wine Cellar, una especie de bodega en la que se sirven tapas. Pero estaba todo reservado para ese día, ¡una lástima!
Ya descansadas, empezamos a recorrer los jardines.
En la foto superior se puede apreciar que estaban partiéndose de risa. ¿Por qué? Veréis: me pasé mucho tiempo diciéndole a Mati que parecía haber adoptado una postura defensiva, con los brazos cruzados (eso dicen algunas teorías psicológicas, y ella estudió Psicología). Pues bien, en el momento de ir a hacer la foto se dio cuenta de que tenía los brazos cruzados frente al pecho y a toda prisa cambió la postura, jejejeje...
El parque que rodea el hotel es una maravilla. Árboles centenarios, alamedas, caminos, lagos... todo llama a dar un paseo y disfrutar de la calma y el silencio.
Soplaba un fuerte viento y yo quería grabar el sonido de los árboles, claro que había unas cotorras cerca que no me dejaban en paz, jajajajaja... Luego me mandó Mati un vídeo que había grabado ella sin nadie alrededor (¿se sentiría culpable? jejejeje)
A la izquierda del hotel está situada la zona de manantiales. Hay varios edificios de estilo "belle époque". Las Termas de Vidago han sido visitadas, en los últimos cien años, por grandes figuras de la monarquía europea, de la política y de las artes. Todos vienen buscando las propiedades benéficas de sus aguas.
Según ellas, el agua no tenía mal sabor, pero a diferencia de la que habíamos probado en Chaves esta es ligeramente gaseada.
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Espacio anexo a la fuente, seguramente para descansar tomando el agua |
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La cúpula de la fuente |
Y ya nos dirigimos a la salida.
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Escultura a la venta: el Arcángel San Miguel aplastando al mal |
Una vez que cogimos el coche, pudimos ver el inmenso campo de golf del hotel. Tiene 72 hoyos, lo que permite la realización de campeonatos internacionales.
Próximo destino: Pedras Salgadas.
Esta villa termal también está en el camino de la realeza por el poder de sus aguas y la belleza natural del parque. La alameda principal del recinto cuenta muchas historias y permite el acceso al Pedras Salgadas spa and nature park Hotel, además de a otras facilidades: piscina exterior, bar, el restaurante "Casa de Chá", un parque infantil, la pista de tenis y un montón de senderos que se pueden recorrer a pie o en bicicleta.
El spa termal, renovado por el arquitecto Siza Vieira, ofrece una amplia selección de masajes, tratamientos termales y de estética, además de una piscina interior con circuitos de agua, sauna y baño turco. Sin embargo, el edificio, al que se adentraron Mati y Pili, según ellas, resulta bastante lóbrego y propio de una película de terror ambientada en este tipo de establecimientos.
A lo largo del parque hay numerosas fuentes.
Estas aguas fueron descubiertas por los habitantes locales, que las usaban para curar sus enfermedades. En el siglo XIX se dieron a conocer al resto del país y del mundo y lograron atraer a todos aquellos que sufrían de problemas del aparato digestivo. Concretamente, en el año 1879, se abrieron al público. En 1884, el rey consorte D. Fernando visitó Pedras Salgadas y en su honor se dio su nombre a la naciente del río.
En 1906 el rey D. Carlos se instaló en Pedras Salgadas para recibir el tratamiento de las aguas.
En un momento del recorrido nos dividimos: Marusela y yo fuimos por la parte de arriba y Mati y Pili, por la parte de abajo. Nosotras nos dimos con las "Eco Houses", una manera de alojarse en el parque. En su interior incluyen tecnología de alta gama y una kitchenette totalmente equipada.
Siguiendo este camino, vimos el Casino, inaugurado en 1910 y utilizado como salón para fiestas. Aunque el juego era ilegal, era una práctica común sobre todo entre la nobleza.
Ya al atardecer, cansadas pero muy contentas, iniciamos el regreso a Chaves. Habíamos pensado cenar en el pequeño y coqueto restaurante que habíamos visto en la placita en donde habíamos aparcado el coche el día anterior. Cuando llegamos estaban trajinando con las mesas de la terraza y pensamos que estaban cerrando, pero no, estaban abriendo, así que fuimos las primeras clientes (luego se llenó). Lo recomendamos, por la calidad de la comida y la amabilidad del personal (nos aconsejaron muy bien sobre qué pedir y estuvieron en todo momento muy pendientes de lo que opinábamos). Podéis verlo aquí.
(Por cierto, y como curiosidad, tenía que ir al baño urgentemente y no me fijé en los letreros... más tarde, me diría la chica que me había metido en el de caballeros, ¡ups!)
Una cena deliciosa para poner broche final a un estupendo fin de semana. Al día siguiente, domingo, nos levantamos con calma (Marusela aún tuvo tiempo de darse un masaje). Camino a Vigo nos detuvimos en Allariz para que Mati le echara un vistazo, ya que no lo conocía. Y, como siempre, no pudimos resistirnos a las compras en el outlet y en una pastelería típica.
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Pili en la terraza de la habitación antes de dejar el hotel |
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