Viernes de senderismo
Viernes, 07/01/2022:
Sendero Litoral y del Monte da Guía (Vigo)
Se trata de un trazado circular de unos 6 km (aunque nosotras hicimos 7.3, no sé por qué). Se inicia al lado del mar y se recorre una parte de litoral para luego subir al Monte de la Guía, a 128 m, desde donde se disfruta de una magnífica vista de la ría y la ciudad, para después descender y volver al punto de salida.
En esta franja litoral de la parroquia de Teis encontramos diferentes muestras de intervención humana: la industria del naval con astilleros que se localizan entre pequeñas playas; el área desmilitarizada de la ETEA; las pequeñas playas de A Punta, Temoeiras y Areíño; los acantilados y la playa de O Faro; la playa de A Lagoa (donde se emplaza un puerto deportivo), y las empresas auxiliares y astilleros (entre las playas de A Fábrica y A Manquiña).
Iniciamos la ruta en la Playa de Ríos-Pilón (1). Se trata de una pequeña playa que antiguamente formaba una superficie continua denominada Playa de Ríos. En la actualidad, se encuentra confinada entre el muelle de un astillero en el margen derecho y el muelle de la antigua instalación de la ETEA en el izquierdo. En la parte posterior hay un pequeño muro de piedra, tras el que se halla un pilón que le da el nombre.
En el punto (2) encontramos un panel que nos informa de la ruta que vamos a recorrer, encuadrada entre los Senderos Azules marcados por el concello de Vigo.
Seguimos entonces hasta el Mirador del Muelle de la ETEA (3). Desde la punta tenemos una buena vista panorámica de parte de la ría de Vigo. Frente a nosotras se alza la península do Morrazo, que va desde Cangas a Moaña; a continuación, el Puente de Rande, que une las dos partes de la ría, y ya en nuestro lado de la misma, Redondela y los astilleros. Si giramos la vista hacia la izquierda, vemos en primer plano las instalaciones de la ETEA.
Antes de llegar a esos edificios hoy abandonados, se pasa junto a la playa de la ETEA (4), que, como ya hemos dicho, antiguamente era una sola playa con la de Ríos-Pilón. La presencia del Ejército en la zona ha sido, desde hace muchos años, uno de los hitos relevantes en la historia de la parroquia de Teis. Este espacio albergó la base naval de Ríos - Escuela de Transmisiones y Electricidad de la Armada (ETEA) (5). La escuela tiene su origen en 1916 cuando se creó la base naval de Ríos simultáneamente con las de Marín y Arosa. Al mando se encontraba el Jefe de la Armada, con residencia en Vigo. En realidad, eran zonas de abastecimiento para operaciones militares de los buques de la Armada. Ocupaba una superficie de 2000 metros cuadrados y tenía capacidad para minar la entrada de la ría por lo que había cinco dragaminas amarrados al muelle de madera anexo a la base. En el monte tras los edificios se perforaron túneles para proteger las espoletas y el material explosivo. Fue a finales de 1939 cuando se creó la Escuela de Transmisiones y Electricidad en la Base Naval de Ríos. Sin embargo, en 1989, se inició el traslado de servicios a otras bases (Ferrol y Cartagena) y en agosto de 2002 cesó definitivamente el uso de este espacio. Nosotras nos dedicamos a elucubrar sobre el posible uso que se podría dar a esos edificios hoy abandonados, desde un hotel o parador, hasta un centro para campamentos de verano, pasando por una residencia de la tercera edad. Parece, no obstante, que hay un proyecto para transformarlos en el Campus del Mar, dedicado a la investigación marina.
Pasamos, a continuación, siguiendo el paseo peatonal, por la Playa de A Punta (6), una zona arenosa que alterna con afloramientos de rocas. Junto a ella, la Playa de Temoeiras (7) y la de O Areíño (8). Todas ellas desaparecen con marea alta.
En el punto (10) nos detuvimos en el Mirador de Punta Areíño, con magníficas vistas de la Ría de Vigo.
Bajo el mirador, entre acantilados rocosos, se halla la Playa de O Faro (13). Arena parda, fina, con pequeñas piedras y conchas. Con marea alta, desaparece. Enfrente, la Peña do Cabrón.
Y así llegamos a la Playa de A Lagoa (14). Se trata de una pequeña playa en la base del Monte de A Guía, situada entre el puerto deportivo de A Lagoa, a la izquierda, y el pequeño paseo peatonal, a la derecha. Está protegida del oleaje por el puerto deportivo.
Iniciamos, entonces, la ascensión al monte. No es una subida pronunciada, porque la cima se halla a 128 m sobre el nivel del mar. Pero a mí me costó.
El último tramo hasta llegar a la ermita que está en la cima se hace subiendo unas escaleras.
La Ermita de A Guía (16) se levanta en el lugar en donde se alzaba un antiguo castro prerromano que, posteriormente, fue romanizado. Sobre ese castro romanizado se edificó una capilla que, según los historiadores, databa del siglo XVI y estaba dedicada a la Virgen de las Nieves. Era de planta rectangular, con techo de madera, a dos aguas, y los muros pintados de blanco, por lo que servía de referencia a los marineros. Se cuenta que, al igual que en otras capillas de villas marineras, las mujeres de los marineros subían al tejado de la capilla para cambiar la dirección de las tejas. De esta manera modificaban los vientos y favorecían el retorno de sus seres queridos.
La ermita actual se levantó, por suscripción popular, en el año 1951. Es obra del arquitecto Manuel Gómez Román. Se construyó en honor a la Virgen de la Guía y al Sagrado Corazón. Antiguamente, se hacía una romería alrededor de la ermita. En su entorno encontramos un viacrucis que llega hasta la capilla y varios cruceros.
Como curiosidad, antes de la construcción de la nueva capilla, en el lugar que hoy ocupa, había una gran piedra que tenía una inscripción que decía "Recuerdo de los austríacos. Año 1914. Vapor Nacilajos". Al parecer, esta inscripción rememoraba la llegada de dicho vapor a Vigo y el hecho de que varios miembros de la tripulación se quedaron aquí, asentándose y llegando a tener descendientes.
Después de varias vueltas a la ermita, iniciamos el descenso. No sin antes pasar por un monumento erigido en honor de los represaliados del franquismo.
El camino pasa por el Robledal de A Guía (18). Localizado en la ladera sur, fue cedido al Ayuntamiento de Vigo por Doña Fermina Alonso Lamberty, para el uso y disfrute de la ciudadanía. Ahí se celebra en el mes de agosto la fiesta de la sardina.
Presenta árboles casi centenarios y en él se lleva a cabo un proyecto de recuperación de insectos xilófagos (que se alimentan de la madera muerta) como el ciervo volante y el escarabajo longicornio. La hembra del ciervo volante hace puestas en la madera muerta durante los meses de verano. Las larvas comen de la madera muerta y pueden vivir en su interior entre uno y siete años. Posteriormente, coincidiendo con el otoño, se meten en el suelo y forman una cápsula que las protege para transformarse en adultos. A finales de la primavera o principios del verano siguiente, emergen como adultos que pueden vivir un mes. Durante este período, se aparean para cerrar su ciclo.
Siguiendo la ruta, llegamos a un punto en el que curiosamente nos dimos cuenta de que teníamos que hacer un rodeo para casi volver a donde estábamos. Pero era imprescindible si queríamos pasar por el punto (19), el Petroglifo de Gondesende, "Pedra das Augas".
Pertenece a un yacimiento de la Edad de Bronce. Está emplazado en la mitad de un camino por lo que la roca está muy erosionada. Presenta tres círculos concéntricos con una depresión central y un canal curvo que cruza en el extremo exterior. Manifiesta daños por el paso continuo, la realización de hogueras y los restos de cemento que se echaron en la zona. Está catalogado como Bien de Interés Cultural desde finales del año 1974.
No hay comentarios:
Publicar un comentario