jueves, 8 de diciembre de 2022

Octubre, 21 de 2022, a enero, 14 de 2023: Segunda visita a Japón - Parte 12

Descubriendo Japón por segunda vez

Lunes, 21/11/2022 a Martes, 29/11/2022


Un viaje por el oeste de Japón


Nagoya

Domingo 27: la ciudad 

Nagoya es la capital de la Prefectura de Aichi. La verdad que no sabía nada de esta ciudad, pero como me quedaba de camino en mi regreso a Tokyo, decidí detenerme un par de días. Además, visto que me había convertido en toda una experta cogiendo autobuses, decidí utilizar este medio para ir, porque me permitía ver el paisaje mejor que con el shinkansen, que va a toda velocidad. 

Sabía, por Google, que los autobuses salían de Kintetsu-Nara Station, pero no exactamente de dónde. Así que me dirigí a una pequeña oficina de turismo que hay en la entrada de la estación para preguntar. Muy amablemente, me indicaron que tenía que cruzar la calle y que en el edificio con el letrero azul estaba la oficina de venta de billetes. Así que allá que me fui. 

Debía de tener cara de despistada (es que había un montón de gente sentada y nadie en las ventanillas y no sabía qué hacer) que inmediatamente una chica con uniforme de la compañía se dirigió a mí y me encaminó a la correcta. Allí, una chica encantadora, como pudo, me explicó que, como no tenía reserva, tenía que pagar en el autobús, que se cogía fuera, en la parada marcada con el número 20, que estuviera allí 5 minutos antes de la hora de salida (faltaba como media hora). Salí, me fui a comprar una botella de agua y entonces me di cuenta de que no llevaba cambio para pagar el bus, así que con un billete de 10 000 yenes en la mano volví a entrar. Nada más acercarme, la chica me sonrió y me preguntó "change?", le contesté que sí. Me cambió el billete, separó lo que tenía que pagar en el bus, lo metió en un sobre y me dijo que se lo diera al conductor del autobús. Puntual, como siempre, llegó el vehículo y el conductor se bajó con una lista para comprobar los pasajeros que iban subiendo (cuatro gatos) y, cuando llegó a mí y le entregué el sobre, me miró sorprendido y me dijo que esperara. Me vuelvo y veo detrás de mí a la amable señorita que me había metido el dinero en el sobre (se había molestado en salir de la oficina para explicarle al conductor mi situación). Total, que subí tras darle encarecidamente las gracias a la chica, me senté donde me dijo el conductor, este vino a traerme un billete y... ¡ya!, rumbo a Nagoya (casi directo, paró solo un minutillo en un par de sitios)

Disfruté mucho del viaje y del paisaje. Os dejo unos cuantos vídeos para que os hagáis una idea del Japón rural. 






Y llegamos a Nagoya, la cuarta ciudad más grande de Japón, centro de fabricación y embarque de mercancías en la isla de Honshu. Está situada en la costa del Pacífico, en la región de Chubu.

Como veis, Kioto y Nara están en la región de Kansai; Nagoya, en Chubu, y Tokyo en Kanto

La ciudad moderna fue fundada oficialmente el 1 de octubre de 1889, pero fue destruida totalmente durante los bombardeos de 1945. Es la capital japonesa de la industria automovilística y de gran parte de la industria pesada de Japón.

Se encuentra al norte de la bahía de Ise, en la llanura de Nobi. Precisamente, esta llanura es una de las zonas más fértiles de Japón, lo que ha permitido un fuerte desarrollo de la agricultura. El río Kiso fluye hacia el oeste a lo largo del límite de la ciudad y el río Shonai llega desde el noreste y gira al sur hacia la bahía. También hay un río artificial, el Hori, iniciado como un canal en 1610, que fluye de norte a sur y forma parte de la cuenca del río Shonai. Por su parte, el río Tempaku se alimenta de una serie de pequeños ríos en el este y fluye hasta desembocar en la bahía de Ise

¿Por qué hago hincapié en los ríos de la ciudad? Porque es algo que me llamó la atención nada más llegar a la ciudad...




Los altos edificios concentrados en una zona me recordaron los "downtown" de las ciudades estadounidenses. 




El hotel estaba a 23 minutos andando desde la estación de autobuses, pero fue un paseo muy agradable en el que me di cuenta de que Nagoya era eso, una ciudad moderna y alegre que me iba a gustar... Decepción, una vez más, al llegar al hotel: yo había hecho una reserva confirmada por Booking por unos 8 mil y pico de yenes (tenían una oferta), pero cuando llegué, en la recepción me dijeron que eso solo era válido para los nacionales y que yo tenía que pagar unos 14 mil y pico... Nunca antes había tenido problemas con esta plataforma y en solo dos días me había llevado dos grandes chascos... En fin, acepté porque no era momento de ponerse a buscar otro hotel. 

Como aún no podía hacer el check-in, dejé la maleta y me fui a pasear. Me guie por los altos edificios y allá que me fui. Disfrutar de la arquitectura es una de mis pasiones. 

Sin embargo, es una ciudad que queda fuera de los destinos turísticos. Cuando comenté con conocidos japoneses que me había detenido dos días allí, se quedaron asombrados: ¿en Nagoya? Como diciendo "¿y qué diablos fuiste a hacer allí?" Pues, sinceramente, me encantó. Es cierto que no tiene las viejas callejas de Tokyo o Kioto, pero observar los modernos edificios también tiene su encanto. 

Aún no sabía lo que era, pero fue el primer edificio que me sorprendió cuando salí de la estación de autobuses

La amplitud de las calles

¿Y qué me decís del fabuloso efecto de ver el reflejo de un edificio en las cristaleras de otro?

Y dentro de su modernidad, ahí tenéis a una mujer caminando por el centro de la ciudad vestida con kimono

Toda la zona céntrica se conoce como Sakae. Es un animado distrito comercial y de ocio repleto de tiendas y centros comerciales modernos. No obstante, yo me desvié un poco hacia el oeste, hacia la estación, para ver con calma el trayecto que había seguido para llegar al hotel. 




Y aquí el contraste con otro tipo de edificios como más clásicos:



A mí, sin embargo, me seguían llamando la atención los edificios modernos

En una amplia calle sorprendían estatuas de mujeres desnudas de estilo clásico. Como los letreros estaban en japonés, no entendí el significado.  


Por detrás, sobresale el rascacielos, pero no resulta chocante el contraste

Y ya me iba acercando al edificio que tanto había llamado mi atención al salir de la estación

El famoso edificio que me había impresionado al llegar es el Mode Gakuen Spiral Towers. Aunque no lo parezca, es una institución educativa de 170 m de alto en la que se encuentran tres instituciones: Nagoya Modo Gakuen, HAL y Nagoya Nagoya Isen. El edificio es una preciosidad, obra de Nikken Sekkei

Para llegar a él, tenía que cruzar no sé cuál de los ríos.


Siguiendo las instrucciones de Google Maps, no fui en línea recta, sino callejeando. Así, pude ver un edificio que corresponde a una de las actividades que más llevan a cabo los habitantes de la ciudad: visitar salas de juego conocidas como pachinko. Se dice que se inventó cuando Japón estaba sumido en la Segunda Guerra Mundial, precisamente aquí, en la ciudad de Nagoya.


Los famosos cruces en diagonal de Japón

Ambientillo internacional

Pronto se hicieron visibles también las JR Central Towers. Había leído que en el Panorama Salón situado en lo alto se podía tomar algo mientras se contemplan las vistas de la ciudad. Pero no es exactamente así. Hay un pequeño café que tenía una cola kilométrica y que, además, no te garantiza que tengas una mesa junto a las ventanas (todo depende del cliente que se vaya en ese momento). Y en el restaurante no te dan solo bebidas, tienes que comer.  


Edificio cerca de las torres

Su interior es un enorme centro comercial y es un poco lioso para llegar a lo alto, ya que los ascensores de una de las torres solo van hasta el piso 15 y luego tienes que buscar la conexión con los otros, que están en el piso 12 de la otra torre. Un poquito de japonés me sirvió para explicarme a un guardiña que me acompañó hasta el otro ascensor. Por lo demás, ambiente navideño...








Desde un rinconcito, pude sacar algunas vistas.


Y también cuando descubrí que había un ascensor panorámico, jejejejeje...


Era hora de ir regresando al hotel, sobre todo porque quería lavar toda la ropa que había estado utilizando y allí había servicio de lavandería y secadora por 600 yenes. En el vídeo, todo el lujo de las calles de Sakae.



Y las pantallas gigantes.


Vistas desde mi habitación...


Se ve la Nagoya TV Tower, la primera torre de televisión de Japón. 




Lunes 28: el castillo

Amaneció otra vez chuviscando, aunque no mucho, así que dejé el paraguas (tendría que habérmelo pensado, porque menuda mojadura me papé por la tarde)

De nuevo, los reflejos de un edificio en la fachada de otro


Empecé a caminar hacia el norte de la ciudad para visitar lo único de lo que tenía conocimiento sobre Nagoya: su castillo. En realidad, se trata de una reconstrucción de 1959.

El paseo siempre agradable entre los bellos edificios. 



Los faroles y las piedras del resto de una muralla anunciaban que nos estábamos acercando. El camino discurría entre árboles que ya iban perdiendo sus colores otoñales. Y cruzaba calles en las que predominaban los edificios oficiales.


 





Había llegado. Pagué la entrada (500 yenes) y... venga, para adentro. Venía de ver el Gran Buda de Nara y creía que un castillo más o menos no me iba a impresionar. Pero lo hizo, porque este sí que es un castillo. Es otra de las cosas que guardaré como impresionante en mi memoria. 

El castillo original se acabó de construir en 1612 por órdenes del clan Tokugawa. La intención era protegerse de posibles ataques procedentes de Osaka que, curiosamente, tiene un castillo muy parecido. En mayo de 1945, la mayoría de los edificios quedó totalmente calcinada por culpa de los ataques aéreos. Sin embargo, algunas torres y puertas, así como las pinturas del interior se pudieron salvar y se conservaron como Bienes de Interés Cultural.  

El castillo está en el interior de un parque precioso, con dos fosos y varias torretas, todo ello adornado por muchísimos cerezos que da gusto ver florecer en primavera. 

En el interior del recinto, algunos chicos vestidos de samuráis de la época daban ambientillo haciéndose fotos con los turistas. Uno incluso estaba haciendo de guía de un pequeño grupo


Y, de repente, dabas la vuelta a una esquina, y ahí estaba, surgiendo como en un cuento de hadas.






Pero... ¡me llevé una decepción! Yo estaba convencida de que nos dejarían visitar el castillo propiamente dicho (que no es otra cosa que la torre principal). Y no es así. Solo puedes entrar a una gran explanada, conocida como Honmaru Area, en la que están los edificios del Honmaru Palace (cuya reconstrucción terminó en 2018, devolviéndole su apariencia original por primera vez en 70 años), muy parecidos al castillo de Nijo de Kioto (por lo menos, aquí nos dejaron entrar y hacer fotos, cosa que en Kioto estaba prohibida). El motivo del cierre es que, aunque no lo parezca, se trata de un edificio envejecido que carece de refuerzos antisísmicos. Hay un plan para reconstruirlo en madera, tal y como era la estructura original. 

El pabellón principal Honmaru reabrió sus puertas en junio de 2018. Los trabajos de reconstrucción se basaron en un gran número de fotografías, planos y rocas de los cimientos originales para devolver su grandeza a esta obra de la arquitectura shoin (mansiones para samuráis)

Tiene una altura de 48 m desde la base

El pabellón Honmaru era un aposento designado como de uso exclusivo del shogun. Se utilizó pocas veces, pero su interior estaba decorado fastuosamente con accesorios de oro y murales de artistas como Kano Sadanobu o Kano Tanyu. Los que ahora adornan el pabellón principal son reproducciones fidedignas tanto de los materiales como de los pigmentos de los originales. 














Terminada la visita, volví a la explanada. 



Decidí tomarme un descanso paseando por los jardines y tomando un smoothie de matcha





¿Qué hacer ahora? Me fastidia mucho ir a un sitio sin haberme preparado la visita, porque seguro que me pierdo muchas cosas interesantes. Este fue el caso en Nagoya. Había leído que merecía la pena acercarse al puerto marítimo, a la zona conocida como Garden Pier. Pero no había profundizado en el tema, así que en google maps puse "puerto" para que me llevara hasta allí y... ¡me equivoqué! Tomé dos autobuses que me dejaron, pues eso, ¡en el puerto!, que no era el paseo marítimo, brrrrrrrr...

Edificios oficiales cerca del castillo de Nagoya



En el trayecto pude ver la noria del centro comercial Sunshine Sakae. Tiene 40 m de altura y es muy curiosa, porque está pegada al edificio. Se accede por la segunda planta y una vuelta de unos 10 minutos cuesta 500 yenes. 
 
El último autobús que tomé me dejó en un Jardín de Plantas Tropicales. Podía haber entrado, visto que me había equivocado, pero entonces empezó a llover, cada vez con más fuerza. 

Puse en Google Maps el Garden Pier y descubrí que tenía casi dos horas andando hasta allí. ¡Y lloviendo!


No podía más (toda una experiencia caminar por el área del puerto), hasta que vi una parada de autobús y leyendo la información iba precisamente hasta allí. ¡Qué alivio! Pero, finalmente, decepción, porque, entre el día terrible que hacía y la hora que era, no había ni un alma en el tal jardín... 

Comprendí que era mejor volver al hotel. Casualmente había una estación de metro allí mismo y, aunque aún no había utilizado este medio de transporte en Nagoya, creí recordar el nombre de una estación que no quedaba lejos de mi calle. Finalmente ¡lo logré!. Y como tenía hambre me metí en uno de esos pequeños restaurantes japoneses que quedaba casi al lado.

Buenísimo, pero no pude acabarlo todo... es un plato típico, misokatsu, un filete de cerdo empanado sobre una salsa de miso (aunque este llevaba también algo de curry). La base estaba formada por tiras de calamares

Ya no me quedaba tiempo para más. Os diré que uno de los motivos por los que había querido ir al Garden Pier es porque en él se encuentra el Fuji Breaker, el barco con el que los japoneses se adentraron a explorar parte del océano Antártico. 

Atrás quedaban 8 días de viaje. Realmente me hubiera gustado seguir, pero está claro que hace falta ... ¡dinerito! jejejejeje...



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