lunes, 7 de febrero de 2022

Febrero, 4 al 6, 2022: Viajecito por la Costa de la Muerte: de Camariñas a Malpica (Chus y María) - Parte única

Fin de semana en la "Costa da Morte": Camariñas, Camelle, Laxe, Corme, Malpica 


Viernes a domingo, 04-06/02/2022:

Viernes

Camariñas y Faro Vilán, Camelle, Corme y Faro Roncudo. Playa Ermida, Capela da Virxe do Faro, playa de Balarés. 
 

Tuvimos que retrasar este viajecito una semana porque Chus había dado positivo por COVID-19. Pero, finalmente, lo pudimos hacer y disfrutar. Un tiempo extraordinario.

Habíamos reservado en Laxe, pero decidimos empezar la ruta por Camariñas. Antes de eso, pasamos por Brandomil, con su famoso puente medieval.


Brandomil, oficialmente San Pedro de Brandomil, es una parroquia y una aldea del municipio de Zas, en la provincia de A Coruña. El término Brandomil parece ser de origen suevo.

En esta aldea, todo recuerda a los romanos, que llegaron aquí para llevarse su oro. El escritor Eduardo Pondal personalizó el topónimo convirtiéndolo en un héroe celta y lo enterró en el dolmen de Arca da Piosa. 


La localidad está situada a orillas del río Xallas. Un castro da fe de que ya antes de los romanos la vida se desarrollaba en la zona. 

En el año 2007 se llevó a cabo una excavación dirigida por Juan Naveira, que reveló la importancia del asentamiento romano. Posteriormente, hubo otra campaña dirigida por Lino Gorgoso que evidenció la existencia de una vía empedrada de gran tamaño, de hasta 5 m de ancho.

Parece ser que los romanos encontraron en Brandomil su particular fiebre del oro. En Limideiro lavaban el mineral y allí hay una laguna que, según los viejos del lugar, contiene unas escaleras de oro que bajan hasta el fondo. Para otros, la profundidad es ilimitada y hay quien asegura que abajo hay una cazuela del brillante metal que se puede ver en los días claros. 

Sea como fuere, lo más destacado y llamativo de Brandomil es su famoso Puente Medieval, que da una medida exacta de la grandiosidad de su pasado. Formaba parte del antiguo camino de Santiago a Fisterra antes de ser relevado por un puente de hormigón en los años 40 del siglo XX. Posee cuatro arcos de sillería, tres de ellos de la misma luz, 8.20 m, y el otro, en un extremo del puente, de menor luz, 4.30 m. El ancho de la calzada es de 2.75 m. Por sus características constructivas y formales se puede fechar la construcción de este puente en el siglo XVII, lo que indica que no es realmente medieval, pero mantiene esa denominación porque parece ser que aquí hubo otro puente con anterioridad, quizás sobre el siglo XI o XII.




De aquí, fuimos directas a Camariñas. Se trata de un municipio de la provincia de A Coruña, en la comarca de Tierra de Soneira, en la Costa de la Muerte. Está situada en una península junto a la ría homónima. Es un pueblo marinero que se ha hecho famoso no solo por sus encajes de bolillos sino también por su riqueza natural y ambiental. Se cree que su topónimo procede de la planta arbustiva Caramiña, especie protegida en peligro de extinción, con pequeñas flores blancas que semejan copos de algodón y que, durante la primavera, cubren gran parte del paisaje. En la Playa del Trece se encuentra la mayor reserva de Galicia. También se las conoce como plantas del hambre, porque en la Guerra Civil la gente comía su fruto para engañar al estómago.



En el panel, podemos ver las cosas más destacadas que un visitante no debería dejar de tener en cuenta.

Sin embargo, para nosotras, la villa resultó un tanto decepcionante. Dimos un paseo junto al puerto en el que el olor era bastante desagradable, creemos que por problemas y funcionamiento incorrecto de los sistemas de desagüe y canalización. Al final, acabamos buscando una farmacia, porque se me había olvidado el líquido para las lentillas, y ya. Decidimos seguir rumbo a Camelle, no sin antes descubrir que para los marineros las sirenas fueron las primeras "palilleiras" en hacer el encaje de Camariñas. 



 
Graciosos muñecos "palilleando" para hacer encajes de Camariñas

Antes de llegar a Camelle, nos detuvimos en Faro Vilán, del que dicen que es uno de los faros más bonitos de Galicia. Lo cierto es que este faro parece suspendido sobre una roca gigante haciendo juego con los colores de esta. 



Su nombre proviene de un vocablo gaélico irlandés que significa "gaviota". Estas aves sobrevuelan continuamente la zona, que acoge la única colonia española de gaviotas tridáctilas. 

Fue el hogar de la última farera de España, que dedicó 43 años de su vida al cuidado de este faro, luchando, literalmente, contra viento y mareas. 

En el faro hay un Centro de Interpretación de los Naufragios que cuenta la historia de estos y la de los faros de la Costa da Morte a través de un recorrido muy interesante. 


Desde el Faro Vilán hasta Camelle encontramos la Costa da Morte en estado puro, con innumerables naufragios a sus espaldas, cuerpos sin vida escupidos por el mar y tragedias que se convirtieron en leyendas. El paisaje es sobrecogedor y las playas salpican la costa entre acantilados y rocas.


Por eso mismo, todavía cerca de Camariñas está el Cementerio de los Ingleses. En 1890 se produjo un terrible naufragio en la Ensenada del Trece. De los 175 marineros que iban a bordo del HSM Serpent, solo 3 lograron salvar su vida. Desde el cementerio hay un sendero que lleva a esa playa, con una increíble arena blanca y aguas de color turquesa, una de las más salvajes de Galicia. 

Y así llegamos a Camelle, oficialmente O Espíritu Santo de Camelle, parroquia y localidad del municipio de Camariñas. Es un pequeño puerto marinero que conserva el aire de antaño. Sin embargo, tampoco nos llamó especialmente la atención. 


Las gentes de esta villa son conocidas por su entrega a la hora de rescatar a los marineros que naufragan en la Costa da Morte. Algunos de los naufragios más conocidos son los siguientes: 

- en 1897, el buque inglés The City of Agra, cuya campana se conserva en la iglesia del Espíritu Santo y por cuyo rescate los habitantes de Camelle y Arou fueron condecorados por la corona inglesa.

- el 10 de febrero de 1904, en una noche de niebla y temporal, el Yeoman, recientemente construido en Liverpool, que realizaba la singladura Liverpool-Calcuta, con 4000 toneladas de carga general, 2000 de sal y 1500 de carbón, se empotró a las 3 de la mañana contra A Pedra do Porto, unos bajos que se hallaban a la entrada de la pequeña ensenada de Camelle. Además del capitán y de los oficiales, viajaban en el barco 80 tripulantes (67 indios) y 4 pasajeros. 8 de los indios se lanzaron en un bote al mar que posteriormente apareció destrozado en la playa de Arnado, con 4 de ellos cadáveres. El resto sobrevivió gracias a la generosidad y valentía de las gentes de Camelle que se jugaron la vida para salvarlos de una muerte segura. 

- a las 11 de la noche del 12 de enero de 1915, naufragaba en la misma Pedra do Porto el Natalia, barco español que se dirigía de Liverpool a Coruña y Vigo. Tras dejar parte de su carga en Coruña, se dirigía entre la niebla a Vigo cuando se empotró con estos bajos. Sus 35 tripulantes se salvaron gracias a las gentes de Camelle.

- el 20 de agosto de 1934, el petrolero ruso Boris Sheboldaev, de 13 000 Tm y equipado con la mejor tecnología de la época, se dirigía con los tanques vacíos de Leningrado a Batún. En medio de una marejada y rodeados por la niebla, fueron a dar contra a Pedra do Porto. No tardó más de media hora en partirse en dos y quedarse sin luz. A los gritos de auxilio llegaron los bravos marineros de Camelle que, a pesar de no tenerlo nada fácil, salvaron a 28 de los 41 tripulantes. El resto, junto con el capitán, que habían quedado en la proa, fueron salvados al día siguiente. A pesar de ir vacío, provocó la primera marea negra de la Costa da Morte: una extensa capa de petróleo impidió el consumo de pescados y mariscos durante un año.

Pero si hay algo por lo que este pueblo es conocido es por la presencia del Man, el alemán de Camelle. Manfred Gnädinger ha sido uno de los habitantes más emblemáticos de esta villa marinera. Allá por los años 60, con 25 años, se estableció en esta aldea, recién llegado de Alemania. Era un personaje peculiar que buscaba vivir en armonía con el mar y la naturaleza. Puede que nunca estuviera cuerdo del todo, pero, tras una temporada en un piso de alquiler, decidió mudarse al lado del mar. 

Con ayuda de los vecinos, en un terreno cedido y con materiales donados, construyó una pequeña casa con vistas al mar, donde el jardín fue creciendo con el paso de los años, con corales y esculturas que Manfred hacía con lo que traían las olas. Man, apodo con el que se quedó, llevaba una vida muy austera, vestía con taparrabos y se alimentaba de algas y algunos productos vegetarianos que le llevaban sus amigos. 


Sus extrañas creaciones nunca fueron rechazadas por sus vecinos. Y cada vez más turistas y visitantes se interesaban en la obra de este hombre. Se transformó en un personaje de leyenda por su lucha contra la construcción del espigón, que invadía su jardín. Se dice que murió de pena cuando la marea negra del Prestige acabó por destrozar los tesoros que llevaba décadas construyendo y cuidando. En 2002 murió el hombre, pero permaneció el artista. Hoy, en Camelle, hay un museo dedicado íntegramente a él. 


Muertas de hambre y sin encontrar ni un solo sitio abierto (esta zona en invierno está prácticamente vacía), llegamos a Laxe, en donde por fin encontramos una cervecería donde pudimos comer una excelente hamburguesa de criollo (yo) y un buen sandwich mixto completo (Chus). 

Y ya nos dirigimos al hotel. Nos alojamos en el Hotel O Náutico. Todo lo que pueda decir de bueno es poco. Nuevecito, muy limpio, en primera línea de playa, con jacuzzi en la habitación... Su propietaria, María, encantadora y servicial y dispuesta a darte ideas sobre qué ver o hacer por la zona. Realmente, quedamos encantadas con la estancia de dos noches allí.


 


Nos instalamos, y como aún era temprano, decidimos ir hasta el Faro Roncudo. Su nombre proviene del ruido ronco que hace el mar cuando rompe en los acantilados. Se encuentra situado en el promontorio de Cabo Roncudo, próximo al pueblo de Corme-Porto, en Ponteceso. Es una zona muy famosa por la calidad de sus percebes. 

Fue construido en 1920. Tiene una altura de 11 m. Su entorno, formado por rocas de granito, da un aspecto misterioso a este paisaje agreste. 

Vemos, primero, un vídeo a la salida de Laxe.


Quedamos sorprendidas por el color de las aguas en Laxe

En la visita a Punta Roncudo, podemos imaginarnos las terribles historias de naufragios, así como el valor de los "percebeiros" que se baten con el mar para coger el preciado marisco.


Las cruces que se pueden ver en varios puntos son un homenaje a esos hombres cuyos cuerpos nunca aparecieron. Sus viudas o descendientes siguen cuidándolas. 



 Se cree que más de 150 pescadores han perdido la vida entre estas rocas. 


En la actualidad, se recogen los percebes con más seguridad, porque se va en grupos, en los que cada vez hay más mujeres. Además, ahora llevan trajes de neopreno. 



En Corme-Porto encontramos una escultura homenaje a los "percebeiros". 


En el mapa inferior, podemos ver la ría de Laxe y Corme y la situación de Punta Roncudo.


De regreso a Laxe, nos fuimos deteniendo en aquellos lugares que nos parecieron interesantes.

Paramos, en primer lugar, en la Playa Ermida. Es la más grande de Corme con medio kilómetro de longitud. Se caracteriza por sus dunas y la cercanía a la Isla da Estrela, a la que se puede acceder en marea baja y donde hubo un castro y más tarde se levantó una ermita dedicada a Nuestra Señora da Estrela, que dio nombre a la isla y a la playa. 


Es un lugar tranquilo en el que no se oye más que el silencio. 

En dirección a Niñóns, descubrimos la Capela da Virxe do Faro. Este monte está situado a 231 m de altura, en la parroquia de San Julián de Brantuas. Su nombre nos indica su antigua función, como faro. El conjunto arquitectónico cuenta con una capilla, un mirador y una fuente. 



Antiguamente, en el lugar en el que se encuentra la capilla se celebraban ritos paganos. Sobre la puerta de entrada se lee: "Capela nosa señora do faro. 1731". Suponemos que es el año de inauguración de la capilla. Como ya dijimos en otra ocasión, en las villas marineras hay una tradición que se repite constantemente: las mujeres cambiaban las tejas para que los vientos cambiaran y los marineros volvieran sanos y salvos a casa.

El mirador acoge el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, inaugurado en 1959 y pagado por Ricardo Pose Ourén (emigrante en Sudamérica y nacido en Brantuas), quien no llegó a verlo en vida. Tiene una altura de 39 m y se puede acceder a lo alto tras subir sus 133 escaleras de terrazo y unas 10 de metal incrustadas en la pared de la torre. En la base de la torre, rodeándola, vemos las figuras de la Virgen del Faro, Santiago Apóstol, San Julián (patrón de la parroquia) y San Ricardo (posiblemente porque ese era el nombre del mecenas). 

  En la explanada hay una curiosa piedra agujereada que señala la localización exacta en la que se pone el sol. Como el día estaba nublado, no había puesta que ver, pero imaginamos que debe ser espectacular.



Más abajo, encontramos la playa de Balarés. Situada en un entorno natural espectacular, tiene una arena blanca y fina y oleaje moderado. Está rodeada por un amplio y cuidado pinar que dispone de un amplio merendero para comer a la sombra. 

Durante la Segunda Guerra Mundial se exportaba, desde un embarcadero situado en un extremo del arenal, wolframio para los alemanes. También hubo en esta playa una mina de titanio, entre los años 1935 y 1964, donde trabajaron muchos hombres y mujeres de Ponteceso. Actualmente se celebra en esta playa el Festival de Música V de Valarés por el que han pasado ya grandes artistas de la escena nacional. 


Y ya de regreso en Laxe, con su bellísima playa y sus aguas color turquesa. 


Lamentablemente, un día tan maravilloso estuvo a punto de terminar en una desgracia. 


¿Podéis adivinar lo que pasó?...

Pues eso, que después de disfrutar de un tiempo de relax en el jacuzzi y de haberme puesto el pijama, no se me ocurrió otra cosa que intentar vaciarlo sin meterme otra vez dentro, así que fui bordeándolo por el lado de la ventana (con lo fácil que hubiera sido quitarse el pantalón y levantar el tapón desde el interior de la bañera...). Lo estaba viendo, que me iba a caer, y Chus me lo estaba avisando: "que te vas a dar un leñazo". Y dicho y hecho, me lo di... en una pierna, en un codo y en las costillas, ¡qué dolor! Menos mal que no me di en la cabeza, porque hubiera quedado en el sitio. 

Ahora nos reímos recordándome allí de pie, con mi pijama empapado... pero en el momento de escribir estas letras sigo teniendo negrones y tomando ibuprofeno para el dolor de las costillas. ¡Buaaaa! 


Sábado

Laxe  
 

Chus, como siempre, se levantó temprano y pudo fotografiar un precioso amanecer.


Yo lo hice un poco más tarde.


Y al bajar, hice una foto y un vídeo de lo que teníamos enfrente del hotel.

Después de un buen desayuno, con un bizcocho casero de naranja para chuparse los dedos, nos fuimos a hacer la ruta de los percebes, que recojo en el apartado de senderismo.

Comimos en uno de los restaurantes de Laxe más conocidos, Apracería. Exquisito todo.

Croquetas de calamares en su tinta

Pulpo a la brasa con puré de pimentón
Postre exquisito de mousse de chocolate blanco, avellana rallada, frutos rojos, gelatina normal y gelatina de matcha

Vistas a la playa desde el comedor

La tarde la pasamos en el hotel, cansadas después de la caminata. A última hora, Chus disfrutó del jacuzzi... ¡yo no me atreví!


Domingo

Faro de Punta Nariga, Ermita de San Adrián, Malpica, Muíños da Ribeira, Dolmen Pedra da Arca, Laguna y Playa de Traba, Vimianzo
 

Antes de despedirnos de María, nos aconsejó que no dejáramos de visitar el faro de Punta Nariga y la ermita de San Adrián. Y allá que nos fuimos.

Durante el camino, nos encontramos con una curiosidad que no habíamos visto nunca antes: hórreos convertidos en pequeños apartamentos.


El pasar por el medio de los pueblecitos tiene estas cosas. Como ver unas caras curiosas que nos miran preguntándose qué hacemos nosotras sacándoles una foto.
 Y así, llegamos a Punta Nariga, a unos 11 km de Malpica, en donde nos sorprende un paisaje de rocas a cada cual tallada con las formas más extrañas... son rocas que hace millones de años estaban sumergidas y sometidas a la erosión constante del agua marina. Ahora, en la superficie, el viento y la lluvia siguen afanados en la misma tarea. 


 

Esta roca me recuerda un dragón visto de espaldas con el ala izquierda desplegada

El faro de Punta Nariga está situado próximo a Malpica de Bergantiños, en la provincia de A Coruña. María nos había dicho que semejaba un barco, sin embargo, en un primer vistazo no nos lo pareció. Pero a medida que te acercas y vas tomando conciencia de su construcción, confirmas que, efectivamente, es así. Fue construido por César Portela e inaugurado en 1997. Tiene una altura de 50 m y un alcance de 22 millas. 


Curiosa geometría formada por las sombras en las escaleras de acceso

Las rocas que rodean el faro. Al fondo, las Islas Sisargas

Se puede ascender a las terrazas del faro, y allí nos encontramos con una sorprendente estatua:

Se trata de un atlante de bronce conocido como "O soño do emigrante", realizado por Manolo Coia. Es una figura con forma entre un humano y una gaviota a punto de empezar a volar

Con mucho cuidado se puede pasear por las rocas sobre las que se sitúa el faro. Y si lo hacemos, seremos conscientes de un grave problema medioambiental que ya habíamos apreciado en la ruta de los percebes en Laxe: 


Esta planta es una especie invasora. Se conoce como "uña de gato" (Carpobrotus Edulis) y es originaria de Sudáfrica. Desgraciadamente, está acabando con la flora autóctona de la costa.

En sí, el faro está formado por dos bases triangulares sobre las que se alza la torre. Estas bases están construidas en granito gris de Mondariz y el fuste es de granito rosa de Porriño. Es un torreón de unos 3 m y medio rematado en un mirador acristalado y una linterna que alcanza los 4.5 m. 

Dejamos atrás la magia de este paisaje lleno de encanto y seguimos hacia Malpica, para detenernos en la ermita de San Adrián.  


Está muy cerca de Malpica y, de hecho, desde aquí se ve perfectamente la villa marinera encajada en esa pequeña península que se adentra en el mar.


Y hacia el otro lado se ven las islas Sisargas y Punta Nariga, de donde veníamos.


Nosotros no seguimos hasta la punta del cabo. No obstante, os dejamos aquí información sobre él. Su altura máxima es de 182 m y se conoce como Pico do Castro o Monte de Beo. Seguramente, el topónimo hace referencia a algún poblamiento que existió en lo alto.

Hay muchas leyendas relacionadas con este lugar. Una de ellas es la que cuenta que hubo un tiempo en el que la comarca estaba asolada por serpientes, por lo que los habitantes solicitaron la protección de San Adrián, que se hallaba de peregrinación por la zona. El santo pisó una de ellas y las demás desaparecieron tirándose al mar o convirtiéndose en piedra. Dicen que, cuando baja la marea, se pueden apreciar en una roca las pisadas de San Adrián y la marca de la serpiente, muy cerca de la playa de Seaia. 

En honor al santo se levantó una primitiva ermita en el siglo XVI. La talla del santo también data de esta fecha. Muy cerca se encuentra la fuente milagrosa de San Adrián, de la que se dice que tiene propiedades milagrosas si se tiene fe. Tiene fama de curar las verrugas siempre y cuando el romero deje un paño como ofrenda en la vegetación que rodea la fuente. 

Chus en el mirador de la ermita

La devoción de los vecinos de la comarca por San Adrián es enorme. Cada domingo después del 16 de junio se celebra una concurrida procesión y romería que parte desde Malpica, por tierra y por mar, llegando hasta la ermita. El lugar está acondicionado para estas romerías y cuenta con mesas y un estupendo mirador desde el que se ven las islas Sisargas. La romería de San Adrián de Malpica ha sido declarada Festa de Interés Turístico de Galicia. 


Llegamos entonces a Malpica. Es un municipio de 61.22 km cuadrados y cuya capital es el pueblo de Malpica, situado en una pequeña península que contiene en uno de sus lados el puerto y en otro la playa de Arena Mayor. 

Malpica es el arranque o el final de la Costa da Morte. Ofrece atractivos para todos los gustos: playas, faros, islas, rutas de senderismo, acantilados, molinos y un inmenso patrimonio cultural. De hecho, desde la ermita de San Adrián, hay un bello paseo de 4 km que permite disfrutar de la costa y de los paisajes de la zona. 


Aparcamos el coche junto al puerto e hicimos unas cuantas fotos. 


Malpica es uno de los puertos de bajura más famosos de toda Galicia. Tras la punta que se ve en la fotografía superior, se halla el paseo marítimo que bordea la playa del pueblo. En verano está lleno de vida y de animadas terrazas, con varios murales decorativos. Pero en invierno, en los días de temporal, las olas toman el control y se convierte en un lugar peligroso y desafiante. 

No fuimos hasta allí, porque preferíamos acercarnos al mirador da Atalaia. El GPS no nos dijo nada de que siguiendo las callejas del pueblo hacia arriba se llegaba a un punto en el que el pueblo se terminaba. Menos mal que una paisana nos debió ver caras de despistadas en el coche y nos hizo señas para que parásemos: por allí no íbamos a ningún lado, había que dar la vuelta y volver a la calle principal. Pero, ¿cómo? ¡Uffff!, me costó maniobrar pero lo conseguí...

Nos quedamos sin el mirador, pero buscando en el mapa de la zona descubrimos otra cosa que nos apetecía ver: los Muíños de Ardeleiro. Seguimos el GPS y por unas pistas nos dejó junto a un bosque y nos dijo que allí estaba nuestro destino. ¿Einnnn? Por suerte para nosotros circulaba por allí un ciclista que nos indicó la dirección correcta. ¡Qué maravilla! ¡Había merecido la pena!


Normalmente, cuando pensamos en molinos, imaginamos construcciones movidas por la fuerza de arroyos y las asociamos con tierras de interior y situadas en profundos valles. Pero los molinos de Ardeleiro o de la Ribeira son totalmente diferentes, porque aprovechan un arroyo en la ladera de la costa que cae directamente al mar. 

Son 5 molinos de agua rehabilitados en 2007 por la Diputación de A Coruña que se hallan en la parroquia de San Cristóbal de Cerqueda. Entre ellos discurre una senda que recorre el arroyo hasta su desembocadura en forma de una pequeña fervenza en la denominada Ensenada dos Muíños. 




Tienen forma rectangular con tejado a una agua cubierta con tejas del país. 




Este es un espacio natural al que hay que asomarse con mucho cuidado. Los frecuentes temporales han horadado las paredes de este balcón abriendo bajo nuestros pies enormes y profundas cuevas.

Entre el primer molino y el último, situado prácticamente sobre el mar, hay tan solo 160 m. 


 


Estos molinos son de propiedad privada. El primero es el de Pirillete, el único que se sitúa en la orilla izquierda del regato. 

El segundo es el de Tecedén, ya en la orilla derecha.

El tercero es el Muíño Novo. El cuarto, el de Mandeón. Y el quinto, el de Varela, el más cercano al mar, situado prácticamente sobre el límite superior de la marea alta.

Además de los molinos, las formas geológicas atraerán también nuestra atención. Hablamos de las furnas o pliegues entre las rocas. 



Nos hubiéramos quedado allí disfrutando de la belleza del paisaje, pero la mañana se estaba acabando y ya empezábamos a sentir hambre. Sin embargo, todavía nos detuvimos en otro lugar: el Dolmen da Pedra da Arca.


Conocido también como Casa dos Mouros, es uno de los monumentos megalíticos de mayor tamaño de Galicia. Conserva aún buena parte del volumen de su túmulo de tierra y la mayor parte del dolmen con su corredor. Solo falta la laja posterior que cerraría la cámara. En el interior de la cámara se conservan también restos de grabados y pinturas rojas prehistóricas. 


Pedra da Arca data del período entre el 3500 y el 2700 a. C., la fase de mayor esplendor de la cultura megalítica. Tiene planta poligonal y el corredor está orientado hacia el este. La piedra de cubierta está partida a la mitad. Seis piedras verticales le sirven de soporte. 


La cubierta tiene una longitud de 4 m por un ancho de 1.80 m, con un grosor medio de 70 cm. En cuanto a las piedras verticales, la más alta mide 2.50 m por 1.90 m de ancho y la más pequeña, 1.90 m de alto por 1 m de ancho. 

La tradición cuenta que fue construido por una mora, cargando las piedras en la cabeza mientras hilaba y daba de mamar a un niño. 

Aún nos quedaba otra visita: la Laguna y Playa de Traba. 


Este espacio natural, formado por la playa y la laguna, es de gran belleza. Cuenta la leyenda que bajo sus aguas está enterrada por castigo divino la ciudad de Valverde. 


La Playa de Traba de 2650 m está abierta al mar y tiene un complejo dunar que la separa de la laguna de gran valor ecológico. 


Esta formación se sitúa al sudoeste del ayuntamiento de Laxe, en la parroquia de Traba. Ocupa el fondo del valle que se formó en esta línea costera, rodeado todo él por una cadena montañosa granítica, conocida con el nombre de Penedos de Traba. 

La laguna ocupa el centro del espacio y se alarga durante 800 m paralela a la playa, con una anchura de 250 m. Estas dimensiones son mucho más pequeñas de las que tuvo en su origen, cuando los prados que hoy vemos a su alrededor estaban anegados. 

Estábamos asombradas por esta playa de gran belleza, pero había que llegar a Vimianzo para comer. Como siempre, el GPS nos despistó y nos metimos por el medio de un pueblecito... no sé ni cómo salimos de allí con el coche... jejejejeje. 

Croquetas de marisco y zamburiñas

Secreto de cerdo a la piedra

Desde luego, ha sido uno de los mejores y más completos fines de semana. Es una zona preciosa para volver.



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