Fin de semana en la "Costa da Morte": Fisterra, Muxía Y Cascada de Ézaro (Carnota)
Amaneció un día de lluvia, aunque a primera hora aún tuvimos tiempo de pasear cerca del hotel. Estábamos buscando un "cruceiro" que según Internet se encuentra en el NE de la playa Langosteira: el "cruceiro" da Rapadoira. Y lo cierto es que al principio de la playa hay uno, pero se encuentra dentro de una finca particular, por lo que no creemos que se trate del que queríamos encontrar. ¿Por qué lo buscábamos? Pues porque parece ser que marcaba la entrada del antiguo camino real por el valle de Duio y era paso obligado de los peregrinos que llegaban desde Santiago de Compostela.
Buscando ahora mismo más información, he descubierto una página que habla de esta cruz y confirmo que no era el que vimos en la finca. Pero para que lo veáis os dejo aquí el enlace.
De todas formas, gracias a esa búsqueda nos dimos un agradable paseo de buena mañana:
Los 2 km de playa... La niebla y las nubes se ciernen sobre Fisterra, en la punta de la península![]() |
Cayendo hacia el mar, un hermoso bosque |
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Una hermosa casa justo encima del mar. La alquilan entera para vacaciones o fines de semana. La verdad que las casitas de esta zona me parece que están en un entorno privilegiado, sin aglomeraciones y de gran belleza |
Dejamos el hotel y pusimos rumbo a Ézaro, cuya cascada queríamos conocer desde hacía ya bastante tiempo.
Enseguida llegamos, dejando atrás Corcubión y Cee.
Ézaro es un pequeño pueblecito coruñés situado en el municipio de Dumbría. Su fama le viene por la Fervenza do Ézaro, como se dice en gallego, un destino impresionante y digno de visitar.
![]() Me llamó la atención la roca de la izquierda que, con su casita sobresaliendo por encima, recuerda la proa de un barco Hay gente que prefiere acercarse a la cascada en kayak ![]() ![]() Una vez que se aparca el coche y tras pasar por un pequeño embarcadero, encontramos a mano izquierda una aparatosa central eléctrica que se ha habilitado como centro de interpretación de la electricidad. Un poco más adelante nos damos de frente con otro edificio, la antigua central hidroeléctrica de Castrelo. A mano derecha, hay una pasarela con barandilla, primero en cemento y luego en madera, que nos acerca al pie de la cascada. A medida que nos vamos acercando la sensación de grandiosidad nos invade y no podemos apartar la vista de la caída del agua. Al final de la pasarela hay unas escaleras que dan acceso a una enorme mole de granito que desciende suavemente hasta la orilla del río. Hay que andarse con cuidado, porque las rocas están mojadas y es muy fácil resbalar. Sin embargo, es el lugar ideal para sentarse y dedicarse a contemplar tranquilamente la cascada, admirando su belleza y la grandiosidad de la naturaleza. Por suerte, no había casi gente (suele estar abarrotado) y disfrutamos inmensamente de estos momentos. Podrías pasarte el día contemplando la escena, pero había que volver. Y mientras recorríamos el camino de regreso al coche, una y otra vez volvíamos la vista atrás para llevarnos esa imagen pegada a nuestras retinas. ![]() Hay que destacar que, actualmente, el agua que desciende por las paredes de granito del Monte O Pindo está regulada por una polémica presa artificial que se construyó hace tiempo aguas arriba y que se ha visto obligada a tener abierto siempre un caudal mínimo para que se pueda ver la cascada durante todo el año. Antiguamente, la fuerza del agua era tan impresionante que los marineros se guiaban por la humareda de vapor de agua que se levantaba para acercarse al puerto. Desde la cascada, a mano derecha, hay una carretera que sube hasta el "Mirador do Ézaro", situado en lo alto del Monte Pindo. Es una durísima subida de 2-3 km con fuertes pendientes que tiene categoría de puerto de alta montaña en las competiciones ciclistas. En varias ocasiones, este lugar ha sido final de etapa en la Vuelta Ciclista a España. Las vistas son magníficas, si bien desde aquí es imposible divisar la cascada. A la derecha, el pueblo de Ézaro. Ya hacia la izquierda, el puente que cruza la pequeña ría que se forma al juntarse las aguas del río Xallas (aquí ya conocido como Ézaro) con las del océano. Y finalmente, el pequeño promontorio que se mete en el mar y que corresponde al pueblo de O Pindo ![]() En lo alto del mirador empezó a llover, así que nos apresuramos a meternos en el coche. Nos dirigimos a Carnota con la intención de ver su enorme playa, la más larga de Galicia, con 7 km de longitud y en forma de media luna. El tiempo no era agradable y no animaba a dejar el coche en la carretera y acercarnos desde allí al arenal y sus dunas. Por lo tanto, este es un destino que ahora solo apuntamos, pero al que hemos decidido volver a pasar otro fin de semana cuando el buen tiempo esté garantizado. Lo que sí vimos fue su hórreo, dicen que el más largo de toda Galicia, construido en dos fases, entre 1768 y 1783. Tiene 34,74 m de longitud. Forma un conjunto magnífico con un palomar y la cercana iglesia parroquial de Santa Comba, a la que en realidad pertenecían tanto el hórreo como el palomar. Bajo la lluvia llegamos a Lira. Lo cierto es que este hórreo supera al anterior en dos metros aunque la fama se la lleve el de Carnota. Está situado en la zona alta del pueblo del mismo nombre y también cuenta con un palomar y se encuentra junto a la iglesia y el cementerio. Chus se sintió impresionada, porque una de las tumbas estaba fuera de los muros de la iglesia y el cementerio, al borde de la carretera. Como fin del viaje, este barco que decora un pasillo del hotel y que supuestamente representa la barca de piedra en la que la Virgen llegó a esta costa. |
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