Jueves, 21/10/2021
Todos los años, menos en 2020, año de la pandemia, llevo unas flores a la Virgen de Fátima para cumplir una promesa. Así que, aprovechando que esta vez sí iba a hacer la ofrenda, organizamos un viaje a Lisboa. Tengo que decir que ha sido uno de los mejores viajes que hemos hecho, no solo por la cantidad de cosas que vimos, sino también por las muchas risas que nos echamos... una chiquita polaca con la que coincidimos en un crucero en yate por el río Tajo (en donde las risas no cesaron ni un instante) nos dijo que le había encantado vernos con tanta energía y que, por favor, la mantuviéramos mucho tiempo.
Salimos a las 8 de la mañana de Vigo. Y nos detuvimos en Fátima el tiempo suficiente para entregar las flores y dar un paseo para que Marusela pudiera hacerse una idea del santuario, ya que no lo conocía.
El Santuario de Fátima está situado en la ciudad del mismo nombre y es uno de los más importantes santuarios marianos del mundo. Se encuentra a 120 km de Lisboa y a 180 Km de Oporto, aproximadamente a 300 m sobre el nivel del mar, en pleno macizo calcáreo de Estremadura (Portugal). El santuario es visitado por 6-9 millones de peregrinos cada año.
El origen de este centro religioso se halla en las afirmaciones de tres pastores de Fátima que dijeron haber presenciado varias apariciones de la Virgen en el lugar de la Cova da Íria, en Fátima. Lucía de Jesús de los Santos, Francisco Marto y Jacinta Marto (nacidos en la aldea de Aljustrel) contaron que, en una de esas apariciones, la Virgen les había dicho que construyeran una capilla en aquel lugar. Con el paso del tiempo, el santuario se extendió hasta convertirse en un gran complejo que abarca la Capilla de las Apariciones, el Recinto de Oración, la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, la Casa de Retiros de Nuestra Señora del Carmen y la Rectoría, la Casa de Retiros de Nuestra Señora de los Dolores y el Albergue del Peregrino, la plaza Pío XII, el Centro Pastoral Pablo VI y la nueva iglesia/basílica de la Santísima Trinidad.
En la gran plaza podemos ver un módulo de hormigón del muro de Berlín que recuerda la intervención de Dios, prometida en Fátima, en la caída del comunismo. También, junto al Rectorado, está el Presepio, una escena del nacimiento de Jesús, cuyo autor es el escultor José Aurélio.
La basílica se comenzó en 1928 en estilo neobarroco, según el proyecto del arquitecto holandés G. Van Kriecken. Fue consagrada el 7 de octubre de 1953. En 1954, Pío XII le concedió el título de Basílica Menor.
Como se aprecia en la fotografía, la torre tiene 65 m de altura y está rematada por una corona de bronce de 7000 kg, sobre la que se alza una cruz. El 13 de mayo de 1958 fue inaugurada una gran estatua del Inmaculado Corazón de María que, en junio de 1959, fue colocada en el nicho de la fachada de la basílica.
Junto a la Basílica se alzan las Columnatas. Estas unen la basílica con las construcciones que se hallan a cada lado del recinto. Son obra del arquitecto António Lino y constan de 200 columnas y 14 altares. En los retablos de los altares se pueden ver las 14 estaciones del Vía Crucis en cerámica policromada. Hay 17 estatuas de mármol encima de la columnata que representan a santos portugueses, santos fundadores de congregaciones religiosas y otros apóstoles de la devoción a Nuestra Señora. Las estatuas mayores miden 3,20 m.
En el centro del recinto de oración se alza la estatua del Sagrado Corazón de Jesús. Es de bronce dorado y fue ofrecida por un peregrino anónimo.
La Capilla de las Apariciones está construida justo en el lugar en que se supone tuvieron lugar las apariciones y es ahí en donde yo deposito las flores. El pedestal donde se encuentra la imagen de la Virgen marca el sitio exacto donde estaba la encina sobre la cual se mostró a los pastorcitos el 13 de mayo, junio, julio, septiembre y octubre de 1917.
Cada mes, especialmente los días 12 y 13, miles de peregrinos llegan a Fátima guiados por su fe. Vienen de diferentes partes del país y muchos de ellos hacen el camino a pie por pistas rurales. Para facilitar el recorrido se ha señalizado un grupo de cuatro caminos: el Camino del Tajo, el Camino del Norte, el Camino de Nazaré y el Camino de la Costa. Uno de los momentos más importantes de este culto tiene lugar la noche del 12 de mayo, con la Procesión de las Velas, durante la cual, los miles de velas de los fieles que llenan la grandiosa plaza dan a este lugar un ambiente mágico, de comunión y devoción religiosa. Igual de impresionante resulta la Procesión del Adiós, el día 13.
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