Viernes, 16/06/2023, y sábado, 17/06/2023:
El desayuno en el Riad Meftaha, extraordinario. Primer contacto de las chicas con un auténtico desayuno marroquí.
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Mesa preparada para recibirnos |
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¿Aceitunas para desayunar? Pues sí... |
Salimos pronto hacia Casablanca, en donde tuve el placer de reencontrarme con una familia que aprecio mucho y presentársela a mis amigas. Gracias a ellos, me atendieron enseguida en Ford, en donde me confirmaron el diagnóstico de Guijuelo: filtro de partículas obstruido. Me dijeron que lo único que podría pasarle al coche era que fuese perdiendo potencia, pero que, por lo demás, podía seguir con él.
Como no podíamos entrar aún en el hotel, fuimos hasta la Corniche.
Allí expliqué a mis amigas que Casablanca es la ciudad más grande de Marruecos, conocida por ser el corazón cosmopolita, industrial y económico del país. Su nombre, addar-al-baïda en árabe clásico, significa, literalmente, "la casa blanca".
Casablanca no es una ciudad tranquila y, mucho menos, turística. Todo lo contrario, es una enorme y bulliciosa metrópolis que atrae a empresas de todo el mundo. Y, como resultado, a numerosos extranjeros que fijan aquí su residencia por un tiempo o de por vida. La presencia de los elegantes trajes occidentales y las gafas de sol contrastan con las tradicionales chilabas marroquíes, creando una mezcla única de culturas y estilos.
En la Historia de la Humanidad esta ciudad tiene un gran peso, porque aquí se realizó, en 1943, la trascendental reunión entre Roosevelt y Churchill en la que se decidió la invasión del día D en Europa. Es famosa la anécdota que cuenta que los servicios secretos de Hitler se equivocaron y creyeron que el encuentro tendría lugar en la Casa Blanca de Washington y no en la Casablanca de Marruecos.
La historia de esta ciudad es muy interesante. Antes de la llegada de los árabes, en el siglo VII, la zona estaba habitada por los bereberes. En el siglo X, el rey Al-Mansur fundó una fortaleza, conocida como Anfa, que se convirtió en una importante ciudad portuaria.
En el siglo XV, los portugueses invadieron y destruyeron Anfa y construyeron otra fortaleza en su lugar, a la que llamaron Casa Branca. El lugar creció hasta ser un gran centro comercial. Pero, finalmente, los invasores lo abandonaron a mediados del siglo XVII debido a la falta de agua potable.
En 1755, el terremoto de Lisboa obligó a muchos de sus habitantes a emigrar a la zona de Casablanca, lo cual ayudó a reconstruir la ciudad, renombrada como Dar al Baida por los marroquíes locales. A partir del siglo XIX, el puerto inició un constante crecimiento y, en 1906, se convirtió en el Centro Administrativo del Protectorado Francés en Marruecos. Por eso mismo, la ciudad se convirtió en símbolo de la resistencia contra el dominio colonial de París durante la Segunda Guerra Mundial.
A raíz de la independencia de Marruecos, en 1956, Casablanca pasó a ser la ciudad más grande y próspera del país. Actualmente, es una ciudad vibrante y cosmopolita, que ofrece una gran variedad de lugares para visitar.
Entre ellos, como ya hemos dicho, se halla La Corniche. Se trata de una extensa franja costera que va desde la mezquita Hassan II hasta el distrito de Ain Diab. Como se aprecia por las fotografías superiores, allí se puede disfrutar de las maravillosas vistas sobre el océano Atlántico, caminar por el paseo marítimo, tomar un almuerzo en uno de sus muchos restaurantes y cafés o simplemente relajarse en la playa.
Sin embargo, no había prácticamente nadie, no sé si porque era viernes y la gente estaba en la mezquita o porque a esas horas todavía estaba trabajando. Lo cierto es que me sorprendió esa falta de ambiente. Es cierto que La Corniche es más viva cuando se hace de noche, pero yo también la recordaba con bastante animación de día. Incluso, como se ve en las fotos, las piscinas de los Clubes de la zona estaban vacías. No había vuelto a Marruecos desde antes de la pandemia y me pregunto si ese bajón también es consecuencia de la crisis originada a raíz del COVID-19.
Como era viernes, yo había propuesto comer cuscús, como manda la tradición. Pero para no coger el coche de nuevo, preguntamos en uno de los pocos locales que estaban abiertos por allí si era posible comer el plato típico del día. Un amable camarero nos contestó en perfecto español que el cuscús se comía más en el centro de la ciudad, que allí iba a ser difícil conseguirlo, pero se ofreció, cortésmente, a pedirlo a algún restaurante y que nos lo trajeran para comer allí. Casi habíamos decidido hacerlo así, cuando la cocinera le dijo que mejor preguntara en el local de al lado, que creía que sí tenían cuscús. Total, el chico vino con nosotras y sí: tenían cuscús. Pero, claro, no podíamos llevarlo al restaurante del amable camarero, así que, sintiéndolo mucho, nos quedamos allí.
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Cuscús acompañado de "Elben", una especie de leche fermentada y pasteurizada que acompaña al plato para facilitar la digestión |
Cuando terminamos de comer, nos dirigimos al hotel. Habíamos reservado en el Melliber appart Hotel, un edificio bastante nuevo situado muy cerca de la mezquita de Hassan II.
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Vista de la Mezquita Hassan II desde el balcón de nuestra habitación |
Me arreglé para ir a la graduación de mis exalumnos y, como no queríamos volver a sacar el coche por el caos del tráfico local y, sobre todo, por la dificultad de aparcar, cogimos un taxi... ¡la monda! Un morenito encantador que hablaba bastante bien español y que nos puso rancheras, jajajajaja... Luego, me dio su tarjeta (la primera de varias...) para que lo llamáramos cuando terminase el evento para llevarnos a donde quisiéramos.
Mis amigas me acompañaron un rato en el instituto, antes de que empezara el acto. Tuve ocasión de reencontrarme con los estudiantes y también con padres y madres a los que recordaba con mucho cariño, e incluso con algún compañero de mi época de profesora allí. Decidí quedarme un rato y envié a las otras al Sky Bar, piso 28 de una de las Twin Towers, para que disfrutaran de una copa mientras contemplaban las impresionantes vistas de Casablanca.
Cuando yo las recogí, la niebla empezaba a cubrir la ciudad:
Al salir del bar, cogimos otro taxi (que también me daría su tarjeta). Íbamos a cenar a L'Sqala, aunque el chico del taxi estaba emperrado en llevarnos a otro que decía que se había convertido en más popular entre los turistas. Pero no, yo conocía este y a este fuimos, jejejejeje...
El restaurante está situado muy cerca del puerto. Es una antigua fortificación con cañones defensivos, que fue construida entre los siglos XVI y XVII, inspirándose en las fortificaciones de Vauban en Francia. Sqala significa "fortaleza" y es una palabra que ha dado origen a la actual "escala", puerto de parada para los marineros. Fue construida por Sidi Mohamed Ben Abdallah, al igual que había hecho en Mogador, la actual Essaouira.
Es un restaurante muy popular. En esta ocasión, se celebraban distintos cumpleaños.
A la mañana siguiente, ellas se fueron a visitar la Mezquita Hassan II (yo ya había estado en ella en varias ocasiones, pero ese no fue el motivo de no acompañarlas, sino una noche de frecuentes visitas al baño, :-) ).
Como se puede apreciar por las fotos, es una mezquita monumental construida bajo el reinado de Hassan II, segundo monarca del país desde que este recuperó su independencia tras el período del Protectorado Francés, en 1956. Se inauguró en 1993, destacando su minarete de 200 m de alto, su espacio interior de 20 000 metros cuadrados y su área total de 9 ha. (Las fotos me las pasó Mati)
La sala de la oración puede albergar hasta 25 000 personas y la explanada exterior tiene capacidad para cerca de 80 000.
Pilar en la explanada exterior Y aquí, precioso selfi de Mati también en el exterior
Todo el proyecto arquitectónico incluye una biblioteca pública, una madrasa o escuela coránica y un museo. Todo esto además del edificio central, que comprende el espacio de la oración, así como las salas de ablución subterráneas y unos baños turcos (hamam). Se encuentra asentado sobre una isla artificial con terreno ganado al Océano Atlántico, en referencia a un verso del Corán que indica que "el trono de Alá está en el agua".
Divertida foto de Mati y Pili en una de las fuentes de las salas de ablución
Al pensar en la construcción de la mezquita, Hassan II quería dotar a Casablanca , capital económica del país, de un edificio emblemático que la colocara como punta de lanza en términos arquitectónicos y que representara la tradición arabo-musulmán del país, así como su entrada a la modernidad. También se buscaba que la ciudad tuviera su propio edificio de referencia.
En las obras participaron más de 12 500 artesanos marroquíes provenientes de todas las regiones del país. Ellos fueron los responsables de los 53 000 metros cuadrados de madera tallada, de las columnas de granito decoradas con estuco tallado a mano y de los 10 000 metros cuadrados de zellige o mosaico ornamental típicamente marroquí. También realizaron las fuentes y cuencos de mármol con forma de flor ubicados en la sala de abluciones subterránea.
Una de las particularidades de esta mezquita a nivel tecnológico es su techo corredizo de 3400 metros cuadrados y más de una tonelada de peso, que se moviliza por completo en 5 minutos gracias a un sistema de rodadura motorizado. Por otra parte, está dotada de un sistema resistente a terremotos. Un rayo luminoso situado en lo alto del minarete, con un alcance de 30 km, se proyecta cada noche en dirección a la Meca.
En estas bellísimas imágenes, se ve el piso superior destinado a las mujeres
Me quedé sorprendida cuando me dijeron que no tuvieron que cubrirse la cabeza, cosa que yo sí había tenido que hacer. Solo tuvieron que descalzarse para no pisar las alfombras (guardaron el calzado en unas bolsitas que les proporcionaron y que llevaron con ellas durante el tiempo que duró la visita)
La construcción de esta mezquita fue muy criticada por ciertos sectores de la sociedad marroquí, no solo por su elevado coste, sino también por la demolición de las viviendas que se encontraban en el lugar en donde se construyó (que no eran otra cosa que unas chabolas), ya que sus propietarios no recibieron compensación económica alguna. Por otra parte, se le exigió al pueblo una aportación que muchas familias pagaron sin apenas tener nada para comer.
Cuando regresaron de su visita, yo ya me encontraba un poco mejor, así que decidí acompañarlas al Barrio del Habbous. También se le conoce como Nueva Medina. Cogimos un taxi a la puerta del hotel sin darnos cuenta de que allí estaba el morenito de las rancheras, pero no se molestó, dijo que había que dar trabajo a todos. Otro que me dio su tarjeta, jajajajaja...
Desde mi punto de vista, este barrio es uno de los lugares más pintorescos de Casablanca. Es difícil caminar por él debido a que se permite el tráfico y tanto coches como motos son los dueños del asfalto. Pero aún así, resulta muy especial, porque está lleno de zocos en los que los clientes regatean por prendas, telas y productos típicos de Marruecos, como aceitunas y frutos secos. En la zona también hay pastelerías tradicionales en las que se venden dulces de almendras y dátiles rellenos. Aquí se encuentra el famoso Mahkama du Pacha, un edificio de estilo morisco, de propiedad gubernamental, que ofrece visitas guiadas (aunque son muy difíciles de conseguir) para ver sus bellos mosaicos, patios y techos de madera de cedro tallada. Muy cerca, está el Palacio Real.
Las chicas comprando babuchas
Esta zona fue diseñada durante la época de la colonización francesa en el siglo XX. El objetivo era dar un nuevo aire a la medina tradicional árabe, con un estilo más francés, pero sin perder su esencia.
Hay aquí un rinconcito que me encanta: el patio de las aceitunas.
Aunque también se venden especias.
Las aceitunas se adoban de muy variadas y diferentes maneras, pero el perejil es uno de los ingredientes básicos para hacerlo.
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La fruta tenía un aspecto extraordinario |
En una de esas calles se abre un mercado de pescado, que ya estaba cerrado, y otro de especias y frutos secos. Allí compraron unos dátiles deliciosos, aunque no sé cómo llegaron a España, porque nos quedaba mucho de viaje y... ¡calor!
Era hora de cenar y teníamos reserva en el Rick's Café. El taxista que nos había llevado resultó haber estado esperando durante más de dos horas a que saliéramos de la medina...
Pili ya se había llevado una decepción en España cuando descubrió que este café no tiene nada que ver con la película "Casablanca" (se rodó en Hollywood). Pero, aún así, no deja de tener su encanto visitar su restaurante. Trata de imitar la decoración del café que aparece en el film.
Está ubicado en una mansión construida en las paredes de la vieja medina de Casablanca y en su piso superior hay un pequeño salón en el que se está proyectando de forma ininterrumpida la famosa película en blanco y negro.
La comida, exquisita, como yo la recordaba. Y fin de nuestra estancia en Casablanca. A la mañana siguiente tocaba coger camino a Marrakech.
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