viernes, 29 de octubre de 2021

Octubre, 21 al 24, 2021: Viaje a Lisboa con visita a Fátima, Mafra, Óbidos y Nazaré (Chus, Pili y María - con incorporación de la que ya se ha convertido en la cuarta chica viajera: Marusela) - Parte 4

 Sábado, 23/10/2021  


Monasterio de los Jerónimos y Torre de Belém. Padrao dos Descubrimentos     


Como Eduardo nos había explicado lo de la tarjeta de un día para los transportes, bajamos al metro en la Praça de A Figueira y con la ayuda de un chico de seguridad sacamos los billetes (de no ser por él, casi pagamos ciento y pico euros porque yo le había dado mal, jejejeje). Y ¡hale!, a la Praça do Comércio a coger el tranvía 15 para ir a Belém. Nos tocó uno de los modernos. 

Cuando te bajas en Belém, te saluda la impresionante fachada del Monasterio de los Jerónimos. La han limpiado (yo la recuerdo prácticamente negra). 



Diseñado por el arquitecto Diogo de Boitaca (en 1517 le sucedió Juan de Castillo), su construcción se inició el 6 de enero de 1501 y se concluyó a finales del siglo XVI. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983. El estilo predominante es el manuelino y fue construido para celebrar el regreso de Vasco da Gama de la India. Se eligió esta ubicación porque aquí se hallaba la ermita do Restelo, donde Vasco da Gama y sus hombres habían estado rezando antes de partir. La construcción se financió con los impuestos procedentes de las colonias. Su nombre se debe a que en los primeros años fue residencia de los monjes de la Orden de San Jerónimo, aunque desde el siglo XIX, con la llegada del gobierno liberal y el desmantelamiento de las órdenes religiosas, es patrimonio del Estado.

En las fotografías superiores vemos la portada oriental. Realizada por Juan de Castillo, está inspirada en el estilo tardogótico con introducción de elementos decorativos de estilo plateresco y renacentista. Está dividida horizontalmente en dos cuerpos. El de abajo consta de un gran arco conopial que cobija dos puertas de acceso. En el tímpano se pueden ver unos bajorrelieves con representaciones de la vida de San Jerónimo y el escudo portugués. El arco está rematado por una escultura de la Virgen de Belém. La parte superior presenta una ventana de arco de medio punto. Ambos cuerpos están limitados por ornamentación tardogótica, con estatuas bajo doseletes y esbeltos pináculos. 

Nos recorrimos la fachada, de unos 300 m de largo, para descubrir que las entradas al claustro había que cogerlas mucho más allá, de hecho, en el Museo de Arqueología. Después de cogerlas en unas maquinitas, vuelta para atrás. No tuvimos que hacer mucha cola. 


Detalles de la fachada desde la cola para acceder al claustro


El Claustro está situado junto a la nave norte del templo. Fue diseñado también por Juan de Castillo y realizado entre 1517 y 1519. Todo el Claustro está decorado con motivos manuelinos (letra M, que no fuimos capaces de encontrar; esfera armilar; cabos marineros; temas religiosos; hornacinas; medallones, etc.)

La entrada lleva a unas escaleras que conducen al piso superior del Claustro, cuyo techo está decorado como se ve en la fotografía

Decoración del techo en la antesala del Claustro

Os dejo aquí el vídeo.


Para mí, es, quizá, el más bello de todos los claustros que he visitado.









Desde el piso superior del Claustro se accede al coro alto de la iglesia que fue construido en el siglo XVI con una notable sillería.


La vista del interior de la iglesia desde ahí es magnífica. 

Descendimos al piso inferior del Claustro, en donde, por cierto, se encuentra la tumba de Fernando Pessoa. 

Se abre también ahí una capilla en la que descansa Alexandre Herculano, poeta romántico, novelista, historiador, periodista, agricultor y político liberal (1810-1877).


Tenemos, además, el acceso al Refectorio. Es bastante amplio y está cubierto por una bóveda nervada. Sus paredes están decoradas con la línea de una soga y con azulejos del siglo XVIII.



Y ya pasamos al interior de la iglesia. Aunque hay que salir del Claustro y entrar por la puerta occidental, por suerte tampoco había cola. 


Como se puede ver, el interior es muy amplio y luminoso, con una sola nave y una extraordinaria decoración manuelina. Destacan los esbeltos pilares octogonales decorados con motivos propios del Renacimiento. La bóveda del crucero es grandiosa y cubre una superficie de 29x19 m.


La capilla mayor fue reformada en 1571 en estilo renacentista avanzado, con el mismo estilo que la capilla mayor del Monasterio de El Escorial. Tiene un monumental sagrario del siglo XVII. También se encuentran las tumbas, apoyadas sobre elefantes, del rey Manuel I y su esposa María y de Juan III y Catalina de Austria, así como, en las capillas aledañas, las de otros infantes y príncipes. 



Según se entra a la iglesia, en el coro inferior, encontramos las tumbas de Vasco da Gama y Luis de Camoes, realizadas por el escultor Costa Mota. Los restos de ambos fueron trasladados en 1880 al Monasterio de los Jerónimos. Los dos 
fueron las figuras más importantes de la era de los descubrimientos. 

Luis de Camoes escribió "Os Lusiadas", un poema épico portugués, considerado como el trabajo más importante de la literatura portuguesa. Se le compara frecuentemente con la Eneida de Virgilio. Si se observa de cerca la tumba, se pueden ver una pluma, un libro y un arpa, alegorías de su vida como poeta.

Vasco da Gama, primer conde de Vidigueira, fue un explorador portugués y el primer europeo en llegar a la India por vía marítima. Estableció, por tanto, la primera ruta marítima entre Europa y Asia, conectando los océanos Atlántico e Índico, Occidente y Oriente.  

Vista de la nave de la iglesia y el rosetón de la fachada occidental desde el altar mayor
 
Justo enfrente del Monasterio de los Jerónimos, cruzando la calle, está el famoso Padrao dos Descubrimentos. Bueno, en realidad, primero está el Jardim da Praça do Império. Para pasar de este al Padrao dos Descubrimentos hay que hacerlo a través de un paso subterráneo. 

Este jardín fue diseñado para la Exposición Universal de 1940. Hace referencia a la tradición de los jardines barrocos. El diseño es cuadrado con una gran fuente redonda en el centro. A su alrededor hay callejones que se cruzan en ángulo recto, separando céspedes y parterres, y en las afueras hay hileras de árboles y arbustos ornamentales. 

El Monumento a los Descubrimientos fue construido en 1960 en la margen derecha del río Tajo para conmemorar los 500 años de la muerte de Enrique el Navegante. Fue encargado por el régimen de António de Oliveira Salazar. Tiene 52 m de altura y es un homenaje a los marineros, patrones reales y todos los que participaron en la Era de los Descubrimientos. Se encuentra en una plaza en la que aparece dibujada una rosa de los vientos de 50 m de diámetro sobre la que se marcan los viajes de los portugueses. Fue un regalo de Sudáfrica en 1960. 



El monumento tiene la forma de una carabela con el escudo de Portugal en los lados y la espada de la dinastía de Avís sobre la entrada. Enrique el Navegante se alza en la proa con una carabela en las manos. En las dos filas descendientes de cada lado del monumento, están las estatuas de héroes portugueses fuertemente ligados a los descubrimientos, así como famosos navegantes, cartógrafos y reyes. 

En el interior del monumento hay un auditorio y un ascensor que va hasta el sexto piso, más una escalera que llega hasta arriba del todo, desde donde se puede observar un bello panorama de Belém y del río. El monumento es mucho más bonito cuando se ve al atardecer desde el oeste al ponerse el sol. 



Aquí el vídeo del río desde el monumento. Al otro lado, la figura de Cristo Rey y el Puente 25 de Abril.

Y lo dejamos atrás para ir caminando hasta la Torre de Belém

Y ahí está, ahí está, viendo pasar el tiempo...

Desde ahí se llega a la Doca do Bom Sucesso, que corta el paseo por la entrada del agua. Es preciso rodearla para seguir hasta la Torre. 

Todos nuestros, jejejejeje...

La Torre de Belém es una antigua construcción militar, obra de Francisco de Arruda y Diogo de Boitaca, que tuvo gran importancia en la Era de los Descubrimientos. Sirvió como fortaleza y como puerto desde donde partían los exploradores portugueses para llevar a cabo el comercio europeo con China e India. Después se utilizó como prisión, como faro y como centro de recaudación de impuestos para entrar en la ciudad. 

El monumento tiene influencias islámicas y orientales que caracterizan el estilo manuelino. Parte de su belleza reside en la decoración exterior, adornada con cuerdas esculpidas en piedra, galerías abiertas, torres de vigilancia en estilo mozárabe y almenas en forma de escudos decoradas con esferas armilares, la Cruz de la Orden de Cristo y elementos naturalistas, como un rinoceronte. No pudimos acceder al interior por estar cerrada. 

Había mucho ambientillo.


Para volver al centro hay que coger el tranvía en las calles que quedan más atrás del Monasterio de los Jerónimos. En esta ocasión, nos tocó uno de los antiguos. 


Ya en la Rua Augusta, nos encontramos con una tuna de estudiantes que trataba de sacarse un dinerillo. La verdad que pasear por esas calles con la música de fondo es una delicia. 

Aquí el vídeo.

Habíamos decidido comer ligero, uno de esos famosos "bolos de bacalhau", porque a las 5 teníamos que estar en el yate y ya nos daban champán y aperitivos. Marusela lo pidió acompañado de vino de Oporto y se lo sirvieron en una especie de bandejita de madera que, junto con la copa, se podía llevar a casa de recuerdo. 


Y de repente nos dimos cuenta de que Chus estaba muy calladita. Resulta que estaba observando al guardia de seguridad de Stradivarius, que lo teníamos justo enfrente. Hacía cosas rarísimas con los brazos, con las manos, se iba hacia adelante, salía a la puerta y sujetaba el dintel, trastabillaba, se le cerraban los ojos, se agarraba ambos brazos por detrás... en fin, que nosotras empezamos a hacer elucubraciones, ¿estaría mal? Más bien parecía que hubiese ido de juerga la noche anterior y no se tenía de pie, por lo que tenía que hacer toda aquella parafernalia para no quedarse dormido. O quizá estaba drogado, ¡quién sabe! El caso es que reír, reímos un rato largo, a Marusela hasta se le salieron las lágrimas. 





Solo fue un anticipo de lo mucho que nos íbamos a reír esa tarde. 

 

Crucero por el río Tajo 

A las 16:15 habíamos quedado en la recepción del hotel para coger un taxi. Me habían mandado al móvil el punto de encuentro y para estar seguras de que no nos equivocábamos y llegábamos a tiempo, decidimos que esa era la mejor forma de ir.

¿La mejor? Bueno... Resulta que le enseñé al taxista el mensaje del móvil a la vez que le decía que teníamos que ir a la Doca de Santo Amaro, en Alcántara. Enseguida se puso a fuchicar en el GPS, porque dijo que no estaba seguro de dónde era. Y le preguntó a Marusela, que estaba sentada a su lado, si era allí (señalando el GPS) a donde queríamos ir. Marusela, no sé si no lo entendió o como ella tampoco sabía exactamente a dónde teníamos que ir, le dijo que sí. El caso es que se puso en marcha. 

Chus, que se olió que el tío no tenía ni idea, puso su GPS, pero se le escapó el sonido y... ¡hete aquí que medio en serio medio en broma el taxista se mosqueó! A partir de ahí todo fueron pullas con Chus y el GPS y, la verdad, no podíamos parar de reír. Yo, sobre todo, me entró la risa tonta hasta el punto de que el taxista dijo que estaba encantado con la risa de la señora, que se la veía "bem disposta". A mí me dieron ganas de preguntarle "bem disposta ¿a qué?". 

Total, risa va risa viene, agravada por el hecho de que el hombre nos preguntó si íbamos a hacer un tour por el río y si íbamos a ir hacia el sur o hacia el norte (y yo pensando, será hacia el este o hacia el oeste, que es el curso del Tajo), a lo que Chus contestó por lo bajo "por el centro", con el consiguiente codazo de Pili, y yo respondí que primero hacia el norte y luego hacia el sur (despiporre de Chus). 

De repente, gira a la izquierda y se mete por unas callejas hacia la dirección por la que habíamos ido hasta entonces, o sea, vuelta para atrás. Yo con los ojos como platos. El Puente 25 de Abril quedaba un poco más adelante tal y como íbamos y ese se supone que era el punto de encuentro, justo debajo. El tío nos para frente a lo que un letrero decía que era la Doca de Alcántara, en donde además no se veía mucha opción de entrar hacia el muelle. Yo erre que erre que teníamos que ir a la Doca de Santo Amaro, debajo del puente, y él venga a acusar a Marusela de que ella le había dicho que era allí a donde queríamos ir. En fin, no sé cómo lo convencimos y volvió al rumbo original y, un poco más adelante, efectivamente, nos dejó en la "doca" prevista. 

Muertas de risa, pero sin ver nada más que restaurantes a lo largo del muelle, no sabíamos para dónde tirar. Llamé por teléfono y muy atentos me explicaron que teníamos que pasar todos los restaurantes y al final, justo en los pilares del puente, girar a la izquierda. En 20 m veríamos una puerta blanca con el número 1 y allí era. 

La cosa ya estaba desmadrada. Total, que cuando un tío abre la puerta y se pone a pedir los billetes, yo miro hacia el barco y veo que pone algo así como "odysseus"... Yo, al tío, "a mí me dijeron que el barco se llamaba Mara", él muy serio se limita a hacerme un gesto con la mano para que pasase, como diciendo "ya verá, ya, si es Mara o no". Y sí, era el Mara. En el yate estaba otro chico que nos dio la mano para subir. Y en esto Pili susurró que estaba muy bueno. Cierto, así que se llamara Mara o no, con él al fin del mundo jajajajajajaja.


Decidimos asentarnos en el medio del barco, aunque luego Chus se fue a popa, en donde había como unos sofás, por temor a que el barco diese bandazos. 



Detrás de Chus se puede ver a Fernando, el timonel, y a Rui, el chico para todo  encargado de atender a los pasajeros. 

Y así, poco a poco, fuimos saliendo de la doca. A nuestra derecha, el Puente 25 de Abril, bajo el cual se veía una curiosa piscina con la forma de Portugal. Enfrente, en la otra orilla, el Cristo Rey.



Rui se acercó y, en inglés, empezó a decirnos que nos iba a explicar el recorrido. Y yo, "¿por qué nos hablas en inglés? Ellas no hablan inglés". Se queda con un palmo de narices y nosotras a reír. "¿No eres portugués?". Que sí, que era portugués, pues eso, habla despacito que nosotras te entendemos perfectamente. Y venga, "¿Pero tú qué prefieres, que te hable en inglés o en portugués?"... que en portugués (leches), que se dejase de "brincadeiras".

Por fin, y entre risas, logró explicarnos que íbamos hacia el este, hacia la Praça do Comércio, que luego daríamos la vuelta y nos acercaríamos más a la otra orilla, para ver bien el Cristo, pasaríamos por debajo del puente hasta el final del estuario y ya vuelta a la "doca" contemplando la puesta de sol. Eso en cuanto al recorrido. Y en cuanto a las bebidas nos dijo lo que tenían. Marusela, Pili y yo pedimos champán y yo le dije que para Chus Coca-Cola, que ella no bebía, a lo que desde popa ella dijo que ni hablar, que también quería champán para brindar aunque luego se tomase una Coca. Gran juerga a cuenta de la exclusión de Chus del champán.



Y sí, bebimos champán, no sé cuánto, la verdad, pero bajaba que daba gusto. Y claro, se desataron las risas y aquello era un no parar. 


Los cuatro que iban en proa estaban a su bola, no participaron en nada. Sin embargo, los chiquitos que iban en el medio, del otro lado, resultaron muy agradables. Él era de Londres y ella polaca y estaban celebrando su segundo aniversario. Habían llegado el día anterior a Lisboa y estaban encantados. Me pidieron que les hiciera una foto, y luego, con la puesta de sol, fui yo la que les dije si se las hacía, porque estaban tan enamorados que parecían unos tortolitos... no las vi, pero debieron quedar magníficas, besándose con el color rojo del sol a sus espaldas. Cuando bajamos del barco, nos despedimos de ellos y la chica dijo que le encantaba nuestra energía, que la mantuviéramos. 

Vista de la Praça do Comércio desde el barco

Rui me avisó para hacer un vídeo abriendo otra botella de champán, porque me había quejado de que en la anterior no había podido captar el momento. 


Giramos y empezaba a caer el sol cuando pusimos rumbo al final del estuario. En el vídeo, vamos dejando atrás Santa Engraça (el Panteón nacional), Sao Vicente de Fóra, el castillo con sus murallas, la Sé, toda la Alfama...




Chus seguía atrás, haciendo migas con Fernando, jejejejeje, quien, muy amablemente, la invitó a llevar el timón. 



Nos íbamos acercando al Cristo Rey y Rui nos sirvió un croissant calentito relleno de jamón serrano y queso y, después, un pastelito con mucha canela. Y el champán seguía corriendo. La puesta de sol empezaba a dejar unas imágenes impresionantes. 




Pasando por debajo del puente

El Puente y Lisboa quedan atrás y se van tiñendo del color del atardecer

El Padrao dos Descubrimentos a la luz del atardecer mientras seguíamos rumbo hacia el final del estuario

Chus comiendo el croissant. Tras ella, Rui y Fernando y, a la derecha, 
una pareja de alemanes que, si bien no participó mucho de la juerga, reír se rio

El cielo se iba poniendo de un rojo intenso y bellísimo.


Pero desde donde estaba, en la mitad del barco, no podía sacar buenas fotos, ya que siempre me salía la vela enrollada en medio. Por eso, decidí irme hacia popa... se interpretó como que yo quería ligar con Fernando y eso dio origen a nuevas risas. Lo cierto es que sí pude hablar con él y me contó que es un enamorado de Galicia, a la que viene con frecuencia. Total, que Pili, de repente, se acerca a gatas por el barco, según me contó Chus, porque yo no la vi, y venga a empujar a Chus, "aparta, aparta", y a decirme a mí que me dejara de charla, que yo había ido a esa parte del barco a hacer fotos... jajajajajaja.



Realmente, la luz del atardecer resulta mágica en Lisboa. El color que van tomando los monumentos a medida que el sol se pone es de una belleza indescriptible, solo se puede entender si se ve. 

El barco giró de nuevo para dirigirse de vuelta a la Doca de Santo Amaro. Y ahí tenemos a Pili hecha toda una marinera... "¡Tierra a la vista!". Y a Marusela intentando captar la belleza del momento.



Entonces, llegó el turno de pasar por el timón. Primero lo hizo el alemán. Luego, yo. Más tarde, lo haría Pili. 




Iluminadas por el sol del atardecer




En la fotografía, se nos ve la cara de felicidad a todos. Hubo más juergas a cargo del intercambio de teléfonos con Fernando, jejejeje...

Y más aún al desembarcar. Yo recuerdo que Fernando me pasó la mano por la espalda y yo hice otro tanto, pero yo a eso no le llamo un abrazo, como se emperraron en decir las otras, jejejeje. El que sí nos dio un gran abrazo a las cuatro (y a nadie más) fue Rui. Y hete aquí que yo, que iba la primera subiendo por el pantalán, me giro hacia atrás y veo que Fernando "me " lanza un gran beso al aire (yo ahora creo que se lo lanzó a alguien que estaba en el muelle, pero ellas erre que erre que no, que en el muelle no había nadie). Ellas no lo vieron a él, solo me vieron a mí responder con otro gran beso al aire... ¡madre mía, las risas que se trajeron con eso!


Cenamos algo en uno de los restaurantes de la "doca". Y volvimos a la Praça da Figueira en otro tranvía. 

Pili quería subir en el famoso 28, que se coge justo al lado del hotel en donde estábamos (también se puede coger en la Praça do Comércio y subir al castillo por otro lado). ¡Pues nada! ¡Al 28!



El tranvía se fue llenando, lo cual nos impedía ver por dónde íbamos. Me preguntan que dónde nos bajamos (yo quería ir a San Antonio) y yo, todavía bajo los efectos del champán, que yo qué sé... En un momento reconocí el Mirador de Santa Luzía y nos bajamos allí e iniciamos el descenso para llegar a la iglesia del santo. Intenté que la moneda llegara al libro que San Antonio sostiene entre sus manos (que si Fernando, que si otro, cualquiera que nos viera en ese momento nos hubiera tomado por locas o borrachas). Al final, la moneda quedó arriba, pero no exactamente en el libro, jajajajaja.

Aquí un vídeo. Y otro más.

Sin duda, ¡UN GRAN DÍA!