Décimoquinto día: martes, 29/10/2019
Casa balinesa
Esta fue nuestra última excursión. Primero visitamos una casa balinesa. El hijo de los antiguos propietarios no trabaja, por eso pensó que abrir las puertas de su vivienda a los turistas podía proporcionarle a él y a su familia un dinerillo extra.
Las casas tradicionales de Bali tienen una arquitectura basada en el clima, en la composición de la familia y en la religión.

En la entrada hay siempre una placa con los datos de la familia. Las casas balinesas van aumentando según aumenta la familia, llegan a vivir tres generaciones en la misma casa, añadiendo más cabañas para los niños, tíos, tías, sobrinos...
Tal y como se ve en el dibujo superior, tras la entrada hay un caminito que lleva al interior del recinto. La vegetación es muy importante y los jardines están muy cuidados.
Esta planta se conoce con el nombre de "cuernos de ciervo"
La casa que visitamos sigue prácticamente en su totalidad el esquema del dibujo superior. Al fondo del caminito hay un dormitorio y girándose a la derecha está la cocina. En el medio está lo que era el dormitorio de la abuela, en el vídeo escuchamos a la guía explicarnos que una vez que los matrimonios se hacen mayores en Bali ya no duermen juntos.
En otra de las cabañas hay un colchón que se puede remover haciendo de ella una especie de edificio multiusos. Y en el siguiente vídeo, aunque no grabé el sitio exacto, Santhi nos cuenta que en el suelo hay una piedra conmemorativa que señala el lugar en donde se entierra la placenta del bebé. En Bali creen que todos los seres humanos nacen con cuatro hermanos: la placenta, el agua, la sangre y el cordón umbilical. Cuando uno está en una situación difícil le reza a estos hermanos para que le ayuden.
En el segundo altar, llama la atención el símbolo que sirvió a Hitler de inspiración para su esvástica. En la religión hindú es símbolo de poder, de fuerza, y Hitler lo invirtió, de tal forma que un símbolo del bien se transformó en símbolo del mal. En la foto de abajo vemos los altares en donde se recuerda a las almas de los muertos y a donde estos regresan de vez en cuando para visitar a sus seres queridos en la tierra.
La mujer de la casa estaba preparando las bases en las que colocan las ofrendas y Santhi nos mostró cómo hacerlas:
No queríamos dejar la isla sin asistir a uno de los famosos espectáculos conocido como la Danza del Barong, que representa la lucha entre el mal y el bien a través del baile. Barong representa a los espíritus buenos y Rangda, a las fuerzas malignas. Lo curioso es que al final ninguno de los dos gana y todo se resuelve en un equilibrio que es necesario para la vida.
Nosotros presenciamos el espectáculo en el pueblo de Batubulan, famoso por seguir haciendo este tipo de representaciones. Además del baile en sí mismo, llaman la atención los atuendos y la decoración, que ponen de manifiesto una gran riqueza artesanal. En el baile intervienen dioses, demonios, animales y hombres. Un auténtico espectáculo visual y ancestral que atrae a multitud de turistas cada día.
Una de las partes más importantes del espectáculo es el "Gamelan", un conjunto de músicos e instrumentos que dan ritmo e intensidad a los movimientos de los bailarines. Entre los instrumentos destacan los de cuerda, gongs, xilófonos y las flautas de bambú.
Con el gamelán antes de empezar
Esta es la historia que contaba el espectáculo: Dewi Kunti, madre de los 5 Pandawa de la mitología hinduista, ha prometido sacrificar uno de ellos, Sadewa, a Rangda, el espíritu del mal. Los criados de Sadewa piden al Pathi (ministro) que venga para solucionar el problema. Aparece el ministro y se arrodilla a orar. En ese momento llega Dewi Kunti y también hace su aparición su hijo Sadewa. La madre, que quiere mucho a sus hijos, se ha arrepentido de su promesa y quiere dar marcha atrás. Pero aparece una bruja, la hechiza y enloquece por lo que pide al Pathi que se lleve a Sadewa a la tumba donde vive Rangda.
Se trata de un templo público construido en el siglo XI que constituye un importante centro de meditación para los sacerdotes procedentes de otros templos. Tras pasar por un recinto lleno de tiendecitas, se desciende hasta el templo. En la explanada una fuente en la que hombres, mujeres y niños se purifican antes de la ceremonia.
Santhi nos llevó a un restaurante la mar de curioso. Está formado por pasarelas que recorren fincas de árboles frutales en las que barriles sirven de mesas. El paisaje es espectacular.

Entrada al restaurante
Tras la entrada
Aparece el Barong, un animal mitológico que representa el espíritu del bien
En el intermedio asistimos a otra danza típica de Bali: el legong. Es una danza refinada que se caracteriza por movimientos intrincados con los dedos, el complicado juego de piernas y diversos gestos y expresiones faciales. Estas bailarinas, cuyo entrenamiento empieza a la edad de 5 años, son altamente consideradas en la sociedad balinesa y, por lo general, se convierten en esposas de personajes reales o ricos comerciantes.
El Pathi también quiere a Sadewa y no desea cumplir su misión. De nuevo llega una bruja y también lo hechiza, así que se lleva a Sadewa y lo ata frente a la morada de Rangda. Mientras Sadewa espera su muerte, llega el buen Siwa, que tiene piedad de él y le concede la inmortalidad. Entonces aparece Rangda transportada por sus seguidores.
La discípula de Rangda, Kalika, le trae el arma para matar a Sadewa, pero como este es inmortal no pueden hacerlo. Como Rangda no puede matarlo, le pide su perdón para ir al cielo. Sadewa se lo concede, la mata y asciende al cielo. Kalika quiere ser como su maestra, también quiere el perdón e ir al cielo, pero Sadewa no se lo concede. Empieza una lucha entre los dos, en la que Kalika intenta varios disfraces para acabar con Sadewa: jabalí, pájaro, etc. Al final, Kalika se transforma en Rangda y como es muy poderosa Sadewa llama al Barong que viene en su ayuda. Hay una corta pelea entre el Barong y Rangda y, como el Barong tampoco puede con ella, se va a buscar a sus seguidores.
Los seguidores del Barong lo intentan, pero tampoco pueden destruir al mal. Se enfurecen por su fracaso y se hieren a sí mismos. Conclusión: no gana nadie porque el bien y el mal tienen que coexistir en equilibrio.
Goa Gajah (la cueva del elefante)
Se trata de un templo público construido en el siglo XI que constituye un importante centro de meditación para los sacerdotes procedentes de otros templos. Tras pasar por un recinto lleno de tiendecitas, se desciende hasta el templo. En la explanada una fuente en la que hombres, mujeres y niños se purifican antes de la ceremonia.
La entrada de la cueva recuerda la figura de un elefante, de ahí su nombre. En el interior hay una escultura de Ganesha y el ambiente se hace irrespirable por el humo del incienso.
En cuanto a la historia de este templo, la teoría más conocida sostiene que fue utilizado como una ermita o santuario por sacerdotes hindúes que habrían cavado la cueva completamente a mano. No obstante, algunas reliquias presentan elementos del budismo que datan incluso de antes del siglo VIII. Esto, unido a la proximidad de un templo budista, sugiere que este lugar tuvo un significado especial para los primeros budistas en Bali.
Desde la cueva, hay un camino que va hacia abajo siguiendo el cauce de unos arroyos que llevan al río Petanu, donde el camino se convierte en unas escalinatas que dan acceso a un bonito jardín natural. Santhi nos contó que, en realidad, los budistas se escondieron en este lugar cuando llegó el hinduismo a la isla para poder salvaguardar sus creencias. Y la leyenda habla de que el mismísimo Buda se sentó en las raíces del árbol que vemos más abajo para meditar.
La belleza de la zona hace que parezca como un cuento de hadas y, en un día de calor como era ese, se agradece la sombra de los árboles y el murmullo del agua.
El volcán Batur
Seguimos nuestra excursión visitando el volcán Batur, uno de los más populares de Bali por su típico paisaje volcánico y por el lago del mismo nombre que se encuentra en las faldas del monte, lago que resulta ser el más grande de la isla. A pesar de que en muchos sitios se dice que está activo, Santhi nos dijo que no era así. Tiene dos calderas concéntricas y 4 cráteres. La última erupción data del año 2000. Es típico subir a la cima y ver amanecer desde allí. Tiene una altitud de 1717 metros.
Un alto para comer
Santhi nos llevó a un restaurante la mar de curioso. Está formado por pasarelas que recorren fincas de árboles frutales en las que barriles sirven de mesas. El paisaje es espectacular.

Entrada al restaurante
Con unas catalanas que encontramos en el restaurante
Arrozales de Ubud
Y, para finalizar el día, la famosa visita a los arrozales de Ubud, esos que aparecen en todas las publicaciones sobre Bali y que nos recuerdan que es Patrimonio de la Humanidad.
No nos hicimos la foto en el famoso columpio, porque había una cola enorme y además cobraban un pastón.
No nos hicimos la foto en el famoso columpio, porque había una cola enorme y además cobraban un pastón.
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