lunes, 6 de enero de 2020

Septiembre 2018: Sintra y alrededores (Chus, María y Pili) - Parte 3

Primer viaje de las futuras "Chicas viajeras"

Sintra y alrededores

Domingo, 16/09/2018:

Palacio Nacional de Sintra, Convento dos Capuchos, Cabo da Roca, Azenhas do Mar, Cascais 

Dedicamos el día siguiente a visitar diferentes lugares:

Palacio Nacional de Sintra

La historia de este palacio se remonta a la ocupación musulmana de la Península Ibérica. El primitivo palacio, del siglo XI, pasó a manos de la corona portuguesa tras la conquista de Lisboa (1147) por D. Afonso Henriques, primer rey de Portugal. Las primeras reformas se llevan a cabo en 1281 por iniciativa de D. Dinis. Más tarde, a lo largo de los reinados de Joao I y Manuel I, se añadieron nuevos cuerpos constructivos, tomando su aspecto actual desde mediados del siglo XVI. Destacan la disposición del edificio en altura, adaptándose al terreno rocoso; la organización intimista de los patios interiores a cielo abierto, en los que se puede escuchar el rumor del agua; sus ventanas geminadas con arcos peraltados, y los ricos revestimientos de azulejos con motivos geométricos... todo ello pone de manifiesto los vínculos mudéjares de los artífices que edificaron y embellecieron el palacio.

Es Patrimonio Mundial de la Unesco y uno de los palacios más peculiares de Portugal gracias a sus dos chimeneas cónicas que pueden observarse  casi desde cualquier punto de Sintra. También se lo conoce como Palácio da Vila y fue residencia real hasta la instauración de la República, cuando pasó a ser utilizado como edificio público con fines culturales.

Aquí dejo la película de la visita a este Palacio:





Convento dos Capuchos

Se encuentra dentro del Parque Natural de la Sierra de Sintra, a unos 8 km de la pequeña ciudad portuguesa. Se trata de una pequeña construcción en piedra, muy humilde, como corresponde a una orden, la de los monjes franciscanos, que hacía voto de extrema pobreza. Tiene un cierto halo de misterio y logra impactar por su austeridad (no resulta difícil imaginar a los ocho franciscanos que lo habitaron haciendo penitencia entre sus angostas paredes). Las celdas eran habitáculos muy pequeños y presentan un espacio en la roca para dormir (los monjes ni siquiera podían dormir estirados, lo que da idea de las durísimas condiciones de vida que se imponían).


Chus y Pili en la escalinata de acceso al convento, oculto tras las piedras del fondo

Escalinatas de acceso. Las piedras lo ocultaban a miradas ajenas


Consultando el plano para localizar cada una de las partes del convento


Chus y Pili en el interior del convento de los Capuchos

Pili y yo en el interior del convento
Interior del convento

La Capilla del Senhor dos Pasos en la que todavía se pueden apreciar restos de los azulejos azules que representan escenas de la Pasión de Cristo. Junto a ella, la iglesia, con la Sala do Coro Alto desde donde se entonaban los cánticos durante las misas
La cocina
Interior del convento
Pila a la que llegaba el agua
Simpática foto en la que se puede imaginar el agujero que hay bajo mis posaderas y para qué sirve este cuarto

Exterior del convento. Pequeña capilla

Cabo da Roca
  
He estado en el Cabo da Roca muchas veces y tanto si lo vemos con niebla como con sol, o con viento o frío, es un lugar de impresionante belleza. En este caso, había niebla, pero se disipaba de vez en cuando para permitirnos ver la altura y grandiosidad de los acantilados así como la inmensidad del mar que se pierde más allá de lo que podemos percibir con nuestra vista.
Se considera que el Cabo da Roca es el punto más occidental de la Europa continental y así se atestigua en un certificado que puedes comprar y que confirma que has estado allí. Como decía Luis de Camoes, al referirse a él, el cabo es: "donde la tierra se acaba y el mar comienza". 



Es una zona de costa situada a unos 15 km al norte de Cascais y unos 20 km al oeste de Sintra. Su principal atractivo son sus acantilados, con una altura de 140 m sobre el nivel del mar. Las vistas son fantásticas y quizá no sea una experiencia tranquilizadora para quien tenga vértigo o niños a los que les guste mucho acercarse a lugares peligrosos. No es la primera persona que fallece al caer al mar desde lo alto. 

En las fotos se ve cómo la niebla iba y venía:





























Azenhas do Mar

Habíamos leído en una guía que muy cerca, a 15 min en coche desde Sintra, se encontraba un pequeño pueblo encaramado en lo alto de un acantilado: Azenhas do Mar. Y nos pareció interesante visitarlo una vez que estábamos tan cerca. Pero antes nos detuvimos en Praia Grande y en concreto en el Restaurante Norteda, que elegimos por el maravilloso olor que salía de su cocina. Para muestra de sus platos, fotos de los postres:

 

Cuando se llega a Azenhas do Mar por la carretera de la costa, te topas con la típica imagen que caracteriza al pueblo:


Imagen de Azenhas do Mar desde el mirador de la carretera

 

El oleaje del Atlántico bate aquí con fuerza y se aprovecha para llenar unas piscinas naturales en la base del acantilado.

          


Praias y Cascais

Tocaba hacer ya el camino de regreso. Pero tuvimos aún tiempo para detenernos en una playa al lado de la ya conocida de O Guincho. Muchas risas: mientras Pili se acercaba a la orilla para mojar los pies y calibrar la temperatura del agua, Chus y yo nos quedamos sentadas en la arena junto a las escaleras de acceso. Cuando Pili regresó, decidimos irnos. El problema es que si yo me siento en el suelo luego me resulta muy complicado levantarme. Chus y Pili intentaron ayudarme colocándose frente a mí y tirando de mis brazos, pero lo único que conseguían era que yo chillase muerta de risa viendo que no me iban a levantar y se iban a caer ellas encima de mí. Y ENTONCES APARECIÓ EL PRÍNCIPE AZUL, JAJAJAJAJA: un portugués muy bien vestido que subía desde la orilla acompañado de tres señoras mayores (luego supimos que una de ellas era su abuela y las otras dos las amigas de esta) se detuvo y sonriente nos dijo que esa no era la forma de ayudarme. Se ofreció a mostrar cómo había que hacer y Chus y Pili se apartaron dispuestas a aprender. Y cuando las tres pensábamos que nos iba a enseñar una técnica para lograr levantar a una persona desde el suelo, se puso también frente a mí, me tendió sus brazos y, cogiéndome por las manos, dijo: "ven aquí, cariño"... tiró y voilá: ya estaba en pie. Menudas risas que nos trajimos a cuenta de la frasecita de marras. Muy interesante el hombre, muy atractivo y muy simpático, jajajajaja.

 


Desde allí, nos dirigimos a Cascais, que Pili no conocía. Fuimos directamente a ver "A boca do Inferno". Se trata de un conjunto de formaciones rocosas de caliza, erosionadas por el mar durante siglos, en las que el agua ha formado cavidades por donde se cuela el agua provocando un sonido "infernal" (de ahí su nombre). También hay una leyenda que habla de un hechicero que había raptado a una joven muy hermosa y ordenó su custodia a un soldado que se enamoró, a su vez, de la chica. Soldado y doncella decidieron fugarse juntos, pero, cuando estaban a punto de lograrlo, el hechicero los vio y, mediante un conjuro, consiguió que las rocas a sus pies se abriesen engullendo a la pareja con un tremendo estruendo.

  

Dimos unas vueltas por las calles de Cascais, uno de los pueblos con más encanto de los alrededores de la capital portuguesa. Tomamos unas cañas y, como ya no podíamos más, después de haber pasado todo el día de un lado para otro, regresamos a Sintra. 

   



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