Descubriendo Japón por segunda vez
Lunes, 21/11/2022 a Martes, 29/11/2022
Viajar a Kioto era algo que tenía en mente. Sobre todo teniendo en cuenta que el otoño es una de las mejores épocas del año para conocer esta ciudad... sus abundantes bosques se tiñen de los colores propios de la estación y sorprenden una y otra vez al visitante. Creo, además, que fui en la semana ideal, ya que, justo cuando me volvía para casa, empezó la lluvia acompañada de fuertes vientos y las hojas comenzaron a caer dejando las ramas de los árboles desnudas.
Kioto es la capital de la prefectura del mismo nombre. ¿Recordáis que Japón está organizado en 47 prefecturas que responden al acrónimo todofuken? El distrito metropolitano de Tokyo (-to); una provincia, Hokkaido (-do); dos prefecturas urbanas, Kioto y Osaka (-fu), y 43 prefecturas rurales (-ken).
Kioto está en la región de Kansai, al centro-oeste de la isla de Honshu. Su importancia deriva no sólo de haber sido durante un tiempo la capital del país (794-1868), sino también de sus numerosos templos budistas clásicos y sus jardines, sus palacios imperiales, sus santuarios shinto y sus casas de madera tradicionales. En la Segunda Guerra Mundial fue la única gran ciudad japonesa que no fue bombardeada por la fuerza aérea estadounidense. Y en 1997, tuvo lugar en esta ciudad la firma de un protocolo para intentar reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (el Protocolo de Kioto). Parte de sus monumentos están reconocidos como Patrimonio de la Humanidad, junto a otros localizados en las ciudades de Uji y Otsu.
Una de las mejores formas de llegar a esta ciudad desde Tokyo es utilizar el shinkansen o "tren bala".
Nunca antes había tomado este tren y tengo que decir que no parece que vaya a velocidades que alcanzan los 320 km por hora. Es bastante caro, pero merece la pena la rapidez con que llegas de un sitio a otro.
Me alojé en este hotel
a unos 23 minutos andando de la estación central. No está demasiado céntrico, pero enseguida descubrí que sí está cerca de monumentos importantes. Como era temprano y no podía hacer aún el check-in, dejé allí la maleta y decidí aprovechar el día. Siguiendo las instrucciones de Google Maps, me dirigí al famoso templo Tofuku-ji.
Desde el hotel, es un paseo muy agradable en el que se atraviesa el río Kamo, por el puente Higashiyama.
Siguiendo la calle paralela a las vías del tren, desde la esquina de una famosa hamburguesería que probé más tarde (Dragon Burger), se alcanza la entrada a un templo budista.
No ponía nada, pero todo el mundo entraba por allí, así que decidí hacer lo mismo. Al llegar al fondo, a la izquierda, había unas escaleras que llevaban a un pequeño templo, mientras que a la derecha se abría una calle por la que vi venir a grupos de turistas locales guiados por la típica guía con banderita... o sea, que tenía que seguir por allí.
A mi izquierda, se abrió la puerta de un pequeño templo budista, Reigenin, que llamó mi atención y entré.
Al traspasar la puerta, un hombre del templo animaba a realizar la visita e incluso muy amablemente se ofreció para sacarme una foto con los pequeños Buda que hay en la entrada.
El jardín era espectacular. En un primer momento, me quedé con lo que se veía según se entraba en él y, cuando me disponía a irme, un turista japonés que estaba con su mujer sacando fotos me indicó que había más que ver hacia la parte de atrás (incluso me enseñó las fotos en su cámara). Seguí sus instrucciones y, efectivamente, quedaba mucho más que ver.

Salí del templo y seguí por la calle, muy concurrida, como podéis ver en este vídeo:
Me estaba acercando al templo Tofuku-ji y las imágenes eran magníficas.
Este templo no suele estar incluido en las rutas turísticas, salvo en otoño, está claro por qué. Se trata de un templo del año 1236, fundado por deseo del clan Fujiwara, y uno de los mayores templos zen de Kioto. Es un gran complejo que incluye 25 subtemplos y que se remonta al período Muromachi (1338-1573). Se reconstruyó en 1425 después de ser arrasado por el fuego. La puerta de entrada principal, o sanmon, clasificada como Tesoro Nacional en 1952, es la más antigua de todos los templos zen de Japón. Esta puerta se atraviesa tras cruzar el puente sobre el río que rodea el templo y permite la entrada al interior del recinto. Conocida como "puerta de la iluminación", tiene 23 metros de altura y está formada por dos pisos. No me di cuenta y no la fotografié.
Una de las características de este complejo son los puentes de madera que unen los distintos edificios, desde los que se puede contemplar el maravilloso paisaje de los arces rojizos que tiñen el templo Tofuku-ji durante el momiji.
A través del puente que veis arriba, se accede a un recinto en el que hay que pagar 100 yenes si se quiere visitar. Se trata, en primer lugar, de un bonito jardín japonés con una casa de té. Enseguida, te metes en un bosque y, subiendo unas escaleras, llegas a lo alto dejando a mano derecha un típico cementerio japonés.
Lo primero que decidí fue visitar el castillo de Nijo. Es Patrimonio de la Humanidad por su relevancia histórica. Lo cierto es que me esperaba otra cosa, un auténtico castillo, pero no es tal.
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Muros del castillo con el foso |
Está considerado como la representación más clara del poder que ejercían los shogun (o señores de la guerra) sobre el emperador durante el período Edo (1603-1867). De hecho, aquí vivió Tokugawa Ieyasu, el primero de la poderosa dinastía de los Tokugawa, que gobernó el país durante más de 200 años.
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Primera puerta de entrada al recinto |
El castillo de Nijo se construyó en 1603 a mayor altura que el cercano Palacio Imperial, para demostrar el poder que el shogun ejercía sobre el cada vez más débil emperador. Sus relieves en madera y sus paneles decorativos son mucho más lujosos que los del palacio real.
En las fotografías superiores vemos la puerta Kara-mon. Está situada en la entrada del palacio. La arquitectura de las puertas solía indicar la posición social y la puerta Kara-mon representaba la posición más alta. Queda patente por sus frontones delantero y trasero, así como por el uso de corteza de ciprés en lugar de cobre o baldosas para el material del tejado. Se sostiene sobre cuatro pilares de apoyo y destacan sus tallas coloreadas de grullas, pinos, bambúes y flores de ciruela, que simbolizan la longevidad. Fue restaurada en 2013 para devolverle su grandiosidad primitiva.
En el vídeo vemos la entrada al palacio y es ahí donde me di cuenta de que no se trataba en realidad de lo que nosotros entendemos por un castillo.
El Palacio Ninomaru consta de seis edificios unidos entre sí. Tiene 33 habitaciones y más de 800 esteras de tatami. Está decorado con bellísimas pinturas entre cuyos temas podemos destacar los tigres y los leopardos, que ponen de manifiesto la autoridad del shogun. También podemos ver flores de cerezo y otras que representan las cuatro estaciones del año.
Con respecto a esos ruidos que se nombran en el vídeo, que recuerdan el canto de los ruiseñores, son considerados por muchos como una medida adicional de seguridad. Estos suelos, al estar diseñados para chirriar cuando alguien camina sobre ellos, alertan de cualquier visita no deseada.
El jardín es bellísimo y en el centro de su estanque se encuentra la isla Horai, (el monte mágico de las mitologías china y japonesa). A ambos lados, las islas "tortuga" y "grulla". Se dice que este jardín fue el resultado de una transformación artística realizada en 1626 por Enshu Kobori, para acoger la visita del emperador Gomizuno-o.
Desde los jardines podemos acceder al recinto del Palacio Honmaru, rodeado por murallas y un foso.
No pude acceder a él, porque está en pleno proceso de restauración. Parece ser que es un raro superviviente del estilo arquitectónico palaciego y, como tal, fue designado por el gobierno japonés Patrimonio Cultural Importante. El jardín, situado al sur del palacio, fue creado con motivo de la visita del emperador Meiji y, más tarde, rediseñado.
En el extremo suroeste del jardín se hallan las ruinas de uno de los torreones del castillo (ruina de Tenshukaku). Tenía 6 plantas y 5 aleros de tejado. Lo destruyó un rayo en 1750. Desde entonces, nadie ha intentado su reconstrucción y hoy día solo quedan la base y parte de los muros de piedra. Desde allí, se obtiene una buena vista del conjunto.
En la parte norte, hay otros jardines: Seiryu-en. Se llevaron a cabo con materiales de construcción, rocas ornamentales de jardín, plantas, etc. que se obtuvieron de los restos cercanos de la mansión que había sido propiedad de la familia Suminokura, un próspero comerciante de Kioto. La mitad del jardín es de estilo japonés y la otra mitad, de estilo occidental.
Muy cerca del castillo, como ya hemos dicho, se alza el Palacio Imperial y hacia allí me dirigí. Está rodeado de unos impresionantes jardines.
El Palacio Imperial fue utilizado como residencia de los emperadores durante 500 años, desde 1331 hasta que la capital se mudó a Tokyo en 1869. Ha sido reconstruido en numerosas ocasiones debido a los destrozos causados por el fuego. La mayoría de los edificios que lo conforman actualmente son del año 1855.
En el conjunto, destaca el edificio Shishinden (Sala de Ceremonias del Estado). Construido en el estilo del período Heian (794-1185) para llevar a cabo la ceremonia de entronización, fue el recinto utilizado por los emperadores Meiji, Taisho y Showa. En la actualidad, algunos de los eventos importantes de la corte, como las Reuniones del Té del Palacio Imperial de Kioto, organizados por Sus Majestades el Emperador y la Emperatriz, a veces se celebran aquí. El Palacio también recibe Jefes de Estado y desempeña un papel importante como un lugar que introduce la cultura de la corte japonesa a dignatarios extranjeros.
Visitar el Palacio supone, además, encontrarse en el recinto con antiguas residencias de nobles de la corte imperial, además de varios templos y santuarios entre una abundante naturaleza. Los jardines están preciosos en cualquier época del año, pero sobre todo en primavera cuando florecen los árboles de ciruelo y los cerezos y en otoño, cuando los robles, arces y gingkos cambian el color de sus hojas. En verano, florecen las lilas de las Indias.
Después de mi visita al Palacio Imperial, además de que estaba cansada, hice tiempo en un Starbucks junto al río, porque había quedado a las 6:30 en la salida de la estación Gion-Shijo, junto a la estatua de Izumo-no-Okuni, para realizar un tour guiado por el barrio de Gion y degustar algunos platos típicos de la cocina japonesa. Allí me encontré con Andrés, un argentino majísimo con el que resultó todo un placer pasar el resto de la tarde, no ya por todo lo que me enseñó sino también, y sobre todo, por su agradable conversación.
Para llegar al punto de encuentro fui caminando por la orilla del río Kamo. ¡Qué bonito estaba con la iluminación de las viviendas cercanas!
Y después de explicarme que Izumo-no-Okuni fue la creadora del teatro kabuki, el teatro típico japonés, iniciamos el recorrido (la historia de esta mujer es muy interesante, os dejo aquí un enlace para descubrirla... os aseguro que merece la pena leerla). Precisamente, al otro lado de la calle, se veía el edificio del teatro Kyoto Shijo Minami-za, en donde se llevan a cabo representaciones de este tipo.
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Edificio Kyoto Shijo Minami-za, teatro donde se hacen representaciones de kabuki |
Seguimos la calle Shijo-dori hasta el santuario Yasaka. Yo había pensado visitarlo al día siguiente, pero Andrés me dijo que visitar un santuario de noche tenía un encanto especial, nada que ver con hacerlo durante el día.
Entramos por la puerta del oeste, situada en el cruce de las calles que marcan el barrio de Gion. Es un santuario sintoísta que está abierto las 24 horas.
Su construcción se remonta al menos hasta el año 876, cuando el sacerdote Enjo invitó al santuario a Gozu Tenno, el dios de la prevención de enfermedades, en un esfuerzo por detener una epidemia y otros desastres que estaban ocurriendo en Kioto en aquel momento. Así comenzó el famoso festival Gion Matsuri, con su animado desfile de carrozas adornadas y personas con trajes de época que culmina, precisamente, en el santuario Yasaka-jinja.
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Yasaka es el único santuario que tiene, como si dijéramos, una "sucursal" del dios Inari que se venera en el santuario de Fushimi |
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Calleja lateral al templo en la que se encuentran pequeños santuarios |
Desde aquí, Andrés me adentró en el conocido barrio de las geishas de Gion. En realidad, se trata de dos hanamachi diferentes. Por un lado, está el pequeño barrio de Gion Higashi; y por otro, el más grande y conocido Gion Kobu. Gion Kobu tiene unas 80 casas de té en las que trabajan día tras día geishas y maikos (aprendices de geishas). Gion Higashi tiene tan solo unas 12. Una cosa que hay que dejar bien clara es que las geishas no son, como se cree con frecuencia, prostitutas, sino artistas que ofrecen sus servicios para cantar, bailar o conversar durante eventos para las que son contratadas: son artistas que conservan el arte tradicional japonés. Y es una pena que el comportamiento inadecuado de muchos visitantes extranjeros haya obligado a adoptar ciertas restricciones en cuanto a lo que puede o no ser fotografiado y también en cuanto a dónde se puede o no entrar.
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Pequeño santuario al que acuden las geishas para pedir la protección de los dioses |
En las fotografías superiores, vemos preciosos rincones junto al riachuelo Shirakawa y la primera degustación de comida japonesa del recorrido. Y en las inferiores, callejas del barrio. Los alrededores del canal de Shirakawa están llenos de sauces, restaurantes y casas de té que dan al lugar un encanto especial, tanto de día como de noche. Además, al estar un poco más alejado de las zonas más concurridas, suele ser un lugar muy tranquilo.
En todos los rincones, casas de té (donde se celebran los eventos para los que se contrata a las geishas), casas de geishas, tiendas tradicionales de dulces, textiles, ornamentos, maquillaje, calzado, parasoles...
Uno de los artículos distintivos de los barrios de geishas son los farolillos de papel que cuelgan de las puertas de los distintos establecimientos. Estos farolillos llevan siempre el blasón del distrito.
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Blasón del distrito de Pontocho, un frailecillo |
El distrito de Pontocho es famoso por su arquitectura tradicional, sus casas de té, sus típicas tiendas y sus numerosos restaurantes. Y eso a pesar de ser una única calle estrecha y peatonal que corre paralela al río Kamo (600 m de largo y 5 m de ancho), desde la calle Shijo a la calle Sanjo. Tiene pequeñas callejuelas perpendiculares de gran encanto.
En Pontocho hay también un pequeño santuario dedicado al tanuki, el perro mapache de la fortuna. Parece ser que en 1978 hubo un incendio en el que murió una geisha. En el lugar exacto donde el fuego se detuvo encontraron un tanuki de cerámica hecho pedazos por el calor. Entonces, los residentes y negocios de la zona quisieron agradecer al pequeño tanuki su esfuerzo por detener el fuego (entendieron que se había sacrificado para eso) y construyeron un pequeño santuario para alojar sus restos.
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Casas de té tradicionales |
Junto al río hay un montón de restaurantes tradicionales que, en verano, despliegan terrazas sobre los bancos de arena. Son un lugar privilegiado y muy caro donde los habitantes de la ciudad pueden refrescarse en las noches húmedas de esa estación. Hay quien se compra unos takoyaki y los disfruta sentados en las márgenes del río. A pesar de no estar en verano, había parejas y grupos sentados en la orilla...
Andrés, todo un experto en la historia del cristianismo en Japón, me enseñó, entonces, un edificio que está coronado por un campanario que alguien rescató de la época de persecuciones y colocó ahí como un símbolo de resistencia. Poca gente sabe que la parte superior de ese edificio es, en realidad, un campanario.
Yo no tenía ni idea de esa época de la historia japonesa. Para los que podáis estar interesados en lo que ocurrió con las iglesias católicas os dejo este interesante enlace.
Y, para terminar tan estupendo recorrido, Andrés me llevó a degustar varios platos de la cocina típica japonesa en un pequeño restaurante que, curiosamente, es también una librería en donde se puede ir a leer libros e incluso comprarlos. Todo delicioso y el lugar, encantador. ¡Ah! y tuve la oportunidad de practicar con los palillos bajo la atenta mirada del argentino jajajajaja...
Miércoles 23: templo Kiyomizu-dera
Tal y como digo en el vídeo, me detuve en este pequeño templo antes de seguir camino a Kiyomizu-dera: el templo budista de Otani Honbyo.
Se accede a través de un puente de piedra y unas escaleras.
Bajo el puente hay un estanque en el que florece el loto. De hecho, la parte superior de los parapetos que lo bordean tiene forma de loto, flor que simboliza la pureza del cuerpo. Está dedicado a Shinran Shonin (1173-1263), fundador de la tradición budista Jodo Shinshu. Detrás de él, se extiende el cementerio más grande de Kioto.
He leído que merece la pena entrar y visitarlo, pero en aquel momento yo solo quería llegar a mi objetivo, que no era otro que Kiyomizu-dera. Como me han quedado cosas que ver en la ciudad, si algún día vuelvo, procuraré verlo. Mientras tanto os dejo una foto de la lámpara que cuelga en la entrada, de gran belleza.
Después de sortear el cruce en el que un guardia trataba de ordenar el tráfico humano que fluía hacia el templo, empecé a caminar por una calleja de suave pendiente al principio, no tanto después, que conduce hasta la entrada de Kiyomizu-dera. En la foto inferior, parece que no había nadie, pero nada más lejos de la realidad: la gente llega en oleadas, grupos organizados con guía, sin él, amigos, parejas ...

Kiyomizu-dera significa "templo del agua pura". Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994. Fue construido en el año 778 en las colinas del este de Kioto, donde se encontraba y todavía se encuentra la cascada Otowa, que dio nombre al templo, agua cristalina, pura. Las construcciones actuales son del siglo XVII (1631-1633), dado que el templo se incendió en multitud de ocasiones.


Si seguimos subiendo por el lado izquierdo de la entrada del oeste, nos damos con la Pagoda de Tres Pisos Sanjunodo, que data del año 847 (aunque también reconstruida en 1633). Es la pagoda de tres pisos más alta de todo Japón, con 31 m de alto. En su interior, está consagrada la imagen del Buda del sol, Dainichi, en un mandala en 3 dimensiones.
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Zona de ablución, en la que el agua sale de la boca de un precioso dragón |
Y llegamos al salón más importante: el Salón Asakura-do. En su interior hay una imagen de Kannon de 11 cabezas y mil brazos. El pasillo, con sus preciosas lámparas de hierro forjado, nos lleva directamente hasta el salón principal o Hondo. Y allí, otra bella lámpara nos recibe.
En el vídeo vemos ya uno de los puntos más fotografiados de Japón: el gran balcón de 13 m de alto que se sostiene con centenares de pilares de madera de zelkova del Japón, colocados de manera tradicional y sin usar un solo clavo en su construcción.
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Vista de la ciudad de Kioto, con su torre, desde el balcón... |
Nada más llegar al hotel, estalló una tormenta impresionante. Menos mal que ya me pilló bajo techado.
Jueves 24: Uji y el santuario Fushimi-Inari
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Murasaki Shikibu |
Murasaki Shikibu fue una escritora, poeta y cortesana japonesa, autora en el siglo XI de esa primera novela que acabamos de citar. En su época, las mujeres eran excluidas del aprendizaje del chino, el lenguaje escrito del gobierno. Sin embargo, ella, gracias a su inteligencia y excelente educación, asimiló clásicos de la literatura china desde muy joven. Después de la muerte de su marido, escribió El relato de Genji, de carácter realista, que le granjeó gran popularidad.
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Río Uji a su paso por la ciudad del mismo nombre |
Siguiendo una calle llena de tiendecitas centradas fundamentalmente en el té, nos acercamos al templo Byodoin, Patrimonio de la Humanidad.
Este templo budista tiene su origen en una villa destinada al uso recreativo por parte de los nobles de Kioto del período Heian (fue construido en el año 998 como villa de descanso del clan Fujiwara). Es especialmente conocido por el Salón del Fénix, que se asienta en mitad de un estanque, ofreciendo una imagen espectacular. El nombre procede de dos estatuas de fénix chinos que decoran su tejado que, a su vez, asemeja una majestuosa ave fénix extendiendo sus alas.
Es un ejemplo perfecto de la arquitectura típica del budismo de la Tierra Pura y tanto su salón principal como su estatua interior son tesoros nacionales.
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Visto desde su parte posterior |
No entramos en el interior de este salón. Por lo visto, tiene una imagen de Buda Amida sentado, original de 1053, de unos 3 m de alto, tallada en ciprés japonés, cubierta de pan de oro. A su alrededor aparecen 52 pequeñas tallas de santos budistas. Se creía que estos acompañaban al Buda cuando descendía del Paraíso para recoger las almas de los creyentes al morir y transportarlas en flores de loto hasta ese mismo Paraíso, encima de nubes celestiales tocando instrumentos y en multitud de poses (¿no os recuerda a las representaciones de los ángeles?)
Desde el templo nos dirigimos al río. El paisaje es espectacular. A través de un puente se podía acceder a la isla To-no-Shima. Pero nosotros seguimos un rato paseando por la orilla derecha.
En este último vídeo se puede ver en la isla una pagoda de piedra de 13 pisos, construida originalmente en 1286 para orar por los animales. Curiosamente, al otro lado del río, se pueden ver cormoranes encerrados en jaulas en condiciones bastante deprimentes (los usan para pescar de noche, cosa que se ha convertido en un atractivo turístico sobre todo en verano)
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Cruzando a la isla |
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En el otro lado del río se ha construido una presa para obtener electricidad. Por eso, el agua salta bajo el puente Miryu |
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Las dos fotos fueron tomadas en el puente Miryu |
En este lado del río, nos esperaba otro templo, el Kosho-ji.
El camino de acceso al recinto, tal y como vemos en las fotos superiores, es una especie de túnel arbolado en el que los arces muestran toda su belleza otoñal. Se conoce como Kotozaka ("la cuesta del harpa japonesa") por el sonido que emite el arroyuelo que fluye justo al lado.
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Puerta de entrada al recinto con clara influencia china |
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El fundador del templo, que consiguió la Iluminación |
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La fuente de las abluciones, con crisantemos |
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Bonito rincón |
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Este pez actúa como una campana, dando golpes contra él se llama a los monjes a la oración o a la meditación |
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Vista de uno de los jardines desde el interior |
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Rincón ideal para tener un momento zen |
El budismo zen se originó en China. La palabra japonesa zen es la abreviación de "zenna", que significa 'meditación'. En este templo se enfatiza la rigurosa práctica de la meditación sentada destinada a comprender la naturaleza de la mente. Desestima el mero conocimiento intelectual y favorece la comprensión directa a través de la práctica espiritual y la interacción con un maestro consumado.
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No recuerdo el nombre de este objeto, pero sí que se toca pidiendo un deseo |
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Las lámparas y la decoración dorada simbolizan la iluminación, el fin último de la meditación |
En esta imagen tenemos una representación tricéfala, ya que, para ciertas escuelas budistas, Buda existe en tres cuerpos. El "cuerpo de transformación" (el que poseía en su existencia terrenal), el "cuerpo gozoso" (el de su existencia celestial) y su "cuerpo verdadero" (que une los tres cuerpos y se identifica con la realidad última). ¿No os recuerda a la Santísima Trinidad?
Según una investigación realizada en 2004 por la ciudad de Uji y el Instituto Nacional de Investigación sobre Bienes Culturales Importantes de la ciudad de Nara, el edificio principal, el Hon-den, es el santuario sintoísta original más antiguo del Japón.
En la fotografía superior vemos el Hon-den, que se alza detrás del oratorio o Haiden (por cierto, junto a este había un montículo de arena, Kiyome Zuna, que se traduce literalmente como "arena de purificación"... cada año, el 1 de septiembre, se renueva y se consagra para purificar el santuario). El Hon-den contiene tres pequeños santuarios en su interior que están dedicados, respectivamente, de izquierda a derecha, a Uji no Wakiiratsuko (joven del Imperio Ojin), al emperador Ojin y al futuro emperador Nintoku. La leyenda cuenta que el primero era el favorito de su padre, pero acabó suicidándose para cederle el trono a su hermano menor.
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Andrés llamó mi atención sobre la forma de estos tejados, que recuerdan a una ola |
Llegó el momento de cambiar de tercio y nos detuvimos en una especie de cooperativa que reúne a productores de té de Uji, en donde muy amablemente nos enseñaron a preparar un buen matcha.
Como el vídeo es bastante largo, no lo puedo subir directamente, pero os dejo aquí el enlace.
En los vídeos vemos las callejas de alrededor, llenas de puestos de comida para comprar y llevar.
A pesar de que tenía hambre, acabé en un local que me resultó curioso en el que solo me tomé un té de matcha con una bola de helado, también de matcha, encima.
El santuario Fushimi Inari-Taisha es el principal santuario sintoísta dedicado al dios Inari. Se encuentra situado en la base de una montaña también conocida como Inari, que incluye varios senderos para llegar a otros santuarios más pequeños.
Este santuario es especialmente conocido por los miles de torii rojos que delimitan el camino por la colina en la cual se encuentra situado (aproximadamente, unos 10 000). Son donaciones de particulares, familias o empresas.
Caminar los 4 km bajo los torii es una experiencia única, aunque puede resultar bastante cansado, ya que el ascenso se va haciendo cada vez más pronunciado. Se supone que es un camino espiritual en el que los fieles solicitan y agradecen los favores de la deidad del santuario.
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Mirando hacia abajo el camino que llevaba recorrido |
En la fotografía de la izquierda, el punto hasta el que llegué. Me faltaban tan solo 230 m para llegar a la cima, pero ante mí se alzaron unas escaleras empinadísimas que no me vi capaz de superar (tonta de mí, porque allí había un pequeño kiosko para comprar bebida y descansar, cosa que hice... pero luego, en vez de plantearme terminar la subida, no se me ocurrió otra cosa que bajar, brrrr)
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¿A qué os recuerda la diosa Kannon con un niño en brazos? |
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Ya de regreso en el templo principal |
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Desde una puerta lateral, tres monjes realizan la oración |
Y hasta aquí, Kioto, una bella ciudad en la que todavía me queda mucho por descubrir. A la mañana siguiente, cogí el tren que lleva a Nara en una estación cercana al hotel.
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