martes, 7 de septiembre de 2021

Viaje a Australia (Sídney): del jueves, 28 de febrero de 2019 al sábado, 20 de abril de 2019 (María, visita a Mónica y Andrés) - Parte 2


Sídney


Había llegado la hora de visitar sola la ciudad. Armada con mi guía y un plano, además del Google Maps del móvil, cogí el tren en Parramatta y en menos de media hora estaba en Sídney. Tengo que decir que me recorrí a pie casi toda la ciudad (en varios días, por supuesto) y que, al final, ya no necesitaba ni plano ni nada. 

Sídney me encantó, sobre todo arquitectónicamente. Es una ciudad impresionante que ha sabido combinar muy bien lo antiguo con lo moderno, nada desentona. Eso sí, oriundos de Australia, pocos; la mayoría son asiáticos, especialmente hay muchos chinos.

Es la capital de Nueva Gales del Sur y, sobre todo, es famosa por su magnífica Casa de la Ópera situada junto al puerto. Pero hay mucho más que ver en Sídney: el enorme Puerto Darling y el más pequeño Circular Quay son núcleos vibrantes de la vida ribereña, con el arqueado puente de la bahía de Sídney y el reconocido Jardín Botánico. La plataforma superior de la Sydney Tower, el Skywalk, ofrece vistas en 360º de la ciudad y los suburbios. Todo eso y mucho más, lo iremos viendo por partes.

Sídney es una de las ciudades más cosmopolitas del mundo. En 2017 fue catalogada como la segunda ciudad más cara por lo que a los precios de la vivienda se refiere, después de Hong Kong. Y la tercera más cara para comprar el billete mensual de transporte público, por detrás de Londres y Dublín. A pesar de esto, está considerada como una de las ciudades con mejor calidad de vida del mundo. 

En 1788, llegó a las costas australianas la primera flota de convictos procedente de Gran Bretaña. Por aquel entonces, menos de 8000 aborígenes habitaban las tierras cercanas a lo que hoy es Sídney. Arthur Phillip fundó una colonia penitenciaria en la cala de Sídney, una ensenada en la costa sur de Puerto Jackson (actual bahía de Sídney). En abril de 1789, un aparente brote de viruela acabó con la vida de la mayoría de los aborígenes. Además de la viruela, una serie de enfrentamientos entre los colonos y la población autóctona acabó con más aborígenes, por lo que en 1820 tan solo quedaban unos pocos cientos. Lachlan Macquarie, por entonces gobernador de Australia, decidió cristianizarlos y educarlos y los separó de sus clanes. 

La era de Macquarie fue de gran desarrollo. Los convictos construyeron caminos, puentes y edificios públicos. La llegada de inmigrantes de las islas británicas entre 1830 y 1850 motivó la aparición de casas en las afueras y la ciudad se expandió rápidamente. El 20 de julio de 1842, Sídney fue declarada la primera ciudad de Australia y se nombró a Charles Haddon Chambers como primer alcalde. En 1851, la fiebre del oro atrajo a más inmigrantes.

La llegada de la Revolución Industrial supuso la industrialización de la ciudad que, para inicios del siglo XX, había superado el millón de habitantes. La Gran Depresión también afectó a Sídney, pero aún así fue capaz de construir el puente de la bahía en 1932. En las últimas décadas se ha convertido en una gran ciudad que atrae a gente de todas las partes del mundo, pero en especial a asiáticos, como ya hemos dicho, y a árabes e hispanoamericanos. 




Miércoles, 06/03/2019 


Empecé esta primera visita en lo que se considera el centro de la ciudad: el Downtown, el CBD (Center Business District).


El edificio que vemos en la fotografía superior es conocido como el Town Hall, aunque ya no funciona como Ayuntamiento. Se trata de un edificio de arenisca situado muy cerca del Queen Victoria Building y al lado de la catedral de San Andrés. Se alza encima de la emblemática estación de Town Hall, entre la zona de cines de George Street y el distrito financiero. Nada más salir de la estación, te encuentras con él. 

Se construyó en la década de 1880 en el lugar de un antiguo cementerio en el grandioso estilo Segundo Imperio Victoriano. En su interior destaca la sala del Centennial Hall, que contiene el órgano de tubos con acción tubular-neumática más grande del mundo, construido entre 1886 y 1889 e instalado en 1890 por la empresa inglesa William Hill & Son. Antes de la apertura de la Ópera de Sídney se celebraban ahí la mayoría de los conciertos.  

Los escalones de este edificio icónico sirven de lugar de encuentro para viajeros y lugareños. La Torre del Reloj, de 55 m de altura, es ya una de las imágenes más conocidas de la ciudad. 

Muy cerca, como ya hemos dicho, se alza el Queen Victoria Building (QVB), diseñado por George McRae. Situado en el centro de la ciudad y ocupando una manzana entera, es uno de los mejores lugares para hacer compras. El interior es tan llamativo como el exterior y merece una detenida visita. 


El edificio original fue construido en 1898 como monumento a la monarca reinante. Al principio, albergaba un mercado de verduras, es por eso que entonces se llamó el Mercado de la Reina Victoria, nombre que se mantuvo hasta 1918. Posteriormente, se convirtió en sala de conciertos y en biblioteca. Hoy día, es un centro comercial que contiene alrededor de 200 tiendas. 

El edificio está decorado con numerosos vitrales, una escalera original del siglo XIX, arcos, columnas, balaustradas y grupos de azulejos, todo ello increíblemente hermoso.

Es todo un milagro que esta construcción, de estilo románico y Art Déco, se haya mantenido en pie, ya que hasta la década de 1970 la ciudad se estuvo planteando su demolición. A principios de la década de 1980, se aprobó un proyecto de renovación y el QVB fue recuperando poco a poco su esplendor. Abrió sus puertas de nuevo en 1986. En 2009, se llevó a cabo una nueva reforma: se reemplazaron o repararon todas las escaleras mecánicas, ascensores, pasamanos y alfombras y a las paredes se les dio una nueva mano de pintura. 

Frente a la fachada, una imagen de la Reina quien, por cierto, dejó una carta escrita que se conserva en el interior del edificio. No podrá ser abierta hasta 2085, momento en el que el alcalde podrá abrirla y leerla a sus habitantes

La fachada que vemos en la fotografía superior mira hacia el Town Hall, en la Plaza Bicentenario. Allí se alza la estatua de la Reina Victoria, colocada en un pedestal de piedra de color gris claro y realizada por el escultor irlandés John Hughes. Esta estatua se encontraba situada en el exterior de la Asamblea Legislativa de la República de Irlanda en Dublín, pero en 1947 se guardó en un almacén. Después, el Gobierno de Irlanda se la regaló al pueblo de Sídney y se colocó en el lugar actual en 1987. Tras ella, en el otro lado, se alza un pozo de los deseos con una estatua de bronce del perro favorito de la Reina, Islay, esculpida por el artista local Justin Robson. Un mensaje grabado solicita a los que se acercan que den una donación y pidan un deseo. El dinero que se echa en el pozo se destina a beneficiar a los niños sordos y ciegos.

Junto al QVB, edificios de estilo moderno. 

Obras en la calle cerca del QVB

Y ya entramos en el edificio:
 El edificio tiene cuatro pisos principales de tiendas comerciales. Los tres niveles altos tienen grandes aperturas que permiten que la luz natural ilumine el piso de abajo. En la decoración destacan dos relojes mecánicos, cada uno con su diorama y figuras en movimiento que reflejan momentos históricos. El Reloj Real se activa a la hora y muestra seis escenas de la realeza inglesa. El Gran Reloj Australiano fue diseñado y construido por Chris Cook, pesa cuatro toneladas y mide 10 m de altura. El reloj incluye 33 escenas de la historia de Australia, vista desde la perspectiva de los aborígenes australianos y europeos. Un cazador aborigen circula continuamente el exterior del reloj, lo cual significa que el tiempo nunca se acaba. 

El Reloj Real visto desde abajo

El Reloj Australiano visto desde arriba


Escenas de la historia de Australia del Reloj Australiano

Vista de la subida mediante las escaleras mecánicas desde el piso de arriba

Detalles decorativos en azulejos del interior del QVB

En la foto que sigue a continuación podemos ver los famosos vitrales del edificio:


Uno de los aspectos más destacados del QVB es la cúpula. De vidrio en su parte interna y de cobre enfundado al exterior, presenta otra cúpula ubicada encima. Hay otras pequeñas cúpulas situadas en el techo y, especialmente, en las esquinas del edificio rectangular. 


Desde allí, me dirigí a pie hasta Darling Harbour y en concreto a Cockle Bay: restaurantes, taxis acuáticos, punto de partida de tours en barco...


Darling Harbour es una de las zonas más turísticas de Sídney. Aquí se puede encontrar un enorme centro comercial, un acuario (SEA LIFE Sydney), un zoo (WILD LIFE Sydney Zoo), numerosos edificios futuristas, una de las pantallas de cine IMAX más grandes del mundo...



Como se puede apreciar, se trata de un gran espacio peatonal y de recreo situado en las afueras del oeste del distrito central de negocios de Sídney. Cockle Bay es uno de los canales que conforman Darling Harbour. 

Cualquiera de los restaurantes tiene una pinta magnífica


Darling Harbour fue el regalo que se hizo Nueva Gales del Sur por su bicentenario. En su día, había sido un concurrido centro industrial y terminal de transporte internacional que se encargaba del creciente comercio de lana, grano, madera y carbón. En 2013, comenzó una remodelación de 3 billones de dólares que combina una impresionante arquitectura de rascacielos con innovadoras pasarelas para peatones y espacios abiertos a nivel de calle. En diciembre de 2016, se inauguró el primer edificio emblemático, el extenso International Convention Centre (ICC), junto con hoteles de lujo, torres residenciales y nuevos espacios comerciales.  

Empezó a llover y decidí refugiarme en el SEA LIFE Sydney. Os dejo aquí algunos de los vídeos y fotos que saqué en su interior:

Como en Galicia, nuestro pulpo



Esto es un dugong. Nunca antes había visto uno. Es un pacífico herbívoro que se alimenta únicamente de algas en las zonas costeras, donde suele pastar por las noches. Es el sirenio actual de tamaño más pequeño, único representante de su género y el único miembro superviviente de la familia Dugongidae, que incluía también a la vaca marina de Steller. Se encuentra en aguas costeras cálidas desde África Oriental hasta Australia, entre ellas las del Mar Rojo, el océano Índico y el Pacífico.







Y aquí el pasadizo de los pingüinos:




Una imagen en 3D que simula una playa por la noche:







Y di por terminada mi visita al acuario.

Volví al QVB, porque había quedado en el centro con Mónica y Andrés para ir a cenar juntos. Este es uno de los laterales del emblemático edificio:


Me di un paseo por la zona:

Contrastes arquitectónicos que no resultan feos

 

En la foto de la izquierda, Martin Place. Se trata de una amplia calle creada frente a la oficina central de correos, que va desde George St. a Pitt St. Se abrió oficialmente en septiembre de 1892. Debe su nombre a Sir James Martin, antiguo fiscal general de Nueva Gales del Sur. En 1921, Moore St. (entre Pitt St. y Castlereagh St.) se unió al primitivo recorrido y fue en ese momento cuando se le dio el nombre de Martin Place.  Posteriormente, se intentó ampliar hasta Macquarie St., cosa que se consiguió en 1935. La idea de ir más allá, lo que suponía la demolición parcial del Sydney Hospital, no se llevó a cabo.

Martin's Place es considerado el centro financiero y de seguros de la ciudad. Pero también contiene un cenotafio, construido en 1929, en donde se celebra cada año el Anzac Day, con la misa solemne al amanecer para recordar a los caídos en la guerra. 

Escultura en honor a William
 Dobell en la esquina de Pitt 
St. y Spring St. 


Costumbres españolas que llegan a todas partes
 George St., la calle que va paralela al QVB, la   primera vía pública de Australia, estuvo en otro   tiempo embarrada y llena de chozas hasta que,   tras la fiebre del oro, las tiendas y los bancos   empezaron a ocupar la zona. En el momento en que yo fui, la retirada de autobuses y del tráfico en general y la construcción de una línea de tren ligero que atravesará una George St. peatonalizada estaban a punto de revitalizar el corazón de la ciudad. 

Para cenar, cruzamos al otro lado de la bahía. Desde allí, la vista del Harbour Bridge era espléndida. 

También se ve la Opera Sydney House

Este puente, que cruza la bahía de Sídney, conecta el centro financiero de la ciudad con la parte norte, una zona de carácter residencial y comercial. Tras más de 8 años de construcción, se abrió al público el 19 de marzo de 1932. La longitud total del puente, contando con los accesos, es de 1149 m. El espacio bajo el puente para navegación tiene una altura de 49 m. Sobre el agua tiene una longitud de 503 m, lo que lo convierte en el quinto más largo en su tipo. El arco se eleva hasta una altura de 134 m y se puede subir a él para contemplar las vistas. El puente soporta 8 carriles de automóviles, dos líneas de ferrocarril y una ciclovía. 

La cena, para celebrar el cumpleaños de Mónica, fue en el exquisito restaurante Aqua Dining.


Fue una especie de menú de degustación y no sabría decir qué plato me gustó más... todos riquísimos.

 

 






Había oído que el atardecer en la bahía de Sídney era espectacular. Y lo confirmo.





Viernes, 08/03/2019 


Decidí volver a Darling Harbour. Me habían gustado el lugar y el ambientillo. Pero antes, me detuve en el Queen Victoria Building a tomar un té con Mónica en un salón de té muy chic desde el que se divisaba la Sydney Tower.


Y ya en marcha tuve la misma sensación de días atrás: me gustaba Sídney, sus calles, su arquitectura.
 
 Como ya había estado allí, me centré un poco más en contemplar la belleza de los edificios. En las tres fotos que siguen a continuación podemos apreciar los que conforman el perfil de uno de los lados, el de Cockle Bay, arquitectura moderna que habla de un país que está lanzado hacia el futuro.



 

Y del otro lado, el HMAS Vampire (1959), el destructor más grande de la flota australiana, que permanece atracado frente al Australian National Maritime Museum, en el que sus magníficas exposiciones detallan la historia naval del país antes y después de la colonización europea. 


Dejé atrás la orilla que había explorado ya, la de Cockle Bay Wharf, y pasé al lado del museo marítimo, Harbourside


Este lado es más tranquilo, no hay tanta tienda ni restaurante, aunque en el vídeo sí se puede apreciar el Hard Rock's Cafe. Es una zona de relax por la que se puede dar un paseo muy, muy agradable.

Niños jugando en el agua y mayores reposando en las hamacas de piedra

Cruzando Tumbalong Garden, parece que estamos en un oasis de paz rodeado por los grandes edificios de Sídney, que ahora parecen lejanos. 



Y así llegué al Chinese Garden of Friendship, un paraíso de tranquilidad en el corazón de Sídney. Sus senderos sinuosos, cataratas, lagos y pabellones ofrecen una bonita visión de la cultura china. Está construido siguiendo el estilo de los clásicos jardines privados de la dinastía Ming. Fue diseñado por la ciudad china de Cantón, hermanada con Sídney. Se inauguró oficialmente el 17 de enero de 1988 como parte de las celebraciones del Bicentenario de Australia y se le puso el nombre de Jardín Chino de la Amistad para simbolizar el vínculo establecido entre ambos países.


Lo que se ve aún sin entrar y abajo la puerta para acceder al recinto




Nada más entrar, nos recibe un pequeño conjunto de bonsáis

Y enseguida accedemos a un recinto que nos sorprende por su gran belleza. 






El Twin Pavillion con flores y albaricoqueros en flor tallados en madera




Ya fuera, vuelves a sentir la tranquilidad de una zona muy distinta al ajetreado centro de negocios. 

  

Volví hacia Cockle Bay Wharf y me tomé un merecido descanso con un helado italiano de macadamia y mango.


Después, entré en el WILD LIFE Sydney Zoo. 

¡Qué calor hacía en el mariposario!

¡Qué pena ver los canguros encerrados! Yo quería verlos en libertad...

Menos mal que los koalas, aunque están en un recinto cerrado, están al aire libre

 Cuando salí, me dirigí en dirección a Millers Point. Siempre contemplando los edificios. 



Alcancé Sussex St. y me encontré con un edificio emblemático de la ciudad: The Sussex Hotel.


Se levanta en el número 20 de dicha calle en el corazón del distrito financiero, en su parte oeste. Antiguamente, fue un histórico hotel y, hoy día, es un local multiusos que tiene todos los elementos de un gran pub con numerosas barras, un restaurante informal, un comedor moderno, una terraza exterior y lounge bars donde se puede disfrutar de una copa en un ambiente relajado, elegante y sofisticado. Me tomé una cerveza y seguí mi camino que me llevaba de vuelta a George St. 


En el vídeo, además de verse una vez más un lateral del QVB, se aprecia la construcción del tren ligero, así como la música que, de una forma u otra, suele estar presente en esta zona. 


Desde aquí me dirigí al famoso Hyde Park. En 1810 este parque fue bautizado con el nombre de su homólogo en Londres por el gobernador Macquarie. En sus tiempos, era el final de la ciudad. Se utilizaba como lugar de entrenamiento para las tropas de guarnición y más tarde se convirtió en hipódromo y campo de críquet. Hoy, con una extensión menor, es un lugar agradable para relajarse del bullicio de la ciudad. 


Al fondo del parque se alza St. Mary's Cathedral



Aunque había católicos entre los que llegaron con la First Fleet, la misa estuvo prohibida en un principio, porque se temía que los sacerdotes provocaran disputas sociales entre la colonia irlandesa de católicos. En 1820 se nombraron oficialmente los primeros sacerdotes y se celebró la primera misa. En 1821, el gobernador Macquarie ordenó la construcción de St. Mary's Chapel, en el mismo lugar donde hoy se alza la catedral. La primera parte de la iglesia, que se construyó en estilo gótico, se abrió en 1882, aunque no se terminó hasta el año 1928 (sin las dos agujas proyectadas por William Wardell). 

En la fachada de la entrada se pueden ver las estatuas de Moran, el primer cardenal de Australia, y del arzobispo Kelly, que completó la última fase de construcción en 1913. Ambas esculturas son obra de Bertram Mackennal, autor del cenotafio de Martin Place. 



Cerca de la catedral, en el parque, se alza una famosa fuente: Archibald Fountain. Se conoce más formalmente como Fuente Conmemorativa JF Archibald, quien fue propietario y editor de la revista The Bulletin y quien donó los fondos para ser construida. Está considerada por muchos como la mejor fuente pública de Australia. Archibald especificó que tenía que ser realizada por un artista francés, tanto por su gran amor por la cultura francesa como para conmemorar la asociación de Australia y Francia en la Primera Guerra Mundial. El artista elegido fue François-Léon Sicard. 

 

La fuente, un tanto extravagante para algunos, representa a un Apolo de bronce junto a otros dioses y criaturas mitológicas como Poseidón (dios del mar), Diana (diosa de la caza), Teseo y el Minotauro y Jason y el Vellocino de oro. 


Un nuevo paseo por Hyde Park... música...


... ajedrez...









Sábado, 09/03/2019

Cuando uno visita Sídney, no puede dejar de asistir a algún espectáculo en la Sydney Opera House y tomar una copa o cenar en alguno de los muchos restaurantes que la rodean. Andrés tuvo la amabilidad de hacer una reserva para que pudiera disfrutar de ese ambiente. 

Crucero atracado en el Circular Quay

Disfrutando del atardecer. Al fondo, el Harbour Bridge


Como veis, había muchísimo ambiente. De hecho, conseguir una mesa nos costó muchísimo. Pero queríamos cenar algo antes de entrar a ver el espectáculo. Y lo conseguimos...


Riquísimo cóctel de melocotón

Y, ¿a que nunca os han servido un plato de marisco y pescado en cajas de madera? Estaba todo buenísimo...

Y mientras, la Opera House reflejaba los rayos solares del atardecer... Ya hablaré extensamente de ella como también del Harbour Bridge, cuando recoja las visitas específicas que hice a esos lugares

La sala donde tuvo lugar el espectáculo, un show cómico con el que nos reímos muchísimo

Y fin de una noche muy agradable.






Lunes, 11/03/2019 


Seguí con mi exploración personal de Sídney. 


Me decidí por el barrio conocido como The Rocks, que se encuentra al oeste de Circular Quay. Es el lugar donde la First Fleet desembarcó en 1788 con su cargamento humano de reclusos, soldados y oficiales, y en donde se declaró la nueva colonia británica de New South Wales. A Sydney Cove acudía la población cada vez que llegaba un barco con provisiones. En The Rocks todavía se puede ver cómo era la ciudad en el pasado... aunque hace casi 120 años sus habitantes vivían en chabolas y las pandillas de delincuentes dominaban las calles. Ahora es un barrio limpio y reluciente que forma parte del paseo que va desde Sydney Harbour Bridge hasta la espectacular Sydney Opera House. 

The Quay y The Rocks son los puntos destacados de los festejos de Fin de Año. La zona se abarrota durante el festival anual Vivid, cuando muchos de los edificios se bañan de color para el impresionante espectáculo de luz cuando se pone el sol en invierno.

El barrio recibe su nombre de los acantilados que una vez dominaron la zona y ha desempeñado siempre un papel importante en la historia de Sídney. En 1788, los tripulantes de la First Fleet, al mando del gobernador Phillip, levantaron viviendas provisionales y utilizaron a los reclusos para construir estructuras más resistentes. Así, Argyle Cut, una carretera que se abrió en la piedra solo con el uso de martillos y picos tardó 18 años en construirse. En 1900, The Rocks sufrió varias epidemias y la estrecha calleja de Suez Canal se conocía entonces como Sewer's Canal (cloaca). Hoy en día, merece una detenida visita por su claro sabor colonial. 

También, en esta zona, están algunos de los pubs más antiguos de la ciudad, llamados hoteles


En la imagen superior, fachada posterior de Susannah Place. Y en la inferior, fachada principal.


Se trata de un conjunto de cuatro casas adosadas de ladrillo y arenisca, construidas en 1844. Estuvieron habitadas hasta 1990 y hoy son un museo que relata la vida y costumbres de sus antiguos habitantes. Fueron construidas para Edward y Mary Riley, que habían llegado desde Irlanda con su sobrina, Susannah, en 1838. Tienen cocinas en el sótano y presentan un patio posterior. El agua potable y el alcantarillado se añadieron hacia el año 1850. El conjunto se salvó de la demolición después de la peste bubónica de principios del siglo XX y otra vez, más tarde, cuando se plantearon las obras del Sydney Harbour Bridge. Por último, logró salvarse también en la década de 1970, cuando la Builders Labourer's Foundation detuvo las demoliciones que estaban acabando con la herencia cultural de The Rocks para poder preservar así la memoria histórica. 

Casas típicas de esta zona: residencias adosadas de los antiguos trabajadores

Desde aquí, subí al Sydney Harbour Bridge. Se le conoce también como "The Iron Lung" por los 1400 puestos de trabajo que proporcionó durante la Gran Depresión. 

Vistas sobre Circular Quay desde Harbour Bridge

Desde el puente se ve la Sydney Opera House en Bennelong Point. También vemos el gran crucero atracado que habíamos visto la noche que acudimos a presenciar el espectáculo en la Opera House

Fijaos en el enorme tamaño del crucero


En todas las fotos superiores, podemos apreciar con claridad la diferencia entre lo que son los edificios bajos y antiguos de The Rocks y los modernos rascacielos que rodean Circular Quay. 


Voy a contaros ahora un poco sobre Harbour Bridge. Su construcción, terminada en 1932, fue toda una proeza tanto financiera, dada la situación de depresión económica, como de ingeniería. Antes de que existiera, la única forma de acceder desde el centro de la ciudad, en la orilla sur, hasta el barrio residencial, en el norte, era por ferry o dando una vuelta de 30 km por una carretera por la que había que cruzar 5 puentes. 

El Harbour Bridge, conocido popularmente como the coathanger (la percha), tardó 8 años en levantarse, incluida la línea del ferrocarril, y los préstamos para su construcción ascendieron a 6,25 millones de libras australianas, que terminaron de pagarse en 1988. El puente fue levantado por 1400 trabajadores, 16 de los cuales perdieron la vida durante su construcción. En su inauguración, en 1932, la ceremonia fue interrumpida por el monárquico Francis de Groot, quien se adelantó con su caballo y cortó la cinta en honor, según gritó, al rey del imperio.

El arco de acero sujeta el suelo del puente con bisagras que soportan todo el peso y que reparten la carga de los cimientos. Las bisagras permiten que la estructura se mueva cuando el acero se expande y se contrae a causa del viento y los cambios de temperatura. Se dice que puede subir o bajar hasta 18 cm. Actualmente, más de 150 000 vehículos cruzan el puente cada día. Es por eso que necesita un importante mantenimiento. Pintarlo se ha convertido en una tarea interminable: para cada capa se necesitan 30 000 kilos de pintura, los suficientes para cubrir el espacio equivalente a 60 campos de fútbol. Como curiosidad, el actor Paul Hogan (Cocodrilo Dundee) trabajó como pintor en el puente antes de dar su salto a la fama. 

Lo mejor para visitarlo es subir a pie, aunque también se pueden utilizar las escaleras mecánicas que hay en ambas orillas que conducen al lado oeste del puente, donde hay un carril peatonal. Sin embargo, una de sus peculiaridades es que se puede escalar. Hay que contactar con Bridge Climb y comprar los tickets. El precio de la aventura ronda las 250 libras australianas, unos 175 euros. Si se quiere hacer al amanecer o al atardecer el precio sube ligeramente, pero si lo haces de noche se abarata un poco. Está totalmente prohibido llevar objetos personales, incluidas cámaras de fotos. Eso se hace por seguridad, para evitar que cualquier objeto se caiga durante la escalada y pueda afectar a peatones o vehículos que crucen el puente en ese momento. 

Debajo del puente, en Dawes Park Point, punto defensivo de la ciudad

Dawes Park Point



Volví sobre mis pasos hacia The Rocks. Y siguiendo otras callejas, me di de frente con este pub: The Hero of Waterloo.

Este pub es uno de los más antiguos (1844) y resulta muy acogedor y pintoresco. Se cuenta que a él acudían los marineros y que, cuando estos estaban muy borrachos, se les bajaba al sótano y desde allí se les trasladaba por unos pasadizos al puerto y allí se les embarcaba. Cuando despertaban, estaban ya en alta mar y no les quedaba otra opción que trabajar duro si querían volver a tierra con vida. 

Muy cerca se halla  Garrison Church.
 
 Su nombre oficial es Holy Trinity Church. Fue la primera iglesia militar de la colonia. Fue diseñada por Henry Ginn y en 1840 se colocó la primera piedra. En 1855 se le encargó una ampliación al arquitecto Edmund Blacket con el objeto de acomodar en ella a 600 personas. 

Es un edificio en activo de la iglesia anglicana, que se encuentra ubicado en la calle Argyle, en el suburbio de Millers Point. Se trata de una de las primeras áreas del asentamiento europeo y un foco de actividades marítimas. Argyle Place es una versión primitiva de London Square, iniciada por el gobernador Macquarie. Sus casitas de estilo victoriano nos hacen retroceder en el tiempo. 



Y llegué a The Lord Nelson Brewery Hotel. No sé si ya expliqué que en Australia la mayoría de los pubs reciben el nombre de "Hotel", no solo porque a veces funcionasen como tal sino también porque era una manera de saltarse la ley seca y seguir vendiendo alcohol. Este es el más antiguo y sigue teniendo cerveza de producción propia que, doy fe, está buenísima. Os dejo aquí un enlace muy interesante sobre los pubs australianos. 


Después del descanso, inicié una subida por Hickson Road, en donde todas o casi todas las casitas estaban en proceso de restauración y venta. Frente a ellas, la bahía en plenas obras de ampliación. 







Decidí volver al centro de The Rocks para dejar completa la visita al barrio. En el cruce de las calles Grosvenor y Gloucester, se encuentra St. Patrick Church, la iglesia católica más antigua que se conserva en Sídney.


Y como ya era hora de comer, me dediqué a buscar un sitio para comer. Pasé por The Rocks Square y seguí adelante.


Iba buscando los antiguos almacenes conocidos como Campbell Cove que, según mi guía, se habían convertido en magníficos restaurantes. 


Robert Campbell, un importante comerciante escocés, compró este terreno en Sydney Cove en 1799. En 1802, comenzó a construir un muelle privado y unos almacenes donde guardar té, azúcar, licores y telas, productos que importaba de la India. Los cinco primeros edificios de arenisca fueron levantados entre los años 1839 y 1844. De 1854 a 1861, se construyeron otros siete edificios más y la línea completa se terminó en 1890, incluyendo un piso superior de ladrillo. Parte del viejo muelle y 11 de los almacenes siguen en pie.

La zona cayó en el abandono a principios del siglo XX hasta que Sydney Cove Redevelopment Authority empezó su restauración en la década de 1970. 

Resultó que las terrazas de la parte delantera, las que yo iba buscando para comer mirando al mar, estaban cerradas por las obras y tenías que comer dentro, lo cual no me apetecía en absoluto. 

Campbell Cove

Pero, caminando por Circular Quay, me encontré con un italiano con una terraza estupenda y comida deliciosa. 

Risotto de marisco y sangría

Y desde aquí, me fui a tumbar en la hierba de Hyde Park, no podía más. 


Lunes, 18/03/2019


Tardé en volver a Sídney. De repente, se nos había echado encima el otoño y tuvimos varios días de lluvia. 


Decidí que había llegado el momento de subir a la Sydney Tower. En mi camino hacia ella, como siempre, disfrutando de la belleza de los edificios y pensando que era una lástima que no me gustasen las matemáticas, porque definitivamente habría estudiado arquitectura. 


Esta Torre, diseñada para resistir terremotos y vientos extremos, fue concebida en la década de 1970 como parte del centro comercial Centrepoint, pero no se terminó hasta 1981. 

Detalle del interior del centro comercial

Cerca de un millón de personas al año disfrutan de las vistas panorámicas que se pueden contemplar desde la cuarta planta. En la base, los visitantes pueden hacer un viaje multimedia por Australia, 4D Cinema Experience. Se trata de un cine de 180º, con tecnología 3D y efectos especiales. 

Para acceder a la parte alta, los ascensores de dos pisos pueden llevar hasta 2000 personas cada hora. Tardan solo 40 segundos en subir los 76 pisos que llevan a la planta de observación. Las escaleras se han convertido en dos salidas de emergencia a prueba de incendios con 1504 peldaños. Las cuatro plantas de la torreta tienen capacidad para 1000 personas. Contienen un restaurante giratorio, una cafetería y una planta de observación. Las ventanas tienen tres capas y la más externa está recubierta de polvo de oro. Sobre la torreta hay un depósito de agua que contiene 162 000 l y actúa como un enorme estabilizador los días de mucho viento. La aguja, de 30 m, completa los 309 m de la torre. Hasta hace pocos años, se podía salir al exterior y realizar una visita de 45 minutos en una plataforma alrededor de la torre, pero los suicidios desde este punto han hecho que se haya cerrado al público. 

Es la tercera torre más alta del hemisferio sur, después de la Queensland Number One (323 m) de Australia y la Sky Tower (328 m) de Nueva Zelanda. 

Pasé un tiempo magnífico contemplando las vistas. ¡Impresionantes! Aunque las fotos no hacen justicia a la gran belleza de Sídney.



 




Hyde Park Y St. Mary's Cathedral vistas desde la torre


Hubiera podido pasar allí horas y horas...

Cuando bajé, me fui a dar un paseo por el centro y llegué a un bar que no sé si recordáis de una foto anterior, Tapas Y Vinos. No pude resistirme y entré. Me tomé un Albariño y un pimiento del piquillo relleno. 


Entre las tapas, empanada gallega de berenjena con picante. No le dije al camarero que era gallega y que jamás había visto cosa semejante, no fuera a ser que en algún pueblo de Galicia que ellos conocieran se hiciese...

Y seguí hasta Circular Quay, como veis, uno de mis lugares favoritos. En esta ocasión tuve la suerte de toparme con un espectáculo de aborígenes. No sé si eran auténticos o no, a mí me lo parecieron, pero en cualquier caso fue una actuación muy simpática. 




Desde allí, me dirigí a la Sydney Opera House, ya que había cogido tickets para una visita guiada. 

De camino a la Sydney Opera House con el Harbour Bridge de fondo


Esta construcción es el ejemplo más claro del expresionismo moderno. Es obra de Jorn Utzon, un arquitecto de Dinamarca de 38 años. Empezó a construirse en 1959 y, pese a la dimisión del arquitecto en 1966, se inauguró en 1973. 

En realidad es un complejo de varios teatros y salas unidos entre sí. Es uno de los centros de artes escénicas más activos del mundo, con casi 2000 representaciones a las que asisten más de 1,4 millones de espectadores cada año. El patio delantero es un espectacular espacio artístico al aire libre que acoge festivales y conciertos. 



Su construcción fue larga y complicada, ya que muchos de los problemas que surgieron eran totalmente nuevos, lo que resultó en toda una aventura arquitectónica. Su presupuesto inicial era de 7 millones de dólares, pero el proyecto resultó ser mucho más complejo de lo estimado, porque el arquitecto solo había presentado diseños y diagramas. Incluso se llegó a dudar de que se pudiera construir, ya que llevaba a los arquitectos e ingenieros a los límites de la tecnología. Esos conflictos fueron los que provocaron la dimisión de Jorn Utzon. El coste total superó los 102 millones de dólares. 

Por sus valores, tanto arquitectónicos como culturales, la Sydney Opera House fue incluida en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, en 2007. 

La sala de conciertos tiene una de las mejores acústicas y su órgano es el mayor instrumento musical mecánico del mundo: se tardaron 10 años en construirlo y tiene más de 10 000 tubos

Cuenta con 2690 butacas. El elevado techo abovedado, la madera de abedul blanco y los paneles de boj proporcionan un marco majestuoso para representaciones de música, charlas y espectáculos de humor


El edificio tiene 1 056 066 azulejos que ocupan un área de 1,62 ha

Detalle del tapiz de Utzon de estilo gobelino que cuelga desde el techo al suelo en la Utzon Room y que el arquitecto dijo que estaba inspirado en la obra de Bach. Esta sala, así como las grandes salas del norte, Joan Sutherland Theatre y Concert Hall, se alquilan para celebrar conferencias, banquetes y fiestas con magníficas vistas sobre el puerto

Terminé la jornada subiendo por la calle Macquarie, en donde hay importantes edificios: The State Library of NSW, Parliament House, Sydney Hospital, The Mint y Hyde Park Barracks.

Parliament House

La parte central de este edificio pertenecía al ala norte del Rum Hospital, construido por reclusos. Ha sido sede del gobierno desde 1829, cuando el consejo legislativo realizaba aquí sus reuniones. Fue ampliado dos veces durante el siglo XIX y de nuevo durante las décadas de 1970 y 1980. Actualmente contiene las cámaras y las oficinas del Parlamento. 

El edificio tiene una fachada de hierro forjado en el extremo sur y fue fabricado en el Reino Unido. En el año 1856 llegó a Australia desmontado en piezas, que se convirtieron, como ya hemos dicho, en el gabinete del nuevo consejo legislativo.

The Mint

La fiebre del oro de mitad del siglo XIX transformó la Australia colonial. The Mint, la Casa de la Moneda, abrió sus puertas en 1854 en el ala sur del Rum Hospital, para convertir el oro en monedas de curso legal. Esta era la primera sucursal del Royal Mint que se abría fuera de Londres. Sin embargo, cerró en 1927, porque no podía compartir con la de Melbourne y la de Perth. Tras ser convertido en oficinas gubernamentales, el edificio georgiano cayó en desuso. 


Miércoles, 20/03/2019


Mónica y Andrés tenían que hacer unas gestiones en Macquarie St. Así que me fui con ellos a la ciudad y me dediqué a pasear por el Jardín Botánico mientras los esperaba para comer. Pero antes, tomamos un café en el bellísimo edificio del Hotel Intercontinental



Este Hotel, con vistas al puerto más espectacular del mundo, representa el auténtico lujo. Han conservado la parte antigua y sobre ella han levantado la gran torre que constituye el cuerpo principal.

El Jardín Botánico y el Domain son algunos de los espacios abiertos más importantes del paisaje urbano de Sídney. Las 29 ha de jardines están rodeadas por 51 ha de zonas verdes. Fueron reconocidas como Jardín Botánico en 1816 y recibieron el título de "Royal" en 1959. 

Vista de los edificios de Macquarie St. desde la entrada al Jardín Botánico

Es uno de los jardines botánicos coloniales más antiguos del mundo y uno de los más importantes del hemisferio sur (solo el de Río de Janeiro es más antiguo). Atrae a unos 4 millones de visitantes al año. Y, si bien los jardines han albergado a muchas de las instituciones culturales más importantes de Sídney, además de ser el lugar en donde se celebraban grandes conciertos y óperas al aire libre, su valor como patrimonio histórico es cada vez más reconocido. 

Están situados sobre lo que en su día fue la primera granja gubernamental en la colonia de Nueva Gales del Sur en 1788. En 1792, se le dio el nombre de Granja del Gobernador, ya que el gobernador Phillip había ordenado el cultivo de 10 ha como parte de su reserva privada. 

Estatua dedicada a Sir Arthur Phillip


La organización de los jardines muestra una clara asociación con el mundo científico europeo del siglo XVIII de Sir Joseph Banks, Sir William Hooker y otros. Se constituyen en la institución científica más antigua de Australia (1816) para botánica y horticultura. En 1821, el superintendente Charles Fraser, un botánico, fue designado para desarrollar los jardines con bases científicas por primera vez. Fraser acompañó a John Oxley en sus viajes por el interior de los que traía especímenes de plantas. 

En 1825, el gobernador Brisbane extendió el jardín al oeste de Farm Cove para llevar a cabo un jardín experimental diseñado para aclimatar las plantas australianas para la exportación y tratar otras importadas. En 1829, se plantaron viñas, inicio de la industria del vino en Australia. A pesar de la oposición conservadora, en 1831, el gobernador Bourke abrió los caminos para el acceso general y, para la década de 1850, los eventos militares, deportivos y ceremoniales eran comunes en el espacio del Domain. Aquí se estableció la sede de la Exposición Internacional en 1878.


Charles Moore, un escocés que había adquirido experiencia en el Jardín Botánico del Trinity College de Dublín, fue el director durante 48 años (1848-1896). Moore hizo mucho para desarrollar el jardín. De hecho, el Palmeral, situado en el corazón del mismo, es un recordatorio de su habilidad y visión de futuro, como también lo es la tierra recuperada detrás del malecón de Farm Cove, que ha añadido al conjunto un área muy importante. 

Moore fue sustituido por José Enrique Maiden, quien también hizo muchas aportaciones en sus 28 años de mandato. Sin embargo, con la depresión de la década de 1930, se perdió el cargo de director. 


Después de breves mandatos, el profesor Carrick Chambers se convirtió en 1986 en el noveno director de los jardines, a los que dio un nuevo impulso. Actualmente, su gestión le corresponde a una fundación.



En esta zona se encuentra el Sydney Conservatorium of Music, una de las escuelas de música más antiguas y más prestigiosas de Australia. El Conservatorio incorpora una facultad de la Universidad de Sídney, el Conservatorio Academia Abierta, basado en la comunidad, y el Conservatorio de la Escuela de Secundaria. 


Además de sus funciones de enseñanza y aprendizaje, realiza investigaciones en varios campos de la música. Forma parte del Registro del Patrimonio del Estado de Nueva Gales del Sur desde el 14 de enero de 2011. 

El gobernador Lachlan Macquarie tomó el control de la colonia en 1810. Heredó la casa gubernamental que había erigido Sir Arthur Phillip, pero pronto denunció su mal estado. Así, señaló que deseaba erigir una nueva casa de gobierno y oficinas en la zona del Domain tan pronto como fuera posible. El 4 de julio de 1817, pidió al exconvicto Frances Greenway que preparara planos de oficinas y establos. El trabajo en los establos comenzó el 9 de agosto.

Para 1819, los establos estaban prácticamente terminados. Cuando el inspector británico se presentó para aprobar los planos, se encontró con que la obra estaba tan avanzada que detenerla hubiera sido un desperdicio del dinero empleado. Los establos se completaron en febrero de 1821, año en el que Macquarie regresó a Gran Bretaña. 

En 1825, el gobernador Thomas Brisbane sugirió que la construcción podría convertirse fácilmente en una residencia de gobierno, ya que estaba siendo infrautilizada. Pero solo fue a partir de 1837 cuando se inició esa construcción.

En 1912, el Gobierno declaró que el edificio se convertiría en museo, mientras que el Ministro de Instrucción Pública se inclinaba por una Academia de Bellas Artes. La propuesta terminó convirtiéndose en un Conservatorio de Música especializado. 


Sábado, 23/03/2019 (celebración de mi cumpleaños)


El día amaneció espléndido. Mónica y yo decidimos ir a Sídney en ferry. Al anochecer, nos reuniríamos con Andrés en un barco para hacer un crucero nocturno y disfrutar de una cena de celebración.

El trayecto de Parramatta a Sídney en ferry merece la pena. En caso de que visitéis Sídney, no está nada mal hacer el recorrido en barco río arriba. 

El río Parramatta es un río que riega la región de Sídney y es el principal afluente de la bahía de la ciudad, también llamada Port Jackson. En su tramo final pasa por el Parque Olímpico de Sídney. 

Formado por abruptos barrancos entre las localidades de Toongabble y Darling Mills, en North Parramatta, el río fluye en dirección este siguiendo una línea entre Yurulbin, Birchgrove (Nueva Gales del Sur) y Manns Point (Greenwich). Desde aquí continúa a través de Port Jackson durante 21 km hasta el mar de Tasmania. 

Las tierras adyacentes al río Parramatta fueron ocupadas durante miles de años por las tribus aborígenes de Australia, en particular por los Burramattagal, Toongagal, Wallumattagal, de los pueblos wangal y wategora. Para ellos el río era la principal fuente de alimentación y, por supuesto, la mejor vía para comerciar. 




Desde su cabecera en Toongabbie, el río fluye en dirección sur a través de los terrenos de Hospital Cumberland. Al ingresar en Parramatta Park, gira al este y atraviesa el distrito financiero de Parramatta. Ambas orillas están abiertas al público en su mayor parte, con zonas verdes y senderos, aguas abajo de James Ruse Drive. El río se alimenta de pequeñas redes fluviales y desagües de aguas de lluvia. 

Las aguas están controladas por una serie de presas, como la de Charles Street Weir en el muelle del ferry. También hay pasarelas que permiten cruzar el río. Como consecuencia de la construcción de las presas, el río crece cuando hay fuertes lluvias provocando inundaciones, especialmente en la zona del muelle y Charles Street Weir. Justo en esta zona está el límite entre el agua dulce y el agua salada y también es el límite de las mareas. 


Hasta 1970, el río fue un drenaje abierto para la industria de Sídney y, en consecuencia, las bahías centrales al sur están contaminadas con distintos metales pesados y productos químicos. Las bahías del norte se ven menos afectadas, porque Harbour Bridge no se completó hasta 1932 y, por lo tanto, el desarrollo industrial ya estaba bien establecido en el lado sur del puerto. El Dr. Gavin Birch, de la Universidad de Sídney, ha publicado una serie de artículos que muestran que el puerto de Sídney está tan contaminado como cualquier otro puerto de una ciudad industrializada. De las cinco áreas particularmente contaminadas, destaca que cuatro de ellas están en el sistema del río Parramatta. 

Actualmente, la calidad del agua es monitoreada por la Oficina de Medio Ambiente y Patrimonio de Nueva Gales del Sur, por lo que se ha vuelto medianamente aceptable salvo después de fuertes lluvias. 


El río Parramatta está sujeto a una serie de prohibiciones relacionadas con la pesca debido a sus sedimentos contaminados. En 2006, el gobierno de Nueva Gales del Sur impuso una prohibición total de la pesca comercial en el puerto de Sídney y sus afluentes, incluido el río Parramatta. Esta orden permaneció vigente hasta 2011. 

Hoy día, muchas áreas del río, principalmente las cabeceras pantanosas, han sido recuperadas. Y ya se está trabajando en las zonas donde se depositan los sedimentos contaminados. 



El río Parramatta es una de las principales fuentes de ocio para los habitantes de la zona. Hay varios clubes de vela y yates. La navegación y el remo se realizan bajo una licencia acuática otorgada anualmente por Roads and Maritime Services. El río tiene una larga asociación histórica con el remo, de hecho hay varias escuelas y clubes de remo en las márgenes del río. 

Gran parte de la costa todavía está en manos de la industria y de particulares que han fijado ahí su residencia. Sin embargo, cada vez hay más terrenos junto al mar disponibles como reserva costera, con pasarelas y carriles bici. Donde no hay acceso a la playa, las ciclovías siguen a través de tranquilas calles residenciales con secciones en las carreteras claramente marcadas para el uso de los ciclistas. 



Y llegamos a Sídney... estas vistas merecen realmente la pena

Cerca del muelle en donde desembarcamos, está el edificio de las aduanas, en cuya planta baja tienen una maqueta de la ciudad bajo un suelo de cristal por el que puedes caminar. 


Después de encontrarnos con Andrés, embarcamos para la cena-crucero por la bahía de Sídney. Empezaba a anochecer.


Los dos artífices de este magnífico día

La cena consistía en una degustación de seis platos, cada uno con sus respectivos vinos (no acabé peneque, porque combiné los vinos con mucha agua, que si no...). Si le añadimos el champán de bienvenida, ya ni os cuento... En la fotografía de la izquierda, los entrantes.

Ensalada de hierbas

Salmón ahumado con caviar


Raviolis

Filet mignon



     
                         
Pastel de limón y coco

En la noche de Sídney, fuegos artificiales... ¿se unían a la celebración de mi cumpleaños?




Y la sorpresa por parte de la organización del crucero: un espumoso con velita y el pianista tocando el "cumpleaños feliz" coreado por el personal



Un brindis por la amistad



Miércoles, 03/04/2019 


Tocaba recorrer de nuevo las calles de Sídney. Más tarde había quedado con Mónica y Andrés para comer en el Mercado de Pescado.

Sigo pensando que Sídney es una de las ciudades más bellas del mundo a nivel de arquitectura. He aquí algunos ejemplos mientras recorría el centro en busca de una tienda de música especializada para comprarle unos discos a mi hijo.

Han erigido la parte nueva sobre el edificio antiguo y lo han hecho con gusto. Para nada se siente que haya algo que desentona

  


Logré comprar una colección de Bob Dylan que debía tener un valor extraordinario, no solo por lo que me cobraron sino porque la tenían cerrada a cal y canto en una vitrina. 

Después me reuní con mis amigos para ir a comer al Fish Market, en la zona próxima a Darling Harbour que yo aún no había visitado.


Este mercado está situado en Blackwattle Bay, Pyrmont. Es el mercado más grande de su clase del hemisferio sur. Ofrece una gran variedad de pescado y marisco, restaurantes, cafés... la visita a la lonja merece la pena para asistir a la subasta. Incluso cuenta con una escuela, la Sydney Seafood School. 

Los amantes del marisco tendrán mucho donde elegir, ya que en sus tiendas se ofrece una gran variedad de productos frescos, desde los favoritos del país, como gambas, ostras, langostas y barramundis, hasta delicias más difíciles de encontrar, como erizos de mar, langostinos y cangrejos. Con más de 100 especies disponibles cada día, siempre hay algo nuevo que descubrir, especialmente para los cocineros entusiastas. 






La oferta de servicios de comida en el lugar es igualmente impresionante, con una gran variedad de cafés y restaurantes que ofrecen aperitivos y comidas centradas en el marisco, pescado y patatas fritas, sashimi, el tradicional Yum Cha cantonés y los mundialmente famosos "Donuts de sushi". En muchos de estos lugares se puede seleccionar el pescado o marisco que deseas que te preparen de entre los que se encuentran vivos en los expositores y tanques de venta y después pedir que te lo preparen al gusto. 


La mayoría de los que llevan y atienden estos puestos son asiáticos. 



Esto fue lo que pedimos nosotros: arroz con gambas, pulpitos, salmón con patatas fritas, vieiras rellenas de salmón y arroz blanco y langosta

Actualmente, el mercado está gestionado por una empresa privada, aunque en sus orígenes fue una entidad pública fundada por el gobierno del estado en 1945. Cuenta con otros establecimientos, como charcuterías, panaderías, un mercado de frutas y verduras, floristerías, tiendas de bebidas o de productos delicatessen.


En cuanto a los precios, la bandeja de pescado y marisco recién cocinado, acompañado de ensalada y patatas fritas, anda por los 68 dólares australianos, unos 47 euros. Especialmente recomendable, el sashimi de lomos de salmón o atún y las ostras. No es caro si tenemos en cuenta que se trata de un producto excepcionalmente fresco, servido en grandes cantidades, y que Sídney no es una ciudad en la que comer resulte económico. Se puede comer en el exterior, pero hay que tener cuidado con las gaviotas y los ibis, que aprovechan cualquier despiste para hacerse con la comida. 

Después de comer nos acercamos a un centro comercial próximo, The Atrium Building, para tomar el café. Conocido como U60, este edificio está situado en el número 60 de Union St., Pyrmont. 


Consta de una doble estructura de 7 y 2 plantas que están conectadas por un patio acristalado de tres pisos, el que se ve en la fotografía superior. Tiene, aproximadamente, 18 600 metros cuadrados de oficinas comerciales, complementados por 2800 metros cuadrados de centro comercial, un supermercado Coles de 2500 metros cuadrados y 158 plazas de aparcamiento en el sótano. 

A principios de 2019 había pasado por una importante reforma, que había incluido la restauración completa de la entrada y el vestíbulo de la planta baja, la remodelación de los baños de cada una de las plantas y la construcción de taquillas, duchas y un aparcamiento para bicicletas, junto con un nuevo revestimiento externo metálico distintivo de la fachada. 

Vistas desde el centro comercial
 
Desde las cristaleras del café, vista del puerto
              


   

Miércoles, 17/04/2019 


Esta fue la última excursión por Sídney antes de irme. Quería recorrer la zona de Farm Cove hasta Potts Point. Y eso hice. 


Empecé por el Jardín Botánico para descender a la parte de atrás de la Sydney Opera House. Por eso, tuve ocasión de fotografiarla desde ángulos que no son tan populares.  





Como se puede ver por el mapa, el Jardín Botánico rodea completamente Farm Cove. Y yo me fui a pie hasta la otra punta. 


Farm Cove es una entrada de marea y una bahía poco profunda en el puerto de Sídney, separada de Sydney Cove por Bennelong Point, que es donde se sitúa la Sydney Opera House. Es uno de los lugares que tiene oficialmente un doble nombre: "Farm Cove / Wahganmuggalee".

Conocida por los aborígenes de Sídney como Woccanmagully, Farm Cove era utilizada por ellos como lugar de iniciación y para la "Danza del canguro y el perro". La tierra inmediatamente adyacente a Farm Cove fue apartada poco después del primer asentamiento europeo en 1788 por el gobernador Arthur Phillip para el dominio de la Casa de Gobierno, en realidad una reserva privada para el Gobernador de Nueva Gales del Sur. Tras el fracaso de esta primera granja y el traslado de los esfuerzos agrícolas a otros lugares de la colonia, el gobernador Lachlan Macquarie estableció el Real Jardín Botánico de Sídney en torno a Farm Cove en 1816. La bahía se utilizó como fondeadero para la Marina Real Británica, la Marina Real Australiana y los buques visitantes hasta la década de 1960. 

El 3 de febrero de 1964, Farm Cove fue el lugar donde la reina Isabel II desembarcó en su primera visita a Australia. Fue la primera ocasión en la que un monarca reinante pisó suelo australiano. 

Vista del Harbour Bridge y la Opera House desde el otro lado de Farm Cove

Perspectiva de la ciudad desde el otro lado de Farm Cove




El vídeo fue tomado al llegar a la punta este de Farm Cove, a Mrs. Macquarie's Point, un mirador que separa Farm Cove de Woolloomooloo Bay

Mrs. Macquarie's Chair

La formación rocosa que se ve en la fotografía superior ha sido tallada para parecerse a un banco. Realizada en 1810 por un grupo de convictos, en la actualidad es un lugar de descanso desde el que los visitantes pueden contemplar la bahía de Sídney. Fue construida en honor de la esposa del gobernador Macquarie, Elizabeth. Macquarie fue gobernador de Nueva Gales del Sur entre 1810 y 1821 y cuenta la leyenda que su esposa solía sentarse en la roca en la que está tallado el banco para observar los barcos que llegaban al puerto desde Gran Bretaña. La inscripción está dedicada a Mrs. Macquarie's Road, que tardó 5 años en ser construida, desde 1813 a 1818, para unir la casa del Gobernador con Mrs. Macquarie's Point. 

Caminando por la orilla de Woolloomooloo Bay, llegamos a la piscina olímpica conocida con el nombre de Andrew (Boy) Charlton Pool. Fue construida para conmemorar la medalla de oro que este chico de 16 años consiguió en 1924.


El nombre actual de la bahía deriva de la primera granja de la zona, Woolloomooloo House, construida por el primer propietario, John Palmer. Hay quien dice que el nombre procede de la palabra aborigen "Wallamullah", que significa "lugar de abundancia", o de "Wallabahmullah", "canguro negro joven". En 1852, el viajero G. C. Mundy escribió que el nombre procedía de Wala-Mala, que es un lugar de enterramiento aborigen. También se ha sugerido que el nombre significa "campo de sangre", debido a las supuestas luchas tribales aborígenes que tuvieron lugar en la zona. Y otra teoría señala que procede de la pronunciación por parte de los aborígenes de "windmill" (molino de viento), por el que existió en la cresta de Darlinghurst hasta la década de 1850.

Woolloomooloo es un suburbio portuario de Sídney, situado a 1.5 km al este del distrito financiero. Se encuentra en una zona baja. El Domain se encuentra al oeste, la localidad de East Sydney está cerca de la esquina suroeste del suburbio y la localidad de Kings Cross está cerca de la esquina sureste. Potts Point queda al este. 

Esta zona era originalmente un barrio obrero y ha cambiado recientemente con el aburguesamiento de las zonas del centro de la ciudad. La reurbanización del frente marítimo, en particular la construcción de la urbanización de Finger Wharf, ha provocado un cambio importante. No obstante, el barrio, como se ve en el vídeo inferior, conserva ese aire victoriano del siglo XIX, da la impresión de estar en un barrio londinense.

La urbanización de Finger Wharf alberga apartamentos, un hotel y diversos restaurantes

Arte aborigen frente a Finger Wharf

Anuncio del restaurante chino que hay detrás


Una de las cosas curiosas que se pueden ver en esta zona es el Harry's Cafe de Wheels.

Es un icónico carrito que sirve café y pasteles en Cowper Wharf Road. LLeva funcionando más de 80 años y entre sus clientes se cuentan personajes famosos, como Frank Sinatra, Sir Elton John y el príncipe Harry, todos ellos atraídos por su conocido pastel "Tiger". Todo empezó con Harry "Tiger" Edwards, cuya frustración a la hora de encontrar un tentempié a altas horas de la noche le llevó a abrir este local en una caravana cerca de las puertas del astillero naval de Woolloomooloo. Lo bautizó como "Harry's Cafe de Wheels" y al principio las leyes le obligaban a moverlo unos 30 cm al día. Su valentía y sus probadas habilidades como boxeador le valieron el sobrenombre de "Tigre", nombre que transmitió a su emblemática tarta. Hoy cuenta con una cadena de cafés caravana en distintas partes del mundo. 

Era la hora de comer y encontré un restaurante muy agradable en Forbes St. 

Ceviche de King Fish con sandía... ¡Una maravilla!

Y el postre... delicia de chocolate con crocanti

Desde aquí subí al barrio de Potts Point, por unas escaleras que antiguamente eran de madera. 

Se trata de una zona pequeña y densamente poblada a 2km al este del distrito comercial central de Sídney. Está situada en una cresta al este de Woolloomooloo, al oeste de Elizabeth Bay y al norte de Darlinghurst. El suburbio tiene una forma más o menos trapezoidal y en su mayor extensión no tiene más de 1 km de largo por 200 m de ancho.

El barrio debe su nombre a Joseph Hyde Potts, empleado del banco de Nueva Gales del Sur, que compró aquí seis acres y medio de terreno junto al puerto, en una zona conocida entonces como Woolloomooloo Hill, que rebautizó como Potts Point. 

En el siglo XIX se construyeron varias grandes mansiones georgianas a lo largo del punto más alto de la línea de la cresta del suburbio. Varias de ellas sobreviven, como "Rockwall" y "Tusculum". Rockwall, situada en Rockwall Crescent, es una villa de arenisca de dos plantas (más el sótano) con cinco bahías y un porche que rodea la casa. Fue una de las primeras casas diseñadas por el arquitecto John Verge, entre 1831 y 1837. Es la única que tiene un jardín y es de propiedad privada. 

Tusculum, situada en Manning St., es una mansión de la época de la Regencia, de dos plantas, que también fue diseñada por John Verge. Su cliente fue el comerciante A. B. Spark, para quien se construyó la casa, entre 1831 y 1835. Era gemela de Rockwall House y se amplió en la década de 1870 con la adición de verandas en tres lados. El primer inquilino fue el obispo William Broughton. 

Otros edificios patrimoniales de la zona son la Mansions Terrace en Bayswater Road; el grupo de terrazas y casas adosadas que se extienden desde el 13 al 29 de Challis Avenue; el grupo de terrazas victorianas tardías del 1 al 13 de Kellet St.; el mirador del HMAS Kuttabul; y Bomera y Tarana en la esquina de Wylde St. y Cowper Wharf Roadway. Todos estos edificios están inscritos en el Registro del Patrimonio Nacional. 


 




Edificios con detalles Art Déco

Elizabeth Bay House

La casa de la foto superior es una vivienda del estilo colonial de la Regencia catalogada como patrimonio y transformada en la actualidad en un museo. Con un alto costo, fue en su día la casa más elegante de la colonia, rodeada por un extravagante y a la vez hermoso jardín. Cuenta una historia típica de Sídney, una historia que habla de ambición y pasión, de riqueza y ruina. 

Con excelentes vistas sobre el puerto de Sídney, Elizabeth Bay House brilla como un templo griego. Y, a pesar del tiempo transcurrido, sigue despertando el deleite y asombro del visitante. Sus elegantes habitaciones y sus finas proporciones, sus amplias escaleras y su fastuoso mobiliario revelan los gustos y aspiraciones de su propietario original, Alexander Macleay, después del gobernador el funcionario más importante de la Sídney colonial. Sin embargo, fueron sus jardines los que mejor expresaron sus gustos y pasiones que, en la recesión económica de la década de 1840, le empujaron a la ruina. 

Cuando la casa ya se había dividido en apartamentos, uno de sus inquilinos vio cómo en la bahía un submarino japonés torpedeaba el ferry Kuttabul. 




La mezcla de estilos es constante en el barrio. En la foto, en esos apartamentos que están en proceso de restauración, podemos ver el estilo misionero español traído desde California en el primer cuarto del siglo XX. 

Y los edificios modernos en un pequeño rincón de Rush Cutters Bay.



Me dirigí luego a Kings Cross. Conocida coloquialmente como The Cross, la zona fue en su día famosa por sus salones de música y grandes teatros. Se transformó rápidamente después de la Segunda Guerra Mundial por la afluencia de las tropas que regresaban y estaban de visita en la cercana base naval de Garden Island (a cuyas puertas había llegado yo antes). LLegó a ser conocido como el distrito de entretenimiento nocturno y de luces rojas de Sídney; sin embargo, muchos clubes nocturnos, bares y locales de ocio para adultos cerraron debido a las leyes de Sídney. En la actualidad, es una localidad mixta que ofrece servicios como una estación de ferrocarril, gimnasios, supermercados y panaderías, así como nuevos locales de entretenimiento que incluyen bares, restaurantes, clubes nocturnos, burdeles y locales de striptease. 

Uno de sus atractivos es The Alamein Fountain


Se trata de una fuente que conmemora el papel del ejército australiano en el sitio de Tobruk, en Libia, y en la batalla del Alamein, en Egipto, durante la Segunda Guerra Mundial. Una pena no haberla visto de noche, dicen que se vuelve un espectáculo etéreo.


Mi cara roja, aunque no lo creáis, no es de beber, sino de andar. Si os fijáis en un plano de Sídney, el recorrido de ese día fue larguísimo y además hacía mucho calor y la ropa no me ayudaba (al salir de Parramatta el cielo estaba negro, pero en Sídney acabó haciendo un día precioso). 

Y andando, andando, llegué de nuevo al centro de la ciudad con sus bellísimos contrastes arquitectónicos.



Para rematar el día, un Aperol Spritz, algo que en su día había descubierto en Cerdeña. 

Tres días después de este recorrido dejé Australia rumbo a Japón. Pero eso es otra historia...




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