Primer día: martes, 15/10/2019
Viaje Vigo a Bali (Denpasar)
Mi hija me había metido en la cabeza la idea de viajar a Bali y descubrir su maravilloso clima para así plantearme pasar allí los inviernos, ya que en Galicia suele llover y hacer frío, lo que termina por provocarme depresiones. Al principio pensé en alquilar una villa e irme unos seis meses, pero luego decidí que a lo mejor no me encontraba a gusto y que era preferible hacer primero un viaje pequeño y en caso de que me gustase, plantearme lo del invierno para el año siguiente. Se lo comenté a Pili, que desde el primer momento se mostró muy ilusionada con la idea, aunque no podía confirmarme nada debido a su situación personal (enfermedad de su padre). Compré los billetes y cuando ya estaba a punto de anular el suyo, me comunicó que las cosas iban mejor y que se venía. Genial, no es lo mismo viajar solo que acompañado.
Cogimos un autobús de Vigo a Oporto, ya que el viaje salía un poco más económico desde allí. Y rumbo a Bali: primero París, luego Singapur y, finalmente, Denpasar.
A pesar del número de horas, no fue un viaje pesado. Aunque sí con alguna que otra anécdota: yo acabé con complejo de "viejecitas desvalidas", pero Pili optó por considerarnos "damas despistadas", o al menos así parecían vernos los demás, jejejejeje. Esto viene a que en el aeropuerto Charles de Gaulle, en la cola para enseñar el pasaporte y pasar a la zona de embarque, una auxiliar de tierra se fijó en nosotras y nos abrió una cinta para pasar por otra cabina de control que iba mucho más rápida. En Singapur llegamos con el tiempo justo para enlazar con el vuelo a Denpasar y, aunque ya nos habían dicho que nos estaban esperando, tocó correr. Claro que llegamos las últimas y estábamos al final de una cola enorme. Entonces se nos acerca otro auxiliar de tierra y nos pregunta si solo somos las dos, decimos que sí y nos hace pasar por delante de todo el mundo y entrar directamente. Y no hablemos de Denpasar, mientras el resto de pasajeros esperaba en la aduana, a nosotras nos hicieron señas de que siguiéramos, ni escáner ni nada.
En el aeropuerto de Denpasar nos estaba esperando alguien del hotel con un letrero con nuestro nombre. Tardamos un poco en salir a la zona en la que los conductores esperan porque primero cambiamos algunos euros... ¡qué lío con las rupias!... miles de rupias en las manos, como si fuéramos millonarias, jajajaja. Pili encontró enseguida a nuestro conductor y salimos.
Era de noche, pero la primera impresión fue muy agradable. El hotel no estaba en Denpasar, sino en Canggu, al noroeste de la capital, una zona que hace pocos años comenzó su desarrollo turístico, aunque está creciendo con rapidez. Nos llamó la atención el tráfico fluido y el aire occidental de los edificios y calles, si bien por todas partes se veían detalles de decoración oriental. Lo del tráfico fluido fue un espejismo, porque en Bali el tráfico es cualquier cosa menos fluido... A medida que salíamos de la capital y nos acercábamos a Canggu, el tráfico se volvió loco, scooters que salían de todas partes e iban en todas direcciones en medio de calles llenas de restaurantes iluminados tenuamente.
El hotel, tal y como aparecía en Booking: una maravilla que podéis ver aquí: Asung Guest House. Un lugar bien situado, muy tranquilo, con un personal encantador, dispuesto a ayudarte en todo momento, una piscina de la que disfrutamos muchísimo, habitación amplia con agua caliente y aire acondicionado, limpieza diaria y desayuno incluido (única pega, no había mucho donde escoger). Nos indicaron que había en la recepción uno de esos bidones con grifo para beber agua siempre que quisiéramos (estaba a temperatura ambiente, es decir, muy caliente, así que normalmente comprábamos botellas de agua fría en el supermercado que teníamos casi enfrente). También había una nevera común en la que podías meter tus cosas.
En fin, que ya estábamos en Bali.
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