Domingo, 09/04/2023:
Viaje al Algarve. Parada en Évora (Alentejo)
Un poco cansadas de la lluvia y quizá sufriendo el paso a la primavera, Mati y yo decidimos dejar Vigo en busca de sol, relax y playa. Un buen lugar para encontrar todo eso es el Algarve portugués. Así que nos pusimos en ruta. Y para no hacer todo de un tirón, nos detuvimos en Évora, que Mati no conocía.
Casi llegando a la capital del Alentejo, nos desviamos para subir al Alto de S. Bento, desde donde se puede ver toda la ciudad.
Aquí nos encontramos con unos molinos restaurados que forman parte del proyecto del Centro Museo Alto de S. Bento, un proyecto educativo municipal que tiene como objetivo la valoración y conservación del patrimonio cultural y natural que le da nombre: por el macizo granítico, por la preciosidad de la flora y por la carga histórica.
La Cámara Municipal de Évora ha recuperado los edificios, los Molinos de S. Bento, que habían permanecido abandonados durante décadas, así como el espacio que los rodea para devolverlos a la vida mediante su uso como lugar educativo.
Un panel en azulejos nos indica todo aquello que podemos ver desde la cima de la colina:
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Destacan las torres de la Catedral |
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Vista de una parte del Acueducto, justo a su llegada a la parte vieja, desde A Porta Velha |
La construcción de las murallas fue ordenada por D. Afonso IV de Portugal en el siglo XIV. Destacan las Torres da Rampa dos Colegiais, del Baluarte de S. Bartolomeu, del Jardín Público de Évora, de las Portas de Aviz, las que están cerca del Convento do Calvário y las que se sitúan entre el Baluarte del Conde de Lippe y el Quartel de Cavalaria.
No entramos por ahí sino que tomamos la Rua do Menino Jesus para torcer nuevamente a la derecha por la Rua de Dona Isabel. Aquí está el Arco Romano de Dona Isabel, otra de las puertas de la ciudad a la que ya hicimos referencia más arriba.
La iglesia que se ve al principio del vídeo es la Igreja de Santo Antao. Se trata de una iglesia renacentista, uno de los templos más importantes de la ciudad. En su interior no se permite tomar fotos, de todas formas no entramos, porque no formaba parte del recorrido guiado. Parece ser que tiene tres naves a la misma altura y muchos altares de oro a cada lado.
En cuanto a la propia plaza, es Monumento Nacional desde 1910. Su suelo es de calzada portuguesa. Por debajo de las arcadas, que todos buscan por su arquitectura y por la sombra, hay tiendas variadas y dos puntos esenciales: el famoso Café Arcada, con algunos de los bollos más famosos de la ciudad, y la Papelaria Nazaré, la más antigua de Évora.
Desde la Catedral, nos dirigimos a otro de los monumentos destacados de la ciudad: el Templo Romano de Évora. Pero nos detuvimos antes un momento frente al Palácio da Inquisiçao, fundado en 1536 (se dice que, solamente en Évora, se ordenaron más de 22 000 ejecuciones)
Tiene una estructura de base rectangular sobre la que se alzan 14 columnas acanaladas con capiteles de estilo corintio, como ya hemos dicho. Recientes estudios revelan que pudo estar rodeado de agua.
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Las torres de la catedral se ven desde el templo romano |
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Vista de una de las torres de la catedral entre las columnas del templo romano |
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La torre del cimborrio de la catedral, con forma cónica y una cúpula octogonal en su interior |
Detrás del templo se alza un pequeño jardín, el Jardim Diana, con un mirador desde el que se obtienen maravillosas vistas de la ciudad.
En una esquina se alza el Palacio de los Duques de Cadaval, también conocido como Palácio das Cinco Quinas. Fue residencia de esta notable familia portuguesa, rematada con almenas y flanqueada por dos torres imponentes. Constituye un bello ejemplar de residencia señorial. En la torre cuadrangular estuvo preso en 1483 D. Fernando, Duque de Bragança, acusado de conspirar contra el rey D. Joao II. Saldría de aquí para ser decapitado en la Praça do Giraldo.
Este antiguo monasterio de los monjes ermitaños de Santo Agustinho fue fundado a principios del siglo XVI. En la fachada principal se pueden ver las famosas figuras de los Atlantes, llamadas, desde hace siglos, por los habitantes de Évora, los Niños de la Gracia. Simbolizan cuatro ríos.
En realidad, Joao III quería que este lugar fuese su panteón. Por eso, la fachada, de influencia paladina, posee un carácter robusto, en la que un pesado pórtico termina en un doble frontón superpuesto por ángeles.
La visita terminó en el Jardim Público de Évora. Se trata de un parque con un ambiente refrescante, de gente joven y que invita al romanticismo. Es un lugar magnífico para pasear, tomarse un refresco en la terraza del quiosco, hacer un picnic o simplemente tumbarse en el césped. Destaca por la diversidad de su vegetación, la tranquilidad e, incluso, por su historia y arquitectura: aquí se juntan restos de la muralla medieval con el Palacio de D. Manuel y las Ruinas Fingidas, que comparten espacio con flores, fuentes y lagos.
En principio, ocupaba parte del gran Convento de San Francisco. Con el tiempo, fue ganando espacios contra la voluntad de los frailes. Primero fue la Sala de los Estudios del Convento, para que ahí se instalara la primera Biblioteca del Reino de Portugal para uso de la Corte. A partir del reinado de D. Joao II, el crecimiento del edificio fue imparable: se construyó un palacio provisorio en madera para la boda del infante D. Afonso, su hijo, con la infanta Isabel de Castilla, en 1490. En el reinado de D. Manuel nació el jardín y se mandó construir la llamada Galería de las Damas, la única parte que aun hoy en día está en pie. Con la extinción de las órdenes religiosas en 1834, se instalaron en el palacio algunos servicios oficiales y se destruyó una gran parte para instalar el Mercado Municipal de Évora.
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Árbol artificial que nos recuerda la importancia de cuidar el medioambiente. Detrás, el grupo escuchando las explicaciones de la guía |
Las Ruinas Fingidas fueron construidas a partir del material de otros monumentos de la ciudad, por lo que son ruinas a propósito. Son parte de una torre y un trozo de la muralla medieval. Esta zona suele estar repleta de pavos reales que llenan de color los jardines. Están situadas detrás del Palacio de D. Manuel.
Lunes, 10/04/2023:
Viaje al Algarve. Alrededores de Évora (Alentejo). Llegada a Portimao (Praia do Vau)
No podíamos dejar Évora sin visitar uno de sus monumentos más carismáticos: el Menhir y el Crómlech de los Almendros. Así que, antes de continuar viaje al Algarve, hicimos una parada en este sitio histórico apenas a unos kilómetros de la ciudad, en la freguesía de Nossa Senhora de Guadalupe.
Se trata de un menhir de granito de grandes dimensiones, con cerca de 3.5 m de altura a partir de la superficie del suelo, con sección elíptica de 1.20 x 0.80 m.
Está situado en la cima de una ladera, a 1.3 km al nordeste del Cromeleque dos Almendres. Aunque está aislado, se cree que hay una estrecha relación entre ambos monumentos, ya que su alineación coincide con el nacer del sol durante el solsticio de verano.
El Crómlech fue descubierto en 1964 cuando se procedía al levantamiento del mapa geológico de Portugal.
Desde 1974, ambos monumentos están protegidos por ley: el Menhir está considerado de interés público y el crómlech ha sido reclasificado como Monumento Nacional. Un equipo de investigadores ha intentado encontrar el poblado que estaría asociado a este yacimiento megalítico, pero tan solo han identificado un pequeño conjunto en sus inmediaciones. Se cree que este sería un lugar de culto, con fuerte carga mágico-simbólica.
En cuanto al Crómlech, es el monumento megalítico más antiguo del continente. Está situado en una cuesta girada al este de una colina. Los monolitos, algunos con 3 m de altura, fueron colocados sobre cavidades previamente preparadas. Actualmente, todos están numerados para facilitar la identificación de las características individuales de cada uno.
Está formado por dos recintos que presentan una orientación este-oeste:
El recinto oeste tiene forma de círculo. Es el más antiguo y fue edificado durante el Neolítico inicial medio. Se compone de tres círculos concéntricos con un total de 24 monolitos.
El recinto este tiene forma de elipse. Es el más reciente y fue edificado durante el Neolítico medio. Está compuesto por 95 menhires que forman dos elipses concéntricas.
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Alcornoques junto al crómlech |
Aunque la mayoría de los monolitos tiene forma ovalada, hay muchos que parecen falos. Uno de los historiadores más importantes de Portugal, el difunto profesor José Hermano Saraiva, creía que la impregnación del vientre terrenal con falos de piedra era una especie de culto a la fertilización del suelo con el cultivo en mente.
Al pasear entre estas piedras uno siente que está rodeado de un aura de misticismo y de misterio. Es volver a un período simple y tranquilo, la era de los druidas y el vínculo con la naturaleza.
Siguiendo la CM1075, a la salida de Nossa Senhora de Guadalupe, empatamos con la N380, para finalmente llegar a Alcáçovas. Desde aquí, continuamos por la N2, que nos llevó hasta el Miradouro do Caldeirao, en Ameixial, en donde hicimos un alto para descansar y comer algo de fruta.
Y, por fin, llegamos a nuestro destino, en la parte oeste de Portimao, en la Praia do Vau.
El Hotel Alcaide fue todo un descubrimiento: tranquilo, situado en una zona con poco movimiento de tráfico pero cerca del centro de Portimao, a 3 minutos a pie de la playa, pequeño y acogedor, muy limpio, con una buena piscina, una WiFi estupenda, unas habitaciones amplias y luminosas y, sobre todo, un personal muy muy amable, además de un desayuno buffet muy completo y variado. Sin duda, de volver al Algarve, no dudaría ni un instante en repetir.
Decidimos descansar del viaje junto a la piscina aunque corría mucho aire.
Ya hacia el atardecer, fuimos a dar una vuelta por los alrededores con la intención de encontrar algún sitio para cenar. Bajamos a pie por la Avenida Joao Paulo II, que lleva directamente a la playa, y llegamos a una rotonda.
Subiendo hacia la Estrada do Vau hay unas buenas vistas de la playa.
Dimos un paseo en dirección Portimao, por un camino que bordea todos los acantilados que conforman esta costa.
Finalmente, decidimos cenar cerca de la rotonda, en la Churrasqueira do Vau, deliciosas costillas con salsa barbacoa y un chorizo al vino estilo portugués...
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