Sábado de senderismo
Sábado, 18/02/2023:
Ruta da Ponte do Ramo (Cuntis)
Escogimos esta ruta, porque el desnivel que se decía era mínimo. Sin embargo, fue mayor de lo esperado. Aún así, no se hizo difícil, porque las subidas no eran pronunciadas, sino que se realizaban en pendientes bastante suaves.
Dejamos el coche junto al puente. Allí está el panel informativo, pero está en muy mal estado y apenas se podía leer. Como la ruta es circular, nos planteamos por dónde empezar y la opinión fue unánime: primero subimos y luego bajamos. Eso significó que cruzamos la carretera y nos alejamos del río para ascender por una ladera.
Parece ser que este templo posee en su interior varias imágenes religiosas de importante valor histórico. No pudimos verlas por estar cerrado. Está rodeado por un cementerio que muestra lápidas elaboradas por los canteros de la zona.
La primera referencia documental sobre Santa María de Cequeril data de 1217. En esa época ya existía un templo románico. Posteriormente, durante la efervescencia barroca, fue derribado y reconstruido con una estética más moderna. El edificio actual presenta una torre que se eleva en el centro de la fachada.
Santa María de Cequeril es una parroquia que se localiza en el sur del concello de Cuntis. En 2011, tenía 195 habitantes.
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Cruceiro cerca de la iglesia |
Pasado el pueblo seguimos camino de una zona conocida por los petroglifos que allí se encuentran. Atrás quedaban los bosques de eucaliptos, ahora encontramos árboles autóctonos, robles y hayas.
Como ya sabéis, los petroglifos son figuras realizadas en relieve sobre grandes piedras. En Galicia hay muchas zonas en las que se pueden ver, pero a veces hay que ser un experto para encontrarlos, porque no suelen estar bien señalizados y, además, el tiempo los va cubriendo de vegetación.
En la parroquia de Cequeril hay cinco estaciones arqueológicas:
- Outeiro dos Campiños: combinaciones de figuras circulares y cruciformes, con círculos y cazoletas.
- Outeiro do Casal: con figuras semejantes al anterior.
- Outeiro do Galiñeiro: en una pared vertical aparece una densa agrupación de dibujos cruciformes inscritos en rectángulos y cuadrados (no lo vimos por quedar un poco apartado de la ruta)
- A Laxe dos Homes (La Piedra de los Hombres): con dos figuras antropomórficas que se consideran femenina una y masculina la otra. Llama la atención lo que parecen unos cuernos en la cabeza.
- A Laxe dos Gatos: con figuras de cuerpos redondeados y lo que parece un rabo.
Los arqueólogos dudan del carácter prehistórico de las figuras de las tres últimas estaciones que hemos señalado. Y eso, no solo por los motivos dibujados, que no se corresponden con la iconografía propia de los petroglifos, sino por la sección en V de las líneas, lo que hace pensar en un instrumento metálico y aguzado. Los diseños cruciformes, por otra parte, parecen sugerir la Edad Media, labrados en un intento de cristianizar antiguos espacios paganos.
El camino parecía iniciar la bajada, pero más adelante volvimos a ascender hasta llegar al pueblecito de Vilar de Mato, en donde charlamos un momentito con una paisana para luego continuar la ruta.
Continuamente acompañadas por el sonido del agua de los muchos riachuelos y arroyos que hay en la zona.
Buena parte del camino que llevábamos recorrido parecía seguir una antigua calzada romana y, efectivamente, atravesando el pueblecito de Vilar de Mato y ascendiendo, se ve perfectamente la antigua construcción. Es un tramo de la vía XIX que comunicaba Braga con Astorga a través de Lugo.
Finalmente, llegamos al punto más alto de la ruta.
Desde aquí, sí que se empieza a bajar hasta llegar a la orilla del río. Hay que ir atentas, porque en un determinado momento parece que el camino no sigue y se estrella con la verja de una casa, pero no, hay un pequeño sendero lateral al lado. También, no sé cómo, nos metimos por un monte desde el que nos resultó un tanto complicado volver al camino que debíamos seguir.
Pero lo logramos y llegamos al río. Y en un prado cercano nos quedamos a comer y a descansar durante casi una hora. Mejor así, porque el tramo que nos quedaba, que era pequeño, resultó ser casi el más exigente. Una senda estrechita paralela al río que a veces parecía no tener continuidad, molinos que surgían en la orilla dificultando el paso, puentes de madera para atravesar riachuelos que no existían y que hubo que vadear como se pudo...
En cualquier caso, la belleza del río a su paso por el bosque no se podía negar.
No os he contado aún por qué es tan famosa a Ponte do Ramo. Parece ser que las mujeres embarazadas esperaban en este puente a media noche a que alguien lo atravesara para que se convirtiera en padrino o madrina del niño o niña que iba a nacer...
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