lunes, 3 de febrero de 2020

Enero, 31, a febrero, 2, 2020: Finde de relax y spa en Portugal (Chus y María) - Parte única

Viajecito en coche.




Portugal Norte - Región del Miño: Arcos de Valdevez. Ponte de Lima. Viana de Castelo: playa de Cabedelos 


Viernes, 31/01/2020:

Llegada a Arcos de Valdevez 


Alguien me echó de mi casa, jejejejeje... es broma, pero lo cierto es que los amigos de mi hijo venían a pasar el fin de semana a Vigo y lo mejor que puede hacer una madre en esas circunstancias es desaparecer... Así que Chus y yo teníamos una reserva en el Luna Arcos Hotel Nature and Wellness, en Arcos de Valdevez, para pasar un par de días en plan relax. 

El hotel está situado muy próximo al centro de la villa, con lo que si hubiéramos tenido buen tiempo, se presta a realizar bonitos paseos por el pueblo y sobre todo por las orillas del río Vez. Pero bueno, como íbamos en plan descansar, tampoco nos importó mucho. Arcos de Valdevez es también una buena base para practicar el senderismo, ya que hay numerosas ecovías muy bien señalizadas por la zona. El hotel, excelente... una habitación enorme con una cama de esas de 2 m x 2 m en las que no es posible encontrarse, jajajajaja, una piscina interior, un jacuzzi, un servicio de masajes extraordinario y un desayuno buffet muy completo en el que no sabes qué elegir de tanta variedad como tienen.

Pasamos la tarde tranquilamente en la habitación después de haber reservado unas sesiones de "peeling" y de masajes con aceite de velas para el día siguiente. También estuvimos un rato en la piscina, agradable porque no habría ni 10 personas, y en el jakuzzi (que, por cierto, tuvimos que pedir ayuda a una española que acababa de salir de él para ver cómo iba lo de los chorritos, porque no había manera y no veíamos ningún mando... claro, estaban en la pared y había que activarlos antes de entrar, le dimos las gracias y nos reímos de nuestra inutilidad, aunque como dijo ella, al menos estábamos a remojo jajajajaja)

Acabamos viendo una peli de Marisol en la primera, pero una de su época ya de adulta... madre mía, qué lentitud, ya no estamos acostumbradas a ese tipo de cine... no sé cómo aguantamos hasta el final, la verdad.

Nosotras habíamos estado en Arcos de Valdevez muchas veces, sobre todo cuando nuestros hijos eran pequeños: llevábamos la mesita con las sillas incorporadas, la comida y nos apalancábamos a la orilla del río en donde los niños lo pasaban genial. Pero para aquellos que quieran conocerlo, os dejo aquí algunos datos: 

Es una villa portuguesa del distrito de Viana do Castelo, con unos 2200 habitantes. Está en la falda de la Sierra da Peneda, rodeada de naturaleza y bañada, como ya dijimos, por el río Vez. Durante la Edad Media se situaba en el eje vial más importante entre el norte de Portugal y el sur de Galicia, como lo demuestra su conjunto de puentes medievales. Aquí tuvo lugar una de las batallas más sangrientas entre portugueses y leoneses: reza la leyenda que ante tal matanza, el río se convirtió durante muchas horas en un mar de sangre. No muy lejos se halla el famoso Santuario Nossa Senhora da Peneda, que yo conozco, aunque Chus no, pero decidimos dejarlo para otro momento en el que el tiempo acompañara.


Sábado, 1/02/2020:

Día en Arcos de Valdevez 


Después de un magnífico desayuno buffet, esperamos un poco de tiempo y enseguida llegó mi turno para el "peeling"... No tengo palabras para describir lo que me gustó la chica, de lo mejorcito que he visto en mi vida, trabajando el cuerpo perfectamente pero con una delicadeza y discreción asombrosas. Mientras Chus pasaba por lo mismo, yo me relajé un rato en la piscina y luego, ya que la tenía toda para mí, me hice unos largos y estuve un rato en el jakuzzi yo solita.

Fijaos en el brillo de la piel de los pies

Vista de la piscina desde el otro lado, se ven las puertas del baño turco y la sauna, en donde también estuve un ratito. Al fondo el pequeño gimnasio


Y el jakuzzi para mí solita una vez que aprendí a activar los chorros jejejeje






A las 2 entré para el masaje con velas... ¡qué maravilla! Una entiende en esos momentos por qué las artistas y gente rica, en general, tienen esos cuerpos y esas pieles de ensueño... con unos masajes como estos, aunque solo sea una vez por semana, está claro que la piel queda más tersa y brillante. Mientras Chus se hacía su masaje, subí a la habitación para ver el partido del Real Madrid contra el Atlético de Madrid (no os lo había dicho, pero soy muy muy futbolera y seguidora del Real Madrid, por supuesto, jejejeje). Cuando Chus subió, estuvimos viendo películas antiguas de la señora Fletcher y tratando de descubrir quiénes eran los asesinos. Y, finalmente, decidimos salir a cenar al pueblo (podíamos haberlo hecho en el hotel, pero ya era hora de salir de aquellas cuatro paredes). Mi Google Maps siempre suele hacernos buenas recomendaciones y esta vez tampoco se equivocó: nos llevó a la "Churrascaría O Braseiro", en donde nos zampamos un trozo de carne a la brasa que no se lo saltaba un torero (menos mal que el camarero fue honrado y cuando vio que íbamos a pedir un plato para cada una nos dijo que era muchísimo, así que nos aconsejó compartir... y ¡ufff!, menos mal, porque ni así logramos terminar la ración). El dueño vino varias veces a preguntar cómo iba todo, encantador, y nos contó una anécdota de por qué guardaba mal recuerdo de Vigo: había ido a ver a su equipo, el Benfica, y el Celta le metió 7-0. A mí me invitó al final a un oporto de 10 años. Cuando salimos, llovía, así que volvimos al hotel.






Vista del pueblo desde el balcón del hotel


 
Callejas de Arco de Valdevez de noche




Domingo, 2/02/2020:


Arcos de Valdevez: Paço da Giela 


Dejamos el hotel, no sin disfrutar de otro magnífico desayuno buffet, (aunque esta vez nos sorprendió la cantidad de gente que había y que no cesaba de entrar en el comedor) y nos dirigimos a un lugar cercano en el que Chus había descubierto, con Internet, que había un monumento, el Paço da Giela. La de veces que habíamos estado en el pueblo y no sabíamos de su existencia.



Parece ser que aquí mismo hubo un castillo de época anterior al siglo XI. No hay fechas exactas que indiquen exactamente cuándo esta edificación adquirió su aspecto actual, en el que destaca la presencia de una torre señorial. Algunos historiadores hablan de una construcción de principios del siglo XIV, en la fase final del reinado de D. Dinis. Sí que se sabe que en 1398, Joao I le donó el Paço, junto con las tierras de Valdevez, a Fernao Anes de Lima, padre del primer vizconde de Vila Nova de Cerveira, D. Leonel de Lima.

Como se lee en un panel interactivo que hay en su interior, el aspecto actual es el resultado de dos etapas constructivas: la de la primera mitad del siglo XIV y otra de comienzos del siglo XVI, además del espacio dedicado a vivienda y utilización agrícola de los siglos XIX y XX. Es Monumento Nacional desde 1910.

Desde principios del siglo XIX, la edificación permaneció desocupada, en un estado de ruina, hasta que pasó a manos del Ayuntamiento, que inició su rehabilitación en el año 2014. En el exterior del edificio principal se encuentra la casa de los caseros, que es donde se ubica la oficina de información y se realiza el pago de la entrada al edificio, además de una pequeña y sencilla capilla encalada dedicada a Santa Apolonia, del siglo XVI. Durante los trabajos de rehabilitación se descubrieron varios restos arqueológicos, entre los que destacan dos sepulturas en el suelo de la capilla de un adulto y un niño recién nacido.


   
                                     Junto a la torre, una ventana con decoración manuelina

 
 




           

                                                                                      
 

Me encantan los gatos

                            


Ponte de Lima 



Como teníamos que volver a Vigo al final de la tarde, decidimos hacerlo a través de Ponte de Lima, a ver si en esta ocasión podíamos ver las estatuas del general romano y sus soldados, historia que ya conté en otra entrada que puse en el blog y para la que entonces usé fotos de otro sitio web. Llegamos a la hora del vermut... ambiente muy agradable: parejas y familias paseando por las calles, sentadas en las cafeterías, buscando ya un restaurante... Me encanta ver a las parejas, sean de la edad que sean, caminando cogidas de la mano. En este sentido, Portugal en general y Ponte de Lima, en particular, hacen que retroceda en el tiempo, a una época en la que pasear en familia era toda una tradición.

Vista del cauce del río Lima después de la subida provocada por las últimas lluvias

Decoración de una farola en Ponte de Lima



Decidimos cruzar el puente, cosa que no habíamos hecho en ninguna de nuestras visitas. Entre otras cosas porque descubrimos que la escultura del General romano que había cruzado el río y había llamado a sus soldados por sus nombres, uno por uno, para demostrar que aquel no era el río Lethes, el río del olvido, se alza del otro lado. 



Centro del puente


Monumento al peregrino al final del puente, Ponte de Lima forma parte del Camino de Santiago

Al otro lado del puente, la iglesia da Torre Vella se alza en el mismo lugar de una antigua ermita. Estuvo dedicada pimero a Nossa Senhora da Esperanza y porteriormente a Nossa Senhora do Carmo

Vista del puente desde el otro lado del pueblo

Por fin encontramos el general romano del otro lado del río 


Vista de Ponte Lima desde la otra orilla del puente



Vista de la iglesia da Torre Velha desde abajo

Volvimos a la orilla del pueblo para ver, esta vez, a los soldados romanos que esperaban las órdenes de su general para cruzar una vez que les había demostrado que no había olvidado nada a pesar de haber llegado al otro lado del río.


   

          
Chus en el Pelourinho


Viana do Castelo: playa de Cabedelos 


Dejamos Ponte de Lima y pusimos rumbo a Viana. Queríamos ver un hotel en la playa de Cabedelos que siempre nos había llamado la atención en Booking. Yo había estado en esa playa hacía... ¡unos 35 años!, pero sí recordaba que había que cruzar un puente verde sobre el río Lima. Y como soy una cabezota no quise hacerle caso al GPS del Google Maps, porque se emperraba en llevarnos hacia la derecha, hacia la ciudad de Viana, cuando yo sabía que el puente y la playa quedaban a la izquierda. La de veces que pasamos por el mismo sitio dando vueltas y vueltas, y Chus erre que erre que le hiciéramos caso, por lo que no me quedó otra que ceder. Pues bien, en una de las vueltas, giré a la derecha como decía él, y BINGO, allí estaba la entrada al maldito puente, jajajajaja. 

Llegamos al otro lado, pero antes de dirigirnos a la playa, paramos a comer en un restaurante. Comida normalita, eso sí, ¡menuda sangría! Y después, para bajar el almuerzo, dimos un paseo hasta el hotel, que además tiene una especie de Bungalows y que está situado muy cerca de la playa. Los bungalows no nos gustaron, muy apelotonados unos contra otros y no precisamente en una zona de sol, mejor el hotel, siempre y cuando te den una habitación que dé hacia el jardín trasero y el mar, porque si da hacia los bungalows, nada atractivo que ver, además de que les da la sombra. Cogimos una pasarela que marcha entre las dunas y llegamos a la playa... ¡una belleza inmensa, como yo la recordaba!

         



 


Y regreso a Vigo.




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