miércoles, 22 de enero de 2025

Junio, 2024, del 13 al 23: LA TOSCANA (Matilde, Marusela, Pilar Fajardo, Pili y María) - Parte 4

Martes, 18 de junio de 2024: 


LUCCA, la ciudad de las 100 torres y las 100 iglesias

Quizá no estuvo bien pensada esta visita, podíamos haberla hecho el día que fuimos a Pisa o haber dejado la casa un día antes y dormir en Lucca antes de ir a Pisa, última parada del viaje. Lo digo ahora que veo detenidamente la localización en el mapa. Porque está muy cerca de Pisa y la verdad que desde la casa, junto a Siena, fue un viaje largo que luego se repitió para visitar la otra gran ciudad de la Toscana. En fin, cosas que pasan...

Lucca, la ciudad en donde nació Pucini, deriva su nombre de la palabra celta-ligur "luk", que significa "lugar pantanoso", pero también "luz". Fue fundada por la civilización etrusca y se convirtió en colonia romana en el año 180 a. C. De hecho, la cuadrícula de su centro histórico conserva la planificación romana de las calles y la Plaza de San Miguel ocupa una parte del antiguo foro. 

Ya en la Edad Media, bajo los lombardos, fue la residencia de un duque que acuñó sus propias monedas. Se hizo popular por el mercado de la seda, que empezó en el siglo XI, rivalizando con las sedas de Bizancio. Tras la muerte de Matilde de Toscana, una gran condesa que destacó como la gran aliada del Papa Gregorio VII, Lucca fue una república independiente durante 5 siglos. En 1805, Napoleón se apoderó de la ciudad y puso a su frente a su hermana Elisa Bonaparte, a la que concedió el título de "Princesa de Lucca y Piombino". En 1815, pasó a ser el Ducado de Borbón-Parma, después de Toscana (1847) y, finalmente, parte del Estado Italiano. 

Sus murallas permanecieron intactas hasta que se inició el proceso de modernización de la ciudad. Como los amplios muros perdieron su importancia militar, se convirtieron en paseos peatonales, aunque también fueron usados en el siglo XX para carreras de coches. 

Aparcamos en los alrededores de la Puerta de Santa María, cerca de la Porta dei Borghi, la única que, junto con la de San Gervasio, se conserva de la muralla original. Aquí ya dentro de la villa

Hacía muchísimo calor, y aunque llevábamos la visita muy organizada, no vimos ni la mitad de lo que teníamos previsto. Y eso que es Patrimonio de la Humanidad. 



Continuamente buscábamos las callejas a la sombra

La calle más importante es la Via Fillungo, que llega hasta la Plaza del Anfiteatro. Los negocios conservan los cartelones y las decoraciones en estilo antiguo. Es la principal arteria comercial. Está rodeada de casas medievales, palacios, iglesias (como la de S. Cristóforo) y torres como la emblemática Torre dell'Ore.


 

Al más puro estilo Bansky


La Torre dell'Ore tiene 50 m de altura y 207 peldaños. También se puede subir para disfrutar de excelentes panorámicas del centro histórico 

Es del siglo XIII y está coronada por un enorme reloj con mecanismo de cuerda manual, uno de los más interesantes que aún funcionan en Europa.

Es conocida por ser una de las 130 torres construidas por ricas familias de comerciantes junto a sus casas. Como curiosidad, señalaremos que estas familias estaban en continuas disputas para ver quién construía la torre más alta. Esto provocaba en numerosas ocasiones el derrumbe al alcanzar determinada altura.

Hay una leyenda que cuenta que una dama noble de Lucca, Lucida Mansi, vendió su alma al diablo a cambio de belleza y juventud. Después de los 30 años acordados, el diablo volvería para exigir el pago de la deuda. La noche del 14 de agosto de 1623, Lucida subió los más de 200 escalones de la torre para detener la campana que daría la hora de su muerte. Pero no llegó a tiempo y cayó en el estanque cerca del Jardín Botánico, de donde dicen que sigue saliendo las noches de luna llena.  

La Plaza fue levantada sobre las ruinas del antiguo anfiteatro romano (siglo II d. C.), lo que determinó su actual forma ovalada. En la Edad Media se celebraba aquí el mercado. La verdad que la plaza enamora nada más poner los pies en ella, por sus casas amarillas y ocres, con portales de medio punto y tres o cuatro pisos de altura como máximo. 



El sol era implacable, por lo que nosotras seguíamos escapando. 


Desde una de las callejas divisamos la famosa Torre Guinigi, con sus árboles en la terraza superior (encinas centenarias) y sus 44 m de altura. Se puede subir, cosa que no hicimos. 


Esta torre fue construida por los poderosos banqueros Guinigi en el año 1390, como demostración de su riqueza y superioridad frente a otras familias de la zona. Es de ladrillo rojo y tiene 230 escalones de piedra. Desde lo alto se consiguen las mejores vistas de Lucca. 


Fuésemos por donde fuésemos, la arquitectura de Lucca es de gran belleza. 


Buscando el Duomo, nos encontramos con la iglesia de Santa Maria Forisportam (siglo XII), conocida también como la iglesia de Santa Maria Blanca. Se encuentra en la plaza del mismo nombre. 


En la fachada vemos tres portales en los que aparecen dinteles de gusto clásico. Tanto en la fachada, como en el ábside, la primera fila está formada por arcos ciegos, con pilastras en los laterales. Personalmente, esta combinación de pintura blanca con ladrillo no acaba de convencerme. 

Otro de los monumentos que nos encontramos fue el baptisterio de los Santos Giovanni y Reparata que, junto con la iglesia del mismo nombre, forma uno de los conjuntos más interesantes que visitar en Lucca. Se ubican en la Piazza San Giovanni, muy cerca de la actual catedral. En su interior, se pueden ver las excavaciones que nos muestran la planta original de la basílica del siglo V. Se ha recuperado una estratificación de cinco niveles que se corresponden con las cinco fases principales de la historia de Lucca. 

Fue la catedral de Lucca hasta el siglo VIII


La iglesia de los Santos Giovanni y Reparata es una basílica románica con un portal monumental, el único elemento que ha permanecido intacto desde que se reconstruyó la fachada en 1622. El espacio interior se utiliza como museo y para eventos culturales. La fachada es de piedra caliza blanca, mientras que el resto del edificio se compone principalmente de arenisca o ladrillo. El interior está en gran parte enlucido y pintado en imitación piedra. El crucero está construido casi en su totalidad en ladrillo. Las tres naves están divididas por columnas con capiteles compuestos, muchos de ellos reutilizados de la época romana. 

Artesonado 



Y llegamos al Duomo de San Martino, una iglesia románica, del siglo XI, con fachada de mármol bicromado, entrada porticada y tres niveles con arcos columnados.
 



La fachada está inspirada en el Duomo de Pisa. Como curiosidad, decir que bajo el pórtico de la catedral se encontraban los puestos de los cambistas que hacían negocio con los peregrinos de la Vía Francígena. De ahí que exista una inscripción que recuerda que los cambistas no debían estafar a los clientes. 

Si os fijáis bien en la fotografía, una de las cosas más sorprendentes de esta fachada es que es asimétrica: el arco derecho es más pequeño que los otros dos. 

Por supuesto que visitamos el interior y tenemos que decir que la visita merece la pena. 

Según se entra, a mano derecha, encontramos la figura de San Martín dando su capa al pobre. De hecho, el templo está dedicado a San Martin de Tours.

Según la tradición, el primer templo fue edificado por San Frediano, santo originario de Lucca, muerto en 588. El Obispo Anselmo (más tarde elegido Papa y conocido como Alejandro II) mandó construir la catedral en 1063. A finales del siglo XII, se inició la tercera y definitiva reconstrucción de la iglesia, alternándose las obras hasta su finalización en 1637. 


El interior tiene tres naves y custodia muchas obras de arte. Destaca su artesonado, aunque es más sencillo que otros que ya habíamos visto. 


Me encanta esta foto, con la parte superior iluminada contrastando con la oscuridad de la parte inferior


Como se puede apreciar en la fotografía superior, el templo tiene tres naves, crucero y un inmenso ábside semicircular (el original del siglo XI). La gran nave central está separada de las laterales por grandes arcos, típicos de la construcción románica. Las bóvedas, sin embargo, son de crucería gótica, reconstruidas en el siglo XIV. En la quinta columna de la derecha hay un púlpito renacentista. A la izquierda, vemos un templete octogonal en el que se encuentra la reliquia más valiosa y querida de la ciudad: "Il Volto Santo", llamado también la Santa Faz. Se trata de un crucifijo de madera esculpido con el icono de Jesús y del que dice la leyenda que fue realizado por Nicodemus.




Detalle del rosetón

En esta perspectiva se observa parte del órgano

Vista de la puerta de entrada desde el altar
Último vistazo a la catedral

Cuando ya nos disponíamos a dejar la villa, todavía nos encontramos con otra belleza: la Basilica di San Frediano. Es una de las iglesias católicas más antiguas de Lucca. De estilo románico se encuentra ubicada en la plaza del mismo nombre. La fachada, del siglo XII, es de piedra pulida, delimitándose los tres portales por pilares coronados por un arquitrabe y arcos ciegos. 

La basílica destaca por su fachada culminada con un magnífico mosaico dorado del siglo XIII, de estilo bizantino, que representa la Ascensión de Cristo entre los Ángeles en presencia de los Apóstoles. En el interior, hay una pila bautismal del siglo XII

Desde esta iglesia parte la procesión el día de la celebración de la fiesta de la Santa Cruz, la noche del 13 de septiembre. 

Desde el siglo VI, existía en este lugar un edificio religioso dedicado a tres santos: Vincenzo, Stefano y Lorenzo. Las excavaciones llevadas a cabo bajo la actual basílica confirmaron la presencia del antiguo edificio. Durante la dominación longobarda, la iglesia y la casa pastoral fueron ampliadas. A fines del siglo VIII, la iglesia contaba con una cripta que contenía el cuerpo de San Frigidiano. 

Hoy me doy cuenta de que nos perdimos muchas otras cosas en Lucca. Quizá vuelva algún día... ¡quién sabe! 



MONTECATINI TERME

Seguimos la excursión del día volviendo por Montecatini Terme. 


Habíamos leído un montón de cosas sobre este lugar, pero lo que encontramos nos decepcionó bastante.

En teoría, se supone que tiene una fuerte presencia turística debido a sus termas. De hecho, en 2021, pasó a ser Patrimonio de la Humanidad dentro del apartado de "Grandes ciudades termales de Europa"...

Parece ser que ya en la Edad Media se valoraban sus aguas saladas. Se sabe por un documento de 1340 que habla de la extracción de sal en el lugar. En esa época, la región estaba asolada por epidemias, paludismo y guerras. Se trataba, además, de una zona muy pantanosa. 

Cosimo Médici fue la primera persona en construir un puente para cruzar esas tierras, lo cual supuso un importante desarrollo económico. En 1529, el por entonces propietario de los Baños de Montecatini, para solucionar sus problemas económicos, se los ofreció a Cosimo. Como la esposa de este, Eleonora de Toledo, usaba los baños, los Médici analizaban sus aguas continuamente. Pero la propuesta no funcionó. De nuevo, en 1538, se ofrecieron a Francisco I, hijo de Cosimo, quien, sin embargo, debía permitir a la población el uso de las instalaciones. 

No obstante, fue Pietro Leopoldo, hijo de Francisco I de Lorraine y María Teresa de Austria, al heredar el Gran Ducado de Toscana a la muerte de su padre, quien impulsó la zona. Era un amante de la innovación en distintos terrenos: economía, administración pública, salud y ciencia. De ahí que fuese varias veces a Montecatini para conocer de primera mano los problemas de los baños. Entonces se llevó a cabo la canalización de las aguas termo-minerales y la restauración de la ciudad. 

El tercer Habsburg-Lorraine, Ferdinando III, decretó que el complejo de los Baños de Montecatini se donase a la comunidad, a la que además concedió una subvención para mantenerlos en funcionamiento. Tras pasar por varios gestores, en 1889, gracias a un congreso médico internacional celebrado en Florencia, la ciudad de Montecatini comenzó a despegar como un importante centro de medicina termal. 

Parece ser que durante la primera mitad del siglo XX importantes personalidades visitaban asiduamente la villa. Los hoteles aumentaron en número y calidad, se levantaron restaurantes de moda, teatros, discotecas e, incluso, un casino. De hecho, aquí murió el famoso diseñador de moda Christian Dior. 

Sin embargo, a partir de 1970, los baños entraron en declive. En el año 2000, se inició un proyecto con el fin de relanzarlos. Pero lo que nosotras encontramos fue un pueblo muerto con unas instalaciones caducas, obsoletas y en mal estado.

Dicen que hay 11 fuentes termales en la zona, con temperaturas que van desde los 24 a los 33,4º. Seis de ellas han sido utilizadas por sus cualidades terapéuticas. Todas las fuentes provienen de un único punto: un acuífero situado entre 60 y 80 m por debajo de la superficie. Las aguas adquieren los minerales por estar en contacto con estratos del período Triásico.


Lo único que mereció la pena fue un extenso jardín. 


Hasta la comida en uno de los pocos sitios que estaban abiertos fue más bien mala y cara. 


Repasando ahora el viaje, quizá este fuese el día menos interesante de todos los que pasamos en la Toscana. 

  

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