Portugal Norte - Región de Braga: Barragem da Queimadela y Guimaraes
Jueves, 29/08/2019:
Barragem da Queimadela
Era nuestro último día en Fafe y había que aprovechar, ya que al día siguiente teníamos que recoger a Pili en Vigo por la mañana para después dirigirnos a otra zona, más próxima a Viana do Castelo. Empezamos por "A Barragem da Queimadela". Se trata de una especie de playa fluvial con zonas de picnic y condiciones adecuadas para la práctica de deportes náuticos no contaminantes. Hay también una zona de concesión para la pesca deportiva y se pueden hacer, además, diferentes rutas cortas de senderismo.
Guimaraes
Hay mucho que decir sobre esta villa portuguesa, pero no vamos a dar un montón de datos, solo algunas pinceladas para que os entren ganas de visitarla. A mí me encanta y a Chus le pareció preciosa.
Guimaraes se considera la cuna de Portugal porque aquí nació Afonso Henríquez, que se convertiría en el primer rey de Portugal. La UNESCO catalagó la zona centro de Guimaraes como Patrimonio Mundial. En la actualidad, la ciudad cuenta con un bello conjunto patrimonial que se puede ver en las graciosas barandillas de hierro, balcones y pórticos de granito, casas señoriales, arcos que unen calles estrechas, losas del suelo pulidas por el paso del tiempo, torres y claustros. Casi podemos sentirnos transportados a un escenario medieval.
Nosotras empezamos la visita en el castillo, que data del siglo X y está íntimamente relacionado con el nacimiento de Portugal como nación. Clasificado como Monumento Nacional, el 7 de julio de 2007 fue elegido como una de las Siete Maravillas de Portugal.
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Puerta de entrada |
Vistas desde el interior del castillo en distintas direcciones. En la foto superior podemos ver el palacio de los Duques de Braganza.
A escasos metros del castillo se alza el magnífico palacio de los Duques de Braganza que vimos en una de las fotos superiores. Fue construido en el siglo XV, por orden de D. Afonso, hijo ilegítimo del rey D. Joao y de Dona Inés Pires Esteves, primer duque de la casa Bragança y octavo conde de Barcelos. Sus torres almenadas y las chimeneas cilíndricas de ladrillo destacan sobre cualquier punto del centro histórico de la ciudad. Este palacio se deterioró considerablemente durante siglos, cuando la poderosa familia se trasladó a Vila Viçosa, en el Alentejo, pero fue magníficamente restaurado para ser utilizado como residencia presidencial de Salazar. En la visita se pueden ver sus numerosas habitaciones, que albergan una gran colección de tapices flamencos, armas de los siglos XV y XVI y una capilla con fantásticas vidrieras.
Ante el palacio
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Patio interior del palacio Desde el patio se pueden ver las vidrieras de la iglesia en el piso superior |
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Las chimeneas cilíndricas |
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Comedor del palacio y uno de sus fantásticos tapices |
Desde el palacio fuimos callejeando hasta el centro histórico.
Preciosa fachada de una iglesia cercana al palacio y la calle que baja desde el palacio hasta el centro
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Fuente en el camino de bajada |
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Decoración mural |
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Chus en las escaleras de entrada de una casa |
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Uno de esos arcos que unen los edificios en las calles estrechas |
Curiosas balconadas en las casas
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Casas y balcones típicos de Guimaraes |

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Entrada gótica de la iglesia de la Colegiada |
En un lado de la plaza se alza el Padrao do Salado, monumento medieval que se ha convertido en un símbolo de la ciudad
Vamos a detenernos por un momento en esta curiosa construcción. Se trata de un monumento único en Portugal por sus características. Su construcción fue ordenada por el monarca portugués Dom Afonso IV, en 1342, para conmemorar la victoria en la batalla de las orillas del río Salado, en Tarifa, Cádiz. En esa batalla, los portugueses combatieron aliados con los castellanos contra los musulmanes, los cuales sufrieron su primera gran derrota desde la batalla de Poitiers.
Se trata de un alpendre con bóveda de piedra que descarga su peso sobre cuatro arcos apuntados sustentándose sobre pilastras. En su interior, alberga un cruceiro. En el vértice de los arcos están grabadas las armas de Dom Afonso IV, O Bravo, y en la base del crucero, las armas de la casa real portuguesa.
Nos sentamos un ratito en uno de los cafés del Largo da Oliveira y después decidimos volver al coche.
Anécdota del día: en un momento dado, una gitana nos llamó para leernos la mano. Chus se alejó enseguida pero yo, ingenua de mí, se la di con la idea de luego darle un par de euros. ¿Un par de euros? ¡Me timó 20!!! Me empezó a decir que yo tenía mal en el cuerpo por las envidias y sobre todo mal en las rodillas (lo cual, como le dijo Chus a una pareja que junto con ella me observaban a cierta distancia, no era tan difícil de adivinar teniendo en cuenta que llevaba una rodillera puesta, jajajajaja). Y también mal en la espalda (también fácil de deducir porque las personas que tienen problemas en las piernas lógicamente acaban teniendo problemas en la columna). El caso es que dijo que tenía que limpiar aquellas envidias y que tenía que darle el dinero para las misas. Regateamos, pero la tía no se movió de los 20 euros. Y se los di. ¿Por qué? pues porque yo le tengo mucho respeto a esas cosas y pensé que si no se los daba lo mismo me echaba una maldición jajajajajaja.
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