Viajecito en coche.
Quinta dos Meireles (Albergaria-a-Velha).
Sábado, 05/10/2019:
Llegada a Albergaria-a-Velha
Este fue un viajecito corto que hicimos Chus y yo con intención de visitar la zona de Aveiro, ya que yo conocía la ciudad pero nada o poco de los alrededores. No nos alojamos en la costa porque los precios eran un tanto abusivos. Preferimos el interior, en una localidad que no tiene mucho que ver pero que ofrece algunos alojamientos la mar de interesantes, como La Quinta dos Meireles, a 24 km de Aveiro. Es una finca con una buena extensión de terreno, muy bien cuidada (de hecho pensamos que la casa era de construcción reciente y sin embargo no es así, llevan varios años funcionando). Todo impecable, la habitación muy limpia. Y los dueños, un matrimonio encantador... nos enseñaron los apartamentos que tienen en otra casa anexa, muy acogedores, y nos dijeron que la quinta en ese momento era toda para nosotros porque no había nadie más. Ellos no duermen en la propiedad, pero esa noche hicieron una excepción ya que esperaban a una pareja que había avisado de que llegaría muy tarde. Así que nosotros nos dimos un paseo por la quinta y cuando volvimos nos preguntaron si queríamos alguna cosa, respondimos que no, pero aún así nos invitaron a unas copas de Oporto de reserva. El hombre, además, nos contó su historia y cómo había logrado hacerse con la propiedad. Por la mañana sirvieron un desayuno exquisito (yo acabé comprando mermelada de fresas y de calabaza caseras, hechas por la dueña, riquísimas).

Las casitas donde están los apartamentos

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La casa principal donde están las habitaciones |
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Pegada a la casa, una pequeña piscina |
Planta baja vista desde arriba, desde el pasillo que conduce a las habitaciones |
En el jardín de la finca, nos encontramos con este pequeño rincón en el que la primitiva propietaria, según nos contó el hombre, solía tomar el té
Mira y Vagos
Primero bajamos con la intención de ir subiendo lentamente y deteniéndonos en cualquier sitio que nos apeteciera. El primero, la Playa de Mira, la única playa de Europa que siempre ha tenido bandera azul. Tiene unos 3 km y medio y está situada en la zona central del Atlántico portugués. Además, han acondicionado un total de 36 kms de pistas que pueden ser recorridas junto a la costa por los ciclistas. Otro de los atractivos de esta pequeña localidad son las pasarelas entre las dunas que los turistas pueden recorrer a pie y que les llevan de una playa a otra a lo largo de la costa, por ejemplo a la Playa del Pozo de la Cruz, más hacia el norte.

Toda la costa está llena de dunas que los portugueses protegen y cuidan con esmero

Toda la costa está llena de dunas que los portugueses protegen y cuidan con esmero
Son playas impresionantes, pero con fuerte oleaje durante todo el año, lo que las hace muy peligrosas, salvo para los surfistas, que cada vez son más en esta parte del Atlántico.
Siguiendo en dirección norte, llegamos a la zona de costa que corresponde a Vagos. Situado a solo 12 kms de Aveiro, es uno de los destinos turísticos más deseados del centro de Portugal. Al oeste domina el mar y la ría, mientras que hacia el interior, el sistema forestal de la Mata das Dunas de Vagos ocupa un área llana enormemente variada y rica en fauna y flora. Sus playas son amplias y espaciosas. La playa da Vagueira es la más conocida, con un extenso arenal y un paseo en el que disfrutar de la brisa marina y el paisaje. Las pasarelas de madera que protegen las dunas llevan a otros arenales, como los de Labrego y Areao. Hay también numerosas rutas para practicar el senderismo, parte de cuyos espacios están dentro de la Zona de Especial Protección de la Ría de Aveiro y Sitio Dunas de Mira, Gándara y Gafanhas, pertenecientes a la Red Natura 2000.
Aquí empieza la zona de costa de Vagos
Costa Nova
Habíamos visto fotos de esta pequeña localidad portuguesa, con sus típicas casitas pintadas a rayas, y la verdad que ya teníamos ganas de conocerla en persona. Nada más aparcar, ya nos encontramos con ellas.



Caminar por el paseo marítimo, tranquilo y accesible, proporciona un momento de relax único.

No todas las casas tienen la misma decoración exterior
El paseo marítimo da para la zona de la ría, de aguas tranquilas. Otra cosa muy diferente es la playa, con su típico mar agitado. Podemos decir que el pueblo está en el medio de dos paisajes bien opuestos. La playa de Costa Nova, junto con la de Barra, son la salida al océano de la conocida como "Venecia portuguesa", aunque ninguna de ellas pertenece a esta ciudad, sino que forman parte del término de Ílhavo.
Barra es más sobria y tosca, sus playas están separadas por grandes diques de roca y son similares a las de Costa Nova, pero la arquitectura nada tiene que ver: bloques de apartamentos y un enorme faro rojiblanco (dicen que es el segundo más grande de la península ibérica).
Costa Nova es la cara amable y alegre.
Aveiro
Su historia empieza en el siglo X, o al menos en esa época ya hay documentos que la citan. Recibió el título de villa en el siglo XIII. Su historia ha estado siempre ligada al agua, a la de la ría y a la del cercano océano atlántico. También al desarrollo de las salinas, a la pesca y el comercio. En el siglo XVI vivió su mayor época de esplendor, gracias a las grandes campañas de pesca en Terranova. Pero a finales de ese mismo siglo experimentó una fuerte decadencia al quedar cerrado el puerto por la arena que se acumuló en la desembocadura del río Vouga. En el siglo XVIII Aveiro adquirió el rango de ciudad y entrado el siglo XIX, al convertirse en sede de la diócesis, obtuvo diferentes privilegios y se realizaron avances en infraestructuras públicas. Así, se abrió un nuevo canal que comunicaba nuevamente la ría y el mar, lo que logró la apertura y revalorización del puerto.
Se conoce como la "Venecia portuguesa" por sus canales, que son atravesados continuamente por los famosos barcos "moliceiros". Estas alargadas y coloridas embarcaciones servían para recoger algas y sargazo, aunque en la actualidad se utilizan para paseos turísticos.
Un dulce típico de la ciudad son los "ovos moles", confeccionados con huevos y azúcar. Se venden en barricas de madera o envueltos en una corteza de oblea con diversos formatos. Pero antes del dulce, conviene reconfortar el estómago con las delicias que el mar ofrece, como el marisco, el pescado a la parrilla o en calderetas, y las anguilas, típicas de esta región.
Aveiro
Su historia empieza en el siglo X, o al menos en esa época ya hay documentos que la citan. Recibió el título de villa en el siglo XIII. Su historia ha estado siempre ligada al agua, a la de la ría y a la del cercano océano atlántico. También al desarrollo de las salinas, a la pesca y el comercio. En el siglo XVI vivió su mayor época de esplendor, gracias a las grandes campañas de pesca en Terranova. Pero a finales de ese mismo siglo experimentó una fuerte decadencia al quedar cerrado el puerto por la arena que se acumuló en la desembocadura del río Vouga. En el siglo XVIII Aveiro adquirió el rango de ciudad y entrado el siglo XIX, al convertirse en sede de la diócesis, obtuvo diferentes privilegios y se realizaron avances en infraestructuras públicas. Así, se abrió un nuevo canal que comunicaba nuevamente la ría y el mar, lo que logró la apertura y revalorización del puerto.
Se conoce como la "Venecia portuguesa" por sus canales, que son atravesados continuamente por los famosos barcos "moliceiros". Estas alargadas y coloridas embarcaciones servían para recoger algas y sargazo, aunque en la actualidad se utilizan para paseos turísticos.
Aveiro posee un bello conjunto de edificios de estilo modernista que merece la pena ver. Gran parte está situado junto al canal principal, pero existen algunos fuera de las rutas tradicionales.
Después de comer, nos dimos un paseo por sus calles, disfrutando del buen día. Y también visitamos el centro comercial que queda junto al canal principal.
Aún hicimos una parada más antes de llegar a Vigo, en la playa de Espinho:
Barcos moliceiros en la playa de Espinho
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