Descubriendo Japón por segunda vez
Lunes, 21/11/2022 a Martes, 29/11/2022
Siempre había oído hablar de los ciervos de Nara, así que, aprovechando la cercanía a Kioto, me desplacé hasta allí para pasar los dos días siguientes.
Nara está situada en otra prefectura, que lleva su mismo nombre.

Nara es famosa por sus templos y obras de arte que datan del siglo VIII, cuando fue la capital de Japón. Es muy conocida también por su parque, en el que habitan ciervos en libertad, y en donde se encuentra el templo Todai-ji, además del santuario Kasuga Taisha. Su conjunto ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.
Pero, para mí, Nara quedará en el recuerdo como la ciudad en la que tuve que tragar con uno de los mayores errores cometidos a la hora de reservar habitación en un hotel.
Os dejo aquí el enlace para que os riais un poco.
Como había llegado temprano, decidí aprovechar el día e ir hasta el famoso Parque de Nara. Casi 50 minutos en autobús (eso sí, si algo le tengo que agradecer a esta ciudad es haberle perdido el miedo a los autobuses, hasta terminaron resultándome simpáticos y todo).
Hay quien define Nara como una ciudad tranquila, llena de simpáticos ciervos que deambulan libremente entre los visitantes. No sé yo, pero de simpáticos no tienen mucho. Curioso de ver el espectáculo, sí. Pero eso es todo.
Tan concentrada estaba grabando que no me fijé en algo muy importante: el ciervo había mordido al chico en el muslo. Debería haber aprendido la lección, jajajaja...
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En el parque, además de los ciervos, está el Museo Nacional de Arte de Nara |
Nara fue fundada en el año 710 d.C. y se convirtió en la primera capital de Japón. En aquellos tiempos, adoptó múltiples tradiciones de China y Corea. Una de ellas, el budismo, que se extendió rápidamente por todo el país convirtiéndose en religión oficial, aunque el sintoísmo no desapareció. En el año 794, Kioto se convirtió en la nueva capital.
Precisamente, en la religión sintoísta, los ciervos son "mensajeros de los dioses", de ahí que hayan sido protegidos durante muchos años y todavía siga siendo así.
Caminando hacia el norte, alcanzas la Todai-ji Nandaimon (South Gate) del templo Todai-ji. Es un gran portón de 20 m que data de 1199 y está considerada como tesoro nacional.
Este templo es el más famoso y, probablemente, el más visitado de Nara. Y esta puerta de madera, enorme, está custodiada por dos estatuas de aspecto feroz que representan a los Reyes Guardianes de Nio.
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La puerta vista desde el interior cuando caminamos hacia la salida |
En el recinto del templo, más ciervos.
El letrero avisa de que los ciervos pueden morder, patear, dar coces y embestirte. Doy fe de ello.
A nuestra derecha, Kagami Ike Pond.
Y, finalmente, con la luz del sol descendiendo sobre el tejado, llegamos al complejo del salón Daibutsuden o Salón del Gran Buda, el salón principal.
Precisamente, en el vídeo, se ve cómo la gente accede por una pequeña puerta lateral. Y ¡Dios!, creo que de todo lo que he visto en Japón hasta el momento, es el lugar que más me ha impresionado, sin duda alguna.
Este salón es el edificio de madera más grande del mundo. Y eso a pesar de que la reconstrucción actual es un 33 % más pequeña que el edificio original. En el interior hay una reproducción de cómo era antiguamente: más ancho y profundo y tenía dos pagodas laterales de 7 pisos y 100 m de alto.
Y si me sentí impresionada por el exterior, ¡qué decir del interior! ¡Te quedas sin palabras!
Al sacar la foto superior, me di cuenta de que para nada reflejaba la impresión que causa la contemplación de la estatua. El Daibutsu o Gran Buda de Nara es una estatua gigante de un Buda sentado, de 15 m de alto y 500 toneladas de peso, flanqueada a ambos lados por sendos Bodhisattvas. Sus ojos miden más de 1 m, sus orejas 2.5 m y sus hombros tienen unos 28 m de ancho. Verlo de cerca os aseguro que es impresionante. Recientemente, se ha descubierto, mediante rayos X, que en la rodilla del Gran Buda hay joyas, perlas y hasta un diente pertenecientes al antiguo emperador Shomu.
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Bodhisattva sentado a la derecha del Buda |

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Parece un guardián protector (lado derecho) o quizá sea el emperador que mandó fundar el templo (no sé) |
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Parte trasera del Buda |
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Y esta es la figura del lado izquierdo del Buda que tampoco sé a quién representa |
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Bodhisattva del lado izquierdo |
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Siempre la flor de loto |
En este barrio, Higashimuki Nakamachi, hay una calle cubierta que es un auténtico centro de ocio, con numerosas tiendas y restaurantes. Mucho ambientillo.
Volví al Parque de Nara, porque es allí en donde se encuentra el santuario Kasuga Taisha. Y de paso, reflexioné un poco sobre la situación de los ciervos, jejejeje...
Este santuario está considerado como uno de los lugares más sagrados de todo Japón. Fue construido en el año 768 por un miembro del poderoso clan Fujiwara. Precisamente, fue su gran influencia la que permitió que aquí se homenajeara a varios dioses, incluso algunos procedentes de Chiba, Ibaraki y Osaka. Cada uno de ellos tiene su propio santuario. Desde sus orígenes hasta el final del período Edo, se reconstruía cada 20 años.
Gran torii de entrada al camino que conduce hasta el santuario
Este santuario se encuentra a los pies de las montañas sagradas Kasugayama y Mikasayama. Está rodeado por una naturaleza espectacular. Si en vez de ir en línea recta hacia el templo en sí mismo, te desvías por los caminos de la derecha a través del bosque, como hice yo, disfrutarás de lugares de gran encanto. No hay peligro de perderse, porque está todo muy bien señalizado.
Esta carretera empata con el camino principal que lleva al santuario y que había abandonado al principio. Y ahí es donde empezamos a ver las lámparas de piedra que nos acompañan durante todo el trayecto, más de 2000, según dicen.
Se dice que Takemikazuchi, deidad principal consagrada en este santuario, llegó montado en un ciervo blanco a Nara procedente de Kashima. Por esta razón, muchos de los amuletos que se venden aquí tienen imágenes de ciervos.
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Y llegamos... |
No me quise detener en el templo Kofukuji, a pesar de ser también Patrimonio de la Humanidad, pero ya estaba cansada de caminar.
Como digo en el vídeo, se iba haciendo tarde para comer. Así que me fui a la calleja peatonal cubierta que había encontrado el día anterior y me tomé la mejor costilla de cerdo que he comido en mi vida. Jamás había dejado el hueso mondo y lirondo, pero es que la carne estaba super tierna y salía toda con mucha facilidad... ¡Y qué sabor!
Había acabado mi visita a Nara. Por un lado, mal recuerdo por el hotel y por el mordisco del ciervo; pero, por otro, me llevo la inmensidad del templo Todai-ji y la belleza de los alrededores del santuario Kasuga Taisha.
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