miércoles, 19 de abril de 2023

Abril, 09-16 de 2023: 8 días por el Algarve, incluyendo Évora (Mati y María) - Parte 1

Domingo, 09/04/2023:


Viaje al Algarve. Parada en Évora (Alentejo) 

Un poco cansadas de la lluvia y quizá sufriendo el paso a la primavera, Mati y yo decidimos dejar Vigo en busca de sol, relax y playa. Un buen lugar para encontrar todo eso es el Algarve portugués. Así que nos pusimos en ruta. Y para no hacer todo de un tirón, nos detuvimos en Évora, que Mati no conocía.

Casi llegando a la capital del Alentejo, nos desviamos para subir al Alto de S. Bento, desde donde se puede ver toda la ciudad.


Aquí nos encontramos con unos molinos restaurados que forman parte del proyecto del Centro Museo Alto de S. Bento, un proyecto educativo municipal que tiene como objetivo la valoración y conservación del patrimonio cultural y natural que le da nombre: por el macizo granítico, por la preciosidad de la flora y por la carga histórica. 


 

La Cámara Municipal de Évora ha recuperado los edificios, los Molinos de S. Bento, que habían permanecido abandonados durante décadas, así como el espacio que los rodea para devolverlos a la vida mediante su uso como lugar educativo.

Un panel en azulejos nos indica todo aquello que podemos ver desde la cima de la colina: 


Destacan las torres de la Catedral

Dejamos el coche y las cosas en el hotel Moov, muy bien situado en pleno centro histórico y con una estupenda relación calidad-precio. Y a las 3 de la tarde nos unimos a un grupo para hacer una visita guiada que habíamos reservado con Civitatis. 

El punto de encuentro era la Porta Velha, también conocida como Porta da Lagoa, un arco de piedra que formaba parte de las murallas de la ciudad. Junto a estas, la guía nos dio una visión global y rápida de la historia de Évora. Están clasificadas como Monumento Nacional de Portugal desde 1992 y son parte del conjunto del Centro Histórico de Évora UNESCO, Patrimonio Mundial. Évora es una de las pocas ciudades portuguesas que ha conservado prácticamente la totalidad de sus murallas. 

Vista de una parte del Acueducto, justo a su llegada a la parte vieja, desde A Porta Velha

La construcción de las murallas fue ordenada por D. Afonso IV de Portugal en el siglo XIV. Destacan las Torres da Rampa dos Colegiais, del Baluarte de S. Bartolomeu, del Jardín Público de Évora, de las Portas de Aviz, las que están cerca del Convento do Calvário y las que se sitúan entre el Baluarte del Conde de Lippe y el Quartel de Cavalaria.  

Este conjunto defensivo de arquitectura militar se fue construyendo a lo largo de los siglos. De hecho, se alza sobre una cerca más antigua, del siglo III, en tiempos de la romanización, con 2 km de longitud.

En realidad, el sistema defensivo de Évora está formado por dos líneas de murallas que corresponden a diferentes periodos de tiempo. La segunda línea surgió cuando los habitantes ampliaron el área dedicada a las viviendas más allá del perímetro de la primera muralla y se sintió la necesidad de proteger ese nuevo núcleo. 

La primera muralla, conocida como Cerca-Velha, es la que tiene base romana y medieval. Se caracteriza por esas torres de diferentes formas: cuadradas, circulares y poligonales. Otra característica distintiva es la existencia de varias puertas estratégicamente colocadas sobre los principales ejes viales. Testimonio importante de esta época es la Porta de Dona Isabel. Entrar en el centro histórico de Évora significa tener que pasar por una de estas puertas. 

La segunda muralla, conocida como Cerca-Nova, también de construcción medieval, es del siglo XVI. Se fue reforzando con el transcurso del tiempo y durante el siglo XVII se añadieron algunos baluartes bastante avanzados. 

La guía nos indicó que íbamos a hacer la visita tratando de seguir el recorrido que hace el Aqueduto da Água de Prata. Se trata de uno de los monumentos más impresionantes de la ciudad. Es considerado Monumento Nacional de Portugal desde 1910. Su construcción se inició por orden de D. Joao III en 1532. Son 18 km desde la Granja de Divor, donde se abastece de agua, hasta el centro de Évora. 

Las canalizaciones y arcadas de granito, de estilo renacentista, se asientan, probablemente, sobre un antiguo acueducto romano. Además de su obvia función, tenía otras partes que embellecían el centro de la ciudad: hasta 1873, un bello pórtico renacentista, llamado Fecho Real do Aqueduto, estaba cerca de la Iglesia de S. Francisco. Y en la Rua Nova fue construida una Caja de Agua, también renacentista, que todavía se conserva, con sus 12 columnas toscanas y un amplio entablamento, aunque no todos sus lados son visibles.  

Al iniciar el recorrido, en la Rua do Cano, la calle por donde el acueducto entra en el centro histórico de Évora, nos sorprende una hilera de casas encastradas bajo sus arcos. 


 




Al girar en la Rua do Aviz, nos encontramos con otra de las puertas de entrada en el inicio de la Travessa das Nunes. 


No entramos por ahí sino que tomamos la Rua do Menino Jesus para torcer nuevamente a la derecha por la Rua de Dona Isabel. Aquí está el Arco Romano de Dona Isabel, otra de las puertas de la ciudad a la que ya hicimos referencia más arriba.  


Data de finales del siglo II o principios del siglo III d. C. Está construido en mampostería de granito. Tiene 4.5 m de alto y 4 m de ancho. Es un perfecto arco de medio punto formado por 29 sillares colocados en cuña, que se apoyan sobre imponentes y robustos pilares de cantería.

Desde aquí, llegamos a la Rua Nova, en donde, como dijimos, está la Caixa de Água.

Y también, la Torre de Sisebuto

Siguiendo estrechas callejas de clara influencia árabe, acabamos en la famosa Praça do Giraldo



La iglesia que se ve al principio del vídeo es la Igreja de Santo Antao. Se trata de una iglesia renacentista, uno de los templos más importantes de la ciudad. En su interior no se permite tomar fotos, de todas formas no entramos, porque no formaba parte del recorrido guiado. Parece ser que tiene tres naves a la misma altura y muchos altares de oro a cada lado. 

Justo en el lado opuesto se halla la Agencia del Banco de Portugal, un edificio con una maravillosa fachada de estilo neoclásico-romántico.

Esta plaza, punto central de la ciudad, es un homenaje a Gerardo Geráldez, conocido como Geraldo Sempavor (sin miedo), que liberó Évora del dominio musulmán en el siglo XII. En el escudo de armas de Évora se puede ver a este personaje montado a caballo y, a sus pies, las cabezas del regente musulmán y su hija. 

Imagen de este personaje esculpida en una de las calles por las que habíamos pasado

Cuando la ciudad pasó a estar en manos portuguesas, se mandó edificar la fuente que ahora es uno de los centros de atención de la gente que visita Évora. Es de mármol en estilo barroco, con 8 canillas, cada una asociada a una de las calles que desembocan en la plaza. En lo alto tiene una corona, porque, según la historia popular, Felipe III de España, en 1619, entendió que la fuente era digna de ser coronada.


En cuanto a la propia plaza, es Monumento Nacional desde 1910. Su suelo es de calzada portuguesa. Por debajo de las arcadas, que todos buscan por su arquitectura y por la sombra, hay tiendas variadas y dos puntos esenciales: el famoso Café Arcada, con algunos de los bollos más famosos de la ciudad, y la Papelaria Nazaré, la más antigua de Évora.  

Una de las mejores atracciones para los turistas es sentarse en una de las maravillosas terrazas y aprovechar el descanso mientras se admiran las bonitas fachadas en estilo neoclásico y romántico. 

Sin poder detenernos a disfrutar de ese merecido café, seguimos de nuevo a la guía hasta la parte alta de la ciudad, hasta la Catedral.


 
  

 

Se trata de un edificio mezcla de románico y gótico, dedicado a Santa María y construido en granito, con aspecto de fortaleza. Su característica más peculiar es que sus torres no son simétricas. Destacan las magníficas esculturas del pórtico, muy bien conservadas, que representan a los apóstoles. 

No pudimos visitarla, porque el tour guiado seguía. Pero como tenemos un viaje pendiente por todo el Alentejo con las chicas viajeras, ya haremos todas esas visitas que nos quedaron pendientes. 

Por un módico precio se pueden visitar la Catedral y el Claustro. Y pagando un poco más, se puede subir a las torres e incluso dar un paseo por los tejados, desde los que las vistas de la ciudad son impresionantes. 

Tiene planta de cruz latina y consta de tres naves, las laterales con un importante número de lienzos de los siglos XVI y XVII (dicen que algunos bastante deteriorados). En la nave central, el presbiterio es barroco, todo de mármoles rosa, blanco y verde grisáceo, presidido por un gran lienzo de la Asunción de la Virgen. Esta nave se abre a las laterales a través de unas grandes pilastras con arcos ojivales y sencillos capiteles. Destacan las grandes lámparas de cristal. Y también llama la atención una curiosa capilla situada al lado del presbiterio, conocida como la de las reliquias, en la que todas las paredes están cubiertas de relicarios (curiosamente, está a oscuras y, para iluminarla, hay que comprar una ficha en la entrada).



Desde la Catedral, nos dirigimos a otro de los monumentos destacados de la ciudad: el Templo Romano de Évora. Pero nos detuvimos antes un momento frente al Palácio da Inquisiçao, fundado en 1536 (se dice que, solamente en Évora, se ordenaron más de 22 000 ejecuciones)

El Templo, supuestamente construido a finales del siglo II, mantiene intactas muchas de sus elegantes columnas acabadas en capiteles corintios de mármol de Estremoz, delicadamente adornados. Es conocido también como el Templo de Diana, ya que se cree que estaba dedicado a la diosa de la luna y la caza. Sin embargo, los investigadores dicen que no hay ninguna prueba de ello y que, más bien, se trata de un templo dedicado al culto imperial. 


Tiene una estructura de base rectangular sobre la que se alzan 14 columnas acanaladas con capiteles de estilo corintio, como ya hemos dicho. Recientes estudios revelan que pudo estar rodeado de agua.

Las torres de la catedral se ven desde el templo romano

Vista de una de las torres de la catedral entre las columnas del templo romano

 La torre del cimborrio de la catedral, con forma cónica y una cúpula octogonal en su interior

Detrás del templo se alza un pequeño jardín, el Jardim Diana, con un mirador desde el que se obtienen maravillosas vistas de la ciudad. 


En una esquina se alza el Palacio de los Duques de Cadaval, también conocido como Palácio das Cinco Quinas. Fue residencia de esta notable familia portuguesa, rematada con almenas y flanqueada por dos torres imponentes. Constituye un bello ejemplar de residencia señorial. En la torre cuadrangular estuvo preso en 1483 D. Fernando, Duque de Bragança, acusado de conspirar contra el rey D. Joao II. Saldría de aquí para ser decapitado en la Praça do Giraldo.  

Muy cerca también, vemos el Palacio de S. Miguel (o de los Condes de Basto), otra residencia señorial de gran importancia. El edificio se encuentra integrado en la cerca romana y medieval y es Monumento Nacional desde 1922. Todavía es utilizado como residencia de la señora D. Maria Teresa Eugénio d'Almeida. 

Este edificio fue entregado por D. Afonso Henriques, en 1176, a la Orden de Calatrava para que defendiera la ciudad de posibles ataques. Más tarde, se convirtió en la residencia habitual de D. Fernando, primer Conde de Basto, que mandó hacer varias modificaciones. Durante los enfrentamientos dinásticos entre 1383 y 1385, el palacio fue casi totalmente destruido, para ser de nuevo reedificado por Nuno Álvares Pereira, que pasó a residir en él durante casi 25 años. Años después, D. Afonso V donó el Palacio de los Condes de Basto al capitán D. Diogo de Castro, descendiente de D. Fernando. Hasta finales del siglo XIX, la propiedad se mantuvo en manos de los Castro. Su amistad con la corona castellana les costó la expropiación del palacio, que pasó a ser utilizado como residencia esporádica de huéspedes de renombre. Finalmente, fue vendido al labrador Vicente Rodrigues Ruivo. Pero, en 1950, el ingeniero Vasco Maria Eugénio d'Almeida reconstruyó el palacio devolviéndole su antiguo esplendor y estableciendo en él la sede de su conocida Fundación. 

Recorriendo calles en las que según la guía vive la gente noble de Évora, bajamos hasta la Igreja da Graça. Es también conocida como Convento de Nuestra Señora de Gracia. Es uno de los monumentos renacentistas más importantes de la ciudad.  


Este antiguo monasterio de los monjes ermitaños de Santo Agustinho fue fundado a principios del siglo XVI. En la fachada principal se pueden ver las famosas figuras de los Atlantes, llamadas, desde hace siglos, por los habitantes de Évora, los Niños de la Gracia. Simbolizan cuatro ríos. 


En realidad, Joao III quería que este lugar fuese su panteón. Por eso, la fachada, de influencia paladina, posee un carácter robusto, en la que un pesado pórtico termina en un doble frontón superpuesto por ángeles. 

A escasos 300 m de esta iglesia se halla otra, la Iglesia de San Francisco, de estilo gótico manuelino, construida entre los años 1480 y 1510. En su interior se encuentra la famosa Capela dos Ossos, que queda para una nueva visita. 


La visita terminó en el Jardim Público de Évora. Se trata de un parque con un ambiente refrescante, de gente joven y que invita al romanticismo. Es un lugar magnífico para pasear, tomarse un refresco en la terraza del quiosco, hacer un picnic o simplemente tumbarse en el césped. Destaca por la diversidad de su vegetación, la tranquilidad e, incluso, por su historia y arquitectura: a
quí se juntan restos de la muralla medieval con el Palacio de D. Manuel y las Ruinas Fingidas, que comparten espacio con flores, fuentes y lagos.

El Palacio de D. Manuel I fue construido por Afonso V como lugar de retiro real. Es de estilo manuelino, estilo arquitectónico portugués que se desarrolló durante el reinado de Manuel I de Portugal inspirado en el gótico, aunque también presenta reminiscencias del estilo mudéjar y renacentistas.  


En principio, ocupaba parte del gran Convento de San Francisco. Con el tiempo, fue ganando espacios contra la voluntad de los frailes. Primero fue la Sala de los Estudios del Convento, para que ahí se instalara la primera Biblioteca del Reino de Portugal para uso de la Corte. A partir del reinado de D. Joao II, el crecimiento del edificio fue imparable: se construyó un palacio provisorio en madera para la boda del infante D. Afonso, su hijo, con la infanta Isabel de Castilla, en 1490. En el reinado de D. Manuel nació el jardín y se mandó construir la llamada Galería de las Damas, la única parte que aun hoy en día está en pieCon la extinción de las órdenes religiosas en 1834, se instalaron en el palacio algunos servicios oficiales y se destruyó una gran parte para instalar el Mercado Municipal de Évora. 

Como vemos en la fotografía superior, en el centro, hay un torreón con tres pisos. En el cuerpo norte, apenas vemos una parte del porche manuelino, con bóveda ojival y cuatro tramos de arcos de medio punto. En el cuerpo sur, se pueden ver cinco arcos en herradura de estilo mudéjar. En cuanto al torreón, presenta una barandilla con arcos. 

Árbol artificial que nos recuerda la importancia de cuidar el medioambiente. Detrás, el grupo escuchando las explicaciones de la guía 

Las Ruinas Fingidas fueron construidas a partir del material de otros monumentos de la ciudad, por lo que son ruinas a propósito. Son parte de una torre y un trozo de la muralla medieval. Esta zona suele estar repleta de pavos reales que llenan de color los jardines. Están situadas detrás del Palacio de D. Manuel. 





Nos despedimos de la guía y del grupo y, dando un largo rodeo, volvimos a la zona del Jardim de Diana con la intención de tomar algo en una especie de recinto privado que parecía un café y nos había llamado la atención. Pero realmente nos decepcionó, además de que daba la impresión de que se estaba celebrando algún tipo de evento, así que nos dirigimos a otro local, al que también le habíamos echado el ojo, con la intención de cenar: el sitio bonito, pero la carta escasa, así que nos tomamos una cerveza y una limonada.

Terminamos en una de las calles en las que los restaurantes ponen sus terrazas y allí sí que sí la cena fue estupenda.

Chistosillos los de la mesa de detrás de Mati

 
Brindando con un excelente vino blanco alentejano




Lunes, 10/04/2023:


Viaje al Algarve. Alrededores de Évora (Alentejo). Llegada a Portimao (Praia do Vau) 

No podíamos dejar Évora sin visitar uno de sus monumentos más carismáticos: el Menhir y el Crómlech de los Almendros. Así que, antes de continuar viaje al Algarve, hicimos una parada en este sitio histórico apenas a unos kilómetros de la ciudad, en la freguesía de Nossa Senhora de Guadalupe. 


Se trata de un menhir de granito de grandes dimensiones, con cerca de 3.5 m de altura a partir de la superficie del suelo, con sección elíptica de 1.20 x 0.80 m. 

Está situado en la cima de una ladera, a 1.3 km al nordeste del Cromeleque dos Almendres. Aunque está aislado, se cree que hay una estrecha relación entre ambos monumentos, ya que su alineación coincide con el nacer del sol durante el solsticio de verano. 


El Crómlech fue descubierto en 1964 cuando se procedía al levantamiento del mapa geológico de Portugal. 


Desde 1974, ambos monumentos están protegidos por ley: el Menhir está considerado de interés público y el crómlech ha sido reclasificado como Monumento Nacional. Un equipo de investigadores ha intentado encontrar el poblado que estaría asociado a este yacimiento megalítico, pero tan solo han identificado un pequeño conjunto en sus inmediaciones. Se cree que este sería un lugar de culto, con fuerte carga mágico-simbólica.

En cuanto al Crómlech, es el monumento megalítico más antiguo del continente. Está situado en una cuesta girada al este de una colina. Los monolitos, algunos con 3 m de altura, fueron colocados sobre cavidades previamente preparadas. Actualmente, todos están numerados para facilitar la identificación de las características individuales de cada uno. 



Está formado por dos recintos que presentan una orientación este-oeste:

El recinto oeste tiene forma de círculo. Es el más antiguo y fue edificado durante el Neolítico inicial medio. Se compone de tres círculos concéntricos con un total de 24 monolitos.

El recinto este tiene forma de elipse. Es el más reciente y fue edificado durante el Neolítico medio. Está compuesto por 95 menhires que forman dos elipses concéntricas. 


Alcornoques junto al crómlech

Aunque la mayoría de los monolitos tiene forma ovalada, hay muchos que parecen falos. Uno de los historiadores más importantes de Portugal, el difunto profesor José Hermano Saraiva, creía que la impregnación del vientre terrenal con falos de piedra era una especie de culto a la fertilización del suelo con el cultivo en mente. 


Al pasear entre estas piedras uno siente que está rodeado de un aura de misticismo y de misterio. Es volver a un período simple y tranquilo, la era de los druidas y el vínculo con la naturaleza. 

Siguiendo la CM1075, a la salida de Nossa Senhora de Guadalupe, empatamos con la N380, para finalmente llegar a Alcáçovas. Desde aquí, continuamos por la N2, que nos llevó hasta el Miradouro do Caldeirao, en Ameixial, en donde hicimos un alto para descansar y comer algo de fruta. 




Y, por fin, llegamos a nuestro destino, en la parte oeste de Portimao, en la Praia do Vau

El Hotel Alcaide fue todo un descubrimiento: tranquilo, situado en una zona con poco movimiento de tráfico pero cerca del centro de Portimao, a 3 minutos a pie de la playa, pequeño y acogedor, muy limpio, con una buena piscina, una WiFi estupenda, unas habitaciones amplias y luminosas y, sobre todo, un personal muy muy amable, además de un desayuno buffet muy completo y variado. Sin duda, de volver al Algarve, no dudaría ni un instante en repetir.  



Decidimos descansar del viaje junto a la piscina aunque corría mucho aire. 


Ya hacia el atardecer, fuimos a dar una vuelta por los alrededores con la intención de encontrar algún sitio para cenar. 
Bajamos a pie por la Avenida Joao Paulo II, que lleva directamente a la playa, y llegamos a una rotonda. 


Subiendo hacia la Estrada do Vau hay unas buenas vistas de la playa. 


Dimos un paseo en dirección Portimao, por un camino que bordea todos los acantilados que conforman esta costa. 






Finalmente, decidimos cenar cerca de la rotonda, en la Churrasqueira do Vau, deliciosas costillas con salsa barbacoa y un chorizo al vino estilo portugués...




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