domingo, 30 de julio de 2023

Junio, 14-29 de 2023: 15 días por Marruecos (Mati, Pilar Fajardo, Pili y María. Enrique) - Parte 7 - FUENTES DE OUM ER-RBIA E IFRANE

Viernes, 23/06/2023 (aclaro que parte de las fotos que aquí se incluyen fueron tomadas por Enrique y Mati):


Fuentes de Oum Er-Rbia


Salimos de Merzouga muy temprano, porque teníamos un largo camino hasta nuestro próximo destino: las fuentes del río Oum Er-Rbia. Como podéis ver por el mapa, hay dos caminos: uno, que lleva 9 h y 11 minutos, y otro, que se hace en 7 h y 17 minutos. Yo había pensado en ir por el más largo, creía que era mejor carretera. Pero Enrique, que desde su llegada había ejercido de copiloto, insistió en que debíamos coger el otro itinerario, porque se ahorraba mucho tiempo. 

Y, ¡madre mía! Al final, no sé si ahorramos tiempo, porque no lo controlé, pero reír, nos reímos muchísimo... era poco más que una pista, el firme destrozado, especialmente por los laterales, por lo que, si venía alguien de frente, sería muy difícil pasar. Eso sí, tuvimos la oportunidad de descubrir un paisaje precioso, que cada vez más se parecía a una pequeña Suiza, por sus bosques y prados. Y, además, debido al problema de las infraestructuras, semejaba un lugar que conservaba sus costumbres más profundas. 


El río Oum Er-Rbia, que significa "madre de la primavera", es el segundo río de Marruecos por longitud. Tiene su fuente en el Atlas Medio, a una altitud de 1240 m, a 40 km de la ciudad de Khenifra. Tiene una longitud de 600 km y desemboca en el Océano Atlántico. La construcción de una serie de presas en el Oum ER-Rbia y sus afluentes constituye un reto para el gobierno marroquí. 


 

Paré en el medio de un pequeño puente para hacer la foto y los otros no hacían más que gritarme por si se rompía, tan malo era su aspecto, jejejeje...


Cuando llegamos al lugar que yo recordaba, un chico se ofreció, como es usual en Marruecos, para llevarnos hasta los pequeños restaurantes familiares que se sitúan junto a las orillas. 






Para llegar hasta allí, como ya hemos dicho, habíamos pasado por montañas, valles y bosques de cedros. También habíamos observado poblaciones dedicadas al pastoreo que parecían vivir en condiciones extremas por la falta más absoluta de todo. Nos partió el alma ver a pastorcitos de no más de 7 u 8 años pidiendo agua al borde del camino.

Al nacimiento de este río se le denomina "fuentes", así, en plural, porque su nacimiento surge de 40 fuentes diferentes de las que brota el agua. La población, muy pequeña, vive de la expectación turística que suscita el nacimiento del río, así como de una especie de estación balnearia construida de manera rudimentaria con casetas de caña a las que acude la gente local cuando hace buen tiempo.  







El chico nos llevó hasta la caseta de su familia. Nos sirvieron dos tajines y té. Y disfrutamos tranquilamente de la comida, hablando de vez en cuando con los vecinos de enfrente (una mujer había ido para meter sus rodillas doloridas en el agua). Hasta nos echamos una pequeña siestecita. 





Una particularidad del lugar reside en que aquí se mezclan aguas salinas (salinidad causada por los minerales que han de atravesar las aguas del subsuelo - ya habíamos observado en las montañas zonas que eran de un color blanco que no sabíamos explicar -) con agua dulce procedente del deshielo de las altas cimas del Atlas. Además, hay fuentes de agua fría y fuentes de agua caliente. ¡Todo un curioso fenómeno de la Naturaleza! 

Al terminar la comida y el descanso, el chico nos preguntó si queríamos ir a ver las cascadas que dan origen al río (aunque nos aclaró que, por la sequía, este año no llevaban mucha agua). Le dijimos que no, porque la idea de realizar una caminata y una cierta subida no nos atraía demasiado (yo las había visto hacía muchos años, por cierto que me había resbalado en las rocas)

Así, seguimos camino a Ifrane, que ya estaba muy cerca. 



Ifrane

Monos en la carretera llegando a Ifrane

Como recordaba, Ifrane es una pequeña población en la que las direcciones prohibidas hacen muy difícil conducir y llegar al sitio que deseas. Nos costó un buen rato alcanzar el hotel. Por cierto, un tanto despistados y no excesivamente amables. No había ascensor y tuvimos casi que rogar que nos subieran las maletas. 


Yo estaba muy cansada de la conducción del día y como, además, ya había estado en Ifrane en varias ocasiones, decidí quedarme en el hotel mientras todos ellos se iban a dar una vuelta

Ifrane es un pueblo de montaña que, acertadamente, recibe el sobrenombre de la "Suiza de Marruecos" por sus casas de estilo alpino (vemos en la foto superior la fachada del hotel). También por la distribución de las zonas residenciales entre parques, jardines y lagos. Lo cierto es que parece más un pueblo perdido de los Alpes que una ciudad de Marruecos. 

Fue construida por los franceses en 1930 como destino vacacional. Con la llegada del calor, se convierte en centro de veraneo de la gente adinerada del país, mientras que en invierno es un importante destino para la práctica del esquí en la Estación de Michlifen (a 17 km de Ifrane) o en la de Jbel Hebri (a 18 km por la ruta del Tzin Tretten a 14 km de Azrou)

En realidad, Ifrane es más un lugar de paso que una excursión en sí misma. Al programar el viaje, había decidido hacer una noche aquí para que mis compañeros vieran la ciudad, aunque bien hubiéramos podido seguir hasta Fez, que se halla a tan solo 65 km. 

Aquí se encuentra el que dicen que es el palacio preferido de Mohamed VI (también lo era de su padre Hassan II) donde pasa gran parte de sus vacaciones. También se celebran aquí reuniones de alto nivel, no solo políticas sino de diferentes disciplinas universitarias. 


La ciudad cuenta con una de las universidades más importantes de Marruecos: Al Akhawayn. Es, con mucho, la que mayor número de títulos imparte y, sin duda, la más elitista. Ifrane posee, además, un reputado centro de alto rendimiento para atletas internacionales.

Vinieron a recogerme al anochecer para ir a cenar. La temperatura era muy agradable. El problema era que no había mucha oferta y dimos más vueltas que un 8. 


Enfrente del local en donde cenamos, había un gran hotel y decidimos tomar una copa (Enrique no llegó a sentarse y nosotras nos fuimos enseguida, porque tenían la música a todo volumen, por no hablar de la mala calidad de los mojitos) 


En cualquier caso, nos retiramos temprano. Había que madrugar al día siguiente, ya que habíamos reservado un tour gratuito por Fez que empezaba a las 11. 

Vista desde el hotel de Ifrane a primera hora de la mañana 





viernes, 14 de julio de 2023

Junio, 14-29 de 2023: 15 días por Marruecos (Mati, Pilar Fajardo, Pili y María. Enrique) - Parte 6- MERZOUGA

Jueves, 22/06/2023 (aclaro que parte de las fotos que aquí se incluyen fueron tomadas por Enrique):


Merzouga

Tengo que reseñar que nos alojamos en la Kasbah Azalay Merzouga. Os la recomiendo sin lugar a dudas, si hoy volviera al desierto de Merzouga, volvería a alojarme allí. Nos costó un poco encontrarla, porque, al no haber carreteras definidas, el Google Maps se volvía un poco loco. Pero no pudimos quedar mejor sorprendidos cuando llegamos. 

El recibimiento fue extraordinario, la hospitalidad bereber al 100 %. Desde el primer momento, te hacen sentir como en tu casa. Antes incluso de proceder al registro, nos enseñaron el lugar y las habitaciones. En nuestro caso, el propietario nos enseñó una que no estaba nada mal y que, según él, era la que nos correspondía, pero, puesto que no había gente, nos llevó a otra todavía mejor, muy amplia, y además muy bien situada, porque estaba más abajo y por una ligerísima pendiente llegábamos en un plis plas al coche, sin tener que subir escaleras, lo cual, con nuestro equipaje, se agradecía. 


El enorme salón donde se sirve el buffet del desayuno. Lo coges, pero luego te instalas donde quieras, de hecho, nosotros desayunamos los dos días en la terraza

Para que veáis el estilo de las habitaciones. Esta era la de Enrique. La nuestra era más del doble. Notable la decoración bereber

Después del registro, nos obsequió con un excelente té, de los mejores que tomamos durante todo el viaje.  



Nos dimos un bañito y luego nos sirvió la cena, un plato típico del desierto que se conoce como "tanjia". Se compone de carne marinada a base de cúrcuma, comino, azafrán, limón confitado, mantequilla rancia, ras el hanout (una mezcla de especias) y ajo. 

Se cocina en unas ollas de barro que se suelen meter en hornos subterráneos durante largas horas para que la carne se cocine bien y quede sumamente suave. Lo más habitual es que la cocción se lleve a cabo en los hornos de los baños comunitarios de aguas calientes conocidos como "hammam". Ya que varias personas pueden estar cocinando al mismo tiempo, las vasijas tienen alguna marca para identificar al cocinero o a la familia propietaria de la misma. 

Su preparación suele estar a cargo de los hombres. Hay una leyenda al respecto: se dice que un hombre fue señalado por su esposa como un incapaz y un inútil que, sin su compañía, ni siquiera sabría alimentarse. Para defender su honor, el hombre juntó carnes y especias en una jarra de barro y lo puso a cocinar en las brasas del "hammam". 




La "tanjia" se suele servir en la misma jarra, pero en este caso se puso sobre una fuente de "tajine".

Hubo quien amaneció con otro baño en la piscina. 


Y después, un delicioso desayuno


 
 
Habíamos acordado la noche anterior que a la mañana siguiente haríamos una excursión en 4x4 para ver algunas cosas interesantes de la zona. Y había que ponerse el pañuelo. 


Y no os lo perdáis: nos pasamos casi toda la estancia tratando de decidir si este chico que aparece en la foto era el mismo que nos había recibido la noche anterior, solo que sin turbante. Por la voz y las facciones, lo parecía, pero era mucho más joven... Y el que nos llevaría en el 4x4 también era idéntico. Por la tarde, Pili no se contuvo más y muy discretamente le preguntó al de la noche anterior si tenía hermanos... ¡y los tenía! jajajajajajjaja....


Antes de contaros la bonita excursión que hicimos, os voy a dar alguna información sobre Merzouga: 

Es un pequeño pueblo ubicado en el desierto del Sahara, cerca de la frontera con Argelia. Es conocido por ser una de las puertas de entrada a Erg Chebbi, una enorme extensión de dunas de arena que se encuentra en la parte norte de Merzouga. Tiene unos 20 km de largo y 4/5 km de ancho y algunas de sus dunas piramidales sobrepasan el centenar de metros de altura. La arena posee la típica coloración anaranjada y está compuesta por granos de cuarzo de tamaño muy similar. 

Al oeste está Dayet Srji, un lago salado estacional que en verano suele estar seco. Cuando está lleno, atrae a una amplia variedad de aves migratorias y del desierto. Lo cierto es que en este momento está completamente seco, nos dijeron que llevan un montón de años de sequía, sin ver una gota de agua.

Estas dunas tienen una leyenda: se dice que fueron creadas como castigo divino, después de que los habitantes del antiguo pueblo de Merzouga rechazaran a una mujer y a sus hijos que habían llegado extenuados y que murieron al no recibir ayuda. Una furiosa tormenta de arena cubrió el pueblo y sus habitantes. Desde entonces, se dice que se escuchan gritos al mediodía saliendo de las inmensas dunas. 

Nuestra excursión comenzó con una visita a un canal construido ya por los primeros habitantes que llegaron para instalarse en estas tierras. Gracias a esta fuente de agua, procedente del subsuelo, han logrado crear un pequeño oasis y cultivar alimentos necesarios para su subsistencia así como para comerciar. Como ya he dicho, hoy tienen un serio problema debido a la sequía. 








Desde aquí, nos dirigimos a un abrevadero de dromedarios. Pero antes pasamos por un cementerio, en el que el guía nos explicó que si las piedras sobre los túmulos están paralelas significa que allí está enterrado un hombre. Si, por el contrario, están perpendiculares, se trata de una mujer. 


Pasamos bastante tiempo en el abrevadero, observando las idas y venidas de distintos grupos de pastores con sus animales. Yo me quedé en el coche, porque tanto calor me estaba bajando la tensión. 






El guía también nos habló de los famosos baños de arena de Merzouga. De hecho, vimos cómo estaban excavando los hoyos en un lugar concreto. Cada vez son más los viajeros que acuden a este lugar para someterse a los beneficiosos baños de arena durante los meses de julio y agosto, cuando la temperatura es más alta. Es un antiguo tratamiento bereber para combatir enfermedades reumáticas y artríticas. Consiste en enterrar a los pacientes en arena caliente en períodos de 5 a 10 minutos, seguidos de descansos en los que se debe hidratar bebiendo té con hierbabuena. No hay que realizarlos sin vigilancia médica. 

Desde aquí, seguimos hasta un pequeño alto desde el cual se divisan los tres tipos de arena que hay en este desierto. 


Además de las dunas, hay arena blanca, que contiene sal, y arena negra, de origen basáltico.

Aquí, un chico tiene un pequeño puesto con minerales y fósiles. Pasamos un buen rato eligiendo recuerditos. 

Los fósiles son un atractivo más que añadir a esta zona. Pertenecen al Cretácico superior, hace unos 95 millones de años. Se han encontrado restos de dinosaurios, cocodrilos, tortugas y peces. 


Seguimos entonces camino para encontrarnos con las tribus bereberes nómadas. Fue, sin dudarlo, uno de los momentos que más tocó nuestros corazones. No por sentirnos con esa superioridad típica de los turistas cuando ven otros pueblos a los que consideran atrasados. Más bien, con todo el respeto por su cultura, por observar la dureza de esas vidas que, aún así, salen adelante, pero sobre todo por los niños, unos niños encantadores y felices que, sin embargo, no tienen otra opción, otra alternativa, porque eso es todo lo que conocerán en sus vidas.  






La madre estaba preparando el pan y tres "mocosos" andaban pululando por allí, mientras otro dormía. El guía nos explicó que hacía tres meses que les había muerto el padre, por lo que esa mujer se veía obligada a enfrentarse sola a la vida. Afortunadamente, son un pueblo que se ayuda entre sí, si no, difícilmente podría seguir adelante esta familia. 

Con toda su hospitalidad bereber, nos ofrecieron compartir con ellos una especie de mermelada que hacen a base de dátiles cocidos y que una de las niñas comía con fruición. Estaba muy rico, quizá muy dulce, pero si lo pensamos bien, es lógico, necesitan calorías para sobrellevar la dureza de los días en un terreno árido y con un calor abrasador. 




Enrique, una vez más, se sintió muy unido a esos niños. 



Visitamos después unas antiguas minas de plomo y cinz explotadas por los franceses durante el protectorado. Aquí se obtenía también el popular "kohl", un maquillaje para los ojos que se saca del polvo molido de la galena y cuyo color varía desde el azul oscuro hasta el negro iridiscente, pasando por el gris antracita. Hoy en día, pertenecen al estado y están bajo protección militar. Y se extraen otros minerales, como la baritina. 

Durante décadas, los trabajadores, principalmente nómadas y bereberes, se desplazaron a estas minas para extraer los minerales. Las condiciones de vida eran extremadamente duras, debido a la elevada temperatura del lugar, la falta de agua y la ausencia de infraestructuras básicas. 

Se pueden ver los restos de las construcciones (algunas en mejor estado son utilizadas por los soldados)

También visitamos otra tienda, en la que Enrique se compró su pañuelo. 


Llegamos para comer y, mientras nos dábamos un baño, nos prepararon la comida. Les dijimos que no queríamos nada caliente, sólo frío, así que tocó ensalada y fruta.

Al atardecer, Enrique y Pili habían reservado un paseo en dromedario a las dunas para ver la puesta de sol. Yo ya lo había hecho en su día en el mismo lugar y Mati y Pilar lo habían experimentado en Túnez, así que los dejamos solos para disfrutar del silencio y la belleza inconmensurable del desierto a esas horas. Ambos vinieron entusiasmados, un recuerdo que difícilmente podrán olvidar. 

 









 












Nos despedimos de Merzouga al día siguiente, pero sin duda fue lo más bonito e impactante de todo nuestro viaje por Marruecos. ¡VOLVEREMOS! Quizá entonces hagamos una de esas típicas cenas con música en una jaima, para luego despertarnos y ver el amanecer...