Descubriendo Japón por segunda vez
Martes, 10/01/2023
Desde que llegué a Japón en octubre, no hice más que repetir que quería ir al parque Ueno. Pero, por unas cosas o por otras, no lo había hecho. Cuando me llamó Keiko para quedar y despedirnos, le sugerí que podíamos encontrarnos allí y, de paso, ver la exposición en el Museo Real de los guerreros de terracota chinos. Ella ya la había visto, pero no le importó acompañarme.
Este parque público está localizado en Ueno, en el distrito especial de Taito-ku de Tokyo. Se encuentra en el lugar donde antes estaba el Kan'eiji, un templo asociado con el shogunato Tokugawa, construido para vigilar el castillo Edo por el noreste. El templo fue destruido durante la guerra Boshin, la guerra civil que tuvo lugar entre 1868 y 1869 entre los partidarios del shogunato y la facción que pretendía devolver el poder político al emperador, cosa que finalmente se consiguió.
En el año 1924, el emperador Taisho cedió el parque a la ciudad de Tokyo, con el nombre oficial de Ueno Onshi Koen, que quiere decir algo así como "Regalo imperial parque Ueno".
Es uno de los centros culturales más importantes del distrito metropolitano de Tokyo. Aquí se encuentran el Museo Nacional de Tokyo, el Museo Nacional de Ciencia de Japón, el Museo Nacional de Arte Occidental (diseñado por Le Corbusier y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), una sala de conciertos, el santuario Toshogu, el estanque Shinobazu con su templo Benzaiten y el zoológico.
No cabe duda de que es, también, uno de los principales pulmones de la ciudad. Tiene cerca de 30 000 metros cuadrados y más de 8000 árboles, entre los que destacan sus cerca de 1000 cerezos, lo que lo hace un lugar ideal para disfrutar de su floración o hanami con la llegada de la primavera.
Como se ve en el panel superior, el extremo sudeste del parque está ocupado por el estanque Shinobazu, dividido en tres secciones: el estanque de los lotos, el estanque de los barcos y el estanque de los cormoranes.
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Benten es la diosa de las artes, de la música, del conocimiento... |
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Una de las representaciones de la diosa: los japoneses creen que, si una serpiente blanca se cuela en tus sueños, es símbolo de buena suerte |
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Un rincón del interior del templo |
Caminando hacia el noroeste nos encontramos con pequeños santuarios sintoístas: el de Shichifuku-sha y el de Ana Inari.
Cruzando una pequeña carretera, llegamos a otro templo budista.
Aquí se encuentra el Gran Buda de Ueno o Ueno Daibutsu, bueno, mejor dicho, lo que queda de él. Se trataba de una enorme estatua de bronce de un Buda sentado, original de 1631. Sufrió daños por terremotos e incendios, sobre todo durante el gran terremoto de Kanto de 1923. Fue entonces cuando se le cayó la cabeza, por lo que durante la Segunda Guerra Mundial fue fundido y usado con fines bélicos.
En 1972, se decidió colocar la cara, lo único que se conservaba, en el Parque Ueno. Actualmente, junto a este templo, hay un pequeño altar con varias paredes de tablillas ema en las que se escriben los deseos para el Buda.
Muy cerquita de este templo se encuentra lo que se conoce como Monster Lantern.
Muy cerquita, desviándose hacia la izquierda, encontramos el santuario Ueno Toshogu. Es uno de los edificios que quedaron en pie tras la batalla de Ueno. Fue construido originalmente en 1616 y renovado posteriormente en 1651 por orden del tercer shogun Iemitsu Tokugawa, que lo cubrió de grandes cantidades de pan de oro, lo que lo convierte en uno de los santuarios más exuberantes de Tokyo.
Destacan los muros Sukibei, originales de 1651, que encierran el recinto y están decorados con criaturas de la tierra. También merece la pena la puerta de estilo chino, Karamon, con hojas doradas y decoraciones preciosas con forma de flores y pájaros.
Este jardín fue fundado en 1980 como señal de amistad entre Japón y China, ya que las peonías son una flor originaria de la China clásica.
Desde el jardín se ve la Pagoda de Cinco Pisos. Pertenecía al antiguo templo Kaneiji y es otra de las edificaciones que sobrevivió a la batalla de Ueno. Es original de 1639.
Se me iba haciendo tarde para el encuentro con Keiko. Así que empecé a caminar hacia el este. Me encontré con la estatua conocida como Toki Wasureji Monument.
Se trata de un memorial con el que se recuerda a las víctimas de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial.
Como seguramente ya sabéis, se trata de una colección de estatuas de terracota que representan las figuras de los guerreros y los caballos del ejército del autoproclamado primer emperador de China de la dinastía Qin, Qin-shi-Huang (210-209 a. C. ). Es un tipo de arte funerario en el que las estatuas aparecen en formación de batalla, compuesta por tres fosas de entre 3 y 8 m de profundidad, situadas a 1 km y medio al este de la tumba del emperador y a unos 35 km al este de Xi'an, como parte del mausoleo de este emperador.
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Carro formado por más de 3000 pequeñas piezas de bronce tirado por 4 caballos de más de 1000 kg de peso |
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En la fotografía se aprecia cómo fueron encontrados estos caballos en el yacimiento arqueológico |
Las figuras fueron descubiertas por agricultores locales durante unas obras para abastecimiento de agua, el 2 de febrero de 1974. Según estimaciones de 2007, entre las tres fosas había figuras de más de 8000 soldados construidos a tamaño ligeramente superior al natural, una caballería de 150 animales y 130 carros tirados por otros 520 caballos, aunque también se encontraron otras figuras no militares, como funcionarios, acróbatas, músicos y forzudos.
El objetivo de la construcción de este ejército era la protección de la tumba del emperador Qin Shi Huang. La construcción de este tipo de mausoleos para la protección espiritual de los emperadores era muy común. Se comenzaba con ella poco tiempo después de que se nombrara al Emperador en ese puesto.
Después de disfrutar de esta bellísima exposición, decidimos ir hasta la estación de Ueno. Hacía tres años yo había tomado en el Hard Rock Cafe de esta estación la mejor margarita de mi vida y le dije a Keiko que quería ver si seguía siendo igual de buena.
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En la parte de abajo, la estación. Y al fondo, la Sky Tree Tower of Tokyo |
Y sí, sigo diciendo que es la mejor margarita de cuantas he tomado. Keiko le contó la historia a la camarera y esta se esforzó al máximo para que pudiera repetir de nuevo esa experiencia... hasta me hizo una foto con la margarita para enseñársela a su manager. Cualquier día vuelvo por allí y estoy en una de las paredes del local, jajajajajaja...
Estupenda despedida de una buena amiga a la que espero no tardar mucho en volver a ver. Y magnífica visita para despedir mi estancia de tres meses en Japón... en 4 días regresaba a España.
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