sábado, 31 de diciembre de 2022

Octubre, 21 de 2022, a enero, 14 de 2023: Segunda visita a Japón - Parte 18

Descubriendo Japón por segunda vez 

Miércoles y jueves, 28-29/12/2022 


Visita a los Alpes Japoneses 

Ha sido uno de los viajecitos por tierras japonesas que más me ha gustado. Agradezco infinitamente la invitación de mi hija y su familia para compartir con ellos esta aventura. Ni por asomo hubiera imaginado que iba a pasar unos días en la nieve, en plan "blancas Navidades", jejejejeje...

Los Alpes Japoneses son una cadena montañosa de origen volcánico situada al norte del país. Está formada por las montañas Hida, Kiso y Akaishi. Cuenta con dos picos que superan los 3000 m de altura: el Hotakadake (3190 m) y el Kitadake (3193 m). Atraviesa seis prefecturas (Yamanashi, Shizuoka, Nagano, Gifu, Toyama y Niigata) y fue bautizada así por el arqueólogo William Gowland, que encontró un paralelismo con los Alpes Europeos, si bien el misionero británico Walter Weston popularizó el nombre en sus escritos, por lo que se le considera el "padre de los Alpes Japoneses". Es famosa por sus numerosos pueblos de aguas termales y casas tradicionales, además de por sus mundialmente conocidas pistas de esquí. Los Alpes Japoneses son una de las regiones más bellas y tradicionales del país. 

En el mapa podéis ver exactamente el área que abarcan los Alpes Japoneses, al noreste de Tokyo

Como se trata de una región muy extensa, hay muchísimos lugares maravillosos que visitar y descubrir. Los más famosos son Takayama, Kanazawa, Matsumoto y, en menor medida, Nagano. Además, la villa medieval de Ogimachi, en Shirakawago, es Patrimonio de la Humanidad y toda una joya que no nos podemos perder cuando viajamos por la zona. También, un lugar con mucho encanto, que ha ganado popularidad en las últimas décadas, es el parque de los monos de nieve Jigokudani, en la prefectura de Nagano. 

Normalmente, la oferta turística se centra en los Alpes Septentrionales (como fue nuestro caso), que abarcan las montañas de Hida y se extienden entre las prefecturas de Nagano, Toyama y Gifu (con una pequeña parte en la prefectura de Niigata). 


Iniciamos el viaje en la estación de autobuses de larga distancia de Shinjuku. Estaba abarrotada. Muchísima juventud, algunos de ellos cargados con esquís y tablas de snowboard. Y, a pesar del aparente desorden, todo estaba muy organizado, en un breve espacio de tiempo la estación quedó totalmente despejada. Nosotros salimos a las 7:20. 

Nos dirigíamos a Shirakawa-go. Y no mucho tiempo después de salir, empezamos a ver la nieve en las montañas.  


Paramos un par de veces. Una, para tomar un café e ir al baño, y otra, para comer (la comida iba incluida en el tour). 


 
La carne estaba cortada en tiras finas y la cocinabas tú al gusto sobre esa hoja y con una salsa de miso exquisita. Carne de la zona, de las montañas de Hida

Vista desde una de las ventanas del restaurante en donde comimos



Por un paisaje completamente nevado, precioso, llegamos a nuestro destino en Shirakawa







Shirakawago 


Ogimachi es la mayor aldea de Shirakawago y la que más ofrece para ver. 

Es una de las aldeas históricas de los Alpes Japoneses declaradas como Patrimonio de la Humanidad. Está situada en el corazón del Parque Nacional Hakusan y es el lugar más conocido y visitado de esta cordillera. Es famosa por sus casas típicas, conocidas como gassho-zukuri por su forma en V invertida o como dos manos en posición de rezo. Se construyen así para evitar grandes aglomeraciones de nieve en los tejados que puedan echarlos abajo. 

En la aldea no solo se pueden admirar sus casas, sino también disfrutar de sus onsen (aguas termales). Está atravesada por el río Shogawa





En muchas de estas casas se puede entrar, ya que funcionan como museos. En algunos casos, hasta te puedes alojar. Los dueños no pueden hacer reformas en su interior por estar protegidas y necesitan alguna fuente de ingresos para sostener su enorme coste de mantenimiento. 



Uno de los aspectos más caros es el cambio de los tejados de paja. Es cierto que pueden aguantar entre 30 y 40 años, pero cuando llega el momento de cambiarlos, el coste es alto. Toda la comunidad se une para ayudar a hacerlo. En verano, los irori u hogares tradicionales en el interior de las casas generan humo que se filtra por la paja del tejado y esto sirve para desinfectarlo de insectos y parásitos. 

Algunas casas tienen más de 250 años y la gran mayoría, como hemos dicho, funciona como restaurantes, museos o alojamientos tradicionales.

Nosotros visitamos la casa de la familia Wada, una de las más ricas de la aldea de Ogimachi y con una de las casas más grandes. Pero una de las mejor conservadas es la de la familia Kanda y una de las más curiosas es la de la familia Nagase, médicos de los señores Maeda, por lo que está llena de elementos de uso médico. 






Efectivamente, como se indica en el vídeo, en el ático se criaban, tradicionalmente, gusanos de seda.



Shirakawa está preciosa en cualquier época del año. En primavera, con los cerezos en flor; en verano, con el esplendor del verde y el frescor del agua que fluye por la aldea; en otoño, con los mil colores de los árboles, y, en invierno, por estar completamente cubierta de nieve (por la noche, además, presenta una iluminación especial que le da todo el aire de una postal navideña)

Una de las actividades más típicas es subir al mirador Shiroyama, al norte de la aldea, en donde se encontraba el castillo de Ogimachi, para disfrutar de unas preciosas vistas. Estuvimos a punto de no subir, porque hay que utilizar unos minibús lanzadera y había cola. Pero, casi cuando se nos acababa el tiempo libre para visitar la aldea, nos dimos cuenta de que había muy poca gente y lo cogimos. Es una ruta de apenas 10 minutos. En el mirador no hay nada, así que es ver las vistas, sacar la foto o el vídeo de rigor y bajar (además, tuvimos suerte, porque era ya el último minibús que hacía el servicio)


Una vez en el autocar, nos dirigimos al hotel para cenar y pasar la noche (todo también incluido en el tour) en Toyama


Kanazawa: Los jardines Kenrokuen


Toyama está situada, como podéis ver en el mapa, entre el mar y las montañas. Por su situación costera tiene acceso a una gran cantidad de pescado fresco. Por otra parte, los famosos picos de Tateyama y Tsurugi son lugares privilegiados para el excursionismo alpino.  

Nosotros no nos detuvimos en la ciudad más que para dormir, pero, por las vueltas que dio el autocar para salir de ella, no me pareció especialmente bonita. Es famosa por los trabajos de vidrio, de ahí que albergue un excelente museo dedicado a este tipo de artesanía. De hecho, el Museo de Arte de Vidrio de Toyama, en pleno centro de la ciudad, se alza inconfundible en el paisaje urbano. El edificio, diseñado por el arquitecto Kuma Kengo, presenta una fachada que parece estar formada por múltiples fragmentos de vidrio. 

Nuestro destino era Kanazawa y sus famosos jardines Kenrokuen ("el jardín de los seis aspectos combinados"). El día amaneció lloviendo; sin embargo, tuvimos suerte y en los momentos en los que nos detuvimos apenas cayeron unas gotas. 


Kanazawa es mucho más que los jardines, es una de las visitas más interesantes que se pueden hacer en la costa del mar de Japón. Está en la prefectura de Ishikawa y tuvo mucha importancia histórica al ser el hogar de una de las familias feudales más importantes del período Tokugawa: el clan Maeda.

Entre las muchas cosas que se recomiendan en Kanazawa está su magnífica estación. También destacan los distritos de geishas de Higashi Chaya y Kazuemachi.  Para comer, aunque hay muchas opciones por toda la ciudad, se recomienda el mercado Omicho, en donde compran los locales. Hay pequeños puestos de ostras, de sushi, de frutas, de pescado, de carne, de setas... 

Pero, como ya hemos dicho, nuestro tour solo incluía los jardines. Están entre los tres más bonitos de todo Japón. Enfrente, se encuentra el castillo de Kanazawa, del que se han reconstruido varias partes. Y no muy lejos, está el barrio de Katamachi, el distrito de entretenimiento de Kanazawa. Está formado por callejones estrechos de ambiente retro y nostálgico repletos de bares de tipo izakaya y pequeños restaurantes (Chuo Mishokugai)



Estanque Kasumiga



Estos jardines se abrieron en el siglo XVII (período Edo) y destacan por sus clásicos diseños de paisajes que incluyen estanques y arroyos. Antiguamente formaban parte de los jardines exteriores del propio castillo. Con el fin del período Edo se abrieron al público. El 8 de marzo de 1922, fueron declarados Bien Nacional de Belleza Paisajística y el 20 de marzo de 1985, Bien Nacional de Especial Belleza Paisajística. 


Vista de Kanazawa desde el jardín










En los jardines Kenrokuen hay unas 160 especies diferentes de plantas y unos 8200 árboles. Como hemos señalado en los vídeos, cada primero de noviembre, se colocan los yukizuri para proteger las ramas del peso de la nieve (se colocan en muchos árboles de todo el país, pero en Kanazawa es una de las imágenes recurrentes) 





A la salida de los jardines, nos obsequiaron con un té calentito que se agradeció después de andar paseando entre la nieve. Había, también, una tienda de recuerditos y allí compré una bolsita con pequeñas laminillas de oro que se utilizan en repostería o con las bebidas 
para decorar y que son perfectamente comestibles.

Y, desde allí, a nuestro último destino: Takayama



Takayama 

Takayama está situada en la prefectura de Gifu, en donde ya habíamos estado. Es muy conocida por las calles estrechas del distrito histórico Sanmachi Suji, bordeadas de casas de madera de comerciantes que datan del período Edo. También es famosa por su festival bianual que data de mediados del siglo XVII y que celebra la primavera y el otoño con desfiles que incluyen carros decorados con oro y espectáculos de marionetas. 

Takayama, no "Tayama", brrrrrrrr...


Takayama o Hida-Takayama, como se la conoce actualmente, en un intento por diferenciarla de las muchas Takayamas del país, es una de las ciudades que merece ser visitada en esta zona. Aquí no vamos a encontrar los rascacielos y neones de las grandes urbes japonesas. Muy al contrario, hay decenas de ryokan y alojamientos tradicionales así como bodegas de sake en las que se pueden hacer catas. 



 Las casas, del período Edo, denotan que hubo un momento en el que la ciudad fue un rico pueblo de comerciantes. Hoy funcionan como museos, galerías de arte, tiendas de artesanía o pequeños restaurantes. 




Resulta muy agradable pasear por el casco histórico de Takayama y cruzar alguno de los puentes que atraviesan el río Miyagawa, como el famoso puente rojizo Nakabashi.





No nos dio el tiempo para más, pero parece ser que hay hermosos templos y santuarios en la ciudad que hubieran merecido una visita. 


Iniciamos el regreso a Tokyo y aún nos detuvimos en el mismo sitio en donde habíamos comido el día anterior por si alguien quería hacer alguna comprilla más.


Poco a poco fue oscureciendo. Llegamos sobre las 8 y pico a Tokyo, cansados, pero muy satisfechos y contentos de haber echado un vistazo a esta parte del país. 





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