sábado, 12 de noviembre de 2022

Octubre, 21 de 2022, a enero, 14 de 2023: Segunda visita a Japón - Parte 06

Descubriendo Japón por segunda vez

Viernes, 11/11/2022:


Bunkyo-ku

Como ya hemos dicho en otra entrada, Tokyo está formado por 23 distritos especiales que conforman su extenso centro. Entre ellos está el de Bunkyo-ku. No lo había visitado en 2019, así que decidí darme una vuelta, ya que había leído cosas interesantes sobre él.


Como se puede ver en el mapa, está situado entre dos distritos muy conocidos por los turistas, Chiyoda-ku y Taito-ku (en los que yo había estado los días anteriores). Desde el período Meiji, ha sido habitado por estudiosos y políticos, de ahí que no resulte extraño que el principal campus de la Universidad de Tokyo se sitúe aquí. Del mismo modo, grandes empresas del campo de la publicidad, la impresión, la investigación y el cuidado médico se han venido instalando en este distrito, lo que resulta en una brillante economía para la zona, que cuenta con profesionales con un alto nivel de vida. 

El distrito se divide en dos áreas principales, Koishikawa y HongoLos tres barrios más importantes son Hongo y Yayoi (en el área de Hongo) y Hakusan (en el área de Koishikawa). Sin embargo, a la hora de visitarlo, se suele hablar más de la zona de Yanesen, que es la combinación de tres barrios: Yanaka (en el distrito colindante de Taito), Nezu (en Bunkyo, área de Hongo) y Sendagi (también en Bunkyo, en Hongo). Hay quien añade a este conjunto el barrio de Hongo en sí mismo. Todos ellos forman parte de lo que es el Tokyo más antiguo (shitamachi). Aquí podemos pasear por sus estrechas callejuelas, ver sus casas tradicionales de madera, comer o beber en sus tabernas izakaya, sentarnos en una de sus tradicionales cafeterías que evocan el pasado o curiosear en las tiendas retro que venden dulces y chucherías como los de antaño (vía comercial Yanaka Ginza). También puedes ver a auténticos artesanos trabajar con técnicas tradicionales materiales como el bambú, la madera, el cuero o el caparazón de tortuga.

Pero para aquellos a los que les gustan los museos, esta es también una zona extraordinaria: SCAI the Bathhouse (antiguamente una casa de baños) se ha convertido en una galería de arte contemporáneo que exhibe las obras de artistas vanguardistas japoneses e internacionales; el Museo Asakura de Escultura se encuentra donde antes estuvieron el estudio y la residencia del destacado escultor japonés Fumio Asakura; el Museo Takehisa Yumeji expone obras del pintor que da nombre al museo, y el Museo del Reloj Daimyo muestra una sorprendente colección de relojes premodernos. 

Además, en Yanesen hay unos 117 templos, lo que convierte a esta área en la mayor concentración de edificios religiosos de todo Japón. Muchos de ellos sobrevivieron al gran terremoto de Kanto de 1923, así como a las bombas de la segunda guerra mundial. Precisamente, empecé mi visita por uno de los santuarios más famosos, el Yushima Tenmangu, en donde, del 1 al 23 de noviembre se celebra el Festival de los Crisantemos


Santuario Yushima Tenmangu (Festival de los crisantemos)

Está situado en el barrio de Yushima (área de Hongo), muy cerca del barrio de Ueno, que pertenece al distrito de Taito. Es conocido popularmente como Yushima Tenjin, porque está consagrado a Tenjin, el dios de los estudiantes y los eruditos (simbolizado por una vaca). Por ese motivo es habitual que los estudiantes visiten este santuario, para pedir suerte en los exámenes o dar gracias por los resultados. Acercándome al santuario, obtuve la imagen típica de los tejados de estas construcciones.

Nada más llegar a una de sus puertas, no la principal, nos encontramos con la decoración de crisantemos que caracteriza este festival. Esta flor es el símbolo de la familia imperial japonesa. Y aquí, más de 2000 plantas cultivadas por los amantes de estas flores se exhiben dando al conjunto gran belleza y colorido. 


Justo al atravesar la puerta, a mano izquierda, me encontré con esta curiosa decoración


Es un recinto no muy grande con diferentes construcciones. Justo frente a la puerta que había atravesado se ve el lateral del salón principal.


Decoración exterior de otro de los salones

Tengo que decir que no había visto en mi vida crisantemos y quedé sorprendida por sus formas y colorido:




 

Frente al salón principal, alguna gente oraba y otra, simplemente, paseaba o tomaba fotos. Muy cerquita, una pareja de novios, vestidos con trajes típicos, y sus familias estaban llevando a cabo una sesión de fotos. Hubiera querido fotografiarlos, especialmente por el vestuario de la chica (impresionante), pero me pareció poco oportuno y no lo hice. ¡Una lástima!


La puerta principal del templo es la que lleva hasta el salón principal, por lo tanto aquí se encuentra la fuente para las abluciones, en la que podemos ver la representación del dios de los estudiantes y eruditos, Tenjin, la vaca sagrada. Dentro de los símbolos de la buena suerte, la vaca ocupa un lugar preponderante en Japón. Existe la superstición o creencia de que acariciar una vaca o una estatua que la represente ayuda a curarse de las enfermedades (nadeushi)



Una de las cosas más curiosas de este festival es la confección de trajes de crisantemo para reproducir vestimentas tradicionales sobre unos muñecos preparados para tal efecto:



Este santuario está dedicado y consagrado a Sugawara Michizane, un popular funcionario del gobierno del siglo IX, famoso por sus extraordinarias capacidades intelectuales. 

Desde aquí, seguí camino hacia el campus de la Universidad de Tokyo. 

Antes de llegar, me detuve en un pequeño templo del que apenas he encontrado alguna reseña. Solo tengo las imágenes (según Google Maps, se llama Rinshoin). 


Templo Rinshoin 



No sabía quién era esta figura y, después de mucho buscar, por fin lo he encontrado. Parece ser que hay una gran calle en Bunkyo llamada Kasuga, lo cual, ya de por sí, es raro, porque las calles no suelen tener nombre. El origen parece estar en una mujer llamada Kasuga-no-Tsubone, la niñera más famosa de Japón, que fue enterrada en este templo. Fue una noble dama japonesa y política del siglo XVII perteneciente a una importante familia samurái. Su nombre real era Saito Fuku y era hija de Saito Toshimitsu, que era criado de Akechi Mitsuhide. Tras varias vicisitudes, acabó siendo la nodriza del tercer Shogun Tokugawa, Iemitsu. Precisamente fue él, en 1624, quien ordenó la construcción de este templo a petición de su nodriza.





La sensación de paz era tan agradable que dediqué un tiempo a pasear por sus jardines.


En un lateral del recinto se pueden ver varias decenas de estelas con imágenes de Buda. 


Y caminando caminando por entre los árboles fui a dar con una piedra con un grabado que me hizo pensar que era importante. Efectivamente, lo es. Una amiga mía japonesa que vio la foto me transcribió lo que allí se dice y resulta ser un monumento conmemorativo del nacimiento de la Universidad de Tokyo, que surgió en este lugar. Enryo Inoue, en 1887, fundó la universidad en el templo Rinshoin como un Shiritsu Tetsugakukan (academia privada de filosofía). Inoue se dio cuenta de que la filosofía estaba siendo descuidada en las escuelas japonesas de educación superior. Solo en 1906 la escuela se trasladó a lo que hoy es el campus Hongo de la Universidad de Tokyo. 


Tras la piedra, se alza un cementerio en el que se halla la tumba de la niñera de Iemitsu. En aquel momento no sabía nada de esto, por lo que me temo que no tengo la foto de dicha tumba, pero sí de otras, porque me llamaron la atención al ser tan diferentes a las nuestras. 



 



Universidad de Tokyo 


Una vez en la calle, me di cuenta de que estaba justo al lado de la Universidad. Y pasear por el campus en un día tan soleado y agradable me pareció la mejor de las ideas. No tenía intención de hacer un plano detallado de los edificios que alberga, sino simplemente dar un paseo deleitándome con la arquitectura, una de mis pasiones. Pero sí, uno de los primeros edificios que se ve es este:


La Universidad de Tokyo está considerada la más prestigiosa de Japón y una de las más importantes del mundo. Tiene varias sucursales: Hongo, Komaba, Kashiwa, Shirokane y Nakano. En este caso, estaba en la primera, situada, como ya hemos dicho, en el distrito de Bunkyo.

La mayoría de las licenciaturas más específicas y avanzadas se realizan aquí. Del mismo modo, muchos laboratorios de investigación se han instalado en el campus de Hongo. Para ser más exactos, este campus universitario está dividido en tres secciones: Hongo Campus, Yayoi Campus y Asano Campus, respectivamente. 

Fui caminando por esta especie de calle principal que circula paralela a los edificios de la administración, situados a mi izquierda:

Pharmaceutical Science Research Building, a mi izquierda tras pasar los edificios administrativos

A mi derecha surgieron edificios con detalles arquitectónicos muy bonitos, solo hacía falta mirar hacia las alturas:

Outpatient Clinic. The University of Tokyo Hospital

Hospital de la Universidad de Tokyo

Casi enfrente, a mi izquierda, se alzaban dos bustos: Erwin von Baelz y Julius Karl Scriba. El primero fue un internista alemán, antropólogo y médico personal de la familia imperial japonesa. Se le conoce por haber sido el cofundador de la medicina occidental moderna en Japón junto con el segundo. Julius Karl Scriba, también alemán, fue un cirujano y naturalista que sirvió como asesor extranjero en el período Meiji del Japón.


Justo ahí, crucé la calle para seguir por la línea de fondo del Gotenshita Athletic Field, donde numerosos estudiantes estaban practicando fútbol. Desde allí, puedes internarte en un inmenso bosque en el que se encuentra un lago conocido como Sanshiro Pond


Descansé allí un ratito y luego seguí hasta llegar a lo que se conoce como Lucifer Square.


Quería ver la famosa puerta conocida como Akamon Gate, pero desgraciadamente estaba en obras. 


Esta puerta tiene una historia que va más allá de la Universidad. De color rojo, perteneció a la Kaga Domain Edo Mansion durante el período Edo. En esta casa habitaba el clan Maeda, señores del Kaga Domain (cubría parcialmente las actuales prefecturas de Ishikawa y Toyama), y esta puerta roja se construyó con motivo del matrimonio de uno de los señores en 1827, Nariyasu Maeda, con una de las hijas de Tokugawa Ienari (11º shogun) con la intención de darle la bienvenida a la joven. 

Una de las cosas por las que la historia de Tokyo como capital durante 400 años es única es, precisamente, porque durante el período Edo se exigía a cada señor feudal que residiese durante un determinado número de años en Edo. Así pues, tenían que construir una residencia en Edo de acuerdo con su estatus. Poco queda de estas mansiones. En muchos casos fueron cedidas para ser utilizadas con otros fines, como es el caso de esta mansión, entregada a la Universidad de Tokyo.

Puesto que no había podido ver la puerta, seguí las señales para ver el auditorio Yasuda, cuya fachada se ha convertido en icono de esta universidad. A mi derecha, dos chicas practicaban el tiro con arco (Ikutokudo, Japanese Archery Range)

Me iba fijando en los edificios y tenía la sensación de que, de algún modo, querían emular los de las universidades británicas, pero sin conseguirlo.

Faculty of Law and Graduate Schools for Law and Politics Office


Antes de llegar al auditorio, me encontré con otra estatua. Pero por más que he buscado información, no sé de quién es. No obstante, en alguna página la identifican como la estatua de Arata Hamao, 7º Presidente de la Universidad de Tokyo (1893-1897)
 


El auditorio, símbolo central del campus, es un edificio con un reloj, en el que tienen lugar los eventos importantes y las ceremonias de graduación. Zenjiro Yasuda hizo donaciones a la universidad con la intención de crear un lugar para el descanso del emperador y el auditorio se completó en 1925, en principio con ese fin. Aparentemente, el arquitecto Yoshikazu Uchida se inspiró en el diseño de la torre de la Universidad de Cambridge.


Finalmente, dejé atrás la universidad con la intención de acercarme a la catedral de Santa María. Salí por otra puerta, preciosa, por cierto. 

Puerta Yayoi

He aquí por qué me fastidia ir a los sitios sin tener una información bastante completa. Si hubiera salido por la puerta No-Seimon, hubiera visto una de las estatuas de Hachiko, el perro akita que Hidesaburo Ueno, un profesor de la Universidad de Tokyo, adoptó en 1927. Lo nombró Hachi ("ocho", número de la buena suerte). Creo que su historia es muy conocida, pero para aquellos que no la sepan o no la recuerden os dejo aquí el enlace.

Las callejas de Bunkyo son encantadoras.


¡Y también sus cuestas! Afortunadamente, como se ve en la imagen que sigue, no tuve que subir sino bajar las escaleras.


En Bunkyo se dice que hay más de cien cuestas. En algunas, como acabamos de ver, hay escaleras, pero en otras, no. Curiosamente, muchos escritores japoneses vivieron en esta zona y en sus obras aparecen mencionadas. Es el caso de Natsume Soseki, por poner un ejemplo. 

Atravesando la sección del campus de Yayoi, me di cuenta de que el Santuario Nezu me quedaba de camino y decidí hacer un alto. 


Santuario Nezu

Es una de esas pequeñas joyas ocultas de Tokyo, un lugar que pasa desapercibido en los itinerarios turísticos de la ciudad. 

Esquina de una de las salidas secundarias del templo

Este santuario destaca por sus caminos de puertas torii de color bermellón, por sus estanques llenos de carpas y por una vegetación que hace olvidar que estás en pleno centro de una metrópolis. Además sorprende su arquitectura de tallas de madera coloridas y ostentosas. Cuando sus azaleas florecen en el mes de abril, es todo un espectáculo. 
Tiene más de 1900 años de antigüedad.

Una de las puertas de entrada al santuario





De ahí seguí hasta la Catedral. 


Catedral de Santa María

Ni por asomo me había imaginado que había una catedral católica en Tokyo. No quería perdérmela, ya que andaba por la zona. Bueno, es un decir, porque tenía por delante casi una hora andando. Así que, después de pasar por la entrada del Koishikawa Botanical Garden,


en donde no me detuve, porque se me iba haciendo tarde, me paré unos minutos a descansar en un pequeño café para reponer fuerzas.

Limonada casera y helado de mango

Ya con más ánimos, seguí mi camino disfrutando de los colores del otoño en las avenidas y de los pequeños rincones en los que lo tradicional se mezcla con lo moderno, hasta que por fin apareció ante mis ojos el modernísimo campanario de la Catedral. 



Cuando me vi ante ella, quedé muy sorprendida por la modernidad del edificio. 

Es la sede de la archidiócesis de Tokyo de la Iglesia Católica. Se encuentra en el barrio de Sekiguchi del distrito de Bunkyo.

No tiene ya nada que ver con su estructura original, de madera y de estilo gótico, de 1899. En principio, era tan solo la capilla de un seminario; luego, se convirtió en iglesia parroquial de Sekiguchi, en 1900, y, finalmente, se le concedió la condición de catedral del arzobispado de Tokyo en 1920. Y, ¡cómo no!, esta primitiva edificación fue destruida en un ataque durante la Segunda Guerra Mundial. 

En 1961, Kenzo Tange ganó el concurso para su reconstrucción, quien llevó a cabo el proyecto con ayuda de Wilhelm Schlombs, arquitecto de la archidiócesis de Colonia, el ingeniero Yoshikatsu Tsuboi (que trabajó con Kenzo en muchos de sus proyectos) y el arquitecto Max Lechner Zurich. La nueva catedral fue inaugurada en diciembre de 1964.


Aunque no es fácil de ver, tiene planta de cruz latina y, en realidad, tiene 4 fachadas que alojan 4 grandes vitrales que permiten la entrada de luz natural, iluminando los muros de hormigón. 


El campanario, de 60 m de altura se erige próximo a la catedral. Fue diseñado en Italia por la firma Mascioni y se instaló en el complejo de la catedral en 2004. Mide 61,6 m de alto y está también hecho de hormigón. 



El exterior está revestido de láminas de aluminio galvanizado y marcos de acero inoxidable que destacan sobre las losas de hormigón y que, como se ve, brillan bajo los rayos del sol. El efecto de la luz en la superficie exterior va cambiando a lo largo del día y depende de la inclinación de los rayos del astro. 

El interior es un espacio de gran tamaño en el que caben unas 2000 personas de pie y otras 600 sentadas. En el sótano hay otra capilla en la que caben 200 personas sentadas y otras 100 de pie. El altar se encuentra elevado por unos escalones y por detrás hay una gran cruz delante de una placa de mármol italiano de 17 m. 


Sorprende en un lateral una escultura con la imagen de la Piedad. 


En el exterior de la iglesia llama la atención una campana que nos recuerda las que podemos encontrar en los templos budistas y los santuarios sintoístas. 


Y más aún un pequeño rincón dedicado a la Virgen de Lourdes. 




Empezaba a caer la tarde y decidí regresar a casa. Había dado unos 21 000 pasos, alrededor de 13 km. Había merecido la pena el esfuerzo. 

Por supuesto que me quedaron muchas cosas por ver en este distrito. Pero querer abarcarlo todo es imposible. Especialmente en esta época del año en la que anochece tan pronto. No importa, así uno siempre tiene la excusa perfecta para volver. 


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