lunes, 9 de diciembre de 2019

Puente de la Constitución 2019: Fátima y alrededores (Chus y María) - Parte 1

Fátima, Jardín Oriental Buddha Edén, Alcobaça, Tomar, Figueira da Foz, Quiaios

Hacía tiempo que teníamos previsto este viaje. En realidad, en principio íbamos a ir a Lisboa porque Pili no lo conocía, pero como finalmente ella decidió no venir y tanto Chus como yo hemos estado en varias ocasiones en la capital portuguesa, decidimos cambiar el destino y visitar los alrededores de Fátima, que yo conocía (aunque descubrí alguna cosa nueva) pero Chus no.

Habíamos pensado salir de Vigo sobre las 6:30 de la tarde del jueves 5 de diciembre. Sin embargo, como yo había acabado ya con las gestiones que tenía que hacer, me planté en casa de Chus a eso de las 6 menos cuarto. Ella también estaba preparada, así que, por qué no, decidimos salir ya. Pero... cuando ya estábamos a unos 10 km de Vigo, Chus recibió una llamada: yo me había dejado el móvil en su casa. ¡Mal comienzo! jajajajaja. Vuelta para atrás (a ver, que cuando no había móviles viajábamos igual, pero ahora que los tenemos la sensación de ir sin algo que te hace falta te puede amargar el viaje, por no hablar de que mi móvil es mi cámara de fotos y las hace bastante mejor que el de Chus, ejem, claro está que porque la fotógrafa es también mucho mejor jajajajajaja). ¿Sabéis a qué hora estábamos saliendo de Vigo al final? Sí, lo habéis adivinado, a las 6:30... ¡no se puede luchar contra el destino!

Fue un viaje tranquilo. Y encontramos fácilmente el hotel donde nos alojamos, que, por cierto, quedaba a 5 min andando del santuario: Hotel Santo Antonio de FátimaMuy buena relación calidad-precio.  


Viernes, 6/12/2019:  

Fátima

Nos levantamos sobre las 8 y después de desayunar fuimos a llevar las flores al santuario. No soy especialmente religiosa, pero sí tengo mi particular devoción por la Virgen de Fátima, heredada de mi padre, así que todos los años, cumpliendo una promesa, le llevo una cesta de rosas, este año de color rojo. Hay más gente como yo, así que también llevaba la cesta de rosas blancas de mi amiga Ángela y una rosa solitaria que me había encargado mi amigo Joan. Y en nombre de Pili encendimos una vela. 


Curiosamente, en cuanto Chus sacó la cámara para hacer el vídeo y así enseñarles a mis amigos que había cumplido con sus encargos, apareció un guardia que nos dijo que no se podía hacer fotos. Con cierta capacidad de persuasión, explicándole que no quería que mis amigos dudaran de mí, jajajaja, nos permitió hacer el vídeo siempre y cuando Chus se situase fuera de la capilla. 

No pongo ningún dato ni ninguna otra imagen del santuario porque no nos detuvimos en él, ya que lo conocemos perfectamente. En cualquier guía o en Internet se puede encontrar toda la información necesaria sobre el lugar y su historia. Muy cerquita, en un pequeño pueblecito, se pueden visitar las casas en las que vivían los pastores cuando tuvieron lugar las apariciones.  


Jardín Oriental Buddha Edén


Leyendo la guía para ver lo más destacado de los alrededores, nos encontramos con este jardín que ninguna de las dos había visitado antes. Así que cambio de planes, en vez de ir directamente a Alcobaça, decidimos dirigirnos a Carvalhal, en Bombarral, una localidad más al sur.  


Con más de 35 ha, este jardín fue creado como protesta contra la destrucción de los Budas de Bamiyán: en marzo de 2001, el gobierno talibán derribó intencionadamente todos los símbolos budistas de Bamiyán, en el centro de Afganistán. Como homenaje a los colosales Budas, José Berardo, uno de los hombres más ricos de Portugal, creó un jardín oriental, el Buddha Edén, Jardim da Paz. Entre los Budas, pagodas, estatuas de terracota y esculturas varias cuidadosamente colocadas entre la vegetación, se estima que se utilizaron más de 6000 toneladas de mármol y granito.

Hoy en día, el Jardín se ha visto ampliado con una zona dedicada a la escultura moderna y con otra conocida como Jardín Africano. Esta última nos impresionó por su originalidad y la gran belleza de sus esculturas. Se representan animales de ese continente realizados con material de reciclaje, además de ser un museo al aire libre del arte escultórico de África: merece la pena pasar un día entero contemplando estas piezas.  

Ver aquí todas las fotos del jardín.


Monasterio de Alcobaça: Patrimonio de la humanidad

Llegamos a la pequeña ciudad sobre las 2 y media y teníamos hambre. Es bien sabido que los portugueses comen temprano por lo que dudábamos de encontrar un sitio para comer. Justo al lado del monasterio había un restaurante que aún no había cerrado y allí nos metimos. Chus comió bien, unos "lombinhos de porco", pero los trozos de cabrito que me sirvieron a mí eran más bien pieles que otra cosa (eso sí, los grelos estaban riquísimos). Para el que le interese, Restaurante Fray Bernardo.

Después hicimos la visita al Monasterio. Está en plena remodelación ya que el paso del tiempo no ha perdonado a esta fantástica obra de arte. 

Fue fundado en 1153 por orden de D. Afonso Henriques, el primer rey de Portugal, para cumplir un voto que había hecho a San Bernardo tras recuperar Santarém de manos moras en el año 1147. Tras su construcción, el rey confió el monasterio a los monjes del Císter. Su construcción data de 1178 pero los monjes no se instalaron hasta 1223, cuando ya el monasterio se había convertido en uno de los más ricos y poderosos de Portugal. Se cree que en aquella época vivían unos 1000 monjes que celebraban misas por turnos, sin interrupción.

Fachada de la iglesia del Monasterio
La iglesia fue el primer ejemplar gótico portugués. Sin embargo, su fachada fue modificada en los siglos XVII y XVIII, con excepción del pórtico principal y el rosetón, que conservaron su diseño original, como se ve en esta fotografía. En general, la iglesia destaca por sus grandes dimensiones y su notable elegancia y sencillez decorativa, inspirada en la abadía cisterciense francesa de Clairvaux.

Vista del interior de la nave central desde la entrada de la iglesia


Vista del rosetón de la fachada desde el altar
 
Vista de una de las naves laterales desde la zona del altar

El altar mayor está rodeado por una amplia girola en la que se encuentran la sacristía y otra dependencia a las que se accede por dos hermosas puertas manuelinas del siglo XVI. También tiene nueve capillas adornadas con tallas de madera policromada de los siglos XVII y XVIII, entre las que destaca la de la Virgen de Fátima.  



En el crucero destacan las tumbas de D. Pedro y Dona Inés de Castro, del siglo XIV. Se trata de dos monumentos de estilo gótico flamígero, esculpidos en piedra caliza blanda, que fueron parcialmente dañados en 1811 por los soldados franceses del general conde Drouet d'Erlon. D. Pedro y Dona Inés de Castro vivieron una historia de amor al más puro estilo Romeo y Julieta: D. Pedro estaba casado con Constanza de Castilla y entre sus damas de honor destacaba por su extraordinaria belleza una dama gallega, Dona Inés de Castro. El príncipe se enamoró perdidamente de ella y a la muerte de Constanza vivieron juntos y tuvieron numerosa descendencia (se cree que incluso llegaron a casarse en secreto). Pero el rey temía que la influencia de la familia Castro acabara arrastrando a Portugal hasta ser absorbida, por lo que mandó asesinar a Dona Inés aprovechando la ausencia de D. Pedro, que se hallaba en una de sus campañas guerreras. A su regreso D. Pedro se enfureció y dio muerte a los autores del crimen. En el momento en que accedió al trono tras el fallecimiento de su padre, mandó desenterrar a Dona Inés y ordenó que vistieran lo que quedaba del cadáver con ropas regias, la sentó en el trono a su lado e hizo que todos los nobles le rindieran pleitesía besando su mano y arrodillándose ante ella. Por eso se dice que fue reina después de muerta. Las dos tumbas se hallan una frente a otra con la idea de que, llegado el momento del Juicio Final, ambos se levanten y puedan reencontrarse. 
Tumba de D. Pedro

Rosetón que ocupa la cabecera de la tumba y que representa la rueda de la fortuna

Entre las numerosas salas del monasterio destaca la Sala dos Reis. Data del siglo XVII y está adornada con azulejos que relatan la fundación del monasterio y estatuas que representan a los reyes portugueses, realizadas por los propios monjes. 


Otra de las piezas fundamentales del monasterio es el Claustro del Silencio. Seduce por la sencillez de sus líneas y data del siglo XIV. Entre los contrafuertes, unas finas columnillas gemelas sostienen con elegancia los tres arcos coronados por un rosetón. La planta superior fue añadida en el siglo XVI por los célebres arquitectos Diogo y Joao del Castilho.




No podía faltar la cocina, reconstruida en el siglo XVIII. Constituye una pieza fundamental de 18 m de altura recubierta de cerámica blanca. Contiene una gran chimenea y recibe el agua directamente del río Alcoa.




En cuanto al refectorio, se trata de una gran sala con bóveda ojival. Sobresale una escalera labrada en el interior del muro, rematada con unas bonitas columnas que conducen al púlpito del lector. Por cierto, que están torcidas.



Finalmente, destacamos otro gran claustro destinado a los novicios.



Una vez visitado el monasterio, nos dirigimos a la casa que habíamos reservado para las próximas dos noches, en las inmediaciones de Tomar, nuestro siguiente destino. PERO ESO MERECE UNA ENTRADA POR SÍ MISMA... YA VERÉIS POR QUÉ. 

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