domingo, 26 de febrero de 2023

Febrero, 25 de 2023: Vigo. Pinceladas históricas (Matilde, Marusela y María) - Parte única (visita guiada)

 Sábado, 25/02/2023:


Vigo: Pinceladas históricas

Vigo es la ciudad en la que vivimos todas las chicas viajeras menos Marusela, aunque ella viene con frecuencia, porque su familia está aquí. Nos la conocemos bastante bien (siempre quedan rincones). Aún así, nos apuntamos a esta ruta guiada, nunca se sabe qué puedes aprender. 


Nos juntamos con el resto del grupo en la escultura conocida como "El Nadador"


Os cuento: esta escultura que veis en el vídeo es la primera de una serie realizada por Francisco Leiro (el autor de otra obra muy conocida en la Porta do Sol, "El Sireno"), dedicada al esfuerzo de los nadadores. Están formadas por varias piezas que parecen parcialmente sumergidas en el pavimento de la zona portuaria de Vigo. 

Esta primera se conoce como "El Salto" y está situada en As Avenidas, junto a la Estación Marítima de la Ría. Muestra al nadador sacando la cabeza del agua después de haber saltado. Muy cerca está la piscina del Club Náutico de Vigo. La segunda, situada en la Praza da Estrela, representa al nadador ya en el agua, con el esfuerzo marcado en su rostro de bronce y en una perfecta brazada de crol. 

Después de elucubrar sobre el significado de esta obra, caminamos hacia el punto de atraque de los grandes cruceros. Allí encontramos un conjunto escultórico realizado como un homenaje a la figura del emigrante




Es un monumento diseñado por Ramón Conde que representa a un hombre a punto de embarcar, con su familia a pocos metros de él, despidiéndose, su mujer y su hijo. Las figuras que aparecen veladas, sin rostro, simbolizan el pueblo que le despide y queda atrás. Fue inaugurado en 2011. 

La obra representa un hecho dramático en la historia de Galicia, la emigración. El lugar escogido para su ubicación no ha sido casual, ya que este era el punto desde el que partían muchos gallegos rumbo a América a mediados del siglo XIX. Las necesidades de la época obligaban a muchas familias a separarse y a emigrar en busca de nuevas oportunidades. En algunos casos, el cabeza de familia no regresaba y formaba una nueva familia al otro lado del océano. 

Hoy, la obra recibe a todos aquellos que, una vez que desembarcan de los grandes cruceros que llegan a Vigo, ponen sus pies en la zona portuaria. Una imagen fruto de la ironía, un encuentro entre los que vienen por ocio y aquellos que se marchaban por necesidad. 

Frente a este conjunto, en las paredes de la Estación Marítima, vemos unos altorrelieves realizados por el escultor Camilo Nogueira Martínez que destacan por la belleza de su ejecución, los detalles minuciosos de las figuras y el motivo central, que realza la historia de la ciudad al hacer referencia al descubrimiento de América por Cristóbal Colón



En 1961, Franco inauguró la Estación Marítima. En la fachada, Camilo Nogueira nos recordaba que durante muchos años este punto había sido considerado la puerta de entrada a la península y de salida hacia el Atlántico. 

Avanzando hacia la izquierda, encontramos otro homenaje más. Un nuevo conjunto escultórico que, en este caso, recuerda a los repatriados de la Guerra de Cuba. La figura es obra del artista vigués José Morales y está ubicada en los jardines anexos a la Estación Marítima, junto al Reloj de Sol.  

El grupo se titula "Siempre Benéfica", homenaje a la gesta solidaria de la Ciudad de Vigo al aceptar, como ya hemos dicho, a los soldados repatriados de la Guerra de Cuba. Así, la obra representa a un soldado repatriado asistido por una viguesa en un gesto solidario. El soldado se encuentra sobre un baúl de la Cruz Roja, institución que participó muy activamente en este episodio tan singular para la ciudad. Como novedad, este conjunto escultórico, de 2.5 m de ancho por 2.20 m de alto y 1.50 m de fondo, permite que la gente pueda subirse a su peana al estar montado sobre una base de granito. 


Hacia el puerto vigués se dirigieron los buques "Isla de Luzón", "Villaverde", "Cheribón", "León XIII", "San Francisco", "Puerto Rico" y "Montevideo", con más de 7400 soldados a bordo. La larga travesía oceánica agotó a los militares, que llegaron heridos o gravemente enfermos y en condiciones extremadamente penosas, sin apenas alimentos ni agua. 

El alcalde de la ciudad, López de Neira, se había preparado para recibir a las tropas: se adaptaron los almacenes del puerto, se amplió el Hospital Militar y se habilitaron como hospitales provisionales el cuartel del castillo de San Sebastián y las escuelas públicas del Arenal, pero no fue suficiente. Ante la magnitud del problema, se hizo un llamamiento a la ciudad y los vigueses se volcaron en ayudarles. 

Este extraordinario comportamiento cívico, hoy olvidado, ha quedado reflejado en el lema que acompaña al escudo de Vigo: "Fiel, leal, valerosa y siempre benéfica Ciudad de Vigo". Los tres primeros títulos le fueron otorgados por los acontecimientos vividos durante la Guerra de la Independencia. El último se le concedió en 1900 en reconocimiento al comportamiento de los vigueses con los soldados retornados de la Guerra de Cuba. 

Un poco más a la izquierda llegamos a un nuevo monumento: El Cable inglés. Este es el nombre popular de la Eastern Telegraph Company, empresa que, entre 1873 y 1969, conectó Vigo con Inglaterra y el mundo mediante cable submarino telegráfico. ¿Por qué esta empresa escogió Vigo como lugar para asentarse? Porque consideraban a la ciudad como centro de comunicaciones vital para el extensísimo imperio colonial británico. 

Más tarde se estableció en la ciudad el homónimo germano de la Eastern Telegraph, el Cable Alemán, con una red mucho más pequeña que la de la competencia. 

La primera línea telegráfica submarina de Galicia unió la ciudad con la vecina isla de San Simón en 1863, diez años antes de que se tendiesen los cables ingleses Vigo-Porthcurno y Vigo-Carcavelos (Portugal). Esto hizo de Vigo el primer puerto español con comunicaciones telegráficas internacionales. Y, al mismo tiempo, lo convirtió en un nido de espías en la primera mitad del siglo XX, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que por entonces ambas oficinas estuviesen inactivas (se habían cortado los cables mutuamente). Eso no impidió que la residencia del colegio alemán de la ciudad acogiese a los estudiantes del colegio inglés, que carecían de lugar para dormir. 
 
La llegada de los empleados de la compañía inglesa ejerció una gran influencia en la cultura de la ciudad a finales del siglo XIX. Fundaron uno de los primeros clubes de fútbol en suelo español, el "Exiles" ("Los exiliados") y trajeron consigo el tenis y el billar. 


Desde aquí, nos dirigimos ahora hacia la parte derecha de la Estación Marítima. Un momento ideal para contemplar una vista de la ciudad poco frecuente, ya que siempre miramos hacia el mar y rara vez lo hacemos desde el mar hacia los edificios. 


Nos detuvimos ante la fachada del hotel AC Palacio Universal de la cadena Marriott, situado en un edificio construido a finales del siglo XIX que fue, durante mucho tiempo, el punto de encuentro de la élite burguesa, intelectual y política de la ciudad. La cadena lo rehabilitó en el año 2004.  


Antiguamente, era conocido como Hotel Continental. Y había sido construido en 1888 por el arquitecto Jenaro de la Fuente Domínguez. Por su ubicación, se convirtió en la primera parada de los muchos viajeros que llegaban en barco a la ciudad. 
A mediados de la década de 1980 el hotel cerró sus puertas y el edificio se convirtió en un lugar decadente en cuya cafetería era frecuente ver a prostitutas o travestis. 

El edificio, de estilo ecléctico, está compuesto por tres plantas y bajo. Las fachadas presentan una sucesión rítmica de vanos con alternancia de balcones individuales y colectivos que remarcan la horizontalidad del inmueble. En la terraza se instaló un jardín arbolado con grandes palmeras en donde en la temporada veraniega el hotel organizaba fiestas acompañadas de las mejores orquestas de la época. 

La guía nos explicó que Mata Hari, la famosa espía, se hospedó en el hotel en 1916. La holandesa Margaretta Gertrude Zelle, Mata Hari para la historia, azuzada por la necesidad de mantener el nivel de vida al que estaba acostumbrada, se ofreció como agente a los servicios de inteligencia de varios ejércitos en los tiempos de la Primera Guerra Mundial. Terminó convirtiéndose en el chivo expiatorio de una sociedad francesa que aprovechó para ajustar cuentas con ella por su osadía contra las costumbres y la moralidad decimonónica. 

Antes de que toda esta farsa llegara a su trágico final lo cierto es que uno de sus actos se desarrolló en las calles de Vigo, por donde pasó en cuatro ocasiones a lo largo de 1916, la última de ellas en diciembre, un par de meses antes de su detención y apenas un año antes de su fusilamiento. 

En ese momento, estaba enamorada de un piloto ruso, el capitán Vadim Maslov, y estaba terriblemente preocupada por un accidente que este había tenido. En un encuentro con Martial Cazeaux, secretario del consulado holandés y espía de origen francés que operaba en Vigo, Mata Hari le comentó su preocupación por el futuro de su amante, ofreciéndose Martial a mediar con los zaristas. Cazeaux también le ofreció convertirse en espía rusa, algo por lo que pediría un millón de francos. La oferta nunca llegó a término. 

Pero en ese encuentro, la espía cometió una grave indiscreción. Se fue de la lengua con una información sobre el matrimonio Allard, con el que había llegado a la ciudad olívica. Reveló que la pareja estaba formada por una espía de los alemanes y un espía de los británicos. Por lo visto, Martial informó al respecto a Francia en sus informes, considerando el suceso como "revelación de la identidad de un informante aliado", lo cual acabaría llevando a la holandesa al paredón. 

Se cuenta que Mata Hari no quiso que le taparan los ojos y murió lanzando un beso a los soldados que dispararían contra ella. 

Seguimos nuestro camino por la Avenida de Montero Ríos y nos encontramos con otro famoso personaje: Julio Verne.


El escritor visitó en dos ocasiones la ciudad, pero, cuando habló de ella en "Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino", no había pisado aún sus calles. En la época en la que Verne escribió la novela, toda la prensa hablaba de los derechos de rescate de los tesoros que supuestamente se hallaban en el fondo de la bahía de San Simón. La leyenda aseguraba que los galeones españoles que, en 1702, volvían de las Américas cargados de oro y plata se habían hundido allí en el transcurso de la batalla de Rande. La historia, sin embargo, defiende la teoría de que, antes de la llegada de los ingleses, los españoles tuvieron tiempo de descargar y enviar los tesoros por tierra a la corte.

Por otra parte, dos tecnologías que Verne incluye en su novela las estaba utilizando el francés Hipólito Magen en su búsqueda de los galeones hundidos: las lámparas Ruhmkorff y los respiradores Rouquayrol, usados por primera vez aquí de forma profesional en este intento de rescate.    

Así pues, la ría de Vigo era el lugar ideal para que el capitán Nemo encontrase los fondos que necesitaba para financiar sus empresas. De ahí que, además de esta escultura en Vigo, frente a la isla de San Simón, se alce otra estatua conmemorativa que representa a Nemo y a sus submarinistas emergiendo del mar con las preciadas riquezas que les permitirían seguir sus aventuras.

Diez años después de que se publicara la novela, Verne pisó Vigo por primera vez y por casualidad. Navegaba en el Saint Michelle III rumbo al Mediterráneo cuando una fuerte tormenta los obligó a refugiarse en el puerto. Pasó aquí varios días, paseando por sus calles, leyendo la prensa en el Hotel Continental, asistiendo a bailes en sociedades recreativas y elitistas y pudo, así, conocer de primera mano la ciudad que había inmortalizado en sus escritos.  

Seis años más tarde, de nuevo regresa a la ciudad: el barco en el que navegaba tuvo que detenerse aquí para reparar una avería. Sin embargo, no fue hasta 2005 cuando Vigo decidió honrar a Verne con una estatua, coincidiendo con el centenario de la muerte del escritor. La Asociación de Mujeres de Pontevedra encargó a José Morales una escultura del francés sentado sobre un calamar gigante como el que atacó al Nautilus.

El calamar gigante sobre el que se sienta el escritor es conocido como Kraken. Se trata de una colosal criatura marina de la mitología nórdica que emergía de las profundidades para atacar los barcos y devorar a los marineros. Pero no todo lo que se cuenta es imaginario: a lo largo de la historia, hay testimonios de muchos oficiales de marina que describen encuentros con estos seres. Y en 1861, el vapor francés Alecton encontró un cefalópodo de seis metros de longitud al nordeste de Tenerife, en aguas del Atlántico. Precisamente Verne describió en su novela el encuentro descrito por los marineros de este barco.  

Aquí terminó el recorrido por la zona del puerto. Al principio de la ruta la guía nos había preguntado qué antigüedad creíamos que tenía y la verdad que nadie retrocedió en el tiempo más de dos siglos. Pero no, las raíces del puerto se remontan a los primeros asentamientos de la antigüedad, cuyos habitantes decidieron instalarse aquí, al abrigo de los montes de ambas márgenes de la ría y protegidos por las Islas Cíes.

Por aquí pasaron fenicios, griegos, celtas y romanos, todos ellos pueblos que dejaron su poso entre los habitantes y su forma de vida junto al mar. Por la ría pasaron también hordas de normandos, descubridores del Nuevo Mundo y naves de piratas turcos e ingleses. En el siglo XVIII, un grupo de emprendedores de la lejana Costa Brava llegó a Vigo y puso los cimientos de nuestra industria pesquera y conservera, con sus técnicas de salazón y salmuera. No obstante, la conservación del pescado con sal no triunfó en la ría debido a la humedad que impedía un secado perfecto.  

A principios del siglo XIX, continuó el desarrollo del puerto, que llegó a ser el principal del norte de la península. En la primera mitad del siglo XX, se ampliaron las infraestructuras portuarias de manera que ya no solo ofrecían atraque y abrigo sino que se convirtieron en zona de descarga de mercancías. Durante la segunda mitad, la actividad se intensificó, con un creciente tráfico de pasajeros, la revolución de la pesca congelada y la llegada de Citroen a Vigo. Desde entonces, Vigo ha seguido creciendo y en sus astilleros se construyen barcos y se reparan los yates de la gente más rica del mundo.

Como puerto pesquero, es uno de los más importantes del planeta. El pescado que entra en el puerto se subasta en la lonja y es enviado a toda España y exportado a países como Portugal, Francia e Italia, e incluso a otros mercados más distantes, como Asia. 

Empezamos a caminar hacia el centro histórico de Vigo. Y lo hicimos por la calle Concepción Arenal


Concepción Arenal no era viguesa. Nació en 1820 en Ferrol, donde su padre ejercía como militar. Pero su familia estaba fuertemente vinculada a Vigo. Por eso escogió la ciudad para retirarse al final de sus días, después de residir la mayor parte de su vida en Madrid. 

Para aquellos que no lo recuerden, la marginación de la mujer era aplastante en aquella época y Arenal tuvo que luchar para abrirse paso. En 1841, con 21 años, ingresó en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid, bajo identidad falsa y vestida con ropas de hombre. Pese a la oposición de su madre, ya viuda, pudo así cursar la carrera, aunque lo hizo asistiendo como oyente.

En sus años universitarios participó en tertulias literarias y políticas reservadas para los hombres. Al terminar su carrera, colaboró en diversos periódicos con artículos de contenido social. Y, a la vez que publicaba obras sobre la atención a los más desfavorecidos, trabajaba con instituciones de beneficencia. De hecho, en 1872 fundó la Constructora Benéfica, una sociedad dedicada a levantar casas baratas para los obreros. 

Como hemos dicho, al final de su vida se retiró a vivir en Vigo, en el Pazo de Núñez, en Os Choróns. Falleció en 1893, con 73 años. Sus restos mortales fueron trasladados en un cortejo fúnebre de gala, desde el cementerio de Picacho, cerca de O Berbés, hasta el de Pereiró, donde fue instalado el colosal monumento de Manuel Gómez Román, sufragado con fondos municipales.  

Llegamos a la Plaza de Portugal.  

Las relaciones entre Vigo y Portugal han sido constantes a lo largo de los siglos. Pero hubo un día en el que Vigo fue más portuguesa que nunca: el domingo 26 de marzo de 1933, cuando se inauguró la Semana Portuguesa. Se celebraron multitud de actos festivos, entre los que destacaron una exposición colonial, eventos deportivos, suelta de palomas, conferencias, conciertos, etc. Ese día, también, fue inaugurada la céntrica Plaza de Portugal. 


Aquí están instaladas unas de las varias escaleras mecánicas que el actual alcalde, Abel Caballero, impulsor del proyecto "Vigo vertical", ha colocado por toda la urbe para salvar los fuertes desniveles y las cuestas que hacen de Vigo una ciudad difícil para pasear. Una pena que esta plaza esté tan descuidada. Sin embargo, cuando fue construida en 1929 por Jenaro de la Fuente, contaba con una gran escalinata de piedra hacia la calle Uruguay, balaustradas, columnas, dos fuentes con dos cabezas de tritones en cada una de ellas y una gran pérgola en su parte alta. 
En 1975 se construyó un parking subterráneo y se eliminaron las escaleras, la pérgola y las fuentes. 

Otro elemento fundamental de esta plaza era el busto de Luis de Camoes, inaugurado en agosto de 1934, situado en la parte norte, frente a la pérgola. Fue un regalo que el Comité de la Exposición Colonial de Oporto hizo a la ciudad en señal de confraternidad y como reconocimiento por lo que Vigo había contribuido, con la presencia de millares de personas, al gran éxito de aquel certamen. Fue realizado por el renombrado escultor Souza Caldas. El día de la inauguración, a cada lado de la obra, se levantaba un mástil, en uno de los cuales ondeaba la bandera de Portugal y en el otro, la de España. 

Un año más tarde se advirtió la ausencia de un importante detalle. Faltaba un rótulo, grabado en la piedra del pedestal o en una placa adherida al mismo, en el que se dijera quién era el hombre insigne a quien se rememoraba con aquel busto de bronce. Las autoridades consulares de Portugal en Vigo lo reclaman con frecuencia, pero todavía no lo han conseguido. 

En esta plaza la guía nos hizo un comentario sobre los hermanamientos de la ciudad de Vigo. Está hermanada con Las Palmas de Gran Canaria, Buenos Aires, Caracas, la ciudad china de Qingdao, las ciudades mexicanas de Celaya y Victoria de Durango, el pueblo Narsaq de Groenlandia, Oporto y la ciudad francesa de Lorient. Pero se rumorea que debería hermanarse con San Francisco: la ciudad americana tiene el Golden Gate y Vigo, el Puente de Rande; ambas ciudades están llenas de cuestas, y, mientras que San Francisco tiene tranvías, nosotros tenemos escaleras mecánicas. 

Seguimos la ruta por una de las calles que desembocan en la plaza, la calle Churruca. Se conoce por ese nombre toda esta zona de marcha, aunque la calle propiamente dicha es solo una parte. La noche empieza aquí a partir de las 8 de la tarde, hay varios locales donde tomar unas cañas o unos vinos e incluso algún café donde reposar la cena. A partir de medianoche lo complicado es irse a dormir. 

Por la calle Cervantes llegamos a la rúa Urzáiz, que se cruza con el final de la Gran Vía, la principal arteria de la ciudad. En el vídeo, estamos precisamente en ese cruce. 


Ángel Urzáiz y Cuesta fue un abogado, político y periodista que se convirtió en uno de los principales responsables de la anexión de Bouzas a Vigo en 1904 y en el único Ministro de Hacienda que, en la época, favoreció la compra de hojalata extranjera para ahorrar costes a la industria conservera. Aunque gaditano de nacimiento, pero de padre ferrolano y madre viguesa, siempre estuvo muy vinculado con la ciudad de Vigo, sobre todo a raíz de su matrimonio con la viguesa Adela Cadaval. Fue diputado por la ciudad desde 1881 hasta 1923 casi de forma ininterrumpida. En 1908 fundó el diario de carácter liberal La Voz de Vigo, que solamente se publicó durante un año y medio.  

Hace 40 años el callejero de Vigo estaba militarizado, repleto de nombres de generales que habían participado en la Guerra Civil. Eso cambió en 1981, durante la primera Corporación Democrática que, con valentía, aunque sin consenso, aprobó la recuperación de los nombres anteriores a iniciativa del alcalde Soto y el concejal Carlos Núñez. Curiosamente, buena parte del callejero anterior se seguía utilizando (caso de la calle que nos ocupa), por lo que la modificación no resultó en absoluto traumática. La calle José Antonio volvió a ser Urzáiz. 


En la foto superior vemos la subida de la Gran Vía y, en primer plano, una escultura de la que hablaremos a continuación. Más hacia arriba, se aprecian unas estructuras de colores: forman parte de la cobertura de la cinta mecánica que ayuda a los viandantes para subir (en principio, solo llegaba hasta la altura de El Corte Inglés, hoy está a punto de culminarse la obra hasta la Plaza de España... es muy agradable utilizar la cinta, está rodeada de plantas, de fuentes, hay bancos para el descanso...)

La escultura en cuestión es un Monumento al Trabajo conocida también como Os Redeiros. Su autor, Ramón Conde, quiso reflejar el orgullo de Vigo como ciudad industrial, el valor de su gente trabajadora y su vínculo con el mar. Es uno de los monumentos más llamativos de Vigo, tanto por su tamaño como por la representación épica de los 7 marineros que tiran de una red para sacar los peces del mar. Tiene 8.50 m de longitud, 2.50 m de alto y 3 m de ancho. 

Subimos por la calle Cuba y allí nos detuvimos para tomar un café, incluido en la visita guiada. Y al salir, estuvimos un rato en la calle hablando de una época de Vigo muy conocida también en Madrid, cuando se lanzó el proyecto "Madrid se escribe con V de Vigo". Eran los años 80, los años de la "movida", y el alcalde de Vigo, Manuel Soto, y el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, idearon un encuentro cultural en 1986 que solo se efectuó en la urbe olívica. 

Se contrató un viaje en tren desde la capital y, años después, el vigués Carlos Leiro confesaría: "El tren que nos trajo de Madrid y en el que me colé era una auténtica barra libre". El 20 de septiembre de 1986 el tren llegó a la estación de Vigo cargado de artistas del momento: Alaska, Ana Curra, Fabio McNamara, Gabinete Caligari, Aviador Dro, el Hortelano, Cessepe, Ouka Leele, Víctor Aparicio, Carlos Berlanga, etc. ... Alaska, como portavoz improvisada de la expedición, afirmó, al llegar, que el resto del pasaje dormía profundamente. Haría falta el concurso de los gaiteros para despertarlos. 

Durante ese fin de semana, se llevaron a cabo numerosos actos culturales en Vigo, en los que compartieron escenario los invitados madrileños y los artistas locales. Y también hubo mucha fiesta, comida y bebida. Tanta que, semanas más tarde, la oposición municipal denunció que la factura había sido desmesurada, cerca de 19 millones de pesetas. 

Los gastos no fue lo único que irritó a la ciudad. El alcalde Manuel Soto ofreció a los visitantes una comida de gala en el pazo de Castrelos, comida que acabó con la intervención de la policía local, que detuvo a McNamara, por aquel entonces compañero musical de Pedro Almodóvar. Algunos testigos del convite contaron que, cuando el alcalde vigués iniciaba su discurso de bienvenida, ya a los postres, McNamara lanzó una taza de café (otros hablan de una botella) contra el regidor socialista, que se libró del impacto con un rápido movimiento de cintura. Por desgracia, la taza se estrelló en la cabeza de una mujer. 

La juventud viguesa lo pasó de miedo durante aquellos días, pero no tanto como los artistas invitados por el erario público. No hubo viaje de Vigo a Madrid, aunque ya se tenía preparada para esa visita la contratación de un barco pesquero que se llevaría al estanque de El Retiro para montar la juerga. 

Pasando a cosas más serias, en la misma calle Cuba, nos encontramos con una placa dedicada a Enrique Peinador. Está colocada junto a la casa en la que vivió y murió. 


Fue un empresario modélico y muy avanzado para su tiempo. Bajo su gestión, el Balneario de Mondariz se convirtió en un centro famoso en toda Europa. Se entregó a la causa del galleguismo. Fue socio protector del Seminario de Estudios Gallegos, académico de la Real Academia Gallega y artífice de la constitución del ayuntamiento Mondariz-Balneario en 1924. Miembro del Partido Galleguista, en abril de 1936 fue elegido compromisario en la candidatura del Frente Popular por Pontevedra para la elección del Presidente de la República.

Subvencionó exploraciones arqueológicas y creó un museo con importantes piezas, también etnográficas. En 1936, se le expropiaron los terrenos donde se construiría, en 1954, el aeropuerto de Peinador. Murió perseguido por el franquismo, que no le perdonó que fuera un hombre de éxito y a la vez galleguista. 

Caminamos hacia la zona del Concello de Vigo y pasamos antes por la Rúa de Taboada Leal


Nicolás Taboada Leal, aunque nacido en Viveiro en 1798, desarrolló su carrera profesional en Vigo, en donde murió en 1883. Fue médico y primer cronista oficial de la ciudad. 

Después de estudiar Medicina y Cirugía en la Universidad de Santiago de Compostela, fue nombrado médico del Hospital de la Caridad de Vigo. Fue el primero que diagnosticó un caso de cólera en España. También fue uno de los impulsores, junto con Norberto Velázquez Moreno, de la instalación de un lazareto en la isla de San Simón. 

Nos acercamos un momento a la Rúa Eduardo Iglesias. Se trata de una calle en la que, entre los años 1882 y 1919, hubo un circo, el Tamberlick, que después se convirtió en sala de cine conservando parte de su planta circular. 


Poca gente sabe que por aquella época se llamaba la calle del Circo. Lo cierto es que ha pasado por múltiples nombres. Hasta 1931 recibió el nombre de Eduardo Iglesias, diputado provincial por el distrito de Vigo-Tui y alcalde de Vigo en 1887 y 1888. En 1931 se le cambió el nombre por el de 14 de Abril, fecha de proclamación de la Segunda República Española. Pero en 1936, cuando estalló la Guerra Civil, recuperó el nombre de Eduardo Iglesias. 

Tamberlick abrió sus puertas como teatro en el año 1882 y el 29 de abril de 1897 se utilizó para proyectar la primera película en la ciudad de Vigo, una de las históricas películas de los hermanos Lumiere. Durante muchos años se utilizó también como circo y eso explica que la superficie del patio de butacas fuera circular y que en su puerta principal figurara el nombre de Teatro Circo Tamberlick. 

A partir de los años 60 del pasado siglo XX, la historia del Tamberlick avanzó conjuntamente con la del cine Odeón, que había abierto sus puertas en 1917 en otra calle de la ciudad, en la esquina de la calle Urzáiz con la rúa Magallanes. Allí se proyectó en los años sesenta la película "Franco, ese hombre", una película propagandística del régimen franquista a la que muchos colegios de la ciudad llevaron a sus alumnos para que la vieran. 

En 1969, el edificio del Odeón se derribó sin contemplaciones y sus instalaciones fueron trasladadas al edificio anexo al del Tamberlick. 

El Tamberlick estuvo abierto hasta 1989 aunque fue derribado en 1991. De su estructura solo queda el arco de piedra y la escalinata de la entrada, que dan acceso a un moderno edificio de viviendas, oficinas y locales comerciales. 

Finalmente, llegamos al fuerte (castillo) de San Sebastián

Los edificios alrededor del fuerte han sido bellamente rehabilitados

El fuerte se levantó al mismo tiempo que la villa se comenzaba a amurallar, en 1656, durante el reinado de Felipe IV, con el objetivo de proteger a Vigo de los ataques de ingleses y portugueses. Cuando Portugal entró en guerra por la independencia de España, Galicia pasó de pueblo hermano a enemigo.

En el lugar en donde se levanta el castillo había una ermita dedicada a San Sebastián. Desde el castillo, el muro iba hasta la Porta do Sol, bajando por la calle Carral hasta el muelle de A Laxe, siguiendo por Beiramar hasta O Berbés y subiendo de nuevo por la calle Real hasta la ermita. En 1665, Portugal sitió la villa durante seis días, momento en el que los ingenieros militares Carlos y Fernando de Grunemberg unieron con un muro el castillo con la Fortaleza del Castro, situada a unos cientos de metros monte arriba. La muralla no tenía foso y los muros no eran consistentes. En 1719, los ingleses invadieron Vigo y el castillo quedó en ruinas pasando a utilizarse como espacio para el ganado, defendiéndose luego la villa desde la Fortaleza del Castro, habiéndose encontrado pasadizos y túneles que unían las dos edificaciones defensivas entre sí y con la ciudad. 

La guía nos muestra restos de una antigua puerta del fuerte


En el siglo XIX, el castillo se utilizó como hospital y en los años 20 del siglo XX, se consideró la recuperación de los dos castillos. El de San Sebastián siguió como cuartel militar hasta 1964, momento en el que pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Vigo.

En 1970, se tomó la decisión de construir la nueva casa consistorial de la ciudad, hasta entonces situada en un edificio de la Plaza de la Constitución. Para ello, se derrumbaron algunas partes del muro del castillo. En 1983, se consideró la demolición de la parte del castillo aún en pie, aunque estos planes no llegaron a ejecutarse. Sin embargo, en la década de 1990, se remodeló la Plaza del Rey, lo cual aún degradó más el entorno del castillo. 

Rodeando el muro para llegar a la puerta de entrada. Al fondo, la silueta del edificio del Ayuntamiento de Vigo en la Plaza del Rey


El último suceso histórico de trascendencia en el que la muralla jugó su papel fue la Reconquista de Vigo (1809). La guía nos lo explicó desde lo alto de la muralla del castillo.  


Se trató de un episodio de la Guerra de la Independencia española contra la invasión napoleónica victoriosamente resuelto. Una gesta de la población viguesa y de las milicias formadas por opositores a la ocupación francesa por la que, un año después, Vigo recibiría el título de "fiel, leal y valerosa". 

La victoria tuvo una gran relevancia, porque demostró que era posible vencer al imperio napoleónico e infundir moral a los sublevados para continuar la reconquista de otras ciudades y villas. 

El 31 de enero de 1809 llegó a Vigo una avanzadilla de la caballería francesa. Solicitó la rendición de la plaza y los fuertes. El pueblo exigió el cierre de las puertas y la defensa de la ciudad. Sin embargo, el gobernador militar, Juan de Villavicencio, convence a la vecindad de la inutilidad de una resistencia que solo traería derramamiento de sangre. Se firma entonces la rendición. Las tropas viguesas abandonan la plaza. Mientras dos escuadrones de húsares entran por la puerta de A Gamboa, los soldados vigueses salen por la de A Falperra para unirse a las milicias. 

El 1 de febrero de 1809 entraron 1200 franceses por la Porta do Sol. Mandan al gobernador que requise las armas para quemarlas, tres días después, en el baluarte de A Laxe. Los carros, con los tesoros saqueados por los franceses, se quedan en Vigo al no poder llevarlos a Portugal, por el mal estado de los caminos. Los franceses se aprovisionan y reciben tratamiento médico. 

Los sublevados comienzan a organizarse. El día 14 hay una reunión secreta en la casa del alcalde de Fragoso, Cayetano Pérez de Limia. Se unen el párroco de Bouzas y el alcalde de Vigo, Francisco Javier Vázquez Varela. 

El día 16 la cuarta división francesa del general Heudelet abandona la plaza, dejando atrás una guarnición formada por unos 1500 hombres. La población comienza a entorpecer la actividad de los ocupantes mediante la ocultación de víveres, robo de armas, trasiego de mensajes con el exterior... incluso algunos franciscanos recorren las aldeas de la comarca llamando a la sublevación. 

El día 12 de marzo los sublevados, unos 3000 hombres, se reúnen en Zamáns. Se acuerda la reconquista de Vigo. Días después llegará el capitán Pablo Morillo que asumirá el mando. 

El día 14 las milicias cierran los accesos a la villa. El día 19 los franceses salen por la puerta de A Gamboa para alimentar a sus caballos. Hay un combate y los invasores sufren importantes bajas. Las milicias llegan al pie del castillo del Castro y solicitan la rendición de la plaza, pero el gobernador francés, Chalot, no acepta rendirse ante paisanos. 

Esa misma noche, unos soldados franceses asesinan a tres vigueses en una taberna. Se cierran las puertas de la villa y los galos sufren escasez de víveres. Algunos soldados franceses, desesperados, trepan por la muralla y asaltan las casas de los barrios exteriores, lo que conlleva las quejas de los vecinos ante la autoridad gala. 

El día 23 se vuelve a solicitar la rendición. De nuevo, Chalot responde con evasivas a la espera de que lleguen refuerzos. Pero quienes llegan son las fragatas inglesas Lively y Venus, que colaborarán en la Reconquista. Esa misma noche se recibe la noticia de que se acercan 1600 franceses, así que se envían tropas para contenerlos en Ponte San Paio. 

El día 27, una vez más, se exige la rendición. Morillo, recién nombrado coronel, embarca en las fragatas inglesas para dirigir el inminente ataque a la plaza. Ordena la aproximación a las murallas. El combate se inicia ese día, sobre las 9 de la noche. Los milicianos arriman escaleras a la muralla para asaltarla. 

Fue entonces cuando se produjo el legendario suceso de Carolo, el anciano marinero del Berbés que muere intentando derribar, con un hacha, la puerta de A Gamboa. El capitán de milicias, Bernardo González del Valle, conocido como "Cachamuiña", cogió el hacha y derribó la puerta antes de caer herido por 4 disparos. Los asaltantes ocuparon las murallas mientras los franceses se refugiaban en el castillo de San Sebastián y en la batería de A Laxe. 

Los franceses entregaron la plaza al amanecer del día 28. Se hicieron unos 1400 prisioneros, entre soldados y oficiales, que salieron desfilando para embarcar en las fragatas inglesas. Los franceses muertos a lo largo de la ocupación se enterraron en lo que entonces era el arenal de Coia. 

Magníficas vistas desde el castillo de San Sebastián


Crucero en el interior del muro del castillo de San Sebastián


En el vídeo vemos la entrada de la ría desde el castillo de San Sebastián, protegida por las Islas Cíes. 

Aquí acabó la ruta guiada. Soy consciente de que queda mucha historia por contar, pero eso quedará para otra ocasión. De momento, disfrutemos de todas estas historias que, por mi parte, no conocía. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario