Descubriendo Japón por segunda vez
Lunes, 21/11/2022 a Martes, 29/11/2022
Nagoya es la capital de la Prefectura de Aichi. La verdad que no sabía nada de esta ciudad, pero como me quedaba de camino en mi regreso a Tokyo, decidí detenerme un par de días. Además, visto que me había convertido en toda una experta cogiendo autobuses, decidí utilizar este medio para ir, porque me permitía ver el paisaje mejor que con el shinkansen, que va a toda velocidad.
Sabía, por Google, que los autobuses salían de Kintetsu-Nara Station, pero no exactamente de dónde. Así que me dirigí a una pequeña oficina de turismo que hay en la entrada de la estación para preguntar. Muy amablemente, me indicaron que tenía que cruzar la calle y que en el edificio con el letrero azul estaba la oficina de venta de billetes. Así que allá que me fui.
Debía de tener cara de despistada (es que había un montón de gente sentada y nadie en las ventanillas y no sabía qué hacer) que inmediatamente una chica con uniforme de la compañía se dirigió a mí y me encaminó a la correcta. Allí, una chica encantadora, como pudo, me explicó que, como no tenía reserva, tenía que pagar en el autobús, que se cogía fuera, en la parada marcada con el número 20, que estuviera allí 5 minutos antes de la hora de salida (faltaba como media hora). Salí, me fui a comprar una botella de agua y entonces me di cuenta de que no llevaba cambio para pagar el bus, así que con un billete de 10 000 yenes en la mano volví a entrar. Nada más acercarme, la chica me sonrió y me preguntó "change?", le contesté que sí. Me cambió el billete, separó lo que tenía que pagar en el bus, lo metió en un sobre y me dijo que se lo diera al conductor del autobús. Puntual, como siempre, llegó el vehículo y el conductor se bajó con una lista para comprobar los pasajeros que iban subiendo (cuatro gatos) y, cuando llegó a mí y le entregué el sobre, me miró sorprendido y me dijo que esperara. Me vuelvo y veo detrás de mí a la amable señorita que me había metido el dinero en el sobre (se había molestado en salir de la oficina para explicarle al conductor mi situación). Total, que subí tras darle encarecidamente las gracias a la chica, me senté donde me dijo el conductor, este vino a traerme un billete y... ¡ya!, rumbo a Nagoya (casi directo, paró solo un minutillo en un par de sitios)
Disfruté mucho del viaje y del paisaje. Os dejo unos cuantos vídeos para que os hagáis una idea del Japón rural.
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Como veis, Kioto y Nara están en la región de Kansai; Nagoya, en Chubu, y Tokyo en Kanto |
La ciudad moderna fue fundada oficialmente el 1 de octubre de 1889, pero fue destruida totalmente durante los bombardeos de 1945. Es la capital japonesa de la industria automovilística y de gran parte de la industria pesada de Japón.
El hotel estaba a 23 minutos andando desde la estación de autobuses, pero fue un paseo muy agradable en el que me di cuenta de que Nagoya era eso, una ciudad moderna y alegre que me iba a gustar... Decepción, una vez más, al llegar al hotel: yo había hecho una reserva confirmada por Booking por unos 8 mil y pico de yenes (tenían una oferta), pero cuando llegué, en la recepción me dijeron que eso solo era válido para los nacionales y que yo tenía que pagar unos 14 mil y pico... Nunca antes había tenido problemas con esta plataforma y en solo dos días me había llevado dos grandes chascos... En fin, acepté porque no era momento de ponerse a buscar otro hotel.
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Aún no sabía lo que era, pero fue el primer edificio que me sorprendió cuando salí de la estación de autobuses |
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La amplitud de las calles |
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¿Y qué me decís del fabuloso efecto de ver el reflejo de un edificio en las cristaleras de otro? |
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Y dentro de su modernidad, ahí tenéis a una mujer caminando por el centro de la ciudad vestida con kimono |
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A mí, sin embargo, me seguían llamando la atención los edificios modernos |
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Por detrás, sobresale el rascacielos, pero no resulta chocante el contraste |
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Y ya me iba acercando al edificio que tanto había llamado mi atención al salir de la estación |
El famoso edificio que me había impresionado al llegar es el Mode Gakuen Spiral Towers. Aunque no lo parezca, es una institución educativa de 170 m de alto en la que se encuentran tres instituciones: Nagoya Modo Gakuen, HAL y Nagoya Nagoya Isen. El edificio es una preciosidad, obra de Nikken Sekkei.
Siguiendo las instrucciones de Google Maps, no fui en línea recta, sino callejeando. Así, pude ver un edificio que corresponde a una de las actividades que más llevan a cabo los habitantes de la ciudad: visitar salas de juego conocidas como pachinko. Se dice que se inventó cuando Japón estaba sumido en la Segunda Guerra Mundial, precisamente aquí, en la ciudad de Nagoya.
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Los famosos cruces en diagonal de Japón |
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Ambientillo internacional |
Pronto se hicieron visibles también las JR Central Towers. Había leído que en el Panorama Salón situado en lo alto se podía tomar algo mientras se contemplan las vistas de la ciudad. Pero no es exactamente así. Hay un pequeño café que tenía una cola kilométrica y que, además, no te garantiza que tengas una mesa junto a las ventanas (todo depende del cliente que se vaya en ese momento). Y en el restaurante no te dan solo bebidas, tienes que comer.
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Edificio cerca de las torres |
Su interior es un enorme centro comercial y es un poco lioso para llegar a lo alto, ya que los ascensores de una de las torres solo van hasta el piso 15 y luego tienes que buscar la conexión con los otros, que están en el piso 12 de la otra torre. Un poquito de japonés me sirvió para explicarme a un guardiña que me acompañó hasta el otro ascensor. Por lo demás, ambiente navideño...
Desde un rinconcito, pude sacar algunas vistas.
Y también cuando descubrí que había un ascensor panorámico, jejejejeje...
Era hora de ir regresando al hotel, sobre todo porque quería lavar toda la ropa que había estado utilizando y allí había servicio de lavandería y secadora por 600 yenes. En el vídeo, todo el lujo de las calles de Sakae.
Vistas desde mi habitación...
Amaneció otra vez chuviscando, aunque no mucho, así que dejé el paraguas (tendría que habérmelo pensado, porque menuda mojadura me papé por la tarde)
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De nuevo, los reflejos de un edificio en la fachada de otro |
Los faroles y las piedras del resto de una muralla anunciaban que nos estábamos acercando. El camino discurría entre árboles que ya iban perdiendo sus colores otoñales. Y cruzaba calles en las que predominaban los edificios oficiales.
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En el interior del recinto, algunos chicos vestidos de samuráis de la época daban ambientillo haciéndose fotos con los turistas. Uno incluso estaba haciendo de guía de un pequeño grupo |
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Tiene una altura de 48 m desde la base |
El pabellón Honmaru era un aposento designado como de uso exclusivo del shogun. Se utilizó pocas veces, pero su interior estaba decorado fastuosamente con accesorios de oro y murales de artistas como Kano Sadanobu o Kano Tanyu. Los que ahora adornan el pabellón principal son reproducciones fidedignas tanto de los materiales como de los pigmentos de los originales.
En el trayecto pude ver la noria del centro comercial Sunshine Sakae. Tiene 40 m de altura y es muy curiosa, porque está pegada al edificio. Se accede por la segunda planta y una vuelta de unos 10 minutos cuesta 500 yenes.
No podía más (toda una experiencia caminar por el área del puerto), hasta que vi una parada de autobús y leyendo la información iba precisamente hasta allí. ¡Qué alivio! Pero, finalmente, decepción, porque, entre el día terrible que hacía y la hora que era, no había ni un alma en el tal jardín...
Ya no me quedaba tiempo para más. Os diré que uno de los motivos por los que había querido ir al Garden Pier es porque en él se encuentra el Fuji Breaker, el barco con el que los japoneses se adentraron a explorar parte del océano Antártico.
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