domingo, 20 de noviembre de 2022

Octubre, 21 de 2022, a enero, 14 de 2023: Segunda visita a Japón - Parte 09

Descubriendo Japón por segunda vez

Sábado, 19/11/2022:


Una excursión inesperada: Chofu y el templo Jindaiji

Por si no lo recordáis, os vuelvo a mostrar el mapa del distrito metropolitano de Tokyo, que cuenta con 23 distritos especiales y 30 suburbios en su parte más occidental. 


Aunque pocas veces se le da publicidad, lo cierto es que la zona occidental de Tokyo cuenta con bellísimos parques y santuarios que merece la pena visitar. Y, a diferencia de los principales templos y santuarios de Tokyo centro, el oeste ofrece la oportunidad de vivir el lado espiritual sin tener que soportar a las multitudes.

Uno de estos suburbios, próximo a los distritos especiales, es Chofu, que podéis ver en el mapa hacia el sur. En realidad, es una de las 26 ciudades que conforman el Distrito Metropolitano. Está situada a unos 15 minutos al oeste de la estación de Shinjuku y ofrece multitud de opciones para la diversión y el ocio al aire libre. Podemos destacar el Parque de Atracciones Yomiuriland y el Parque Zoológico de Tama

Sin haberlo pensado de antemano, decidimos ir al Templo Jindaiji que, con 1300 años de antigüedad, ha sido popularizado recientemente por una famosa serie de anime. Es, pues, muy conocido entre la población japonesa, pero todavía no entre los turistas. Y, la verdad, mejor que sea así, jejejeje, porque da gusto pasear entre la naturaleza rodeado de locales que te permiten entrar en contacto con sus costumbres y tradiciones. En este caso, por ejemplo, muchas familias estaban celebrando allí el sichigosan del que hablé en la entrada de los festivales típicos de noviembre.

Fuente en uno de los recintos

Rueda de un molino junto a la carretera. Tenía un letrero que indicaba que se había pedido ayuda para que lo arreglasen, ya que no funcionaba

Una de las muchas estatuas que hay en la zona

Según se dice, es el segundo templo que se construyó en Tokyo. Ocupa un extenso recinto con muchos subtemplos y monumentos, en donde se pueden pasar fácilmente varias horas paseando. En el famoso manga y serie de anime GeGeGe no Kitaro sale con frecuencia este templo. De ahí que una de las primeras cosas que se puede ver a medida que te vas acercando a él sea una tienda de recuerdos llena de objetos de la serie. 

Pero dejando ese aspecto aparte, el lugar destaca también por su gran cantidad de restaurantes de soba, cuyos deliciosos fideos de trigo sarraceno lo han convertido en una especie de destino gourmet. Antes de dedicarnos a recorrer la zona, decidimos comer y en todos los restaurantes había bastante cola... no quedó otra que armarse de paciencia. 

Uno de los restaurantes que pasamos un poco alejado de la calle principal


Acabamos en uno de la calle de acceso al templo. 

Estatua decorativa a la entrada del restaurante

Pequeñísimo jardín japonés en el interior del restaurante, con estanque y sus carpas 

En vez de plato, una barquita de madera con soba y tempura

Cuando terminamos de comer, nos dedicamos a pasear.

A la salida del restaurante hacia otra calle


El templo fue construido en el año 733 y presenta un recinto bien conservado con una arquitectura antigua que deja entrever cómo era el Japón feudal. Cuenta con una vegetación exuberante, arroyos con pequeños peces y estanques con carpas y tortugas. Durante miles de años, la gente lo ha visitado para librarse de la mala suerte y rezar para encontrar pareja. El templo también alberga la estatua coronada de Amitabha Tathagata, la estatua budista más antigua en la zona este de Japón y el único tesoro nacional que se encuentra en un templo del área metropolitana de Tokyo (no se le pueden hacer fotos)

Detalle decorativo de la puerta de acceso al recinto del templo


Hojas de arce japonés en otoño

Tienen colocado ese banco para que te hagas la foto con el salón principal del templo a tu espalda

Personas rezando frente al salón principal del templo

El nombre del templo proviene del dios Jinja Daio y hay una leyenda sobre su origen: 

Cuentan que un chico llamado Fukuma se enamoró de una chica procedente de una familia rica y poderosa. Dicha familia se oponía a la relación de los dos jóvenes y para ponerle fin mandaron a la chica a vivir a una pequeña isla en el centro de un gran lago.

Fukuma rezó al dios Jinja Daio para que le ayudase a recuperar a su amada hasta que un día apareció una misteriosa tortuga que le llevó hasta la isla del lago. La familia de la chica, al ver que Fukuma contaba con protección divina, cambiaron de opinión y les permitieron casarse.

La pareja tuvo un hijo, que se hizo monje bajo el nombre de Manko Shonin y fundó el templo Jindaiji para cumplir así el deseo de su padre de agradecer al dios Jinja Daio todo lo que hizo por él.


Uno de los estanques del recinto







Fuimos caminando hacia la parte alta del recinto, en donde se encuentra un magnífico parque botánico. No entramos, pero es posible que volvamos, ya que está considerado como uno de los más bellos de Tokyo. La verdad que solo estábamos haciendo tiempo para ir a recoger nuestra obra de cerámica: en la calle principal, junto al templo, hay una tienda-taller en donde puedes decorar tu propia pieza y ellos se encargan de llevarla al horno. Está lista en 20 minutos. 

Disfrutando del paseo en un día estupendo



Una cápsula que deberá ser abierta en 2088


Creo que después de esta experiencia, intentaré informarme un poco más sobre esos distritos occidentales. 


viernes, 18 de noviembre de 2022

Octubre, 21 de 2022, a enero, 14 de 2023: Segunda visita a Japón - Parte 08

Descubriendo Japón por segunda vez

Jueves, 17/11/2022:


Toshima-ku

Ayer fui hasta el distrito especial de Toshima-ku, que está al norte de Bunkyo, en donde, como ya sabéis, queda la Universidad de Tokyo. No había pensado en ir, pero una antigua profesora mía de la UNED daba una conferencia y se me ocurrió que sería estupendo volver a verla. De no ser por eso, creo que no habría puesto los pies allí. No por nada, sino simplemente porque es un área poco turística de la que no había leído absolutamente ninguna información que pudiera ser interesante. 

Normalmente, se denomina al distrito como "ciudad de Toshima". En 2005, la población era de 252 000 habitantes y, aunque la mitad del área es residencial, debido a la actividad comercial del resto, sobre todo del barrio de Ikebukuro, la población flotante asciende a 430 000 personas. Tiene la mayor colonia extranjera, unas 15 000 personas:50 % de origen chino, 20 % de origen coreano y el resto de otras nacionalidades. 

En realidad, se divide en cuatro áreas: Nagasaki, Nishisugamo, Sugamo y Takada. Cada una de ellas con sus propios barrios. El más conocido es Ikebukuro, en el área de Nishisugamo


Ikebukuro


Es uno de los centros más activos de la ciudad. Su estación es la tercera más transitada. Es muy conocido por el centro comercial "Sunshine 60", que, en su momento, fue la torre más alta de toda Asia. Cuenta con un gran acuario y múltiples tiendas de moda de marcas internacionales. No me acerqué a él, porque no tengo ningún interés en visitar este tipo de establecimientos, aunque seguramente me hubieran sorprendido con su estilo característico japonés.

Una atracción interesante para aquellos a los que les guste son los cafés temáticos, principalmente dirigidos a mujeres, como contrapartida a los Maid Cafe de Akihabara. Por ejemplo, el Café de los Mayordomos. Aquí las mujeres son atendidas por guapos mayordomos que les llaman "princesas" y les ponen una tiara en la cabeza, para luego, durante unas dos horas, elogiarlas de modo que se sientan consentidas. 

Igualmente, y de nuevo en competencia con Akihabara, Ikebukuro se ha lanzado a la cultura del anime y los videojuegos. 

Para algunos, se está convirtiendo en el barrio insignia del noroeste de Tokyo, con sus tiendas de electrónica, sus tiendas de cultura pop japonesa, sus restaurantes populares e izakayas, clubes de moda y universidades de renombre... Nada por lo que, en sí mismo, atraiga mi atención. Y nada que recuerde a la imagen oscura de otros tiempos (el mercado negro de la posguerra o la prisión de Sugamo). Ahora, las avenidas se llenan de gente por las noches y los fines de semana, en particular porque hay muchos teatros. 

Fachada del Teatro Metropolitano de Tokyo

Los estudiantes también están muy presentes en este barrio. Muchas escuelas y universidades privadas se han instalado en la zona. En las décadas de 1920 y 1940, muchos artistas que iniciaron el movimiento Ikebukuro Montparnasse se instalaron aquí, lo que contribuyó a fortalecer su imagen como distrito de arte y cultura. 

En concreto, visité el campus de la Universidad de Rikkyo (conocida también como St. Paul's University). Fue fundada en 1874 y hoy es una de las principales universidades privadas de Japón. Creada por el Obispo Channing Moore Williams, de la Iglesia Episcopal Americana, en principio se centró en la enseñanza de la Biblia y del inglés, imitando el estilo de las facultades de artes liberales de occidente. Hoy ofrece muchas oportunidades de aprendizaje y un gran número de actividades extracurriculares que atraen a muchos estudiantes del país, pero también internacionales.


Como se aprecia en el vídeo, según se entra, se ve el edificio Morris, que da paso al resto del campus. 

Colores de otoño en la entrada

Detalle de la fachada del Exhibition Hall, según se entra a mano izquierda

Detalle de la puerta del Morris Building que da acceso al resto del campus


Calle entre los edificios del campus

Por lo demás, calles y edificios...







Y un curioso paso a nivel...
 

Como contrapartida a todo este asfalto, un pequeño rincón de paz: los jardines Mejiro. Se trata de un tranquilo escondite para descansar del bullicio de la metrópoli. Hay un gran estanque con carpas, rodeado de gran variedad de plantas y flores que cambian de color con las estaciones. Hay también una pequeña cascada, una casa de té y algunos bancos para sentarse a respirar el aire puro.









En fin... sé que no vais a sacar mucho en limpio de esta entrada. Pero también es interesante conocer un distrito más de los que conforman el núcleo central de Tokyo.

Os espero en la siguiente. Me voy el lunes a Kioto, la antigua capital imperial, y espero contaros muchas e interesantes cosas además de mostraros alguna que otra buena fotografía. Dicen que el otoño es la mejor época para visitar esta ciudad... ya os contaré.


 

lunes, 14 de noviembre de 2022

Octubre, 21 de 2022, a enero, 14 de 2023: Segunda visita a Japón - Parte 07

Descubriendo Japón por segunda vez

Domingo, 13/11/2022:


Excursión a Nikko


¿Recordáis que Japón está dividido en 47 Prefecturas?


Para situar la excursión de hoy, tenemos que fijarnos primero en la región de Kanto, en color verde. Muy pequeños, vemos el Distrito Metropolitano de Tokyo (número 13), al sur la Prefectura de Kanagawa (14), al este Chiba (12), sobre ella Ibaraki (8), limitando esta al oeste con Saitama (11), y entre ambas, hacia el noreste, Tochigi (9). Pues bien, Nikko es una pequeña localidad de esta última, en el norte montañoso de Tokyo. Precisamente ahí se encuentra el Parque Nacional Nikko, en el que podemos disfrutar de pintorescos paisajes, lagos, cascadas, aguas termales, monos salvajes y senderos para hacer deliciosas caminatas. Con tráfico fluido, son unas 3 horas en coche desde la capital. Así que hubo que hacer un alto en un área de servicio, nada que ver con las que yo conocía (aquí tienes distintas variedades de puestos de comida para poder elegir)


¿Por qué ir a Nikko? Porque es un lugar extraordinario en el que se funden arquitectura, historia y naturaleza (espectacular ahora en otoño).



Desde el siglo VIII, es un centro de adoración y culto, tanto sintoísta como budista. Sus santuarios y templos, considerados los de mayor esplendor de todo Japón, han sido declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. 

Este Patrimonio está formado por 103 estructuras repartidas en tres complejos. El santuario más impresionante y visitado es el de Toshogu. Está compuesto de doce edificios o pabellones rodeados por un frondoso bosque de cedros centenarios.

Accediendo por una entrada lateral desembocas en la gran explanada que sigue a la puerta principal, que vemos en el lado izquierdo

Este santuario es el mausoleo de Tokugawa Ieyasu, el fundador del poderoso shogunato de Tokugawa, que gobernó Japón desde 1603 hasta 1867. Fue inaugurado en el año 1636 por su nieto Tokugawa Iemitsu siguiendo los deseos de su abuelo. La construcción del mausoleo se alargó dos años y para llevarla a cabo hicieron falta más de 15 000 artesanos de todo Japón. Durante la era Meiji fue declarado santuario sintoísta, pero conserva elementos de su pasado budista, como la pagoda y una de sus puertas, Niomon

Como vemos, en la explanada destaca la impresionante pagoda Gojunoto, de cinco pisos. Se encuentra a la izquierda de la puerta de entrada al recinto, al que se llega por un amplio camino de cedros centenarios (nosotros lo recorrimos a la salida, ya que desde el parking habíamos entrado por una puerta lateral). La original era del año 1650, pero esta es una reconstrucción de 1818. Se abre al público de manera ocasional. Una de sus características es que el pilar principal se encuentra a 10 cm del suelo para adaptarse a los cambios de temperatura y el grosor de la madera. Cada planta de la pagoda representa un elemento en orden de ascenso: tierra, agua, fuego, viento y cielo. 


Puerta principal de entrada al recinto y a la explanada. Es un torii de piedra de 1618

Después de comprar la entrada, subimos las escaleras que llevan al santuario.




Una vez atravesada la puerta Niomon, vigilada a ambos lados por dos guerreros Nio, guardianes de Buda, entramos en un segundo patio en el que ya nos sentimos deslumbrados por los distintos edificios y el brillo del oro. Y eso que se trata de tres antiguos almacenes (sanjinko) y establos. En el almacén mayor o kamajinko se puede ver una talla que representa a los elefantes soso-no-zo ("elefantes imaginados"). Se llaman así, porque fueron realizados por un artista que nunca había visto elefantes, por lo que los talló como él los imaginaba. 



Arriba, los elefantes soso-no-zo

Aquí es donde se encuentran los famosos tres monos sabios de Nikko, grabados en madera en uno de los establos sagrados (shinkyusha). 


Sus nombres son Mizaru, Kikazaru e Iwazaru, que significan "no ver, no oír y no hablar". Y ¿qué es lo que no hay que ver, ni oír, ni hablar? El Mal. Este dicho tiene su origen en la filosofía china (código moral del santai) que promulgaba el uso de los tres sentidos en la observación cercana del mundo.

Sin embargo, el significado de los tres monos es complejo. Si bien para la élite intelectual se encontraban relacionados con el ya mencionado código filosófico y moral, para el pueblo el sentido era "rendirse" al sistema: un código de conducta que recomendaba la prudencia de no ver ni oír la injusticia, ni expresar la propia insatisfacción, sentido que perdura hoy día (nada de meterse en problemas)

Habíamos llegado a las 10:30 de la mañana y aún así, ya había mucha gente en el santuario.




Más escalinatas y accedemos a un tercer patio. Ahora ya es visible la impresionante puerta Yomeimon, símbolo de Nikko. 





Como se dice en la información que el propio santuario proporciona, cuenta con 508 esculturas policromadas con motivos naturales. También se informa de que una de las columnas traseras del lado izquierdo está colocada con la parte inferior en la superior y viceversa, para dar la idea de una construcción no acabada, ya que siempre hay que seguir creando. Si la edificación estuviera completa, eso traería mala suerte. Además, esto se relaciona con el concepto japonés de wabi sabi o la belleza de la imperfección. 

Está flanqueada por la Torre del Tambor y la Torre de la Campana, instrumentos que simbolizan el nacimiento y la muerte. 


Parte trasera de la puerta

A ambos lados de la puerta se despliegan unos muros (kairo), decorados con un colorido conjunto de aves y flores talladas.


En ese cuarto patio, donde está la entrada directa al mausoleo, hay otra puerta que resulta llamativa: 



Esta puerta no se atraviesa. Para llegar al mausoleo propiamente dicho, hay que hacerlo por otra, la puerta Sakashitamon, que se encuentra en el lateral derecho del recinto. La puerta Karamon oculta el salón de plegarias Haiden y el salón principal Honden. Estos se pueden visitar, si bien no está permitido sacar fotografías, pero entrando siempre desde el lateral y dejando el calzado en unas taquillas colocadas a tal efecto.

Vista hacia atrás mientras esperaba para atravesar la puerta Sakashitamon


En la decoración de esta puerta destaca el conocido Nemuri-neko ("gato durmiente"), en su parte delantera, con dos gorriones volando tras él.  


Decoración de la parte trasera de la puerta

También podemos ver crisantemos, las flores asociadas con la longevidad. 

Al atravesar la puerta, unas largas, no, unas larguísimas escaleras, nos llevan al mausoleo.



¡Por fin! ¡El mausoleo!

¡Habíamos llegado a la tumba de Tokugawa Ieyasu

Y ahora tocaba bajar.


Y atravesar de nuevo la puerta Sakashitamon para ir a ver los salones de oración. En uno de los edificios adyacentes se estaba celebrando una boda.






Realmente una visita maravillosa, en la que no faltaron cosas curiosas, como este japonés que llevaba a su gato de paseo sobre el hombro.

Os dejo aquí algunas fotos más de este recinto y un vídeo de la explanada de entrada cuando nos dirigíamos a la salida por la puerta principal:




Al llegar a la base de la rampa, seguimos el camino de la derecha, que lleva al Futarasan-jinja, otro santuario sintoísta que forma parte del complejo Patrimonio de la Humanidad.





Este santuario fue fundado en el año 767 por el monje Shodo Shonin. Originalmente también era un templo budista, pero fue reconvertido al sintoísmo. 

Está dedicado a los dioses de la montaña: Monte Nantai (Okuninushi), su esposa Monte Nyoho (Takirihime) y su hijo Monte Taro (Ajisukitakahikone). En este templo y en el budista Rinnoji se veneran las mismas deidades, pero cambia el nombre con el que se las conoce. 


Detalle a la entrada del santuario

En el interior hay varios edificios, la mayoría templos construidos durante el período Edo. 


Dejamos atrás este santuario y volvimos al camino de cedros, en donde nos encontramos con que se estaba corriendo una maratón.


Empezaba a llover y ya comenzábamos a tener hambre. Así que caminamos en dirección al pueblo. En el trayecto nos encontramos con el templo Rinnoji, del que ya hemos hablado hace un momento. Es famoso por albergar tres enormes estatuas de Buda de 8 m de altura lacadas en oro, cada una de las cuales muestra una faceta diferente de Buda y representa también a uno de los tres dioses de las montañas. 

En realidad, se trata de un histórico conjunto de templos budistas, de los que se conservan 15 de los 109 que llegó a tener en 1882. 





Tiene un bonito jardín con el típico estanque. 


Entre el conjunto podemos ver una columna de bronce de 13 m, conocida como Sorinto, que contiene más de 1000 volúmenes de sutras sagrados. 




Dentro de este recinto está el templo Taiyuin. Alberga el mausoleo de Tokugawa Iemitsu. Este no solo engrandeció el mausoleo de su abuelo, como ya hemos visto, sino que diseñó el suyo propio, creando un conjunto arquitectónico magnífico. No nos detuvimos en él porque se nos empezaba a hacer tarde.  

Acabamos de descender y nos encontramos con el famoso puente Shinkyo. Forma parte del santuario Futarasan-jinja, aunque originalmente fue construido para llegar al mausoleo de Tokugawa Ieyasu. Durante siglos solo podía ser utilizado por el emperador y su séquito y hoy se encuentra cerrado al tránsito. Si deseas hacerte la foto en él, tienes que pagar la entrada. 




Según cuenta la leyenda, cuando el sacerdote Shodo Shonin y sus discípulos se disponían a cruzar el río Daiya, la corriente era tan fuerte que les impedía llegar a la otra orilla. Así que rezaron al dios Jinja Daio para pedirle su ayuda. La deidad se compadeció de ellos y ordenó que dos serpientes se entrelazaran formando un puente, por el que consiguieron cruzar. Fue entonces cuando Shodo Shonin decidió fundar el primer santuario de Nikko, en el año 766. 

Lo cierto es que no se sabe con exactitud la fecha de construcción del puente, pero sí que ya existía en el año 1636. El puente actual es una reconstrucción llevada a cabo en 1907, tras haber sido destruido el anterior por una riada. Tiene una longitud de 28 m. 

Ya en Nikko, comimos en un pequeño restaurante popular. Deliciosa soba con tempura


Después de comer, volvimos al coche para seguir la excursión. 

Como ya dijimos, estábamos en la zona del Parque Nacional Nikko. En realidad, el parque se extiende por 4 Prefecturas: Tochigi, Gunma, Fukushima y Niigata. Tiene una extensión de 114 908 ha y se divide en dos áreas: Nasu, en el norte, y el área sur compuesta por Nikko, Kiugawa y Shiobara. Es una zona formada por un cinturón volcánico, donde sobresalen altísimas montañas de más de dos mil metros de altitud que desde la antigüedad atrajeron a monjes que soñaban con conquistar sus picos. Las consideraban sagradas y mágicas, de ahí la gran cantidad de templos y de Tooroos, las antiguas linternas de piedra que iluminaban el camino. 

Aquí se encuentra la cascada Kegon-no-Taki, una gran caída de agua permanente de Japón que se encuentra en el lago Chuzenji, a unos 10 km de Nikko. Tiene 97 m de altura y es una de las más bonitas del país. 





Si no quieres subir toda la montaña en coche, puedes coger un teleférico que te lleva a lo alto de la cascada para ver la caída del agua. Pero para eso tienes que detenerte en Akechidaira, a los pies del Monte Nantai. Nosotros lo habíamos dejado atrás mientras el coche ascendía por una carretera llena de curvas y con una gran pendiente, pero preciosa. Unos días antes quizá hubiera estado más bonita, porque ese domingo ya había bastantes árboles que habían perdido el follaje con los colores típicos de otoño.

Cortesía del blog de Japan-Guide

Y ahora os voy a contar una curiosa ilusión óptica que tuve ocasión de experimentar por idea de mi yerno. Si fijáis los ojos en la parte alta de la cascada, en donde se inicia la caía del agua, durante unos 30 o 45 segundos, y luego desviáis la vista hacia el lateral de piedra veréis cómo este y la cascada ascienden. No me lo creía, pero puedo jurar que es verdad. Resulta sorprendente y a la vez "weird", como dicen mis nietas.

Lo he probado con el vídeo, pero solo me ha funcionado una vez. Cierto que no tiene la duración que se necesita. 



Hay muchas más cosas que ver en esta zona, pero los días de otoño son muy cortos y no dan para más. Os aconsejo una visita de dos jornadas, como mínimo, para abarcar más posibilidades e incluso dar un bonito paseo por los alrededores del lago. 

Para mí, fue una excursión magnífica y suficiente para descubrir qué hay alrededor de la gran urbe. Como ya he dicho en otra ocasión, Japón no es Tokyo.