sábado, 8 de febrero de 2020

Viaje a Bali: octubre 2019 (María y Pili) - Parte 5


Quinto día: sábado, 19/10/2019







Monkey Sanctuary (Ubud)

   

¡Por fin! Nuestra primera excursión por la isla con guía. Nos costó levantarnos temprano, a las 7 de la mañana, ya que teníamos que desayunar antes de las 8:30, hora en la que habían quedado en recogernos en la puerta del hotel. De hecho, el conductor y la guía llegaron a las 8 y cuarto. Una chica joven con buen dominio del español, muy agradable y dispuesta a darnos toda clase de información sobre Bali y su cultura. El destino era Ubud, uno de los centros mundiales del yoga, un pueblecito en el interior, muy agradable pero lleno de turistas y de gente "alternativa" que lo ha elegido como lugar de residencia. Es uno de los principales centros artísticos y culturales de Bali. A nuestra llegada, nos dirigimos primero al Monkey Forest, un santuario en el que los monos son los reyes (es un animal muy respetado en Bali).


         Esculturas en la entrada del Monkey Forest


         No oír, no ver, no hablar...



Las esculturas terroríficas están por todas partes en la isla. En principio, para proteger y asustar a los malos espíritus

                                                                        
El santuario es una zona de bosques con árboles que tienen muchos años. Está, además, atravesado por un río


                                                                
                                                                                     ¿Qué estará pensando?



         Pili y nuestra guía caminando entre lianas



  

Los monos son muy pillos y unos "ladronzuelos". En ocasiones se suben a la gente y a la mínima que te descuides ya te han abierto la mochila y robado cualquier cosa. Vimos cómo uno le robaba unas pastillas a una chica y se puso a comerlas. El vigilante intentó, disparando con un tirachinas, que se asustara y las dejara caer. Pero ya están acostumbrados a los tirachinas, así que lo que hizo fue salir corriendo y saltando de árbol en árbol con las pastillas. Esperemos que no le hayan hecho daño. 
Aquí vemos cómo se suben a los visitantes




En el interior del santuario hay tres templos, todos del siglo XIV: el Pura Dalem Agung rinde culto al dios Shiva; el Pura Beji, dedicado a Gangga, y el Pura Prajapati, construido en honor a Hyang Widhi.









Campuhan Ridge Walk o sendero de la palmera (Ubud)

Esta ruta suele hacerse a pie desde Ubud en dirección ascendente, pero hacía mucho calor y nuestra guía pensó que sería una mejor opción ir en el coche hasta la cima y bajar a pie. Así lo hicimos. Es un camino con subidas y bajadas, pero accesible para todo tipo de público, siempre que lo hagas tranquilo y despacio. Toda la caminata está muy bien indicada. Además, el hecho de que se haya vuelto muy turística ha provocado que haya tiendas y nuevos warungs (restaurantes típicos balineses) en algunas partes del trayecto. 

           Campos de arroz en lo alto 

                                                                    
                                                                         Un spa en lo alto del camino

A medida que íbamos bajando, la guía nos iba explicando un montón de cosas. Así nos enteramos de que los balineses creen que su isla está sobre una tortuga gigante que está sujeta por dos dragones con cadenas. Cuando la tortuga se mueve intentando liberarse, se producen los terremotos. También nos contó una creencia que explica por qué las serpientes tienen la lengua bífida y nos informó de por qué las estatuas están vestidas de cintura para abajo en la isla. Se debe a que la parte inferior de los seres se considera parte impura y hay que taparla. 


También nos detuvimos a hablar con alguna gente nativa, como unas señoras que nos explicaron el trabajo del hijo de una de ellas, que podéis ver en la foto: talla los cocos.  



                                                                           Pili y la guía en el camino


            Al fondo, hoteles y villas



La guía sabía muchísimas cosas sobre plantas y frutos. Incluso probamos una fruta que no conocíamos y que, curiosamente, se llama "singapur". También nos mostró una planta, conocida como "princesa mimosa", que cuando la tocas se "duerme", sus hojas se retraen. 


                                              Se aprecia bien que yo no podía con mi alma



Uno de esos columpios para hacerse fotos en Bali


Casi llegando a Ubud,  nos encontramos con el templo Pura Gunung Lebah, en donde se juntan los dos ríos de la zona. Una leyenda del siglo VIII cuenta que un sacerdote de Java meditaba en la confluencia de los dos ríos y por eso allí se levantó el templo, que todavía es un lugar de peregrinaje. 






                    
Ubud 

Cuando llegamos a la pequeña ciudad, entramos en el templo Pura Saman Saraswat. Es un templo hindú, situado muy cerca del Palacio Real. La entrada es gratuita, pero se ha limitado el acceso debido al gran número de turistas y a ciertas faltas de respeto hacia las costumbres balinesas por parte de algunas personas. Tiene un estanque en la entrada con unas preciosas flores de loto.





La guía nos dejó un tiempo libre para comer antes de seguir. Pero estábamos tan cansadas y teníamos tanto calor que lo que hicimos fue tomarnos unas bebidas frías y no movernos del café, jajajajaja. Después continuamos la visita en el Palacio Real. Se puede visitar casi todo, excepto la parte privada en la que sigue viviendo la familia. 


Ante una puerta en el interior del Palacio Real

Palco del Palacio Real donde se hacen distintas celebraciones

                                                  
A partir de aquí no se puede pasar


Talleres de madera y orfebrería y telares con la técnica batik 


Dejamos Ubud atrás y visitamos entonces algunos pueblecitos próximos. Es curioso: cada pueblo se especializa en una cosa... unos en trabajar la madera, otros en hacer joyas, otros en hacer telas... Muy interesantes las visitas.



Puerta en el interior del taller de orfebrería


Me compré este colgante en plata que lleva los símbolos de la trinidad hindú
  


      







 
Mujeres en un telar que aplica la técnica batik



Restaurante 

Todo el día por ahí y al final estábamos cansadas y hambrientas. La guía y el conductor pararon en un restaurante que tenía una decoración muy curiosa a base de ranas y extrañas filigranas y figuras. 


Te he dicho que no me mires...

¡Qué gustito! Una sangría bien fresquita después de tanto calor...

¿Os  gusta mi nuevo amigo?
Yo también sé hacerlo...

¡Qué bien se lo pasan los cerdos!





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