Templo de Uluwatu
Tercera excursión. De nuevo con Santhi, lo cual era genial porque ya nos conocíamos y teníamos muy buen rollo con ella. En esta ocasión nos dirigimos a la península que está al sur de la isla. Y lo primero que visitamos fue el templo de Uluwatu.
Situado en las cercanías de la playa de Jimbaran, es uno de los templos más famosos de Bali. Construido sobre los acantilados rocosos de la costa balinesa, es conocido por ser uno de los mejores lugares para contemplar los increíbles atardeceres sobre las aguas del océano Índico. Sin embargo, y como habíamos hecho con el templo de Tanah Lot, lo visitamos por la mañana, para evitar las aglomeraciones de turistas.
Fue construido en el siglo XI. Conserva todos los detalles de la arquitectura religiosa balinesa, destacando sus "merus" o pagodas. Está dedicado a la diosa Dewi Danu y se cree que protege a la isla de los malos espíritus. Es uno de los lugares más famosos de la isla para contemplar la conocida "Danza del Fuego o Kecak" (desgraciadamente, solo la hacen al atardecer, con lo cual nos la perdimos).
Una particularidad del templo es que sus jardines están habitados por multitud de monos. En este caso son un poco más agresivos que los del Monkey Forest de Ubud, por lo que se recomienda ir con cuidado y no chillar si se te suben encima (porque inmediatamente te verías rodeado por unos cuantos más). Roban a los turistas, especialmente gafas de sol (de hecho te encuentras el suelo lleno de restos de ellas). Yo no pude evitar chillar cuando uno de ellos se lanzó sobre mi pierna izquierda con la intención de alcanzar mi bandolera, que llevaba en el bolsillo exterior el móvil y, claro, brillaba. Aquellos gritos amenazadores y aquella boca que parecía iba a clavar sus dientes en mi pantorrilla me pusieron histérica... Santhi me decía que no chillara, pero yo no sabía qué hacer, le di a ella mi bandolera y, por suerte, apareció un guardia que lo alejó con su tirachinas... pero ¡caray! el susto fue morrocotudo.
Situado en las cercanías de la playa de Jimbaran, es uno de los templos más famosos de Bali. Construido sobre los acantilados rocosos de la costa balinesa, es conocido por ser uno de los mejores lugares para contemplar los increíbles atardeceres sobre las aguas del océano Índico. Sin embargo, y como habíamos hecho con el templo de Tanah Lot, lo visitamos por la mañana, para evitar las aglomeraciones de turistas.
Fue construido en el siglo XI. Conserva todos los detalles de la arquitectura religiosa balinesa, destacando sus "merus" o pagodas. Está dedicado a la diosa Dewi Danu y se cree que protege a la isla de los malos espíritus. Es uno de los lugares más famosos de la isla para contemplar la conocida "Danza del Fuego o Kecak" (desgraciadamente, solo la hacen al atardecer, con lo cual nos la perdimos).
Una particularidad del templo es que sus jardines están habitados por multitud de monos. En este caso son un poco más agresivos que los del Monkey Forest de Ubud, por lo que se recomienda ir con cuidado y no chillar si se te suben encima (porque inmediatamente te verías rodeado por unos cuantos más). Roban a los turistas, especialmente gafas de sol (de hecho te encuentras el suelo lleno de restos de ellas). Yo no pude evitar chillar cuando uno de ellos se lanzó sobre mi pierna izquierda con la intención de alcanzar mi bandolera, que llevaba en el bolsillo exterior el móvil y, claro, brillaba. Aquellos gritos amenazadores y aquella boca que parecía iba a clavar sus dientes en mi pantorrilla me pusieron histérica... Santhi me decía que no chillara, pero yo no sabía qué hacer, le di a ella mi bandolera y, por suerte, apareció un guardia que lo alejó con su tirachinas... pero ¡caray! el susto fue morrocotudo.
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