miércoles, 1 de septiembre de 2021

Portugal Norte: Vila Real, Lamego, Pinhao... del 28 de agosto, sábado, al 30 de agosto, lunes, 2021 (Chus y María) - Parte 2 y última

Lamego y Pinhao(domingo, 29 de agosto de 2021)- Alto Douro Vinhateiro

Lamego

Un amanecer precioso de silencio y paz en la quinta. Y un desayuno excelente.


Y enseguida cogimos dirección Lamego. En concreto, a su santuario de Nuestra Señora de los Remedios. 

Es una iglesia rococó del siglo XVIII situada al oeste de la ciudad, en una colina a 600 m sobre el nivel del mar. Se trata de uno de los centros de peregrinación más importantes de Portugal. La iglesia actual se inició en 1750 y la obra se concluyó a principios del siglo XX, en 1905. La fachada exterior es de granito encalado por zonas en blanco y ocre, con adornos rococós en puertas y ventanas. Las dos torres laterales son barrocas. 


 Se estaba celebrando la santa Misa y la gente que no cabía en el interior la escuchaba desde fuera. Muy pronto, el 8 de septiembre, se celebrará la fiesta grande de Lamego, el día de la Virgen de los Remedios. 

 
 
Cerca de la iglesia se puede ver un árbol centenario que nos recuerda que él ya estaba allí antes que nosotros, por lo que nos anima a cuidar y preservar el medio ambiente. 


En el siglo XIX se construyó la gran escalera de 686 escalones que conducen al templo desde el centro de la ciudad. Se trata de otro de los proyectos de Nicolau Nasoni, pero no pudo verlo hecho realidad en vida, ya que falleció en 1773. La escalera, en completa armonía con la iglesia, tiene un zig-zag simétrico que salva la elevación del terreno mediante nueve terrazas. En la más próxima al templo se alzan las esculturas de los reyes de Israel. 

También se puede ver en esta misma terraza un chafariz o fuente con un obelisco de grandes dimensiones que igualmente había diseñado Nicolau Nasoni.



Todas las explanadas presentan paredes con azulejos que recogen diversas escenas religiosas con la Virgen de los Remedios como protagonista. 


Desde las terrazas se puede contemplar la ciudad de Lamego.


Bajamos a la siguiente explanada. Sorprende una bella fuente.


Le estuvimos dando vueltas a bajar las escaleras y volver a recoger el coche con un taxi (al principio, yo había propuesto subirlas, pero es evidente que Chus me conoce más que yo misma y me disuadió de semejante locura, dada mi propensión a fatigarme cuando tengo que hacer un fuerte esfuerzo físico). Pero según Internet, no había taxis en Lamego (cosa que descubrimos que no era cierta, porque luego nos encontramos con unos cuantos y una parada). En fin, sea como fuere, no hicimos nada de eso y descendimos a la villa en nuestro coche. Después de preguntarle a la policía por un sitio para aparcar, nos dedicamos a recorrer el centro, con un gran ambiente por la cercanía de las fiestas patronales.

Lamego pertenece al distrito de Viseu, en la región de Trás-os-Montes, y se sitúa en la margen sur del río Duero. Tiene alrededor de 27 000 habitantes. Se dice que es la joya de la corona portuguesa, por tener la mayor concentración de monumentos por metro cuadrado del país. 

En el extremo opuesto al santuario se encuentra el Museo de Lamego que, desde 1940, ocupa un precioso palacio del siglo XVIII que fue sede de los obispos de la ciudad. Frente a él, la escultura de un obispo homenajeado por el propio presidente de la república. 


Si bien la fama se la lleva el santuario, lo cierto es que la Sé (catedral) es un edificio que no desmerece en absoluto. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es un templo gótico con una torre campanario de base cuadrada y un claustro renacentista en muy buen estado que, lamentablemente, no pudimos visitar por encontrarse cerrado. 


Detalle de la entrada principal

El centro de Lamego es un conjunto de calles empinadas en las que podemos ver restos de las murallas medievales, casas señoriales y mansiones barrocas. En los alrededores, numerosas quintas. En lo alto de una colina, un castillo que está en proceso de restauración.

Nos dedicamos a dar un paseo por su plaza y su avenida principal, profusamente decorada para las inminentes fiestas. El lema: "Somos la 7ª maravilla".

Por supuesto, la atención principal la recibe el santuario, que está representado en una carroza situada en ese paseo central. En la misma foto, se ve, en la parte de atrás, la figura de un soldado: se trata de una escultura en homenaje a los soldados de la villa que murieron entre 1914 y 1918 en los territorios de ultramar. 





Y otra de las maquetas destacadas es la del castillo con la Sé al frente.
      


Nos dimos cuenta de que a lo largo de la avenida se representaban las 4 estaciones del año. Y aquí el verano, con las uvas creciendo bajo el sol.


Y la música portuguesa ayudando a crear un ambiente magnífico:


El otoño y sus colores, tiempo de vendimia.


El invierno.


Y al final de la avenida, las escaleras que llevan al santuario.


Casa señorial en Lamego.


Finalmente, pusimos rumbo a Pinhao por la carretera que nos había recomendado la chica de la oficina de turismo de Vila Real. Preciosa, recorriendo ese Alto Douro Vinhateiro, Patrimonio de la Humanidad.


Pinhao y el Alto Douro Vinhateiro

Esta zona del norte de Portugal es la principal región vitivinícola del Alto Duero, famosa desde hace más de 2000 años. La gran cantidad de viñedos dispuestos en bancales a lo largo de las laderas y valles, junto con los pintorescos pueblecitos y los miradores, hacen que esta región sea una de las más bonitas de Portugal, además de ser la cuna del vino de Oporto. El impulso económico que proporcionan más de 26 000 ha de viñedos queda patente en los diferentes pueblos de la zona y en las numerosas quintas que hallamos a nuestro paso.


Originalmente, las barricas de vino se transportaban hasta la costa en "rabelos" (barcazas), en concreto hasta las bodegas de Vila Nova de Gaia. Pero pronto se creó una red ferroviaria, primero con máquinas de vapor y después, con trenes eléctricos. Actualmente, el transporte del vino se realiza principalmente por carretera, aunque todavía quedan algunos barcos y trenes que realizan el histórico trayecto, si bien ahora van cargados con turistas. 


Siguiendo el cauce del río, la carretera transcurre tranquila. 


Y los turistas recorren el río contemplando los bancales. 


Y así llegamos a Pinhao, a 36 km de Lamego. A medida que nos acercamos, los bancales de viñedos son cada vez más abundantes. Además, empezamos a ver los carteles de alguna de las grandes marcas de vino de Oporto, como Sandeman o Ferreira. 

Pinhao es famoso por los azulejos blanquiazules de su estación en los que se representan escenas de la vida cotidiana de la región. Pero lo que realmente merece la pena es el entorno. 


Estaba repleto de gente y tuvimos algún problemilla para encontrar en dónde comer. Pero al final encontramos un restaurante pequeñito, comida muy buena, servicio muy lento... Quizá el pueblo merecía un buen paseo a orillas del río, pero hacía muchísimo calor y preferimos regresar a la quinta para aprovechar una tarde de piscina. Lo hicimos por otra carretera que no sigue el río sino que va por el interior, bonita, pero no tanto. 

Curiosa imagen de la virgen en una roca de la carretera



Lunes: despedida del Alto Douro Vinhateiro

Pusimos rumbo a casa después de otro excelente desayuno en la finca. Nos detuvimos de nuevo en Vila Real, como ya dije en su momento, y después seguimos hacia Chaves, en donde comimos y descansamos un rato junto al río para luego cruzar la frontera hacia Verín y regresar a Vigo por la autovía de las Rías Baixas.



Dejo aquí ahora algunas fotos que sacó Chus en un paseo vespertino por la finca de la quinta:







             
   



No hay comentarios:

Publicar un comentario