Descubriendo Japón por segunda vez
Miércoles y jueves, 28-29/12/2022
Ha sido uno de los viajecitos por tierras japonesas que más me ha gustado. Agradezco infinitamente la invitación de mi hija y su familia para compartir con ellos esta aventura. Ni por asomo hubiera imaginado que iba a pasar unos días en la nieve, en plan "blancas Navidades", jejejejeje...
Los Alpes Japoneses son una cadena montañosa de origen volcánico situada al norte del país. Está formada por las montañas Hida, Kiso y Akaishi. Cuenta con dos picos que superan los 3000 m de altura: el Hotakadake (3190 m) y el Kitadake (3193 m). Atraviesa seis prefecturas (Yamanashi, Shizuoka, Nagano, Gifu, Toyama y Niigata) y fue bautizada así por el arqueólogo William Gowland, que encontró un paralelismo con los Alpes Europeos, si bien el misionero británico Walter Weston popularizó el nombre en sus escritos, por lo que se le considera el "padre de los Alpes Japoneses". Es famosa por sus numerosos pueblos de aguas termales y casas tradicionales, además de por sus mundialmente conocidas pistas de esquí. Los Alpes Japoneses son una de las regiones más bellas y tradicionales del país.
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En el mapa podéis ver exactamente el área que abarcan los Alpes Japoneses, al noreste de Tokyo |
Como se trata de una región muy extensa, hay muchísimos lugares maravillosos que visitar y descubrir. Los más famosos son Takayama, Kanazawa, Matsumoto y, en menor medida, Nagano. Además, la villa medieval de Ogimachi, en Shirakawago, es Patrimonio de la Humanidad y toda una joya que no nos podemos perder cuando viajamos por la zona. También, un lugar con mucho encanto, que ha ganado popularidad en las últimas décadas, es el parque de los monos de nieve Jigokudani, en la prefectura de Nagano.
Normalmente, la oferta turística se centra en los Alpes Septentrionales (como fue nuestro caso), que abarcan las montañas de Hida y se extienden entre las prefecturas de Nagano, Toyama y Gifu (con una pequeña parte en la prefectura de Niigata).
Iniciamos el viaje en la estación de autobuses de larga distancia de Shinjuku. Estaba abarrotada. Muchísima juventud, algunos de ellos cargados con esquís y tablas de snowboard. Y, a pesar del aparente desorden, todo estaba muy organizado, en un breve espacio de tiempo la estación quedó totalmente despejada. Nosotros salimos a las 7:20.
Nos dirigíamos a Shirakawa-go. Y no mucho tiempo después de salir, empezamos a ver la nieve en las montañas.
Paramos un par de veces. Una, para tomar un café e ir al baño, y otra, para comer (la comida iba incluida en el tour).
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La carne estaba cortada en tiras finas y la cocinabas tú al gusto sobre esa hoja y con una salsa de miso exquisita. Carne de la zona, de las montañas de Hida |
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Vista desde una de las ventanas del restaurante en donde comimos |
Por un paisaje completamente nevado, precioso, llegamos a nuestro destino en Shirakawa.

Shirakawago
En muchas de estas casas se puede entrar, ya que funcionan como museos. En algunos casos, hasta te puedes alojar. Los dueños no pueden hacer reformas en su interior por estar protegidas y necesitan alguna fuente de ingresos para sostener su enorme coste de mantenimiento.
Uno de los aspectos más caros es el cambio de los tejados de paja. Es cierto que pueden aguantar entre 30 y 40 años, pero cuando llega el momento de cambiarlos, el coste es alto. Toda la comunidad se une para ayudar a hacerlo. En verano, los irori u hogares tradicionales en el interior de las casas generan humo que se filtra por la paja del tejado y esto sirve para desinfectarlo de insectos y parásitos.
Efectivamente, como se indica en el vídeo, en el ático se criaban, tradicionalmente, gusanos de seda.
Shirakawa está preciosa en cualquier época del año. En primavera, con los cerezos en flor; en verano, con el esplendor del verde y el frescor del agua que fluye por la aldea; en otoño, con los mil colores de los árboles, y, en invierno, por estar completamente cubierta de nieve (por la noche, además, presenta una iluminación especial que le da todo el aire de una postal navideña)
Una vez en el autocar, nos dirigimos al hotel para cenar y pasar la noche (todo también incluido en el tour) en Toyama.
Kanazawa: Los jardines Kenrokuen
Kanazawa es mucho más que los jardines, es una de las visitas más interesantes que se pueden hacer en la costa del mar de Japón. Está en la prefectura de Ishikawa y tuvo mucha importancia histórica al ser el hogar de una de las familias feudales más importantes del período Tokugawa: el clan Maeda.
A la salida de los jardines, nos obsequiaron con un té calentito que se agradeció después de andar paseando entre la nieve. Había, también, una tienda de recuerditos y allí compré una bolsita con pequeñas laminillas de oro que se utilizan en repostería o con las bebidas para decorar y que son perfectamente comestibles.
Takayama
Takayama está situada en la prefectura de Gifu, en donde ya habíamos estado. Es muy conocida por las calles estrechas del distrito histórico Sanmachi Suji, bordeadas de casas de madera de comerciantes que datan del período Edo. También es famosa por su festival bianual que data de mediados del siglo XVII y que celebra la primavera y el otoño con desfiles que incluyen carros decorados con oro y espectáculos de marionetas.
Takayama, no "Tayama", brrrrrrrr...
Takayama o Hida-Takayama, como se la conoce actualmente, en un intento por diferenciarla de las muchas Takayamas del país, es una de las ciudades que merece ser visitada en esta zona. Aquí no vamos a encontrar los rascacielos y neones de las grandes urbes japonesas. Muy al contrario, hay decenas de ryokan y alojamientos tradicionales así como bodegas de sake en las que se pueden hacer catas.
Las casas, del período Edo, denotan que hubo un momento en el que la ciudad fue un rico pueblo de comerciantes. Hoy funcionan como museos, galerías de arte, tiendas de artesanía o pequeños restaurantes.
No nos dio el tiempo para más, pero parece ser que hay hermosos templos y santuarios en la ciudad que hubieran merecido una visita.
Iniciamos el regreso a Tokyo y aún nos detuvimos en el mismo sitio en donde habíamos comido el día anterior por si alguien quería hacer alguna comprilla más.
Poco a poco fue oscureciendo. Llegamos sobre las 8 y pico a Tokyo, cansados, pero muy satisfechos y contentos de haber echado un vistazo a esta parte del país.
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