domingo, 25 de julio de 2021

Marzo, del 26 al 28 de 2021: Allariz, Ruta de Santa Mariña de Augas Santas, Castro de Armeá y ecoespacio O Rexo (Chus, Pili y María) - Parte única

Viernes, 26/03/2021:

Allariz

Para celebrar mi cumpleaños, y puesto que Pili tenía ganas de pasar unos días en esta villa que tanto Chus como yo habíamos visitado no hacía mucho, decidimos pasar un fin de semana largo en este hotel. La idea era pasear por el pueblo y hacer algunas rutas de senderismo, por eso incluyo la entrada en las categorizadas como Senderismo. 

No me voy a detener en explicaciones sobre Allariz pueblo, porque en su momento ya las di, cuando Chus y yo lo visitamos. Me centraré en las rutas, pero aún así os dejo fotos de ese primer día de paseo y de compras.

Recién alojadas en el hotel, cruzamos el río Arnoia para visitar la villa


Iglesia de Santa María de Vilanova

 

    
Fachada y rosetón de la iglesia de Santiago

 Fachada lateral con reloj de sol 

Fuente de A Paneira, antigua casa de crédito agrícola que dejó de funcionar en el siglo XVIII

Cafetería de la Praza Maior de Allariz que coloca las mesas en el atrio de la iglesia de Santiago
Ábside semicircular de la iglesia de Santiago

El edifico que se ve es el restaurante y museo etnográfico -antigua fábrica de confección de cuero- en el que ya habíamos comido Chus y yo con ocasión de nuestra visita a la villa

En la terraza del restaurante


Sábado de senderismo

Sábado, 27/03/2021:


Ruta de Santa Mariña de Augassantas y Castro de Armeá

Ver la ruta:

Chus y yo, en su momento, solo habíamos visitado el pequeño pueblecito y ahora habíamos decidido hacer la ruta. El día amaneció precioso. Esta es la vista desde la habitación del hotel.


La aldea de Santa Mariña de Augas Santas está solo a 6 km del casco urbano. Es un conjunto histórico-artístico que alberga tesoros que merece la pena ver. Su nombre deriva de la mártir gallega que fue decapitada en el siglo II y cuya historia ya conté en la entrada correspondiente. 

El punto de partida es la iglesia del pueblo. 



Saliendo del pueblo, el camino discurre por un bosque autóctono precioso. 



El sendero nos lleva hasta las ruinas de la Basílica de la Asunción. Se trata de una basílica románica del siglo XIII que se construyó probablemente para conservar lo que se esconde en su piso inferior, un recinto que podía ser una sauna castrexa o un horno prerromano, ligado al vecino castro de Armeá. Aunque la cripta es conocida como Basílica de la Asunción su nombre real es Basílica de la Ascensión y ese es el día en que se celebra su procesión.

Se sabe muy poco de la construcción de esta basílica, pero se cree que fue obra de los templarios. Lo más probable es que sea el resultado de intentar cristianizar un culto pagano. Sin embargo, no sabemos por qué, pero lo cierto es que su construcción se frustró. Es posible que la atención se centrara en el vecino santuario de Augas Santas, donde se supone que están las cenizas de la santa, y, en ese caso, dejase de tener sentido la finalidad de la basílica. 

Por desgracia, no pudimos bajar al horno porque estaba cerrado. Sabemos, no obstante, que alberga una antesala en la que hay una pila labrada en la roca, diversos canales, un altar y varias tapas de sarcófagos medievales. Más al interior estaría el horno de origen prerromano, englobado dentro de la cultura castrexa. A favor de la hipótesis del horno está el precedente de la tradición oral que cuenta que Santa Mariña fue quemada aquí.

La basílica forma parte de una ruta arqueológica que engloba varios yacimientos históricos y naturales, todos ellos relacionados con la santa. Es posible que esta leyenda surgiera alrededor del siglo XI o XII y que fuera una estrategia para desviar los ritos paganos que allí se realizaban.


El aire mágico de la zona se percibe nada más entrar en el recinto ruinoso de la Basílica. Da la impresión de que siguen vivos cultos y tradiciones ancestrales. 

Seguimos caminando y llegamos al PENEDO DA MOURA. El culto a las piedras, junto con el culto al agua, pudo ser uno de los gérmenes en la antigüedad del emplazamiento de zonas sagradas. Por esta ruta pasaba una desviación de la vía XVIII que formaba parte del itinerario de Antonino que iba desde Allariz a Ourense. 


Los mouros y mouras son seres mitológicos de la sabiduría popular gallega y se les atribuía todo aquello que los lugareños desconocían y para lo que no tenían explicación. La formación de estas curiosas bolas de piedra enormes y superpuestas se achaca a los mouros. Hoy sabemos que las piedras graníticas adoptaron estas formas hace millones de años después de emerger en forma de burbujas de lava que se enfriaron al llegar a la superficie. 


Desde aquí, alcanzamos el roble sagrado de Santa Mariña. 


Tiene una altura de 18,10 m, 2,12 m de diámetro en el tronco y 19,63 m en la copa. Proyecta una superficie de sombra de 212 metros cuadrados. Parece ser que hubo hasta cuatro robles, de los que solo queda este. 

A sus pies están las PIOUCAS DA SANTA (pozas de la santa), unas excavaciones rectangulares en las que dicen que Mariña se refrescó después de ser quemada en el horno y rescatada por San Pedro. 

Chus pensando en los ritos y costumbres celtas y prerromanos

De nuevo en el camino rodeadas por carballos cuyas ramas indicaban la incipiente floración que estaba a punto de llegar con la primavera.


Y llegamos al CASTRO DE ARMEÁ, declarado en 1963 conjunto histórico artístico. En las excavaciones de 2012 se encontró una calzada galaico-romana de los siglos III y IV que atraviesa el poblado separando sus casas.


 

 


Se trata de los restos de una villa romanizada con calles pavimentadas, red de saneamiento, canales de evacuación de agua, casas de dos pisos, pórticos y edificaciones con buena sillería. Probablemente estuvo habitado hasta el siglo IV. 

Desde aquí se obtienen unas magníficas vistas del Val da Rábeda y de las proximidades de Ourense.



El recinto ocupa una extensión de 4,8 ha y estaba rodeado por una muralla de unos 3 o 4 m en su origen. El yacimiento se encuentra muy alterado debido a la proximidad de viviendas y numerosas fincas que tienen muros de mampostería que han aprovechado muchos de los sillares y piedras de la primitiva construcción.


Y de vuelta en el punto de partida.



El pueblo va quedando atrás. 


Ya terminada la ruta, nos dirigimos a la cercana Baños de Molgas, famosa por sus baños termales, para comer los bocadillos y descansar. 



Pero el descanso definitivo lo conseguimos con una hora y media de spa en el hotel.

 

Domingo de senderismo

Domingo, 28/03/2021:


Ruta do Ecoespacio O Rexo

Nos las prometíamos muy felices cuando llegamos a la playa fluvial de Xunqueira a las 10 y 20 de la mañana. Se trata de una ruta que discurre siguiendo el río Arnoia por los municipios de Xunqueira de Ambía y Allariz.   

La mayor parte discurre por el interior de bellos bosques autóctonos, fundamentalmente robledales. 

Nos liamos al principio con el GPS y aunque no teníamos que haber cruzado el río, lo hicimos.


Avanzando con dificultad y sin camino claro, tuvimos la suerte de encontrar otro puente que nos permitió cruzar de nuevo a la orilla por la que teníamos que ir. 


Nos encontramos entonces con unos ciclistas que iban en la misma dirección que nosotras. Sin embargo, la cosa se complicó y, al llegar a la altura de los molinos que veréis a continuación, nos dimos de bruces con ellos que venían de vuelta cargando con las bicis a la espalda. Teníamos que haber pensado un poco cuando nos dijeron que para ellos el camino era impracticable, pero que para ir andando no había problema.


 



Y el camino se fue estrechando y estrechando.





Y se convirtió en una senda de pescadores. El paisaje, impresionante.



Nos adelantaron unos pescadores y pensamos que si ellos podían pasar, nosotras también. Ellos iban rápido y los perdimos de vista. Pero hete aquí que en un momento dado el camino desapareció. Habíamos llegado a unas rocas desde las que oíamos el agua del río en la presa que sabíamos que había a continuación pero que no podíamos ver. Chus intentó subir. Inútil, ya que dijo que no veía senda para seguir y, encima, al bajar,
se pegó una buena "culada" de la que anduvo dolorida los días siguientes.


Dimos marcha atrás y recordamos que habíamos pasado una desviación que iba hacia arriba y que quizá fuese la ruta a seguir. Encontramos otros pescadores que iban hacia la presa que nos dijeron que la única forma de llegar a ella por allí era subiendo aquellas rocas, pero que la bajada después era bastante complicada. Ni idea de a dónde llevaba el camino que iba hacia arriba.

Pues nada, nosotras de cabezotas, como siempre. Subimos el camino y al principio estábamos contentísimas porque era ancho y fácil de seguir.



El río iba quedando abajo.


No sin ciertas confusiones, llegamos por fin al ECOESPAZO O REXO. Yo había visto fotos y tenía ganas de conocerlo personalmente. 

Se conoce con este nombre una zona en la que el artista vasco Agustín Ibarrola realizó una intervención pictórica y escultórica. Está situada junto a una explotación piloto de ovino de leche y una quesería donde se produce el QUEIXO DO REXO.


La idea que perseguía el autor de estas pinturas y esculturas en la margen del río Arnoia se resume en la "armonización de los elementos naturales dentro del paisaje". Por eso, árboles, piedras, tierra y agua contribuyen a la creación de este espacio artístico. Pero, sinceramente, a nosotras nos pareció una "tomadura de pelo".





La desilusión fue el menor de nuestros males, como pudimos comprobar muy pronto. Según el GPS y la ruta trazada por el tío que estábamos siguiendo, teníamos que cruzar al otro lado del río, cosa que hicimos. 


Y ahí empezó nuestro calvario. Después de un comienzo tranquilo, nos encontramos con un camino que cada vez era más impracticable, lleno de barro y agua estancada. No nos planteamos volver atrás, porque íbamos con la confianza de que eso se terminaría pronto. Además, y aún con las dificultades, siempre encontrábamos una manera de pasar, como en el vídeo que podéis ver abajo, en el que cogimos por una finca paralela y cruzamos un pequeño regato (yo, de hecho, me caí con ambos pies dentro de él, lo que me faltaba para llenarlos de "mierda").


En algunas zonas el barro se endurecía. Pero si os imagináis lo que se ve en la foto de abajo como algo blando y asqueroso e incluso maloliente y vuestros pies hundiéndose sin remedio... quizá podáis entender lo mal que lo pasamos.


Sinceramente, llegó un momento en que las tres nos sentimos totalmente vencidas, derrotadas. Ya no podíamos volver atrás porque era volver a pasar por lo que acabábamos de pasar y hacia adelante la cosa no cambiaba. Cansancio físico y mental. Yo creo que estuvimos a punto de rendirnos y llamar a la Guardia Civil para que nos sacase de allí... Encima, nos cabreamos con el propietario de los montes colindantes con el camino, por los que podríamos haber hecho el recorrido sin problema alguno, pero que él tenía cerrados con alambradas electrificadas. 

Cuando conseguimos volver al coche, nos dirigimos de nuevo a Allariz para comer los bocatas junto al río. Podéis creernos si os decimos que Chus se tiró en la hierba sin poder moverse y Pili y yo fuimos hasta un bar cercano para comprar bebida. El dueño no nos la quería vender, porque está prohibido llevar botellas de vidrio al campo junto al río. Solo nos faltó arrodillarnos y suplicarle y al final se compadeció con el compromiso de que si nos multaban nos hiciéramos cargo de la multa. 

El regreso a Vigo casi fue en silencio. Habíamos planteado el fin de semana en plan relax y por error hicimos esa ruta justo antes de volver. Llegamos a casa totalmente "escaralladas".