Málaga_Frigiliana (sábado, 31 de julio de 2021)
En una ocasión, no recuerdo quién, me dijo que si iba a Málaga que no dejase de visitar el pueblo de Frigiliana. Desde entonces, ese nombre ha estado siempre ahí, llamándome de una u otra forma. Y finalmente, he podido conocerlo.
Es un precioso pueblecito situado en la Axarquía malagueña, en la parte más oriental de la provincia. Se alza a los pies de un parque natural y a escasos kilómetros del Mediterráneo, cerca de Nerja. Es el único de la provincia de Málaga incluido entre los pueblos más bonitos de España.
No falta gente que venga de otros lugares para asentarse aquí. Se enamoran de Frigiliana por su clima, sus bonitas calles, su cercanía a la costa, la ubicación a los pies de la sierra, su historia y su toque cosmopolita. De hecho, un tercio de sus tres mil habitantes son extranjeros de hasta una veintena de nacionalidades.
Nada más llegar, nos sorprende el brillo de sus casas blancas bajo un cielo azul. Echamos a andar sin saber muy bien hacia dónde, siguiendo un poco los pasos de otros viajeros, y volvemos la vista atrás para hacernos una idea de dónde estamos.
Entonces entendemos por qué tiene el honor de ostentar el I Premio de Embellecimiento Nacional de los pueblos blancos de España, que se le otorgó en 1982. Su casco histórico es, además, Conjunto Histórico Artístico desde el año 2014. Por otro lado, desde el año 2006, se viene celebrando a finales de agosto el Festival Frigiliana 3 Culturas, ya que en este pueblo convivieron, a veces pacíficamente, otras no tanto, cristianos, árabes y judíos.
Seguimos unos letreros que indicaban "Casa del Apero", hoy convertida en ayuntamiento, biblioteca y oficina de turismo. Podemos ver la entrada en forma de gran portalón en la parte superior izquierda de la foto que sigue a continuación:
En la oficina de turismo tienen una bonita exposición de maquetas que recogen rincones del pueblo y que ya nos hacen la boca agua:
También ofrecen visitas guiadas por un módico precio y, puesto que estaba a punto de comenzar una, en un grupo muy reducido, nos unimos a ellos. La guía nos regaló a cada uno un sobrecito con miel de caña de azúcar (enseguida explicaré por qué) y comenzó sus explicaciones en el propio patio de la casa, llamando nuestra atención sobre las diferencias entre lo que era de antigua construcción y lo que se había añadido con el paso del tiempo. Enseguida salimos a la calle para volver a la Plaza de las Tres Culturas de la que veníamos Antonio y yo.
Al final de esa callecita se encuentra la Plaza y enseguida se inicia la subida hacia la calle Real. Frente a nosotros, uno de los edificios con mayor historia del municipio: el Ingenio de Nuestra Señora del Carmen, única fábrica en activo de miel de caña de azúcar en toda Europa.
En realidad, se trata del antiguo palacio de los Condes de Frigiliana, construido en el siglo XVI a partir de los restos de un castillo árabe y convertido en fábrica a principios del siglo XX. Sin embargo, en la actualidad, la caña la traen de Centroamérica.
Llaman la atención en la fachada las hornacinas vacías. La guía nos contó que habían estado ocupadas por la imagen de la virgen del Carmen y otro santo, pero que ambas figuras se quemaron durante la guerra civil. El óvalo superior permite la respiración del edificio.
Iniciamos entonces el ascenso por la calle Real.
Nos sorprenden las calles completamente limpias, las casas recién blanqueadas y las miles de macetas que colorean hasta el más mínimo rincón. De hecho, cada vecino se ocupa de la limpieza frente a su puerta y respetan la normativa municipal que trata de mantener la identidad del pueblo.
En un momento dado la calle Real se bifurca. En la pared, el escudo de los antiguos dueños de la fábrica, que se trasladó a este punto para hacerlo más visible.
Subimos la cuesta para dirigirnos hacia el callejón del Peñón, que nos conduce directamente al corazón del barrio morisco-mudéjar donde las macetas y flores se multiplican y donde un laberinto de callejuelas y pasadizos nos transporta a otros lugares con acento magrebí.
A lo largo de las calles de Frigiliana, diversos paneles nos cuentan la historia de la zona. Según la guía, todas las citas están sacadas de libros de historiadores diferentes para no ofender a ninguna de las tres culturas y contar solo una versión.
Llegamos, entonces, al mirador del Peñón, desde donde se obtienen unas vistas magníficas no sólo del conjunto del pueblo sino también de las sierras que lo resguardan, las de Tejada y Almijara. En la costa, Nerja.
La verdad que cualquiera de las callejas por las que pasábamos merecía una interesante explicación por parte de la guía:
Alcanzamos la calle del Garral, considerada la más auténtica de Frigiliana. Es la calle más floreada y la más buscada por los turistas para hacerse una foto.
Dejamos atrás la calle del Garral y continuamos por el callejón del Inquisidor, con la Fuente de las Tres Culturas, instalada con motivo del I Festival de las Tres Culturas de Frigiliana. Sobre los caños aparece el símbolo representativo de cada una de las tres grandes religiones: judía, cristiana y musulmana.
No hemos comentado hasta ahora que uno de los colores que predomina en ventanas y puertas es el azul. Nos recuerda a Chefchaouen y, de hecho, la guía nos comentó que son villas hermanadas.
Habíamos alcanzado de nuevo la calle Real, que recordamos habíamos dejado para subir hacia la parte mudéjar. Pero estábamos en el final de la misma por el otro lado, no en el de la entrada. Y aquí la iglesia de San Antonio de Padua:
Como vemos, su fachada blanca no desentona con las de las casas. Fue edificada sobre una antigua mezquita. San Antonio es, junto con San Sebastián, el patrono del pueblo.
A continuación, os dejo algunas fotos de preciosos rincones de Frigiliana.
Antonio y yo decidimos quedarnos a comer en uno de los restaurantes que habíamos pasado durante la visita, "El Casino". Comida exquisita y vistas espectaculares
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